Slipknot return to the apex on experimental maelstrom The End, So Far |  Louder

PACIENTE: SLIPKNOT – «The End, So Far» (Roadrunner, 2022)

HISTORIA CLÍNICA: Slipknot es quizás la última banda realmente grande que haya dado la música pesada. Cada uno de sus lanzamientos rankea alto en los charts, y hasta son dueños de su propio festival, el Knotfest, una cucarda que muy pocos pueden ostentar (y que en su versión Roadshow aterrizará en Argentina el próximo 8 de diciembre). Los enmascarados hicieron su aparición en una escena superpoblada de figuras como fue la década de los 90, y en base a una imagen que desafiaba los límites impuestos hasta el momento por toda una tradición de shock rock, sumada a un sonido novedoso -una muy acertada mezcla de nü metal y metal extremo-, lograron destacarse con la misma velocidad de sus canciones. Tomada la decisión de encarar el armado del sucesor de “We are Not Of Your Kind”(2019), las aguas estaban revueltas en el seno de la banda. No habiendo superado aún la demanda judicial por estafa presentada por su ex percusionista Chris Fehn– el músico acusa haber sido estafado en cuanto al porcentaje de ganancias que debía percibir- la banda anunció que el álbum que nos disponemos a analizar marcaría el final de su vínculo con Roadrunner, el sello discográfico que los cobijó desde sus inicios.

El propio Corey Taylor señaló que el título del flamante “The End, So Far” alude en cierto modo a esa ruptura. Pero ni bien la placa fue depositada en las bateas, los conflictos se trasladaron rápidamente del frente externo al interno, demostrando que a veces no hay máscaras que alcancen para tapar el rostro de algunas crisis grupales.En un episodio insólito dentro de un negocio en el cuál los artistas suelen repetir la muletilla  “nuestro nuevo trabajo es el mejor de nuestra carrera”, Jim Root (guitarra)- a quien luego se le sumó en el mismo sentido su compañero Shawn Crahan (The Clown)– salió a expresar su descontento con el álbum.Para Root, el hecho de haber encarado el proceso de grabación bajo el contexto de la pandemia los obligó a trabajar no en las mejores condiciones y sin demasiado tiempo para la pre-producción.”Básicamente el disco fue armado directamente en el estudio y por separado, sin poder juntarnos.

Teníamos con nosotros a un tipo brillante como Joe Barresi (productor, con créditos en discos de artistas como QOTSA, Tool, Soundgarden, NIN), y siento que no estábamos presentándole un material que estuviera a la altura”. Hay que decir que los dichos de Root, además de ser de una honestidad brutal, son bastante certeros en cuánto a los resultados finales. En “The End, So Far”, nos encontramos con un Slipknot intentando profundizar el tono experimental de su antecesor, pero intentando expandir un poco más sus horizontes sonoros. Un ejemplo es la manera en la que la banda elige abrir y cerrar el álbum. En “Aderall” el oyente desprevenido seguramente tuvo que chequear si al momento de dar play se trataba de la banda enmascarada. Éste debe ser el tema menos Slipknot de toda su repertorio, con una onda muy cercana a esos temas que arman Josh Homme y Trent Reznor cuando este último colabora en los discos de Queens of the Stone Age. En el otro extremo de la lista de temas, tenemos a Finale”, que arranca con una línea de bajo seguida de una muy climática intro de piano sobre la que se recuesta la extraordinaria voz de Corey Taylor (una nueva muestra de que está en el panteón de los  grandes cantantes de la escena de los últimos 20 años), para luego ir subiendo en una intensidad que está más cerca de Stone Sour que de Slipknot

.La impresión general que rodea al resto del material es la de cierta falta de cohesión en las composiciones, queriendo por momentos sonar más experimentales pero sin querer perder ese filo bien extremo que es marca registrada de la banda. El tema es que en los pasajes que deciden apretar el acelerador, la cosa suena un tanto forzada y falta de inspiración. Como si hiciera falta sonar extremos de oficio digamos. En definitiva, cuando arriesgan los temas levantan y cuando deciden repetir fórmulas, pierden interés. En cuanto al trabajo a cargo de la producción de Barresi, es también un tanto desparejo: el bajo de Alessandro Venturella dice presente gordo y claro en la mezcla, mientras que el sonido de las guitarras de Root y Mick Thomson, por momentos suenan un tanto comprimidas.

DIAGNÓSTICO: Slipknot está atravesando un capítulo no exento de crisis y conflictos en una carrera que ya lleva casi tres décadas, y su reciente lanzamiento es un fiel reflejo del mismo. En un ambiente dónde predominan las declaraciones para la tribuna y el ocultamiento de algunas cuestiones, los de Iowa decidieron sincerarse y exponer sus conflictos. Eso de por sí es por demás loable. En términos artísticos, este séptimo disco también refleja ese estado de transición y búsqueda, que habrá que ver a dónde los lleva. Mientras tanto, “The End, So Far” no deslumbra pero cumple.

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