¿Quién es Rodrigo Martín? ¿Qué es Rodrigo Martín? ¿De dónde viene, adónde va, qué piensa, qué ha hecho, qué hará? Son más las preguntas que las respuestas pero para entrevistar a un artista que considera que el interrogante contiene al conocimiento, la situación nos resultó ideal… En una mesa del restó bar New York Dogs, el talentoso frontman de Juana La Loca conversó con MADHOUSE y con amabilidad y lucidez no exentas de vuelo, contestó todas y cada una de nuestras preguntas, inquietudes e interrogantes: los resultados de nuestra búsqueda de conocimiento los tienen aquí debajo, con la esperanza de que les inspiren nuevas y más ambiciosas exploraciones propias.

En diciembre tocaron en el Festival TokaDaK junto a bandas como Los Brujos, Todos Tus Muertos, 2 Minutos y varias más, ¿cómo te sentiste al compartir el escenario con bandas que, al igual que Juana La Loca, son tan representativas de los 90s?

Para mí es muy significativo, porque significa que cosas que hemos esgrimido dos o tres décadas atrás, como conceptos, ideas o propuestas, si bien hoy obviamente están reversionadas, siguen teniendo un carácter de vigencia para generaciones de ese entonces y también actuales.

¿Qué cambios podés notar entre ambas generaciones?

A mí me llegan muchos mensajes de público de discos anteriores de la banda que traen a sobrinos, hermanos o hijos. Es como que esos conceptos de los que hablábamos tienen una transmisión generacional y, por ende, una herencia. Hace poco nos llegó un video de un padre con el hijo en hombros, el chico tenía seis años y cantaba “Vida Modelo”, una canción de 1997. Esos chicos incluso tienen un diferencial con sus padres, porque se crían y se forman escuchando esa música. Los padres escucharon “Electronauta” (1993) o “Vida Modelo” (1997)  a sus 20 años; este chico lo está mamando desde los 6, es fundacional.

TRILLANDO LA ENDORFINA

¿Como surgió el concepto de «Endorfina»?

Cuando comenzó el tema de la debacle planetaria de la pandemia y demás, pensé que era el momento de responder a la situación imperante con gestación de arte, esgrimir cierto grado de rebeldía ante una condición que no dependía de una acción concreta para cambiarla y responder artísticamente. Comencé a cranear un nuevo disco, de ahí también el nombre “Endorfina”, porque es lo que genera el cerebro en estado placentero. 

¿En qué se diferencia este álbum de los trabajos anteriores de Juana La Loca?

Si bien el espíritu de la banda permanece constante, para cada disco intento agregar un diferencial con respecto al anterior. Hay ciertos lingüistas, como Saussure, que sostienen que el lenguaje es una suma de significados y por debajo subyace un significante que le otorga conceptualidad a la cadena de significados. Lacan revisiona esto y dice que el significante atraviesa toda la cadena de significados. En nuestro caso, haciendo un parangón con eso, los significados serían la suma de los discos, y el significante, algo que atraviesa esa suma y que es la búsqueda permanente, el homicidio de las fórmulas y preferir la pregunta a la respuesta… Siempre menciono esto, porque yo considero que el interrogante contiene al conocimiento, para encontrar una nueva respuesta que satisfaga ese interrogante tiene que haber una búsqueda. En ese desarrollo se incorpora nuevo conocimiento, entonces creo que la pregunta es la que moviliza al conocimiento, el aprendizaje y, por ende, la gestación de nuevas ideas. 

EN SU MEDIDA Y ARMONIOSAMENTE

¿Cómo se reflejan estos conceptos en «Endorfina»?

Basándome en ese concepto, comencé a investigar la estimulación armónica: el sonido está compuesto por infinidad de armónicos; estimulando algunos de estos en pos de otros conseguís distintas texturas auditivas, por ejemplo la presencia -que en la ecualización común serían los medios del sonido- armónicamente tiene otra significancia, es como tener la sensación del audio en la cara con una presencia de campo cercano; estimulando otros armónicos conseguís la noción de brillo o sharp, o estimulando otros, el engrose o la sustancia, que serían los graves.

¿Cómo llevaste a cabo este proceso de estimulación de armónicos?

