DAVE GROHL – THE STORYTELLER: TALES OF LIFE AND MUSIC, por Dave Grohl (DeyStreet Books/Harper Collins, 2021, 384 págs.)
Es difícil imaginar a un músico tan universalmente aceptado en el universo del rock’n’roll como lo es Dave Grohl. «Ubicuo» es un adjetivo que le queda chico; «omnipresente» quizá le iría mejor… Es que Dave está en todos lados: en la radio, de gira siempre que tiene oportunidad, en la prensa (más o menos) especializada no bien se pronuncia la palabra «rock», en el documental que produjo e incluso en la televisión (como en el programa de AppleTV+ «The Morning Show», donde nada menos que la actriz Jennifer Aniston se declaró como fan suya). Pero hay más, mucho más: el frontman de los Foo Fighters cena regularmente con Paul McCartney, escribió y grabó una «canción pandémica» con Mick Jagger, la mismísima Joan Jett les leía cuentos a sus hijas antes de acostarse, formó una banda con John Paul Jones, el bajista de Led Zeppelin, organizó una fiesta para AC/DC con la Preservation Hall Jazz Band como «artistas sorpresa»… Grohl, una personalidad extrovertida que se toma su música más en serio que a sí mismo, atrae naturalmente a la gente. Además, ¿cómo no amar a un tipo que aparece en el escenario con una gran sonrisa y una botella de whisky? «Soy como el labriego del rock’n’roll», se ríe. Dave Grohl es para muchos la estrella de rock que todo el mundo ama; curiosamente (o no tanto), para otros también es el molesto músico-cantante-fan que ya es imposible acallar.
Apenas pasados sus cincuenta años y pocos meses después del lanzamiento del décimo álbum de Foo Fighters, lanzó su autobiografía titulada «The Storyteller». El músico autodidacta, que empezó tocando punk rock en los 80, siempre está ahí en el momento adecuado. Eso ya lo sabemos, ya que le gusta hablar de sí mismo y de su carrera, tan arriesgado y didáctico como al mismo tiempo inmaculado. La idea de escribir su autobiografía siempre parece ser un acto egocéntrico, pero para Dave Grohl ha sido evidentemente la gran oportunidad de ofrecer al mundo entero un destello de su amor por la música, de su viaje que comenzó antes de su edad. , largos recorridos en camionetas, micros de gira y luego en aviones, de caterings en pequeños clubes a fastuosas recepciones en la Casa Blanca. Sin duda Grohl no tuvo escasez de material cuando decidió pasar gran parte del gran confinamiento escribiendo este libro sobre «vida y música», la historia inusual de un desertor de la escuela secundaria que se convirtió en el baterista de Nirvana justo unos meses antes de la explosión del grupo (y del movimiento grunge) y luego, después de una tragedia horrible, se se (re)lanzó al frente de los Fighters en 1995 convirtiéndose esta vez en cantante, compositor y guitarrista de una banda que más que banda es una máquina rockera de llenar estadios. Y quien, a sus 52 años, todavía escucha a su madre.
Tanto es así que de hecho cuenta a su madre Virginia como una de sus mejores amigas, quien, afirma, lo influyó en forma decisiva para que se uniera a Nirvana. En aquel entonces era el leal baterista de Scream, una banda punk de Washington por la que Grohl había dejado la escuela secundaria. En 1990, cuando recibió la invitación a viajar a Seattle para tocar con Kurt Cobain y Krist Novoselic, quería ser fiel a sus amigos de Scream. Fue su madre quien lo convenció de irse. Poco tiempo después, Grohl vivió en un sórdido apartamento con Cobain mientras Nirvana preparaba el material para lo que sería su innovador álbum, «Nevermind». Cuando se fueron para grabarlo, Grohl sintió que nunca regresarían a este apartamento… vaya uno a saber si además del don de la ubicuidad Dave también tiene el de las premoniciones; lo cierto es que nadie podría haber anticipado el éxito explosivo que «Nevermind» experimentaría en 1991. Fue demasiado para Cobain, quien se suicidó en 1994. “No creo que nadie esté completamente preparado para salir ileso de esta situación”, admite Grohl. «Pero tuve suerte porque tenía a Virginia, el estado y a Virginia, mi madre. Cuando sentía que toda esta situación me había devorado, me retiraba a Virginia y volvía al viejo callejón sin salida donde crecí y hacía un asado con mis viejos amigos […], y eso realmente me salvó de muchas maneras».
El músico no necesariamente vuelve a los puntos que seguramente más de uno de sus lectores esperaba (por ejemplo, no se ocupa mucho del proceso de creación y grabación de sus discos), sino que prefiere centrarse en su vida de padre, su pasión por la música o sus ídolos. Así como el interminable Keith Richards habla sobre el blues en su libro «Life» (publicado en 2010), tan pronto como Grohl habla de música y evoca a sus héroes de toda la vida -así, al azar, los Beatles o Pantera- ya no se detiene. Y hay que admitirlo, uno no quiere que se detenga porque en el fondo, más allá de cualquier crítica que puede hacérsele a su vida, sus decisiones, su imagen pública, su capacidad musical, etc., la verdad verdadera es que disfrutamos leyéndolo… El mensaje que emana especialmente de «The Storyteller» es para todos los que lo ven en el escenario: «en el fondo, soy como vos», parece decir Grohl; «Trabajé duro para llegar donde estoy, pero estaba obsesionado con la misma música que vos. Soy un fan, en el fondo». En resumen, «The Storyteller» (el relator de historias) hace honor a su nombre, porque el libro realmente no parece una biografía de la vida del cantante en la que conocemos a Pete Stahl, Dimebag Darrell, Neil Young, Kurt Cobain, Lemmy, Paul McCartney o Joan Jett, sino más bien a una larga y fascinante discusión que uno tendría con sus amistades más dilectas en la barra de un bar, con unas cervezas y una picada. Una discusión a veces divertida, a veces conmovedora, de esas que uno nunca querría detener… ni tampoco querría que terminen.
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).
