En el verano de 1971, el flower power se estaba marchitando. La prosperidad y el optimismo contracultural de la década de 1960 habían sido reemplazados por una alta inflación, el aumento del desempleo y una tasa de divorcios en aumento. Para muchos adolescentes, el álbum «Who’s Next» de The Who capturó la incertidumbre de los tiempos difíciles y destruyó las esperanzas en una América y una Inglaterra viejas y oxidadas. Lanzado hace 50 años el 14 de agosto, el quinto álbum de estudio de The Who es posiblemente el trabajo más dinámico y conmovedor de la banda inglesa. Sorprendentemente, Polydor, el sello que lanzó el álbum, no está celebrando su aniversario con un box set o algo parecido, pero a no perder la calma: MADHOUSE no se olvida y aquí está un necesario repaso por una de las obras cumbres de la banda y de la historia del rock todo¿Qué sigue ahora? Ah no, QUIÉN sigue ahora: los dejamos con la nota, con toda la onda y sin más juegos de palabras.

The Who, allá por julio de 1971 en Surrey, Inglaterra, presenta su nuevo álbum. ¡El fotógrafo pigmeo presente en el evento sin duda llamó la atención de los músicos!

EL BACKGROUND. Pete Townsend, John Entwistle, Roger Daltrey y Keith Moon habían despedido los años 60- años que fueron su cuna- con todos los honores: “Tommy” no sólo había sido un éxito comercial, también elevó la estatura musical de la banda gracias a un álbum que los convirtió en pioneros en materia de obras conceptuales dentro del rock. La nueva década había arrancado para ellos con “Live At Leeds”, un soberbio registro en directo que ratificaba la idea generalizada de que el cuarteto inglés nunca había podido plasmar en estudio la potencia que alcanzaban en materia de decibeles cuando pisaban un escenario. Sin embargo, a la hora de volver a trabajar en nuevo material, Pete Townsend en su condición de cerebro creativo, parecía firmemente decidido a retomar la senda experimental de “Tommy”. El proyecto llevaría por nombre “Lifehouse”, con el cual el primer rompeguitarras de la historia se proponía llevar las cosas más allá en cuanto a complejidad. En su intento, llegó a tal punto de extravagancia que la idea detrás del concepto era más o menos así: grabar en un teatro una ópera rock de ciencia ficción que narrase la vida en un futuro distópico. En las sesiones de grabación dentro de ese teatro se iba a permitir, además, la presencia del público. Luego ese proyecto de álbum conceptual grabado en directo tendría, como ocurriría con ¨Tommy”, su respectiva película basada en el mismo.

Minishorts, cinturones, pelos lacios: el aviso de la época con las chicas de la época

EL CLIMA INTERNO. El afiebrado plan no fue bien visto ni por el resto de la banda, ni por su productor, ni por la discográfica, así que Townsend tuvo que meterse sus planes…, en la funda de su Gibson Les Paul. Así nacería “Who´s Next”, uno de los trabajos más celebrados en la carrera de los ingleses, que no es otra cosa que un disco de rock con grandes canciones, y un sonido potente emparentado con lo que la banda había podido plasmar en vivo en “Live at Leeds”. “De ser un grupito de pibes londinenses enojados y con ganas de rockear, pasamos a ser una banda demasiado pretenciosa. Y el responsable de eso era yo mismo, que estaba demasiado metido en el misticismo y en una búsqueda espiritual. Entendí que teníamos que volver a nuestras raíces”, declaraba el propio Pete al respecto.

Luego de quince horas con sus noches de esfuerzos denodados, los Who logran poner la columna de hormigón donde la quería el fotógrafo. Moon no quiso herniarse, claro.

EL ARTE DE TAPA. Como primera carta de presentación, es inevitable comenzar por la tapa del álbum, la cual no sólo es una de las más icónicas de la historia, es también una de las más escatológicas. En ella podemos ver a los cuatro The Who en un descampado, orinando sobre un enigmático monolito gris y rectangular. La imagen es hasta hoy objeto de múltiples interpretaciones. Algunos creyeron ver en esa extraña construcción que aparece en portada una referencia a una muy parecida que en el film “2001: A Space Odity”, utiliza Stanley Kubrick. Otros, por el contrario, aseguran que ese bloque abandonado en medio de la nada no representa otra cosa que al descartado “Lifetime” y al grupo mostrando de una manera por demás explícita el desprecio que terminaron sintiendo por el mismo. Una tercera, y quizás la más interesante, sostiene que la imagen representa a la banda ingresando en una nueva década marcando territorio frente a las nuevas tendencias que asomaban en la escena.

