¿QUÉ ES? Hell’s Pizza -pizza del infierno- es un nombre que puede sonar como parte de un satánico plan, pero más bien está vinculado al paraíso: es un local que trajo al barrio de Palermo el concepto de pizzas servidas en formato slice (porción) elaboradas al más puro estilo neoyorkino con productos premium tales como vegetales orgánicos, salsa de tomate italiana y quesos de primera calidad, en 8 exquisitas variedades. El proyecto abrió sus puertas en diciembre pasado y fue concebido por un equipo con amplia experiencia en emprendimientos gastronómicos: Marcelo Boer, dueño de La Mar; Matías Cabrera, especialista en comunicación y organización de eventos; Danilo Ferráz, creador de 1893 y Morelia y Juan Martín Ferraro, fundador de Sushi Club. Todos se inspiraron en el inconfundible estilo pizzero de la Big Apple para crear esta propuesta que apunta a un público millennial sin perder atractivo para todos los demás.
¿QUÉ ONDA? Todo en Hell’s es variado y encontrado y parece por momentos una fórmula con elementos incompatibles, aunque como por arte de magia en cierto momento las piezas del rompecabezas terminan encajando y la experiencia resulta sumamente agradable. Ya desde el vamos el local, amplio y espacioso (hay lugar para 120 personas), llama la atención: está un nivel más alto que la vereda y al frente tiene dos largas mesas de madera y hierro para compartir en grupo o con extraños; entre esto y la barra, se vive un ambiente callejero con graffitis surtidos, neón abundante, lámparas tipo industriales de luces suaves y diversas mesas de madera con sillas de chapa. En la barra central se exhiben las pizzas y la vistosa cartelera con el menú; a un lado, está la otra barra con canillas de cerveza artesanal; a los costados, dos pasillos llevan al salón trasero, más íntimo y con un atractivo jardín vertical que precede a un patio interno. En los parlantes, Eminem y una vasta selección de hip hop le ponen aún más onda callejera y multicultural al cóctel. Todo sorprende, pero lo mejor está por venir…
¿QUÉ HAY QUE PROBAR? Y lo mejor está en la carta, claro que sí. Un detalle: el pedido lo hacés en la caja, pagás, te dan un beeper y cuando este suena lo pasás a buscar; el personal no sirve las mesas, sólo las levanta. Una vez pasado este trámite el menú te recibe con su estrella indiscutida, la pizza creada por Ferráz. Finita en el cuerpo y gruesa en la corteza, crocante como dios manda, de tamaño algo más grande de lo habitual, aromática y tentadora, a diferencia de sus pariente porteña tienen mayor tamaño (45 cm de diámetro) y parten de una masa que contiene semolina, cuya particularidad es su largo proceso de levado en frío. Se cocinan en hornos a la piedra especiales, que al tener un techo bien bajo generan más calor, obteniendo como resultado una masa flexible y con mucha presencia.
En tal panorama, la Lincoln (mozzarella) convence, la Obama (con rodajas de pepperoni, irresistible queso y poco tomate) seduce, la explosiva Hell’s (con jalapeños, mozza ahumada y power salsita chipotle) moviliza y la Jackie Kennedy (con panceta crocante, hongos portobellos y cebolla morada) sorprende, entre las que más nos gustaron; hay variedades con salsa Hell’s, otras con tomate italiano, otras sin salsa y pronto incorporarán otra de pizza 100% vegana. Todas cuestan lo mismo y por un valor extra es posible agregarles toppings adicionales, como por ejemplo huevo a 63°C, queso de cabra, jalapeños y tomate caramel, entre otros. Existe incluso la opción de pedir el equivalente a media pizza (4 slices) u optar por algún combo más accesible al mediodía (Lincoln + gaseosa o Lincoln + slice a elección y gaseosa).
Ahora, si justo no tenés especiales ganas de pizza –pasa en las mejores familias- hay un suculento bol de spaghetti & meatballs (albóndigas) en salsa de tomate, clásico de la cocina italo-yanqui que es válido como alternativa e incluye abundante queso y pan, o bien optar por alguna ensalada como la Hillary de vegetales orgánicos en un mix que provoca intriga pero que sabe delicioso (lentejas, zapallo, rúcula, remolacha, tomates cherry, brotes) y rematar la noche con un toque dulce: puede ser una fresca paleta de helado artesanal (80) o los dulcísimos cannoli, otro icono italiano, cañoncitos de masa rellenos de crema pastelera y de dulce de leche que son un viaje de ida.
¿Para beber? Las mencionadas cervezas tiradas artesanales de Kusntmann, roja, rubia y negra, e industriales como Imperial y Heineken, ideales para maridar (los precios de marzo oscilan entre $50 y $100, según la variedad y cantidad). Como si fuera poco también hay sidra tirada, vino por copa, agua mineral, aguas saborizadas, gaseosas e infusiones. Por supuesto, hay happy hour de cervezas que se extiende de 19 a 21 hs.
¿PARA QUÉ DA? Fija para una salida distinta con tu media naranja o bien juntos, con una pareja amiga; el lugar tiene una onda particular e invita al diálogo apacible, a la previa tranquila y no al bochinche grupal. Y da para tener un primer –y agradable- acercamiento a la pizza NY style, con variantes para todos los gustos, acompañada de fresca cerveza. Todas las demás opciones del menú son válidas, pero vas a ir por la pizza, no nos engañemos.
DÓNDE, CÓMO Y CUÁNDO: Hell’s reside no en el averno sino en el 1654 de la palermitana calle Humboldt; abre todos los días todos los días de 12 pm a 1 am, acepta efectivo y todas las tarjetas de crédito y débito. Podés encontrar más data en Facebook e Instagram y si querés un contacto más directo para reservar y/o informarte, llamá al 2075-2893. Vas a comprobar que el infierno pizzero puede estar encantador esta noche… y todas las que elijas.
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).