PACIENTE: MEGADETH – The Sick, The Dying,,,, and The Dead!» Universal, 2022)

HISTORIA CLÍNICA: Seis años pasaron ya de “Dystopia”, la última parada discográfica de la filarmónica del Colorado, y es justo decir que en ese largo paréntesis pasó de todo. Hagamos un repaso. Sabido era de antemano que en el mencionado «Dystopia», la participación de Chris Adler tras los parches estaba acotada por su rol de baterista de Lamb of God, a grabar el disco, a tocar en algunos shows y no mucho más. Al no poder Adler, convertirse en miembro estable, el ex Soilwork, Dirk Verbeuren ocupó su lugar y se transformó así en la cara nueva de la banda. En 2017, Megadeth gana el Grammy a la “Mejor Interpretación de Metal” de ese año, y Dave y sus muchachos estaban exultantes. La victoria envalentona a su líder y anuncia que próximamente, su banda encarará la grabación de un nuevo álbum. Pero tras la alegría el bajón. A mediados de 2019, Dave Mustaine anuncia que padece cáncer de garganta, lo que obliga a suspender la gira de presentación de “Dystopia” para someterse al tratamiento correspondiente. Unos meses más tarde, la pandemia originada por el Covid 19 se extendió por el mundo, causando un parate generalizado ( podría pensarse que el sergioleonesco título del disco que nos ocupa tenga que ver con estos episodios sanitarios, pero no, están basados en la plaga de peste bubónica conocida como La Muerte Negra que asoló a la humanidad en el S XIV). En medio del encierro, Dave Ellefson es protagonista de un escándalo sexual que determina su salida del grupo, pese a haber terminado de grabar sus partes (ya que estamos!) de lo que sería “The Sick, the Dying… and the Dead!”, siendo todas las pistas de éste regrabadas por Steve DiGiorgio ( ex Testament, Sadus, Death). Como ocurrió con Adler, Di Giorgio fue convocado para hacer lo suyo en el estudio, y luego «adiós, buenas tardes». Al poco tiempo, James LoMenzo( ex White Lion, Pride & Glory, Dave Lee Roth, Zakk Wylde , quien ya había pasado por la banda, es presentado como el reemplazo de Ellefson ). Finalmente, el pasado 2 de septiembre, la expectativa se ve saldada y la nueva placa de Megadeth ve la luz. Hasta acá, los hechos.

Pasando a la escucha del disco en sí, lo primero que llama la atención es su extensión: 14 temas a lo largo de una hora y minutos. Soy de los que tiene la convicción de que la era del cd trajo ese mal para quedarse. Difícilmente pueda haber en un álbum más de una docena de canciones sin que aparezcan temas de relleno, y este no va a ser la excepción pero vamos a dejar ese punto para más adelante. Empecemos con una pregunta clave. ¿Es justo esperar la edición del nuevo trabajo de una banda del prestigio de Megadeth con la ilusión de que compita con las grandes obras del pasado?. Personalmente, creo que no, pero sí podemos como oyentes aspirar a que la novedad esté al menos dentro de un standard de calidad. Con eso en claro, loque sigue es poner play y parar la oreja. El disco abre con el tema que da nombre a la placa ( la voz que se escucha al comienzo soltando la frase “bring out your dead” no es otro que Eric Idle de los Monty Python), y el arranque no podía ser mejor. El riff hiper melódico llevado adelante por la dupla Mustaine-Loureiro recuerda indefectiblemente a “Tornado of Souls”. El tema es dinámico, con variaciones (hay un intermezzo acústico por ahí) y te deja esperando por más. “Run in Hell” y “Night Stalkers” son un atentado a la cervical de todo headbanger. En esta última aparece Ice-T en un breve recitado, pero no se sale con la suya y no consigue arruinar el producto final como hiciera en “Forbidden” de Sabbath.

