PACIENTE: PIL «END OF THE WORLD» (PIL Official, 2023)

HISTORIA CLÍNICA: ¿Cómo han sido para ustedes los últimos años? Sin duda para quien inicialmente conocimos como Johnny Rotten y que desde hace ya años conocemos como quien realmente es, es decir John Lydon, fueron un momento de mucha actividad, por los más diversos motivos. Fue para él un período intenso y difícil. Buena parte del mismo estuvo cuidando a su amada esposa Nora Forster, quien padecía Alzheimer desde 2018 y finalmente falleció en abril de este año. Fue seguramente aún más insoportable para él por las dificultades asociadas a la pandemia y también a los usuales roces, discusiones, peleas, problemas y reyertas con los demás (S)ex-Pistols, que llegaron a un punto de no retorno tras el estreno de la serie «Pistol» dirigida por Danny Boyle, para la cual -y para sus ex compañeros, claro- no ahorró vitriólicas críticas («Va contra todo lo que alguna vez creímos… ¿es lo único que hiciste de valor en tu vida y vas a venderlo porque querés cinco libras más?»), e incluso perdió un juicio contra ellos tratando de evitar que se incluyera la música del grupo en la banda de sonido. Todas malas, todas difíciles, todas dolorosas.

Durante todo este tiempo, la composición tuvo un efecto terapéutico para él. A diferencia del pasado, su particular condición emocional le ha permitido desarrollar una serie de temas que no incluyen sólo una aguda invectiva contra las distorsiones del mundo. Los dos primeros singles que anticiparon el álbum (lanzado el 11 de agosto p.pdo.) actúan en este sentido como las columnas de Hércules dentro de los cuales se desarrolla toda la obra. Por un lado está «Penge», tema que abre el disco con su estructura industrial onda Killing Joke, escenifica acontecimientos relacionados con las guerras nórdicas como metáfora de la necesidad de tomar decisiones difíciles. Por el otro, la delicada «Hawaii», quizás la canción más romántica jamás escrita por Lydon, creada para intentar despertar en su esposa Nora los recuerdos de momentos felices pasados ​​juntos y presentada en las selecciones hechas en Irlanda para el Festival Eurovisión.

Entre estos dos extremos se encuentra un álbum cargado de sufrimiento y malestar. No sólo por la difícil situación personal del artista sino porque, en los ocho años transcurridos desde «What The World Needs Now» (su álbum anterior), el mundo, justamente mencionado en el título de estos dos últimos trabajos, se ha convertido en un lugar definitivamente más complicado. En tal sentido, Lydon tiene la libertad de criticar ciertos excesos de la cultura woke. El único punto criticable es que, en algunos casos, su examen termina pareciéndose un poco demasiado a la perorata del conservador yanqui promedio. «Being Stupid Again» (Siendo estúpido de nuevo) es una diatriba a veces vergonzosa («All Marx and Lenin again», “Todo Marx y Lenin otra vez”) contra los jóvenes estudiantes acusados ​​de estar adoctrinados por la autoridad escolar. Por otra parte, en «Walls», Lydon derrapa hacia el rap (bueno, casi) y observa cómo ciertas «barreras» son necesarias para proteger la serenidad de la gente… pareciera que esta canción se inspiró en una mala experiencia que tuvo con un acosador, pero es difícil no conectarla con sus simpatías Trumpianas expresadas en el pasado reciente.

Más allá de lo arriba descripto, «End Of World» (el undécimo álbum del grupo) mantiene una frescura en su sonido de la que quizás carecieron los dos últimos trabajos de PIL. En lugar de seguir las últimas tendencias de un post-punk que ellos mismos han ayudado a definir, Lydon y sus compañeros, el guitarrista Lu Edmonds, el batero Bruce Smith y el bajista Scott Firth (el mismo elenco por tercer álbum consecutivo, lo que da una idea de la armonía lograda por la formación, que también coprodujo este trabajo junto a James Towler y Rambo Stevens) apuestan por diversificar los sonidos y climas. Manteniendo firme y recta la barra del groove, que sigue siendo el único elemento distinguible del sonido de PIL (además de la voz de Lydon), canciones como la ya mencionada «Walls» y «Car Chase» exhiben un pop rock menos frontal y más multifacético que lo ofrecido en el pasado más reciente.

DIAGNÓSTICO: A lo largo de sus trece canciones, el ritmo hipnótico se reduce al mínimo, los sintetizadores pulsan adecuadamente, mientras la chispeante guitarra de Edmons ilumina fragmentos como en el tema que da nombre a la placa y en «Strange» donde dibuja riffs destinados a quedar grabados en la memoria… A sus 67 años, el ex Pistol demuestra que continúa siendo un ejemplo de integridad e independencia, incluso cuando libra batallas que no son exactamente las que nos gustaría librar.

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