Comencé a estudiar las teorías de estimulación armónica y llegué a dar con un aparato llamado Blat Box, que diseñó un ingeniero norteamericano y quise diseñar uno yo mismo, un estimulador de armónicos a base de tecnología valvular, porque la válvula al ser un componente analógico que responde por calor, dispara armónicos impares como los que el oído humano recibe, por eso nos es tan agradable el sonido valvular en deterioro del sonido digital, que dispara armónicos pares. Comencé a estudiar el funcionamiento valvular y me diseñé mi propio aparato, obviamente que no podía hacer un circuito, pero diseñé la idea a mano alzada y me comuniqué con varios ingenieros. El 90% me sacó cagando, hasta que uno me dijo: “Me parece muy buena la idea, te preparo un circuito”, y hizo todo un circuito. Cuando comenzamos a averiguar en ese momento para importar, salía más barato comprar el Blat Box, así que comencé a trabajar con emuladores, estimulando los armónicos a través de emuladores que tuvieran la aprobación de fábrica, por ejemplo, si Fender saca un programa de 10 equipos firmados por los ingenieros de la empresa, están dando el consentimiento de que ese emulador funciona como el aparato real. Así que conseguí esos plugins y el disco fue pensado desde la producción, la grabación, la mezcla y el mastering con emuladores de estimulación armónica. Ese es el concepto y la producción del disco en sí misma.

¿Cómo lo grabaron?

Por el momento que habíamos descrito, la información nos la pasábamos por Wetransfer, yo en mi casa producía las pistas que me mandaban los chicos, conseguí micrófonos y comencé  a meter las voces, después, cuando estaba todo completo, fui al estudio Blue Noise, del ingeniero Martin Solimo, y ahí lo terminé de mezclar.

Y esto del emulador de armónicos, ¿se puede llevar al vivo?

No se consigue para vivo, lo que hacemos nosotros es estimular armónicamente todas las programaciones, ya sean las de «Endorfina», que son bastantes, como las que usamos cuando festejamos los 30 años de «Electronauta».

FORMULARIO PARA FORMULAR FÓRMULAS

Anteriormente hablaste sobre un «homicidio de las fórmulas», ¿a qué te referís exactamente con eso?

La fórmula es una combinación de ciertos modismos encriptados en una canción que han generado cierto “éxito” (entrecomilla con los dedos), porque yo creo que el éxito no pasa por la aceptación popular de un tema, para mí se maneja en otras variables: ser honesto, consecuente y coherente con lo que transmitís artísticamente para que el que lo recibe, que se vuelve dueño de eso porque lo reinterpreta y resignifica, esté en concordancia con lo que vos estés queriendo transmitir, ese creo que es el éxito. Después, la aceptación popular, en mi caso, es una consecuencia y no un objetivo. Temas como «Vida Modelo», «Sábado A La Noche» o «Perdí La Fe», que fueron más escuchados que otros, tienen una combinación de factores, a eso llamo fórmula: a cierta melodía en un determinado tiempo de la canción o cierto énfasis en algún recurso que posea la canción… Cuando compongo nuevas composiciones jamás me aferro a eso, eso el asesinato de la fórmula.

Rodrigo flanqueado por MADHOUSE en una foto que despierta toda clase de interrogantes

En la canción «Personalidad Adictiva», hablás de una verdad que golpea, como si la verdad fuera un lugar para evitar...

Sí, la letra dice, “y te golpea la verdad” y el estribillo cierra con, “vos diseñás la realidad”. También dice frases como, “Ya no resignes nada”, “cuando ya nada alcanza” o “siempre quiero más”. Se refiere a que, en realidad, en cierto aspecto de transitar la vida, nada es suficiente para calmar, en este caso, mi ansiedad; que nada es suficiente para ocultar el vacío que genera la desesperanza, pero que a fin de cuentas, el que diseña las normas termino siendo yo. Eso es lo que quiere significar cuando dice “Y te golpea la verdad”.

¿Varió el enfoque tuyo de las letras respecto a los 90s? ¿Hay otros temas de los que te interese hablar ahora o las cuestiones que te inquietan son las mismas?

Hay ciertas cosas que fueron fundacionales en mi formación conceptual, por ejemplo todo el pensamiento existencialista francés y fenomenológico de Sartre, de Simone de Beauvoir o anteriormente a eso la prehistoria del existencialismo de René Descartes, esas cosas se mantienen presentes. Por ahí hay un cambio de relato entre las letras, por ejemplo, en “Electronauta” una decía, “La vi pasar en un carro alado”, descripciones que tienen que ver más con un plano onírico o de alucinación… Creo que la alucinación es una forma de percepción tan válida como el sentido común o el científico; ojo, no digo alucinación en desmedro de. Después hay un cambio en la lírica de “Vida Modelo”, que describe como una secuencia de nacer-escuela-trabajar-morir, una visión más crítica y despiadada, una descripción más visceral que por ahí la poesía que encierran “Electronauta” o “Revolución” (1995), aunque esa noción de poema no la abandoné nunca.

