Después de concluir su varipinta, abarrotada -pero gloriosa- obra de prog-rock de 1978, «Hemispheres», los músicos de Rush entendieron sabiamente que había llegado el momento de barajar y dar de nuevo. Para entonces se habían permitido todos los caprichos: suites conceptuales con títulos estrafalarios, elaboradas piezas instrumentales con más secciones que minutos, baterías equipadas con gongs… Si no podés superar un álbum perfecto, ¿por qué no cambiar un poco el rumbo y evitar el riesgo de convertirte en un cliché? Ese (y el de la radio, vamos) es el espíritu que animó a la creación de «Permanent Waves», cuyas canciones y su historia comentamos debajo hoy 14 de enero, en el 44° aniversario de este trascendente álbum, no solo para el trío canadiense sino para el prog rock todo.

«¡Llamada para Mick Alzoncillo! ¡Mick Alzoncillo! ¿Hay algún Mick Alzoncillo aquí en el estud…? ¿Eres tú, verdad? ¡Escucha, cuando te atrape usaré tu cabeza de balde y pintaré mi casa con tus sesos!»

LAS OLAS Y EL VIENTO, Y EL RUIDO AL GRABAR. Como dijimos, Rush había llegado al final de un camino, pero el lado bueno es que tenían la posibilidad de iniciar un nuevo y con total libertad. De modo que para su séptimo LP, «Permanent Waves», el power-trío canadiense conformado por el bajista Geddy Lee, el guitarrista Alex Lifeson y el batero Neil Peart (QEPD) recortó conscientemente la duración de sus temas, adoptó una temática más personal e hizo un guiño a los sonidos más elegantes de la por entonces floreciente escena New Wave. De hecho el título del álbum (olas -u ondas- permanentes, en castellano) es un guiño juguetón al género; como Peart declaró en aquel momento al Chicago Tribune, «Hay muchos grupos de la New Wave que disfrutamos y respetamos, como Talking Heads, Elvis Costello y Joe Jackson», dijo. «En realidad, la broma iba más dirigida a la prensa, especialmente a la prensa inglesa especializada en rock, que tiende a descartar a cualquier grupo de la semana pasada y a decantarse por lo que esté de moda esta semana».

El estudio Le Studio, en Morin Heights, tras el incendio que lo destruyó en agosto de 2017

La banda se sentía revitalizada tras la gira de «Hemispheres», después de haber reservado su primer descanso legítimo de lo que fue una verdadera montaña rusa de giras, composición y grabación. Y encontraron un lugar ideal para mantenerse en ese estado de ánimo: una apacible granja de Ontario, donde empezaron a trabajar en la música en julio de 1979. El material no tardó en llegar y Rush acabó instalándose en el idílico Le Studio de Morin Heights, en la apacible Quebec (que se convirtió en su base de grabación durante la siguiente década) y lo mezclaron en los Trident Studios de Londres. Los temas se grabaron en menos de cuatro semanas, en parte debido a las idílicas condiciones de trabajo del lugar, posteriormente destruido por un incendio en este siglo.

Entre tema y tema, Geddy Lee se mandaba una siestita ahí sentado en el estudio. Lo malo es que roncaba

MIENTRAS MIRO LAS NUEVAS OLAS. Aunque el grupo alcanzó el estatus de top ten en su país mucho antes de su lanzamiento, «Permanent Waves» es particularmente importante en la discografía del trío ya que supuso el reconocimiento mundial de Rush y aseguró su estatus en la historia del rock y su eventual inclusión en 2013 en el Salón de la Fama del Rock and Roll. El álbum en sí, como dijimos (pero ahora ampliamos) marca una transición de piezas largas y conceptuales a un estilo más accesible y apto para la radio, con canciones más cortas (en su mayoría), una paleta estilística más variada y un sonido en general más positivo y animado. Las canciones épicas sobre naves espaciales que vuelan a través de agujeros negros y regímenes totalitarios que prohíben la música se sustituyeron por una temática más ajustada y concisa sobre las emisoras de radio canadienses, la libertad, las relaciones, el tiempo y la evolución. Además, había un guiño definitivo a las influencias del reggae blanco de The Police, e incluso pequeños e inesperados toques de instrumentación ad hoc, como tambores de acero.

