Una amalgama de glam-rock, agresión proto-punk y una visión del mundo discordantemente orwelliana, el álbum ‘Diamond Dogs’ de David Bowie sigue siendo una obra maestra. El hecho de que todavía estemos discutiéndolo 50 años después muestra cuán trascendental fue el evento cuando David Bowie pasó a retiro a su alter ego Ziggy Stardust y disolvió su grupo The Spiders From Mars en el escenario del Hammersmith Odeon de Londres en julio de 1973. Sin embargo, al hacer un gesto tan grandioso, Bowie estaba asumiendo un riesgo significativo: no tenía ningún plan maestro bajo la manga, así que se entretuvo con el álbum de covers llamado «Pin Ups» mientras formulaba lo que se convertiría en su próximo álbum de estudio completo, «Diamond Dogs». Hoy, a medio siglo de su lanzamiento, los invitamos a repasar la historia de esta obra que le permitió a Bowie pasar al siguiente nivel de su carrera

La foto parece tomada de lejos: y claro, O’Neill salió rajando al ver el perro que se le venía encima

“NO ESTABA MUY SEGURO DE LO QUE QUERÍA HACER”. Que Bowie aún no había trazado su futuro era evidente para su entorno mientras grababa «Pin Ups». Acerca de estas sesiones que tuvieron lugar en Francia a fines del verano de 1973, el guitarrista Mick Ronson recordó: «David tenía todos esos pequeños proyectos… pero no estaba muy seguro de lo que realmente quería hacer». Los “proyectos” a los que se refirió Ronson incluían el interés de Bowie en adaptar «1984» -la influyente novela de George Orwell de 1949- a un musical de rock, para el cual comenzó a escribir material en Roma, poco después de que terminaran las sesiones de «Pin Ups». Sin embargo, aunque esta idea fue rechazada cuando la viuda de Orwell, Sonia Brownell, le negó los derechos de la novela (de esto hablamos en esta nota publicada en MADHOUSE), Bowie terminó escribiendo una especie de álbum conceptual: un escenario urbano apocalíptico influenciado por Orwell, «La Naranja Mecánica» de Anthony Burgess y la obra de William S. Burroughs, autor posmoderno estadounidense que también era favorito del Duque Blanco.

Todo es alegría y optimismo para Bowie y Mick Garson, fuera de los Olympic Studios (a la mañana temprano nadie tiene buena cara)

“FUE UN PRECURSOR DE LO PUNK”. En consecuencia, se podría argumentar que «Diamond Dogs» fue la extensión lógica de «Aladdin Sane» de 1973, ya que muchas de sus mejores canciones profundizaron cada vez más en los temas distópicos de ese álbum anterior. En retrospectiva, el disco también previó la llegada del punk, especialmente el contundente tema que dio nombre al álbum que presentaba a Halloween Jack, un personaje cuyo rostro decadente y con el pelo alborotado podría haber pertenecido a una versión de realidad alternativa de Ziggy Stardust. Los «Diamond Dogs» eran «todos pequeños Johnny Rottens y Sid Viciouses, en realidad», explicó Bowie más tarde. “En mi mente… eran esas banditas de encapuchados en patines, ruidosos, malos, con cuchillos Bowie y vestidos con pieles, todos flacos porque no habían comido lo suficiente, y todos tenían el pelo de un color extraño. Fue un tema precursor de la cosa punk”.

Una de las fotos tomadas por Terry O’Neill que se utilizaron para la tapa

EQUIPO QUE GANA… SE TOCA. Tras disolver a los Spiders From Mars, Bowie estaba ansioso por forjar nuevas asociaciones musicales en «Diamond Dogs». De su pasado reciente, contó con los servicios del virtuoso pianista Mike Garson y el baterista Aynsley Dunbar (ambos habían aparecido en «Pin Ups»), mientras que el bajista Herbie Flowers había trabajado previamente con Bowie en «Space Oddity» y también en el álbum «Transformer» de Lou Reed, que Bowie había producido en el verano de 1972. El regreso de Tony Visconti aportó mayor continuidad para los arreglos de cuerdas y las tareas de mezcla, pero Bowie se despidió de su productor/ingeniero Ken Scott y del Mick Ronson, quienes habían desempeñado papeles importantes. en la configuración de su carrera desde principios de los años 70.