UN LIBRO ABIERTO

Siguiendo con el tema de las letras, hace poco contaste que estabas trabajando en un libro. ¿Qué nos podés adelantar al respecto?

Lo vengo escribiendo hace varios años y después llegué a recopilar escritos hasta de cuando era adolescente, se llama “Tramas”. A mí siempre me costó encasillarlo dentro de un género o subgénero; el editor del libro le pasó una selección de textos a un escritor de la editorial, que también es filósofo, y lo describió como poemas en prosa con un fuerte ingrediente filosófico… Siempre postergué la salida del libro para concentrarme en los discos. Ahora siento que es el momento de mi vida para darlo a conocer. Todas las ramas artísticas me interesan, también, aunque hace tiempo no pinto, tengo varios cuadros.

¿Cuándo nació tu interés por la literatura?

Estoy acostumbrado a consumirla desde muy temprana edad, porque cuando yo era chico mis padres se separaron, y como mi mamá trabajaba, me quedaba con mis abuelos y mi abuela tenía la costumbre de leerme antes de que yo supiese leer. Cuando tenía entre 4 y 5 años, íbamos a una glorieta que quedaba en el jardín y me leía autores como Nietzsche, Merleau-Ponty o Heidegger y obviamente que yo entendía la mitad, pero me iba formando. Cuando aprendí a leer me hacía leerle los mismos autores y me corregía al escucharme, me decía: “No, eso está mal”, o, “Eso lo estás leyendo mal, niño” (Risas), y ahí ya fui mamando todo lo que tiene que ver con la incorporación de conocimiento a través de la lectura. Lo que pasa es que mi vieja se re calentaba porque me leían cosas que para mi edad eran zarpadas, porque por ahí me leían autores anarquistas como Bakunin a los 7 años y yo no estaba preparado para entender esos conceptos, mi vieja también me daba literatura, pero más acorde a mi edad, cuando tenía 6 o 7 años me compraron “La Ilíada”, pero en versión para niños. Yo igual iba re-contento al colegio, porque mis compañeros tenían un dios y yo conocía como 20 o 30 (Risas), desde Zeus, hasta Mercurio o Minerva… Pero bueno, mi abuela se re-sarpaba y el hermano de ella también, me leían autores como Malatesta, que no eran acordes a mi edad.

¡Qué formación te dejaron!

Sin duda, y aparte por ahí lo más valioso que me dejaron fue el método. Obviamente que a las cosas que me leían las revaloricé después desde otro enfoque, pero creo que la enseñanza más fuerte es esta noción de investigación, de la incorporación de conocimiento a través de la lectura, ese fue el legado que incorporé toda mi vida a posteriori.

ES EL ROCK EN MI FORMA DE SER

Dijiste hace un ratito que te interesan todas las formas de arte; en tal sentido, ¿cómo ves al rock en este momento de su historia? ¿Creés que sigue siendo un vehículo válido para llevar ideas? ¿Te parece que los pibes de ahora pueden encontrar en el rock el mismo lugar de encuentro o de expresión que tenían los de tu generación?

Bueno, el mismo lugar no, porque hay una dinámica de expresión que va cambiando de generación en generación, en este caso potenciada por los cambios tecnológicos y la adquisición de nuevas variantes desde el punto de vista de la inmediatez comunicacional a la que se accede hoy día. Para nosotros resultaba toda una tarea conseguir el disco o el libro que te gustaba; hoy el acceso es tan inmediato que los parámetros de expresión también varían. Pero sí considero que el rock es un terreno de expresión muy importante, y creo que hoy, con el advenimiento de otros estilos y otros artistas, es un fenómeno bastante notable, porque por ahí se consumen determinados artistas de un modo tan popular que vos agarrás a un consumidor de esa música y no te sabe cantar tres temas, o le preguntás qué dice la letra y no saben lo que están hablando. Creo que el rock hoy día se ha vuelto una expresión contracultural.

La pregunta parte de la base de que la mayor parte de los chicos hoy están muy metidos en la internet, aunque al mismo tiempo sigue habiendo otros interesados en el rock y la música… ¿Te parece que el mensaje de épocas pasadas o de todo lo que ha inspirado al rock les llega cabalmente en esta actualidad?