Peart en su puesto habitual, poniéndole toda la onda -o mejor dicho, las ondas- a la grabación

Además de lo explicado, «Permanent Waves» también sacó a Rush de su fase de hard-rock y adentró a la banda en el territorio del rock progresivo, en buena parte debido a su uso de sintetizadores e instrumentos orquestales. A diferencia de otros grupos posteriores de los 80, Rush utilizó los sintetizadores con buen gusto, sobre todo para añadir al triple virtuosismo de sus talentosos intérpretes una sensación de continuidad y fluidez muy necesaria. Para redondear, podemos decir sin temor de equivocarnos (demasiado, en todo caso) que el álbum sentó las bases para los siguientes lanzamientos –«Moving Pictures» (1981) y «Signals» (1982) – antes de que los teclados de Geddy empezaran a dominar el sonido de la banda… Para celebrar entonces esta, una de sus obras esenciales, ahora sí nos sumergimos en la historia que hay detrás de cada canción: ¡a ponerle onda y que empiece la lectura!

«THE SPIRIT OF THE RADIO»: Este himno optimista, que recorre todo el arco artístico de la banda, es casi la quintaesencia de Rush: un híbrido de hard-prog de los 70 y la pulida precisión que se convirtió en su carta de presentación en esa década. Pero sin el beneficio de la retrospectiva, hay toda una transición discordante de las épicas grandiosas de «Hemispheres» a este ligero entremés que es en comparación «The Spirit Of Radio»… «Creo que fue un momento en el que hicimos un esfuerzo concertado para alejarnos de las largas canciones temáticas, especialmente las canciones completas -álbumes como ‘Hemispheres’- hacia algo más corto», dijo Lifeson a la web Classic Rock en 2006. Y fue una decisión inteligente: en un momento en el que algunos de sus colegas del prog-rock no pudieron sobrevivir al cambio cultural de los 80, Rush consiguió un modesto éxito mundial, entrando por segunda vez en las listas inglesas. En cuanto a la letra, escrita por Peart, es un homenaje a la magia de las ondas radiales y toma prestado el título del slogan de la estación CFNY-FM de Toronto (hay también un guiño a «The Sound of Silence» de Simon & Garfunkel en la sección final). Los arreglos son igual de juguetones, desde los platillos jazzísticos de Peart hasta el abrupto break de reggae. «Siempre hemos jugado con el reggae en el estudio y solíamos hacer una introducción onda reggae de ‘Working Man’ en el escenario», dijo Lifeson a Music Express en 1980. «Así que cuando llegó el momento de hacer ‘Spirit of Radio’, simplemente pensamos en incluir la parte reggae para sonreír y divertirnos un poco».

«FREEWILL»: El título mismo de esta canción («libre albedrío») anuncia que hay mucho que desentrañar en ella, desde sus profundo tema de humanismo y engaño religioso hasta sus (engañosamente) complejos compases. Pero todo en esta canción se unió de un modo curiosamente rápido: al igual que «Jacob’s Ladder» y «The Spirit Of Radio», Rush escribió «Freewill» en los tres primeros días de composición en Lakewood Farms; además, trabajaron en la pieza durante los ensayos de su gira provisional en otoño de 1979, estrenando ambos temas en el escenario, toda una rareza para la banda. El producto final es a la vez divertido e intrincado, con luminosos riffs de guitarra que en cierta forma enmascaran la seriedad de la letra de Peart («Podés elegir una guía pronta en alguna voz celestial/ Si elegís no decidir, aún así hacés una elección/ Podés elegir entre miedos fantasmales y bondades que pueden matar/ Elegiré un camino claro; elegiré el libre albedrío»). Geddy Lee dijo en 1989 que «la canción trata sobre la libertad de elección y el libre albedrío, y sobre cómo creer en lo que decidís creer», mientras que Peart fue más amplio: «Mucho misticismo, ya sea astrología o religión… te hacen creer que los hombres son malvados y deben ser controlados», dijo el baterista en 1980. «Y esa es toda la premisa detrás de esas cosas, que hay algo mejor que el hombre, porque el hombre no es tan bueno y esas cosas tienen que cuidar de nosotros porque no podemos cuidar de nosotros mismos. Creo que puede ser un bonito engaño tras el que esconderse, pero a la hora de la verdad, sos vos quien toma las decisiones; aunque evites tomarlas eligiendo una de esas pantallas tras las que esconderte, habrás tomado una decisión que afectará al resultado de tu vida». ¿Y qué es es misteriosa tierra del loto («Lotus Land») que se menciona? Según Peart, «La tierra del loto tal como aparece en ‘Free Will’ es simplemente una metáfora de un trasfondo idealizado, una ‘tierra de leche y miel’. A veces también se utiliza como nombre peyorativo para Los Ángeles, aunque eso no estaba en mi mente cuando lo escribí«… cabe destacar que esto también se menciona en «La Odisea», el clásico de Homero, donde el protagonista Odiseo va a la tierra de los comedores de loto, donde la gente se la pasa comiendo pétalos de esa flor y son perfectamente felices… pero básicamente estúpidos.