UÑAS DE GUITARRERO. La ausencia de Ronson también obligó a Bowie a asumir él mismo la mayoría de las tareas de guitarra en «Diamond Dogs». Como recordó en una entrevista de Uncut de 1997, practicaba todos los días, sabiendo que «tocar la guitarra tenía que estar más que bien». Sin embargo, el esfuerzo valió la pena, ya que la destreza de Bowie marcó la diferencia en el hitazo del álbum, «Rebel Rebel»: una emocionante celebración de la androginia (“Tenés a tu madre en un torbellino/ Ella no está segura de si sos un chico o una chica”) impulsado por un ritmo contundente y el memorable riff de guitarra cíclico de Bowie. Contagioso y extremadamente apto para la radio, a pesar de su atrevidísima y transgresora (para la época) letra, «Rebel Rebel» llegó al Top 5 en Inglaterra y sigue siendo uno de los mejores singles de Bowie. Sin embargo, era considerablemente más pop que el resto de «Diamond Dogs», aunque lo que tal vez le faltaba al álbum en cuanto a inmediatez, lo compensaba con creces en términos de proezas sonoras.

Uno de los programas de la accidentada gira de «Diamond…», historia que contaremos en otra ocasión (así tenemos excusas para seguir hablando de este álbum)

“UNA MIRADA IMPRESIONANTEMENTE SOMBRÍA AL ABISMO”. El biógrafo de Bowie, Nicholas Pegg, describió más tarde el trío «Sweet Thing/Candidate/Sweet Thing (Reprise)» del lado uno con la frase que encabeza este párrafo. Incluso hoy es a la vez fascinante y prohibitivo, con un ambiente que cambia dramáticamente de una elegante balada barroca a un proto-rap intimidante y un romanticismo nostálgico a lo largo de los diez minutos que componen las tres canciones. Sumemos ese notable tríptico a «Rebel Rebel» y la fascinante canción principal, y «Diamond Dogs» ya tiene suficiente para distinguirse, pero la innovación no se detuvo ahí. Tanto «We Are The Dead» como el conmovedor «Rock’n’Roll With Me» exudan una oscura intriga, mientras que «1984», con sus guitarras con wah-wah al estilo Shaft y sus orquestaciones, fueron un anticipo del tono funk/soul del siguiente álbum de estudio de Bowie, «Young Americans». Incluso el espeluznante tema final, «Chant Of The Ever Circling Skeletal Family», suena al mismo tiempo emocionante y futurista. «David me preguntó si podía capturar la palabra «hermano» al final de esa última canción y repetirla hasta el infinito», reveló Tony Visconti más tarde en una entrevista para Red Bull Music Academy. “Por supuesto que podría, pero esa breve palabra era demasiado larga para la escasa capacidad de memoria de la máquina, ya que el almacenamiento era muy limitado en aquellos días previos al sampling. Así que logré grabar simplemente a ‘bro’ con un golpe de caja, y eso realmente sonó increíble, como un robot con IA que no funcionaba muy bien cantándolo”.

Peellaert le presenta su obra terminada a Bowie. Mick Jagger, mientras tanto, dormía tremenda siesta

“LO MEJOR QUE HA HECHO HASTA AHORA”. Tras su lanzamiento, el 24 de mayo de 1974, los críticos coincidieron en que «Diamond Dogs» mostró a Bowie liderando el grupo con estilo; puntualmente, la revista Sounds dijo que «Donde ‘Aladdin Sane’ parecía una serie de instantáneas tomadas desde ángulos extraños, ‘Diamond Dogs’ tiene la cualidad provocadora de una pintura bien pensada que se basa en los colores más profundos”. Por otra parte, Disc sintió que el álbum era «sin duda el mejor que ha hecho hasta ahora». El álbum también generó una famosa controversia gracias a la ilustración del artista belga Guy Peellaert que representa a Bowie como una sorprendente figura mitad hombre, mitad perro. Esta, una de las tapas más memorables de David Bowie, mostraba en la portada desplegable los genitales completos del personaje híbrido, al menos hasta que RCA lo pensó mejor… y los retocó. O mejor dicho, los censuró tapándolos con una sombra negra.

La tapa sin censura. Ya lo habrán notado, de todos modos.

EL HOMBRE ES EL PERRO DEL HOMBRE. Peellaert (1934 – 2008) fue pintor, ilustrador, dibujante de cómics y fotógrafo. En 1974, se publicó una colección de sus obras producidas entre 1970 y 1973 bajo el título «Rock Dreams», trabajos que fueron denominados «retratos falsos» ya que eran una combinación de fotomontaje y pintura. Mick Jagger conocía el trabajo de Peellaert y le encargó trabajar exclusivamente en la tapa del próximo álbum de los Rolling Stones, «It’s Only Rock’n’ Roll», previsto para su lanzamiento en octubre de aquel año. Pero el cantante cometió un error: le mostró a David los trabajos del pintor y le contó sobre el encargo. Bowie, que ya concebido la idea de producir la imagen donde él era mitad hombre mitad perro, vio la oportunidad y la cazó al vuelo: el 30 de enero de 1974 invitó a Peellaert a desayunar en su hotel y luego convenció al artista para que lo acompañara a una sesión con el fotógrafo Terry O’Neill. David tuvo la idea de ser retratado como la famosa bailarina francesa Josephine Baker basándose en una foto suya tomada por Boris Lipnitzki en 1926, donde aparecía tirada en el suelo y posando cual animal salvaje.

