KORPIKLAANI, TEATRO FLORES, 28/11/2023

El pasado 28 de noviembre, los finlandeses Korpiklaani desembarcaron en Buenos Aires para celebrar sus dos décadas de trayectoria. Luego de ocho años sin pisar suelo argentino, la célebre banda de folk-metal hizo bailar a su público, en una noche que prometió ser legendaria y estar repleta de birras, pogo y mucho metal, tal como te contamos a continuación.

¡TRAEME UNAS PINTAS!
Los encargados de abrir el boliche esa cálida noche fueron Lëshy, banda de black/pagan-metal oriundos de la ciudad de Tigre y Cernunnos con su fusión de metal extremo y tonadas celtas. Ambos grupos hicieron un gran trabajo calentando al público, que a pesar de algunos fallos técnicos, dejaron todo listo para el show principal.

A las nueve en punto empezó a sonar la intro y acto seguido el baterista Samuli Mikkonen -quien había estado anteriormente entre el público mirando a las bandas argentinas y sacándose fotos con los fans- se montó en la batería y empezó a desplegar su talento para dat paso al resto de la banda. La presentación arrancó muy arriba y sin respiro con tres clásicos: “A Man With a Plan”, “Wooden Pints” y “Happy Little Boozer”, donde, como dato de color, el público se desesperaba por meter el tradicional coro: “Ole, ole, ole, Korpi, Korpi” y la banda no le daba oportunidad. De todas maneras, el público tuvo revancha antes de comenzar el cuarto tema, “Journey Man”, cuando la banda hizo una pausa para solucionar un problema técnico y el respetable rellenó el bache con cantos, aplausos y silbidos.

El tramo siguió con un mix de temas nuevos y otros no tanto cómo: “Sanaton maa”, “Ievan polkka” y “Jägermeister”; que despertó los coros del público con el nombre del popular aperitivo alemán. Sin bajar la intensidad, le siguió “Gotta Go Home”, clásico tema de Boney M., que Korpiklaani reversionó en 2023 y que la gente ya conoce bastante bien.

LA DANZA DE LOS DUENDES
Con “Tuli Kokko” el ambiente cambiaría un poco y el público se quedaría hipnotizado con el clima tribal y pesado que tiene este tema. La energía bajó un poco las siguientes canciones, aunque se podía ver a la gente bailando y saltando; y por supuesto cantando.

El final de esta sección más tranquila se daría con “Kipumylly” el cual tuvo un divertido momento con el cantante Jonne Järvelä, quien hacía repetir al público coros improvisados, muy al estilo de Freddie Mercury. En adelante, la energía retornó a su curso anterior y la gente volvió a las rondas de pogo y mosh que se habían visto desde el principio; como dicen la energía se transforma y la banda sabe muy bien como dosificarla para que el público disfrute y no se quede a mitad de camino.

La primera parte culminaría con un adelanto de su próximo trabajo “Saunaan” y otro clásico “Tequila”, el cual incluyó un impresionante solo de batería a cargo de Samuli; final que dejó con ganas de mucho más.

ESPÍRITU ETÍLICO ALEGRE
Tras la merecida pausa, la banda regresa al escenario con un invitado. Estamos hablando de Emilio Souto, guitarrista de Skiltron que grabó un sencillo con el tema “Beer beer” cantado en español. “Birra birra, vamos a cantar nosotros” decía mientras él y Jonne abrían una botella de cerveza cada uno y salpicaban al público como si fueran botellas de algún vino espumante. Alternándose entre un idioma y otro, el tema se llevó adelante mientras ambos cantantes brindaban y bebían el brebaje al que la canción hace mención.

El gran final fue con “Vodka” que desató la pasión de los fans por última vez, transformándose el campo del Teatro en un gran remolino de gente que saltaba y se empujaba. Algunos se sacaron la remera, otros ya se la habían sacado hace rato por el calor, y entraron al pogo agitándola al aire; tenían que estar ahí porque era el último de la noche.

El show duró cerca de dos horas y fue una fiesta en todo momento. La música de Korpiklaani es una alegría inconmensurable motivada por el protagonista de muchas de sus canciones, el alcohol, pero sin caer en la agresividad ni lo dañino. Fue una lástima que el sonido no haya sido el mejor, llegando incluso a saturar los parlantes, pero no por eso la gente dejó de disfrutar. Por suerte tampoco hubo grandes parones para arreglar problemas técnicos. A pesar de todo, la banda se mostró muy contenta con el espectáculo que brindó, que aunque no tuvo mucha interacción con el público, logró generar una buena sinergía y cumplir con su promesa de una noche legendaria.

Txt: Mariano Valoira

Ph: Huberto Andrada

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