«JACOB’S LADDER»: El título hace referencia al Antiguo Testamento de la Biblia (Génesis 28:10-22). Jacob sueña con una escalera que descansa sobre la tierra y su cima llega al cielo, y los ángeles de Dios suben y bajan por ella; en inglés, «Jacob’s Ladder» hace referencia a los rayos crepusculares o repentinos, que atraviesan las nubes al atardecer o tras una lluvia. Como lo explicó Peart en la edición de abril de 1980 de la revista Sounds, Peart explicó cómo se escribió la canción: «‘Jacob’s…’ simplemente describe el fenómeno de los rayos de sol atravesando las nubes. Creo que Geddy realmente me sugirió la idea, después de escuchar a su suegra usar esa frase. Tenía un sonido agradable y, por supuesto, el evento en sí mismo es hermoso e inspirador». Aunque esta canción también surgió de la rápida oleada inicial de composición de «Permanent Waves», la banda dedicó mucho tiempo a perfeccionar los paisajes sonoros y las letras, abordando esta canción en particular casi como directores de cine, partiendo de la frase bíblica del título y desarrollando la estructura en lo que Peart llamó un «ejercicio cinematográfico». Otra vez el baterista: «La mayoría de las ideas con las que estábamos tratando esta vez eran más ligeras, y en algunos casos, como en ‘Jacob’s Ladder’, casi como una idea cinematográfica. Creamos toda la música primero para evocar una imagen (el efecto de La Escalera de Jacob) y pintarla, con la letra añadida, solo como una especie de pequeño detalle, para hacerla más descriptiva». Pero no toda la inspiración fue meteorológica: «En mis letras he sacado muchas referencias de la Biblia, porque es una fuente de imágenes muy colorida, Y crecí, no religioso, pero sí en un ambiente religioso, yendo a la escuela dominical y recibiendo educación religiosa en la escuela y demás. Así que todas estas cosas se sugieren a sí mismas como metáforas y ‘Jacob’s Ladder’ es una frase encantadora, esas dos palabras en sí mismas». La banda construyó la música alrededor de esa imagen («un cielo nublado que se acerca y de repente estos rayos de luz»), con Peart retocando retroactivamente algunas letras para adaptarlas al ambiente temático. Acabaron con un tema adecuadamente dramático: ritmos de marcha ominosos, sintetizadores arremolinados, múltiples capas de guitarras chocando como un trueno. Pero no todo el mundo estaba contento con el resultado, al menos al principio. «Estaba muy triste por todo aquello», dijo Alex Lifeson a Music Express. «Jacob’s Ladder’ parecía la típica canción de Rush, un refrito de algo que ya habíamos hecho en el pasado. Pero entonces empecé a escuchar el álbum en la radio y pensé: ‘¡Caramba!, esto suena genial’. Entonces me di cuenta de que había exagerado y que había sido demasiado crítico con pequeñas cosas insignificantes que no habían afectado al efecto global del disco». BONUS: El guitarrista Kirk Hammett, fan convicto y confeso de Rush, tomó prestado un riff de esta canción para el tema de Metallica «The Thing That Should Not Be».

«ENTRE NOUS»: La web Songfacts tiene data respecto a este título: «Entre Nous es el nombre de una revista europea sobre salud sexual y reproductiva; en francés significa ‘entre nosotros’. Esta canción, sin embargo, trata sobre las relaciones y cómo cada persona percibe a la otra. Por otra parte, la novela de Ayn Rand de 1943 ‘The Fountainhead’ repite la frase ‘Entre Nous’ varias veces; esto puede haber influido a Peart, que es un gran admirador de Rand»… Más allá del título, esta fue la única letra que Peart tenía lista para las sesiones de «Permanent…»: todo un examen de los abismos sociales que separan a los seres humanos («Somos extraños los unos para los otros, llenos de paneles deslizantes/ Un espectáculo de ilusionismo, actuando rutinas bien ensayadas o tocando desde el corazón… Es difícil saberlo»). Lee y Lifeson animaron estas reflexivas palabras con riffs consistentes y melodías desenfadadas, y Peart ancló el tema con hi-hats a full y ritmos continuamente cambiantes. La banda ni siquiera la tocó en vivo hasta 2007, cuando se convirtió en un elemento básico de la gira de «Snakes & Arrows». Pero la canción tuvo una importancia vital al menos en un aspecto inesperado: inspiró a un Billy Corgan adolescente: «Recuerdo estar sentado en el sótano con mi madre. De hecho, le dije: ‘Quiero tocarte una canción'», recordó el frontman de Smashing Pumpkins en el documental de Rush «Beyond the Lighted Stage» (2010). «Era siempre muy difícil llamar la atención de mis padres, así que fue todo un acontecimiento. ¿Querés sentarte aquí? Quiero tocarte esta canción’. Toqué ‘Entre Nous’ y le di la letra porque quería que entendiera que esa canción conectaba conmigo de alguna manera. Cuando tenía 16 años, no era tan abierto emocionalmente, era muy retraído. Así que algo en esa canción me permitió decir: ‘De alguna manera, es casi como si hubiera sido escrita para mí'».

