Toda noticia vinculada a la muerte es de por sí dolorosa, eso ya lo sabemos. Algunas causan más congoja que otras, especialmente cuando es sorpresiva, cuando la persona que se va es todavía joven, con talento, lucidez e historia, todo lo que hace a un ídolo popular. Por eso es que la noticia de la desaparición de Pil Trafa (el nombre artístico de Enrique Chalar), legendario cantante de Los Violadores y Pilsen y parte de la historia grande del punk en Argentina, no solo nos llena de pena sino también de estupefacción y desconcierto. Los pocos y tristes detalles, a continuación.

Enrique Héctor Chalar falleció ayer 13 de agosto en su hogar de la ciudad de Lima, Perú, víctima de un paro cardiorrespiratorio: hasta el momento no trascendieron otros detalles. La noticia apareció repentinamente y sin anestesia en las redes sociales de Pilsen, su actual banda, con la que semanas atrás había ganado el Premio Gardel gracias a su álbum «Carne, Tierras Y Sangre» en la categoría «Álbum Pesado/ Punk». «No hay palabras que alcancen para expresar nuestro pesar. Acompañamos especialmente a su mujer y a su hijo en este momento y abrazamos a todos sus seguidores que tanto significaron siempre para Pil. Pil Chalar 1959 – 2021 a la eternidad», dice la frase final de la despedida publicada por su cuenta oficial, y sintetiza lo que todos sus fans, amigos y colegas sienten en este triste momento.

Hijo único de una modista y un operario de una fábrica de vidrio, Pil había nacido el 1º de febrero de 1959, en el porteñísimo barrio de Villa Urquiza. Tras descubrir el rock de la mano de los Beatles primero y del rock progresivo y nacional después, allá por junio de 1978 se encontró con el punk tras leer un artículo escrito por Alfredo Rosso sobre el por entonces flamante movimiento en el nro. 23 de la revista Expreso Imaginario (que pueden descargar y leer aquí); además de permitirle descubrir a bandas como los Sex Pistols y The Clash, le despertó el interés por todas las razones correctas… e incorrectas: «Me acuerdo que El Expreso Imaginario decía que [las bandas punk] eran una basura, lo peor, que eran para dárselo al árbitro. Yo no nací músico, nadie en mi familia toca, y vi una oportunidad en el punk para los que no estudiamos música. Porque en aquella época era todo jazz rock y sinfónico, todo virtuoso, todo prolijo. Yo necesitaba otra cosa».

Poco tiempo después conocería a Pedro Braun y Gustavo Fossa, los futuros Hari B y Stuka, con quienes formaría Los Violadores junto al batero Sergio Gramática y el Polako, el bajista Robert Zelazek luego de otros intentos de bandas con nombres tales como Los Inhóspitos de Tutankamon y Don Gato y su Pandilla. Hablando de nombres, su propio apodo Pil Trafa provino de un juego de palabras nacido gracias a una remera de PiL (Public Image Ltd., la banda post-Pistols de John Lydon, ex Johnny Rotten) que usó en un recital y a su notoria delgadez.

Con Los Violadores grabó varios discos y permaneció en la banda hasta su compleja separación en 1992; posteriormente formó Pilsen, Stuk@Pil y Los Violadores De La Ley, además de tocar y/o colaborar eventualmente con distintas bandas y artistas (Beso Negro, la Fernández Fierro, etc.) y actuó en la película «Sobredosis» (1986), datos que pueden encontrarse a lo largo y a lo ancho de internet. Pil pasó las últimas décadas de su vida dividido entre Lima y Buenos Aires ya que en 1997 conoció a la peruana Claudia Huerta, productora de espectáculos, quien fue madre de su único hijo, Ian. Junto al periodista Juan Carlos Kreimer (autor del famoso libro «Punk, La Muerte Joven») co-escribió «Más Allá Del Bien Y Del Punk – Ideas Provocadoras», uno de los últimos grandes testimonios de su lucidez, su capacidad de observación y su talento.

Mucho puede hablarse de la figura de Pil, de su carrera, de su arte y de su obra; en este caso dejamos el repaso pormenorizado para otra ocasión y los dejamos con lo que entendemos es lo más importante: los sentidos testimonios de quienes lo conocieron, trataron y quisieron (al menos una parte, porque al momento de escribir estas líneas se siguen sumando más y más) y trataron y por supuesto, un botón de muestra de su música, el legado que seguramente Pil querría que se recuerde… y se disfrute. QEPD.

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