Hoy 13 de septiembre se cumple un mes de una de las noticias más dolorosas en lo que va del año para el mundo del rock y de la música toda: el fallecimiento de Pil Chalar, el recordado cantante de Los Violadores y Pilsen y un icono y un pionero del punk hecho en Argentina. Para recordarlo, convocamos a gente –músicos, managers, periodistas, etc.- que compartió trabajos, música y vivencias con él, pero sobre todo que lo quisieron y apreciaron, para que den su testimonio en video contándonos cómo recuerdan a Pil y qué música eligen para tenerlo presente. Pasen, vean, escuchen y emociónense.
Treinta días después de su desaparición física, los ecos de su música y de su vida no se acallan y de hecho, se resisten a hacerlo. No es para menos: Enrique Héctor Chalar, también conocido como Pil Chalar, Pil Trafa (apodo que detestaba) o simplemente Pil ha dejado un vacío muy difícil de llenar no solo en la escena del rock vernáculo sino entre sus amigos, sus colegas, sus seres queridos y su público, claro; para todos su desaparición ha sido difícil de sobrellevar.
Quizá no tan tenido en cuenta por los grandes medios, de esos que siempre manijean a otras personalidades de la escena rockera local, Pil no fue una estrella de reparto ni un músico adocenado ni muchísimo menos intrascendente: quizás su fallecimiento golpeó tanto y tan duro porque no solo significó (para mucha gente) la pérdida de un ídolo y de una figura clave de una época, sino de un amigo casi, de alguien que acompañó e inspiró sueños, ideas y juventudes; de un músico que no solo fue pionero del punk en su país natal en épocas terribles para cualquier intento de expresión (y donde ser punk equivalía a arriesgar la vida, literalmente), sino que también supo ir más allá, incorporando estilos, desarrollándose y creciendo siempre. Y no solamente eso: como músico y como artista, Pil tuvo el don de combinar vuelo y sencillez, expresando su mensaje y sus ideas con lucidez, animándose a denunciar, a combatir, a ir al frente. Cualidades que nunca perdió y que lo acompañaron hasta el final. En suma, Pil fue cualquier cosa excepto un artista cualquiera, justamente.
Quien estas palabras escribe lleva ya varios años y varias muertes sobre sus espaldas y alguna que otra reflexión al respecto; quizá uno pueda acostumbrarse al hecho de que todo tiene un final y que nada es para siempre, aunque eso no implica que el hecho de decir adiós a una figura tan querida resulte menos doloroso. Y tampoco que uno va a tener siempre a mano las palabras justas para acompañar, si no amortiguar, la pena que producen finales tan inesperados como el de Pil. Una persona a la que tuve la suerte de conocer allá por los lejanos años ochenta, y a la que tuve el infortunio de no haber tratado tanto como me hubiera gustado; alguien que siempre me inspiró, desde la primera vez que lo vi en vivo en un oscuro teatro de la avenida Corrientes, allá por 1982 y pocos días después del final de la guerra de las Malvinas, cantando en contra de la represión, hasta la última vez que hablamos, un poco más cerca en el tiempo y en un bar de Palermo, en ocasión del retorno final de Los Violadores; siempre lúcido, siempre cálido, siempre inteligente, una persona con la que daban ganas de conversar e intercambiar ideas.
No es mucho lo que pueda agregar, porque a decir verdad, si bien conocidos, nunca llegamos a tratarnos tanto como para ser amigos. Y mientras pienso que quizá fuera mejor que estas palabras las escribiera alguien que sí haya tenido una amistad más profunda con Pil y que sepa más de su vida y obra que yo, que seguramente habrá, al mismo tiempo estoy feliz porque lo que estoy haciendo es presentarles a mucha gente que sí lo conoció, trató, quiso y admiró y que tiene cosas para contar sobre su vida, su obra y su influencia mucho mejores y más reveladoras de lo que aquí podríamos hacer a través de una reseña biográfica cuyos datos seguramente encontrarán con facilidad a lo largo y a lo ancho de toda la Internet, donde podrán enterarse de cuándo nació, qué discos editó, por donde viajó y todo lo que se les ocurra; tal vez para otra ocasión. En esta, nosotros elegimos recordarlo a nuestra manera.