FOTOGRAFÍAS Y PERRERÍAS. Llegados al estudio, de inmediato comenzó la sesión. «Primero fotografié al perro y luego hice algunos fotogramas de Bowie posando a su manera inimitable, que era distendida pero con total control», recordó O’Neill en 2013. «Entonces le dije: ‘¿Qué tal si intentamos una con vos y el perro?’ Justo cuando comencé a disparar, el maldito animal saltó en el aire hacia la cámara. Fue bastante agresivo y me quedé un poco shockeado, pero pensé: ‘Gracias a Dios estoy usando un gran angular’… David simplemente se quedó sentado allí todo el tiempo. Estaba totalmente imperturbable». Y con la misma calma, Bowie esperó a finalizar la sesión para finalmente pedirle directamente al artista belga que hiciera una pintura como las de su libro para usarla en la tapa de «Diamond Dogs». Peellaert estaba avergonzado, sobre todo porque había creado un vínculo con Jagger y no quería traicionarlo. Pero encontró la propuesta creativa de David demasiado interesante como para rechazarla. Aceptó el encargo basándose (o autoengañándose) en que no había tenido noticias de Jagger desde hacía algún tiempo y creía que el proyecto de los Stones no se materializaría. De vuelta en París, Peellaert utilizó fragmentos de las fotos de O’Neill para crear la hoy famosa imagen de David, basándose en su amplio archivo personal para lograr un ambiente de «Freak Show» inspirado en los parques yanquis de diversiones.

Los «perros» que están detrás de Bowie en la tapa se basaron en Alzoria Lewis y Johanna Dickens, quienes se presentaban como «La familia más extraña del mundo» dentro del Cavalcade Variety Show en Coney Island, NY, entre 1930 y 1950.

COCODRILO QUE DURMIÓ ES PORTADA. El 7 de marzo Bowie recibió la obra de Peellaert. El álbum estaría en las tiendas de discos seis meses antes que el de los Rolling Stones, cuya tapa también fue creada por el artista belga. Angie Bowie, la esposa de David, recuerda su jugada maestra: «Sí, fue una competencia. David consideró que los Stones estaban a punto de desaparecer. Era su momento. En aquellos días vivíamos a la vuelta de la casa de los Jaggers en Chelsea y un día Mick le mostró el trabajo de Peellaert a David y le contó que le había encargado la tapa del nuevo álbum de los Stones. David estaba tan deslumbrado que le encargó a Peellaert que hiciera la portada de ‘Diamond Dogs’, y qué maravilloso que lo hiciera. Fue la manera hábil que tenía para hacer a un lado -metafóricamente- sus influencias mientras avanzaba para ocupar su lugar. Él no era sólo el ‘diamond dog’, era el perro líder». En un reportaje de 1976, Bowie recordaba la anécdota con sardónico humor: “La tapa es de Guy Peellaert, que tiene un libro llamado ‘Rock Dreams’ que me robé. Bueno, no robé el libro, pero lo vi en casa de Mick Jagger y se me ocurrió la idea de hacer la tapa con él. (…) Mick fue un tonto. Quiero decir, nunca debería haberme mostrado nada. Fui a su casa y tenía todas estas fotos de Guy Peellaert por ahí y me dijo: ‘¿Qué pensás de este tipo?’. Le dije que pensaba que era increíble. Entonces lo llamé inmediatamente. Mick ya ha aprendido la lección, claro está. Nunca volverá a hacer eso».

LOS DIAMANTES SON ETERNOS. Mientras todo esto pasó y pasaba, la creciente base de fans de Bowie estaba encantada tanto con la tapa como con el contenido del disco y lo enviaron colectivamente al número 1 en Inglaterra y al Top 5 de los EE. UU., país donde su éxito se vio favorecido por intensas campañas publicitarias con avisos en Times Square de Nueva York y en el Sunset Boulevard de Los Ángeles, además de innumerables anuncios en revistas y uno de los primeros comerciales de televisión que promocionaban un disco pop. David Buckley, autor de Strange Fascination: David Bowie: The Definitive Story, afirmó más tarde que Diamond Dogs tenía “un alcance cinematográfico, una ejecución asombrosamente audaz”, y absolutamente lo es. Para Bowie, sin embargo, fue simplemente otra entrada en un recorrido artístico incomparable que pronto conduciría a títulos que definirían una era, incluidos «Young Americans», «Station To Station» y «Low»... pero eso es otra historia: hoy les dejamos esta para que descubran o recuerden, pero también disfruten y -por qué no- escuchen.

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