A esta altura de la escucha alcanza para notar que la elección de Dirk Verbeuren fue de lo más acertada, empardando la labor de Adler en “Dystopia” y dejando a años luz al opaco Shawn Drover (bueno, hasta el osito a pila de la publicidad de Duracell tiene más onda que él). ¿Y qué decir de Loureiro? Nuestro hermano brasileño es sin lugar a dudas el que mejor se acerca de todos sus sucesores a la gloria dejada por Marty Friedman, con  solos iluminan el panorama cada vez que aparecen. Del amigo Di Giorgio sólo podemos decir que sabemos de lo que es capaz, pero en este caso el bajo está bastante enterrado en la mezcla y no tiene un marcado protagonismo en el sonido general de la banda.”Dogs of Chernobyl” baja un poco tanto vértigo, mostrando a un Megadeth con un enfoque un tanto más progresivo,. A su término,  a partir de “Sacrifice” la cosa se ameseta y estamos quizás ante el segmento más flojo de la placa, gracias a una seguidilla de temas no tan logrados, es decir, el consabido relleno que mencionábamos antes. Acortando la lista de canciones, o sacando un poco más de punta al lápiz a la hora de componer (en ese rubro hay una activa participación de Loureiro ), el resultado final hubiese sumado puntos. Por momentos pareciera que todo el énfasis de la banda parece estar puesto en sonar lo más intrincado, retorcido y veloz posible, olvidando que detrás de los grandes clásicos de Megadeth, y de la destreza instrumental, había también grandes canciones (las ideas se venden, pero a veces no se compran, ¿no?).

Bueno, de eso adolece el tramo del disco mencionado, pero por suerte hay tierra en el horizonte antes de que el barco naufrague. Con “Célebutante” el Colorado manda a los suyos a poner quinta otra vez, con un riff lleno de gancho y mugre, que se te pega al cerebro cual dulce de leche repostero, como aquellos que supo cranear para Metallica antes de que lo rajaran (con referencia al riff de “Seek & Destroy” en el minuto 2:00 y todo). “We’ll be Back”, primer corte de difusión del disco, es otra vulgar demostración de poder, con algunos guiños a “Good Morning/Black Friday” del glorioso “Peace Sells”, pero no por ello menos efectivo. Para cerrar el extenso repertorio llegan dos covers (en realidad se trata de dos bonus tracks que posiblemente no aparezcan en todas las ediciones, pero al menos en Spotify sí), que aportan un toque de necesaria frescura después de tanto machaque. El corazoncito punk de Don Dave sale a la luz con un logrado cover de “Police Bus” de los Dead Kennedys. Y por último la gran sorpresa. ¿Cuándo corría 1986, y Sammy Hagar rompía las FM con Van Halen y  su edulcorado “Why Can`t This be Love”, alguien podía imaginárselo haciendo un dueto con Megadeth?. Bueno, todo llega en la vida, amigos. La versión en conjunto de “This Planet ‘s On Fire” es todo un hallazgo y cierra el álbum con una inesperada cuota de rock & roll.

DIAGNÓSTICO: Estamos ante un trabajo que no es fácil de asimilar a primera escucha, con una extensión, una complejidad y una intensidad que requiere de cierto tiempo. Es de esos discos que van creciendo a través de las sucesivas escuchas. Como en otras oportunidades, Mustaine volvió a demostrar su capacidad para reponerse a la adversidad, en este caso dejando atrás una enfermedad de mierda y seguir vivito y coleando no sólo en el aspecto personal , también en su faceta artística. Rodeado del mejor equipo de laderos que supo formar en mucho tiempo, el Colorado logra mantener en alto el buen nivel que había mostrado en “Dystopia”. Repitiendo lo ya dicho: exigirle a bandas de este calibre competir con sus obras cumbres es una utopía, pero al menos sí se puede pedirles que estén a la altura de esa leyenda. . En “The Sick…”, Megadeth cumple esa premisa con creces. El resultado final no es perfecto, podría haber estado mejor en ciertos aspectos, pero eso no quita que sea merecedor del aplauso. Sin dudas una de las ediciones que es fija a estar en cuanta lista se haga de los mejores discos del año

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