«DIFFERENT STRINGS»: Esta oscura balada contiene la última letra de Lee para Rush (la última también en la que Peart no tiene crédito como compositor), una meditación sobre las relaciones que se marchitan y la inocencia que se desvanece; nos recuerda que debemos elegir nuestras palabras con cuidado y no arruines lo que tenemos; ser amables, ya que todos vemos la vida de manera un poco diferente, pero todos somos iguales.. (Irónicamente, para ser un tema tan maduro, comienza con la línea «¿Quién ha venido a matar al dragón?»), Lifeson domina el tema con su atmosférica guitarra acústica, respaldado por el groove de Peart, el melancólico bajo de Lee y el piano invitado del director artístico Hugh Syme. El prematuro esfumado del final, lamentablemente, corta el clima creado por un abrasador solo de guitarra de Lifeson. «Me recuerda a los soldados sentados alrededor de un piano en un pub lleno de humo en Inglaterra durante la guerra», dijo a Guitar Player en 1980. «Es el tipo de solo que realmente disfruto tocando: algo emotivo y blusero».

«NATURAL SCIENCE»: Completando una lista de canciones definida por su accesibilidad, «Natural Science» es un retroceso a la época de «Hemispheres»: una pieza de nueve minutos, dividida en varias partes, con suficientes riffs para llenar un álbum entero. La tranquila sección de apertura «Tide Pools» presenta un ambiente experto: Peart, Lifeson, el productor Terry Brown y su asistente Kim Bickerdike chapotearon con unos remos en el lago privado del estudio para los efectos de ondulación del agua, y grabaron el eco natural de la montaña para la guitarra acústica y la voz. Y a partir de ahí el delirio es delicioso, incluyendo el ataque inicial de «Hyperspace» y los cambios rítmicos exploratorios de «Permanent Waves». Ojo: la banda no se echó atrás a la hora de interpretar este monumental arreglo en el escenario, tocándolo cientos de veces a lo largo de los años. «Natural Science’ es siempre un verdadero reto para tocar en vivo», admitió Lifeson en el libro de 2004 Contents Under Pressure. «Hay un montón de partes duras e intrincadas; el tempo es bastante alegre. Te metés en el tema y sigues hasta el final. Siempre es un reto para todos nosotros. Y cuando tocamos así de bien, nos sentimos muy bien». La letra de Peart, nacida de una idea descartada llamada «Sir Gawain y el Caballero Verde» (una referencia a la leyenda del Rey Arturo), se centra en la lucha de la humanidad por equilibrar la naturaleza y la tecnología: «Obviamente, la relación original entre el hombre y la naturaleza era que había que domarla para sobrevivir», explicó el baterista. «Luego se volvió cada vez más sofisticada y cada vez más descontrolada y finalmente se convirtió en destrucción, supongo que por miedo o algo así. Y ahora ocurre lo mismo con la ciencia: la gente no la entiende, le tiene miedo y cree que hay que erradicarla para controlarla. Creo que hace falta que la gente sea mucho más consciente de lo que es la ciencia y de lo que hace y por qué. Y que la ciencia no es algo impersonal que intenta destruirnos, no es un enemigo, es algo que nosotros mismos hemos creado y si se nos va de las manos es culpa nuestra por dejar que se nos vaya de las manos. Así que, en realidad, lo que hay que hacer es controlarnos a nosotros mismos, más que nada porque somos nosotros los que necesitamos que nos domestiquen».

BONUS: Para cerrar, les dejamos este video de 1980 con una entrevista al trío en el estudio donde grabaron «Permanent…» (si sirve de ayuda, cuentan con subtítulos en inglés)

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