A lo largo del video que van a ver a continuación, dirigido y editado magistralmente por Nicolás De Los Santos y con la colaboración inestimable de nuestro amigo y colega Mariano Asch, van a encontrarse con los testimonios de Sergio Gramática, el Polaco Zelazek, Mundy Epifanio, Michel Peyronel, Sissi Hansen, Andrés Vignolo, Sergio Vall, el Tucán, Beto Zamarbide, Esteban Cavanna, Michael Reichel, Mauricio Paniagua, Breiti, Vom, Biko, Cumpa, Vicho, Orlando Zahir, Anel Paz, Adrián Blanco, Niño Khayatte, Alejandro Seoane, Julian Alalouf, TV Smith, Pablo Araña Maldonado, Alex Musatov, Corvata, XXL Irione, Chino Morales,Tulio Pozzio, Resakka, Juan Riggirozzi y Andrés Violante, quienes con todo gusto y entusiasmo brindaron su aporte y sus recuerdos para dar forma así a un merecido homenaje a la figura de un artista con el que MADHOUSE se identifica plenamente y a quien estamos agradecidos por su obra y por la inspiración brindada para recordarlo de esta forma.
Finalmente llega el momento del “finalmente”, como suele acontecer en estos casos. ¿Qué agregar a lo ya dicho? Tal vez unas palabras del talentoso Peter Tosh, que alguna vez, allá lejos y hace tiempo, dijo “La música es la forma más veloz de llevar un mensaje a la gente; si no lo hace la música, ¿qué lo hará?”… Hoy quizá la internet es más rápida, pero no solo lleva imágenes: también lleva velozmente palabras y música, como la de Pil, que fue un auténtico mensajero musical de sus creencias, sus ideas y sus verdades… Es, como siempre, cuestión de ir al video que aparece al final, darle play a “Recordando A Pil Chalar – 33 Historias Contadas Por Sus Compañeros y Amigos” y dejar que el mensaje –de Pil y de todas las personas que allí aparecen- llegue y se disfrute.
BONUS TRACK. Queremos sumar a estas palabras las de Diego Perri, amigo de Pil (y también de MADHOUSE), experto Stone y agente de prensa del cantante, quien no pudo estar presente en el video aunque no por falta de ganas; a modo de compensación, va su testimonio por escrito, el bonus track de un homenaje al que posiblemente le faltó algún nombre, pero que seguramente no carece de emoción ni de sentimiento. No se lo pierdan, que definitivamente vale la pena.
La capacidad de Pil para describir situaciones en canciones de tres minutos resulta maravillosa. Desde su debut conjugó de manera formidable y muy precisa una terna que pintó de pies a cabeza nuestros gustos desde «Represión» con «fútbol, asado y vino son los gustos del pueblo argentino». Y pudo cerrar con otra trilogía genial en el último trabajo a través de «Carne, Tierras y Sangre», en la que dispara contra el poder, la corrupción política y la oligarquía.
Nadie mejor que Luca con Sumo pintó el porteño barrio del Abasto como nadie mejor que Pil ilustró a partir de su voz la idiosincrasia del pueblo argentino desde Los Violadores, una de las bandas más subestimadas de nuestro país. El primer disco es el «Never Mind The Bollocks» local. Un clásico indiscutido aunque quizás no siempre valorado. Los Violadores son los Sex Pistols o mejor aún, los Clash de estas latitudes. No hubo en esa época otro disco con tanta rabia, con tanta crudeza y con letras y mensajes tan directos. Hombro a hombro quizás con V8. Los éxitos de Los Violadores iluminaron los dorados años ochenta, pero hay muchos temas de Pilsen como «Nonsanto», «Casa roja» o «Por Las Mil Y Una Noche Más» que son también realmente extraordinarios. Nunca sonaron en los grandes medios como deberían pero siguen allí para descubrirlos y disfrutarlos.
Pil tuvo la habilidad de combinar es sus letras radiografías certeras y afiladas de situaciones socio y geopolíticas como nadie y la misma inteligencia para decorar con metáforas sus homenajes a las grandes plumas de la literatura universal.Partió un gran letrista, compositor, lector obsesivo, cinéfilo y uno de los más grandes performers, pero fundamentalmente se fue un amigo. Duele su ausencia y vaya si se lo extraña…, aunque estará por siempre en quienes lo admiramos y continuaremos amplificando su obra. ¡Salud!, PIL eterno.
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).