La historia propiamente dicha de la foto y su producción es asimismo fascinante: el 7 de mayo de 1971 los Who hicieron el primero de una serie de conciertos en pequeños lugares para probar y refinar el nuevo material, culminando esa minigira el 23 de mayo ante 2000 personas en el Caird Hall de Dundee, Escocia. Después de pasar la noche cerca del lugar, la banda se dirigió de regreso a Londres en una mañana de lunes gris y con una persistente llovizna. Townshend iba al volante lliderando una caravana de cuatro coches, conduciendo muy por encima de los límites de velocidad, con el fotógrafo estadounidense Ethan Russell acostado en el asiento trasero. La banda ya conocía a este profesional cuando fotografió el «Rock and Roll Circus» de los Rolling Stones; Russell, entonces de 26 años, ya había alcanzado la fama por aquel trabajo y por tomar las fotos que se convertirían en la portada del álbum «Let It Be» de los Beatles.

«Si me dicen que el disco vende, me visto de lo que sea. Pero siempre con dignidad, eh», asegura un solemne Moon.

La banda había estado lanzando ideas para la portada de un álbum durante un tiempo. Las ideas rechazadas incluyeron a Keith Moon disfrazado de mujer (o con ropa S&M) y una mujer desnuda y corpulenta con sus partes íntimas reemplazadas por fotos de los miembros… de la banda, claro. Russell tomó algunas fotos, incluida una sesión con Moon en varios atuendos, con la cual Townshend no estaba satisfecho y quería intercambiar ideas con más opciones artísticas. Russell recuerda que «En busca de ideas, los acompañé a varios conciertos; la forma de manejar de Pete me asustó tanto que me acosté en el asiento trasero. Me asusté. De camino a casa, Pete conducía rápido de nuevo. Vi tres o cuatro de esas cosas de concreto y no sabía qué eran. Redujo la velocidad en una rotonda y me preguntó si tenía alguna idea, y le hablé de esas formas».

«Suerte que no measte, Keith, porque si hubiera control antidoping vas muerto», bromea Russell. El batero está en otro planeta.

Townshend probablemente conducía por la ruta A19, pasando cerca de Easington Village. Salieron de la carretera y se dirigieron hacia la costa, hasta llegar a Easington Colliery, una ciudad costera en una zona gravemente dañada por un siglo de actividades mineras de carbón, donde los escombros cambiaron el paisaje a colinas onduladas de desechos industriales. Incrustados en la colina ondulada de escombros había una serie de columnas o pilotes de hormigón. La banda bajó de los autos y Russell comenzó a hacer tomas de prueba con una cámara Polaroid: «Todos caminamos hacia la columna entre la escoria, con el cielo gris y lluvia ocasional», recuerda el fotógrafo. «Al principio les ordené que reaccionen como los simios y los astronautas a la losa negra en ‘2001’, la película de Kubrick: acercándose con cautela a la columna, con los brazos en alto, casi tocándola. Hicimos muchas poses diferentes y luego Pete empezó a orinar y yo me dejé llevar, por así decirlo. Pete había orinado en la columna… Pensé ‘¡OK!’ Fueron unas ocho tomas. A excepción de la de Pete, la ‘orina’ era agua que vertimos sobre el cemento. ¡Los demás no tenían ganas de mear! Fue totalmente espontáneo. Lo intentamos, pero no podés hacer un brainstorming sobre ese tipo de cosas». Para la versión final del álbum, Russell superpuso el cielo de una de las primeras sesiones de fotos.

Si bien muchos ven la portada del álbum como una declaración icónica, Townshend la detesta: «Es una mierda… La odio. Es algo horrible. Simplemente horrible. Por supuesto que no me gusta. No tiene ninguna consecuencia artística. Ni vínculo con la música. No tiene sentido. Son cuatro tipos que se bajan de un auto y mean contra un trozo de cemento. Fue fotografiada por un excelente fotógrafo como Ethan Russell, quien, gracias a Dios, realmente me gustó y usé de nuevo para ‘Quadrophenia’, pero odio esta tapa, odio la contratapa, creo que es repugnante. Supongo que la idea era que ‘2001: A Space Odyssey’ era la película del momento y estábamos enojados por el famoso monolito, lo cual es aún más estúpido porque creo que todos pensamos que la película era fabulosa. No hay ironía en ello, no hay verdad en ello… En fin, ¿podemos hablar de otra cosa?»

