Tras casi un año de editar «No bien abran las flores» y luego de una extensa cantidad de shows, Eterna Inocencia presentará oficialmente su nuevo álbum en Capital Federal, será este sábado 24 de junio en el Teatro Vorterix. MADHOUSE habló con Guillermo Marmol, el cantante de la banda, que contó sus sensaciones sobre el presente que atraviesa el grupo, la responsabilidad que implica escribir las letras y la sensibilidad y conciencia de Eterna Inocencia, que con más de 25 años de trayectoria sigue ampliando su propuesta e interpelando a sus seguidores en distintas formas.

¿Qué nos podés adelantar de la presentación de «No Bien Abran Las Flores» en Vorterix?

A lo largo de todo junio tuvimos un montón de conciertos, el último es la fecha del Vorterix, que va a ser la presentación oficial del disco. Durante la primera mitad del año ya estuvimos por Neuquén, Bahía Blanca, Mar del Plata, Tandil, Córdoba, Rosario, Santiago de Chile… Tuvimos un montón de conciertos y prácticamente no pasamos por Capital Federal ni Gran Buenos Aires, así que esta es la parada técnica, digamos, en Capital. Vamos a estar tocando no sé si todo el disco, pero una buena parte seguro, porque tenemos que meter también las canciones de más de 25 años de banda, así que vamos a estar mechando un poco y un poco.

Se nota una propuesta distinta en el nuevo disco, con influencias New Wave y un sonido renovado.

Estamos contentos con eso, porque nosotros crecimos escuchando esa música y admirando a nuestros hermanos mayores que eran los que nos acercaban a estas bandas como The Cure, Joy Division… Y yo creo que Eterna a lo largo de toda la obra tiene como un deje de melancolía en las letras que lo acerca a ese estilo de música, pero también tiene la particularidad de ser una banda con una filosofía encuadrada dentro del punk rock y además mucha velocidad: tenías como esa conjunción de temas súper veloces y melódicos, pero con letras cargadas con algo de melancolía. Ahora me parece que nos dimos la oportunidad de tocar lo que también siempre quisimos hacer y experimentar un poco, pero de ninguna manera te diría que es un transitar por un estilo desconocido o algo que hayamos absorbido de grandes, en todo caso fue rascar un poco más y acercarse a nuestro propio pasado como músicos. Entonces nos reconocemos en esa ejecución, y quizás el paso del tiempo haya hecho que tenga una pulida el material: canciones con mucha cadencia, poca distorsión, tiempos medios, y un mensaje que se sigue manteniendo como en el resto de los discos que sacó Eterna en más de 25 años.

Hablando del mensaje, hay clásicos de Eterna como “Forgotten Cause” o “My Family” que son canciones muy críticas y hablan de temas como la dictadura, que en esa época eran quizás más de minorías y con los años fueron tomando relevancia, ¿qué sensaciones tenés sobre esto?

Coincido totalmente, me parece que hoy están en agenda un montón de estos temas que tocaba no solamente Eterna Inocencia, sino un montón de bandas de mediados de la década del 90, que habían crecido en pleno neoliberalismo y también vivieron las consecuencias de ese modelo. Creo que, con las herramientas que había en ese momento, tuvieron la claridad de identificar ciertos temas que están relacionados a la ampliación de derechos, cuestiones de salud, alimentación y que, 20 años después, hoy por suerte forman parte de la agenda cotidiana y de la discusión, y dejaron de formar parte como vos bien decías, quizás de una minoría activa, parafraseando a la banda y también al concepto de Daniel Cohn-Bendit, de Mayo del 68. Esa minoría activa estaba en los recitales, compartía esa percepción de la realidad y la manifestaba y volcaba tanto en discos como también en prensa alternativa, o sea que circulaba de manera prácticamente furiosa todo lo que tenía que ver con estas cuestiones. Creo que hoy eso es para celebrar, porque quiere decir que pasó el tiempo y esos jóvenes parece que no estaban muy equivocados con los problemas que percibían y planteaban.

El padre que nombrás en “My Family”, que “nunca me dijo por qué 30000 personas murieron en los 70s” es muy distinto al padre que hoy sos, que incluso sos profesor y director de una escuela. Las figuras y los roles cambiaron.