Y… a este chico de 6 años que cantaba «Vida Modelo» algo le debe estar llegando- Por ejemplo, como a mí, algo de Bakunin a los 6 me llegaba. Por ahí no en la dimensión completa, pero es un comienzo.

UN DISCO, UN SIGLO, UNA ÉPOCA

Volviendo a «Endorfina», ¿qué expectativas tenés de este disco, como obra y en cuanto a la llegada al público?

Bueno, siempre la expectativa está puesta en que cada disco que hacemos o cada manifestación, como un video o un show, marque un precedente y un registro de época que se pueda identificar, por ejemplo, vos decís «Electronauta» y lo relacionás con la gestación y el comienzo de los 90s. Queremos que quede como un registro temporal de lo que significó ese disco, ese show o ese video, pero eso es considerado a posteriori. Es decir, cuando nosotros hicimos aquel álbum no éramos conscientes de que era un cambio generacional en el rock, eso lo pudimos determinar veinte años después. La valorización de casi todas las cosas que hacés en la vida son en retrospectiva, entonces, la expectativa es justamente que «Endorfina» quede como un disco que al ser revisado con el paso del tiempo marque parámetros de la época en la que salió.

Hablando sobre esta renovación del rock que decís, en la época de “Electronauta” había bandas como Babasónicos y Los Brujos, que al igual que Juana tienen en común ser de la Zona Sur del Gran Buenos Aires...

Lo que pasa es que la Zona Sur ya a mediados de los 80s era como un caldo de cultivo, como una sopa primitiva, como esas teorías evolutivas de que todo ocurrió en un caldo… Bueno, la zona sur era muy similar a eso, primero porque existía un sinfín de bandas que comenzaban a tocar, anteriores a nosotros estaban bandas como Los Slips o Los Valiants, y además había una discoteca que era una discoteca faro que se llamaba Le Paradis. Nosotros íbamos cuando teníamos 15 años y estábamos en cuarto año, era como una internet en un espacio reducido. Los DJs pasaban la música que se escuchaba en el mundo en ese momento: The Romantics, The B-52s, la new wave… Y de pronto se cortaba la música y como era un cine antiguo de Temperley, subían a tocar en el escenario bandas como Soda Stereo, que tenía uno o dos discos, o Los Violadores… te nutrías de la música internacional del momento y veías a las bandas que comenzaban a tocar en esa época. Entonces esa discoteca se volvió como un faro de atracción y una transmisión de lo que ocurría en ese instante. A partir de ahí comenzaron a abrir un montón de lugares en toda la avenida donde estaba esa discoteca (N. Avenida Meeks).

¿Qué recuerdos tenés de aquellos años?

Yo ya tocaba en una banda de secundario que se llamaba Antibiótico, también con Roberto Pasquale, que después fue el primer guitarrista de Juana La Loca y está en la formación actual. Con Antibiótico ya hacíamos pequeños shows en esa época, y luego ya en el 88 cuando estaba en su esplendor y ya más que un caldo de cultivo era una sopa compuesta, empezamos a tocar con Juana La Loca y ahí también tocaban bandas como Los Brujos o Serenos De Tu Tumba, muchas bandas del sur caracterizadas por una renovación en las estructuras del rock. Esto coincidió con que había un montón de radios incipientes que promovían esto y también con la inauguración de un montón de locales como La Carpintería, La Biblioteca o Shaker, que estaban interesados en que las bandas tocaran ahí. Entonces nosotros por ejemplo un sábado tocábamos en La Carpintería, Los Brujos nos venían a ver, terminaba nuestro show y cruzábamos a La Biblioteca a ver el show de ellos… Había como cierto emparentamiento y comunión entre las bandas.

Le Paradis, uno de los lugares donde se cocinaba la sopa alternativa de los 90s

MELERO, EL QUE LOS VIO PRIMERO

Algo que también comparten con Los Brujos es el haber trabajado con Daniel Melero. ¿Él conoció ambas bandas por distintos medios o como parte de una misma movida de la misma zona?