«Bueno, el sonido del álbum ya lo tengo. Ahora tengo que averiguar dónde está la puerta para salir de este bolonki de consolas, cintas y cosas», se lamenta Townshend.

LA MÚSICA. La orientación musical de “Who’s Next”, que nos enseña a una de las bandas más importantes de la década anterior volviendo a sus raíces y recuperando su crudeza, parece respaldar esta última visión. Vale aclarar, y quizás allí radique el principal logro del disco, que si bien The Who luce aquí la polenta sonora que los hizo célebres, lo hacen poniéndose a la altura de los tiempos que corrían. La idea era recuperar el espíritu del grupo, pero no por eso repetirse. “Who’s Next” traería nuevos elementos a la música del cuarteto. Los sintetizadores eran la gran cosa nueva por entonces, y la banda los iba a incluir para aggiornar su sonido, como bien podemos escuchar en la intro de “Baba O’Riley”, el tema inicial. La canción se convertiría en uno de los grandes clásicos del cuarteto y debe su nombre a la admiración que Townsend sentía por el músico experimental Terry Riley, y por su maestro espiritual, el gurú Meher.

BABA O’RILEY +10. Por sugerencia de Keith Moon, se incluyó al violinista Dave Arbus, dándole un final con un aire folk a la canción que poco tiene que ver con su primera parte claramente orientada al hard rock. “Bargain” comienza con una intro en reversa, para dar paso a uno de esos “power riffs” que son marca registrada de Townsend. “My Wife” también trae algunas sorpresas, de la mano de unos arreglos de vientos que rescatan al tema cuando amenaza con aburrir. “Behind Blue Eyes” no sólo es la balada más popular del grupo, también sirve de lucimiento para la voz de Daltrey, que pocas veces sonó tan emotiva como acá: “Fue la canción que más trabajo me dio grabar, pasé horas preparándola. Mi voz está doblada, y ahí está su fuerte. Estoy muy orgulloso con las armonías vocales que hice”, afirma el guitarrista y cantante.

WON’T GET FOOLED AGAIN. En las antípodas está su desempeño vocal en el megaclásico “Won’t Get Fooled Again”, en los que vuelve a ser ese cantante rudo y pendenciero que conocemos. No es para menos. El tema reflejaba, en su letra y en la furia de sus acordes, el descontento que la situación política mundial habían despertado entre los jóvenes de entonces, una época donde la idea de un cambio real del estado de las cosas había dado paso a un marcado escepticismo que Lennon supo resumir a la perfección con su frase “el sueño terminó”. Keith Moon vuelve a mostrar en este tema que lo suyo era un hermoso caos percusivo a la hora de sentarse detrás de los parches.

Glyn Johns se pregunta si acaso él sería el próximo… en realidad no, porque esta es la última foto.

LOS PARTÍCIPES NECESARIOS. Moon contó con el aval de Glyn Jhons (conocido por su labor con Beatles, Rolling Stones, Humble Pie, Led Zeppelin), quien como productor artístico lo respaldó en su idea de darle mayor peso y protagonismo a la batería que en los trabajos anteriores del grupo. Sosteniendo todo como siempre, detrás de los guitarrazos de Townsend y del revoleo de palillos de Moon, John Entwistle deja en claro que era el responsable de darle a la música una necesaria cohesión por sobre los excesos sonoros de sus compañeros. Medio siglo después, “Who’s Next” sigue siendo considerado por la crítica especializada y por los fans como un momento sobresaliente dentro de una discografía cargada de títulos importantes. Sin embargo, Roger Daltrey no tiene dudas a la hora de elegir: “Fue el mejor álbum que grabamos. Era la primera vez que entrabamos al estudio con todo el material ya trabajado y teniendo perfectamente claro que íbamos a hacer ahí. Glyn (Johns) fue fundamental en su rol de productor, nos enseñó una nueva modalidad de trabajo. Cada uno de nosotros tenía perfectamente claro que tenía que hacer individualmente para que el todo sonara genial”, recuerda el cantante evocando ese momento dorado en la carrera de The Who… ¿quién sigue ahora? No, QUÉ sigue ahora: los dejamos con la música del álbum para que descubran o recuerden (según el caso), y por supuesto disfruten.

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