En 1986, Metallica estaba en la cima del universo metálico, tras haber firmado su primer contrato con un sello grande y haber editado el álbum que significaría su primer triunfo comercial. Pero el año terminó en tragedia para la banda cuando el bajista Cliff Burton falleció en un accidente automovilístico, mientras Metallica giraba por Europa. La fecha, un 27 de septiembre. Los hechos y la historia, a continuación.
Nacido el 10 de febrero de 1962 en California, Clifford Lee Burton se interesó desde pequeño por la música apoyado por su padre Ray, admirador de los grandes pianistas de música clásica. Su infancia fue muy feliz, pero al entrar en su adolescencia, un hecho lo marcó para siempre: el fallecimiento de su hermano Scott. De él heredaría la pasión por el bajo, instrumento que comienza a estudiar al mismo tiempo en que descubre el heavy metal, influencia que se sumaría al blues, el jazz y el rock sureño. Ya durante su estadía en el colegio secundario funda su primera banda, EZ Street junto a Jim Martin y Mike Bordin (quienes luego formarían parte de Faith No More), con quienes también integraría una segunda agrupación llamada Agents Of Misfortune. Tiempo después, ya en 1982, se sumaría a Trauma, su primer proyecto profesional, con los que grabaría “Such A Shame”, canción incluida en el segundo volumen del famoso compilado heavy ochentoso “Metal Massacre”.
TRAUMA METALERO. Fue precisamente durante un show de Trauma, en el famoso Whisky a Go Go de Los Angeles, que su vida cambiaría para siempre. Presenciando el concierto estaban Lars Ulrich y James Hetfield, quienes necesitaban reemplazar a su bajista Ron McGovney en una banda que estaba dando que hablar en la escena underground: Metallica. Los músicos no podían creer el sonido y la escena del pelilargo bajista y le ofrecieron el puesto sin dudar. Cliff aceptó, pero poniendo como condición que la banda se estableciera definitivamente en San Francisco, lo cual fue aceptado, dando comienzo a la leyenda. Al poco tiempo, llegó el momento de grabar el álbum debut de la banda, “Kill ‘Em All” –ya con Kirk Hammett en la guitarra reemplazando a Dave Mustaine– en el cual se destacaba el uso de pedaleras en el bajo, lo cual sería una influencia muy importante para los bajistas del género. Con la segunda placa, “Ride The Lightning”, la reputación de la banda y de Cliff (quien co-compondria seis de las ocho canciones del disco) sería aún mayor. Todo estaba dado para que Metallica pegara el gran salto.
MARIONETAS DEL DESTINO. Cliff pasaría su cumpleaños número 24 grabando su obra máxima: “Master Of Puppets”. La placa marcaría un hito en la historia del thrash metal con numerosos cortes, cambios de ritmo y una fuerza arrolladora, lo que le valdría a la banda su primer disco de oro por la venta de medio millón de unidades, sin la necesidad de haber lanzado siquiera un single de promoción. La vida parecía sonreírle a Cliff y a Metallica, prestos a embarcarse en su gira en su gira más grande hasta el momento. Durante septiembre de 1986 el cuarteto había concluido unas exitosas presentaciones en Inglaterra y se disponía a encarar el tramo escandinavo en dos micros, uno con los equipos y otro con los músicos. La fría madrugada del sábado 27, tras un show en el Solnahallen de Estocolmo, Suecia, Suecia, la banda viajaba hacia su próximo destino: Dinamarca.
Parecía ser una noche más entre tantas. El compartir tantos momentos en las rutas había creado un notable espíritu de camaradería, con chistes y bromas varias. Lo mejor llegaba al momento de irse a dormir, ya que de las cuatro cuchetas destinadas a la banda, había una que era la más confortable, en donde solía dormir Hammet la mayor parte de las veces. Había sido un largo día, y obviamente todos querían descansar con las mejores comodidades, así que Cliff y Kirk decidieron echarlo a la suerte. Quiso el destino que sea Cliff el que sacara la carta más alta -el tristemente célebre as de picas, símbolo de la muerte– y con ello el derecho a dormir en la cama elegida. Nadie se imaginaba que sería la última vez que llevarían a cabo esa rutina.
Alrededor de las seis de la mañana el conductor perdió el control del vehículo debido a las placas de hielo que se encontraban en la ruta y el micro que trasladaba a la banda volcó. Cliff salió despedido por el parabrisas del micro y quedó atrapado bajo el autobús. Su muerte fue instantánea, producto de una compresión torácica con contusión pulmonar provocada por el peso recibido. James, Kirk y Lars, quienes dormían sobre el otro costado del micro, solo sufrieron lesiones leves.
En su última entrevista, realizada por un medio sueco tan sólo 14 horas antes de su trágica muerte, Cliff dijo: “Uno de mis sueños es tener mi casa propia. Ahora vivo con mis padres, pero como estoy de gira, puedo decir que no tengo casa. Tal vez un día, si consigo el dinero, me compraré una…”
LA HORA MÁS OSCURA, EL RECUERDO MÁS BRILLANTE. El cuerpo de Burton fue cremado y las cenizas esparcidas en el Maxwell Ranch. Durante la ceremonia sonó la canción “Orion”, de Metallica. En la lápida que recuerda al bajista está la frase “…cannot the Kingdom of Salvation take me home” (“¿No podrá el Reino de la Salvación llevarme a casa?) del tema “To Live Is to Die”, tributo que sus compañeros escribieran y grabaran en el álbum “…And Justice For All”. Por su parte, Dave Mustaine de Megadeth, amigo personal de Burton, compuso y grabó “In My Darkest Hour”; si bien su letra no habla del bajista, Mustaine afirma que la canción está totalmente inspirada por este trágico suceso… Aún hoy, a 37 años de su muerte, Cliff Burton sigue siendo uno de los bajistas más reconocidos de la escena metálica internacional
Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.