Supongo que Daniel estaría muy atento a eso que ocurría, porque todas las bandas de Capital Federal también venían a tocar a Le Paradis y a La Biblioteca, bandas que hasta ese entonces tenían un circuito en el Teatro Santamaría, el primer Parakultural y los comienzos de Cemento. Después nosotros mismos nos trasladamos a esos lugares y fue como una onda expansiva. En mí caso, la conexión con Daniel fue a través del conocimiento de otra banda sureña que se llamaba El Lado Salvaje, que había editado a través de un sello que tenía él, llamado Catálogo Incierto. Entonces yo en ese momento había craneado sacar un EP y quería un productor, en el sentido de que si era real, funcionara como médium para plasmar en una cinta las ideas compositivas y de sonido que yo tenía. Al haber escuchado Los Encargados y las colaboraciones que había tenido con Soda Stereo pensé en Daniel. Le pedí el contacto a uno de los hermanos de El Lado Salvaje y me pasó el número del padre, que era lo que tenía. Entonces lo llamaba constantemente, hasta que un día suena el teléfono en la casa de mi mamá y atiendo y me dicen: “Pero escuchame, ¿vos quién carajo sos que mi viejo me está volviendo loco para que te llame?” (Risas). Era Daniel, le comenté todos mis planes y me dijo: “Traete todos los demos a casa”. Así que agarré todos los cassettes y fui a verlo al departamento que tenía en la avenida Córdoba, que tenía una cúpula arriba. Escuchamos un montón de música, le mostré todos los demos y ese fue el comienzo del primer EP de Juana La Loca, que se llamó “Autoejecución”… Respecto a Los Brujos, Daniel me contó que los había visto una noche en Cemento, que lo habían impactado y ahí surgió la relación con ellos.

¿Qué planes hay en lo inmediato para Juana La Loca?

El jueves a la noche tocamos en San Bernardo y el viernes en el Vorterix de Mar del Plata, vamos a presentar «Endorfina» en ambos shows. El 6 de abril vamos a dar un show conceptual audiovisual en ARTLAB, que si bien tiene menor capacidad que el teatro que hicimos en diciembre, lo escogimos porque Andrés Caballero, el director de cine que dirigió nuestros videos «Tus Besos Matan» y «Espejismo» junto con su mujer, Brenda Warner, que dirigió «Vestida para Matar», hicieron una puesta en escena y una producción de imágenes en correlación a cada tema que vamos a tocar. Así que necesitábamos una pantalla de altísima resolución y la que conseguimos que es ejemplar en cuanto a producción es la de ARTLAB, así que el 6 de abril, con capacidad limitada daremos el show ahí, donde se va a filmar en vivo el próximo video de «Endorfina», a elegirlo por el público.

¿Hay alguna novedad respecto a nuevas composiciones o grabaciones?

Ya estamos experimentando y registrando grabaciones para un próximo disco, es un proyecto de acá a un año, pero ya estoy trabajando en conceptos de audio, por ejemplo, basándome en que el sonido viaja en el aire a través de la molécula de oxígeno, en ese viaje describe linealmente las dimensiones que más o menos manejamos, pero hay un sinfín: describe un pasado, un presente y en el transcurso del viaje va atravesando un futuro, si yo logro captar a través de la superposición de distintos micrófonos esos tres estados del sonido con distintas aproximaciones a la fuente emisora y los combino conformando una nueva textura de audio, le voy a incorporar una dimensión más a ese sonido, que es la combinación de las otras tres. En eso estoy trabajando ahora: en una nueva dimensión auditiva que ocurre en un momento, que es captada e irreproducible.

¿Querés decirle algo más a los lectores de MADHOUSE?

Sigan leyéndola porque es una revista que despierta los sentidos.

Reportaje: Emiliano Herrera / Colaboración y fotos: Frank Blumetti

2 Comentarios

  1. Excelente entrevista👌 Leo Madhouse desde mis tiernos 13 años en su versión papel impresa 😄, aquel número que venía con The Offspring en su portada. Me enseñaban sobre rock, pero también me hacían reír y pensar. Terminé escuchando y sacando muchas bandas increíbles de esas páginas. Gracias a Frank Blumetti y Emiliano Herrera. Los mejores periodistas de rock los tiene Madhouse. Un genio Rodrigo Martin y Roberto Pasquale. Los vi el año pasado 3 veces en vivo. Fue genial. Hasta me firmaron Electronauta. Gracias por seguir promoviendo la movida sónica y miles de bandas de rock geniales de Argentina y el mundo.

    • Gracias a vos Mariano por tus palabras y el aguante a pesar de los años, los momentos vividos y seguí siguiéndonos que seguimos y seguiremos dando batalla. Un abrazo grande

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