El punto ahí es, por un lado, pensar lo que es o lo que significa la familia como institución y las instituciones en sí, dentro de un contexto, que por cierto fue bastante difícil. Pero por otro lado, con el paso del tiempo, la paternidad y con asumir una responsabilidad como puede ser la dirección de una escuela, hoy por hoy creo que esos roles se construyen desde otro lugar: se construyen quizás desde el consenso, desde la disciplina, pero no entendida en el sentido de orden, si no en mi caso por ejemplo, de la base que me formó, que es ser profesor de Historia. Entonces todo eso me parece que hoy se pone en juego y la banda en más de un aspecto resulta un vector de acercamiento, sobre todo con los chicos, que preguntan y tienen sus aspiraciones y proyectos. Mi respuesta hacia ellos es perseverar y tener bien en claro que es lo que uno quiere hacer. No hay proyecto sin motivación, y creo que eso es algo que caracterizó siempre a Eterna Inocencia en estos 25 años. No estoy diciendo las cosas como en “Días Tristes” (1997) tampoco, lo ves en “No Bien Abran Las Flores”, pero pasaron más de 20 años y si bien creo que el mensaje de esas canciones está muy vigente, hoy quizás elegiría otra manera de comunicarlo.

¿Se fue relegando el costado más político de Eterna?

En realidad continúa, lo que pasa es que yo empecé a entender que es muy importante el cómo se dicen las cosas, y en las formas en cómo uno lo dice está prácticamente todo. uno puede conseguir todo incluso si tiene una posición planteada, pero tiene que poder transmitirla de manera asertiva, tratando de buscar el consenso, tratando de entender que en algún punto todos tenemos que ceder un poco, porque si no, no hay camino posible. Eso lo vengo entendiendo hace un tiempo y de alguna manera trato de volcarlo en las letras.

Eterna Inocencia en el Teatro Coliseo de Santiago de Chile. Foto: René Bravo

ENTRE RÍOS Y PALABRAS

“Las Palabras Y Los Ríos” (2004) fue un disco que se diferenció mucho de lo que era el punk o el hardcore melódico, tenía un tono distinto, triste y poético: ¿qué cambió en Eterna Inocencia a partir de ese disco?

Es un disco bisagra, yo me empecé a dar más lugar a las letras personales o de carácter existencial. Por eso volvemos a lo que hablábamos al principio, de recuperar mucho de estas bandas o de la perspectiva que tenían cantantes como Ian Curtis o tiene Robert Smith. En ese disco yo traté de dejar de lado un poco lo que había arrastrado hasta el disco “A Los Que Se Han Apagado” (2001) y darme un poco más de espacio para lo que eran mis vivencias de ese entonces y que también tenía que ver con la ruptura de un paradigma social, porque estamos hablando de tres años de eclosión o de explosión de lo que había sido un modelo de diez. Entonces también hay una búsqueda existencial que se acompaña por un cambio también del sonido, porque ese disco suena diferente a todos los demás, tiene una producción de unas características distintas que también me parece que lo puso en un lugar casi de bisagra en cuánto a la técnica, que las obras posteriores trataron de emular de alguna forma.

¿En la época fue bien recibido por los seguidores de Eterna?

No tanto, en el principio fue un poco resistido justamente por estas variantes que estamos conversando, las letras por un lado, el sonido y las canciones por otro. Canciones como “Nuestras fronteras” que hoy cierran un concierto, en su momento fueron como un shock para mucha gente. Pero hoy tenemos claro que es uno de los discos más queridos de Eterna Inocencia y tenemos una sensación muy parecida con “No Bien Abran…”, que también tuvo algo de resistencia en su edición y ahora empezamos a tener devoluciones de otra textura, que son muy parecidas a las que vos describís de “Las Palabras y los Ríos”.

¿En qué sentido fue resistido “No Bien Abran…”?

Un disco por ahí más ligado al pop que al punk, con guitarras demasiado limpias, con medios tiempos y ausencia de melodías rockeras, un disco con flauta dulce como la que toca Marina (Fages) en la canción “No Bien Abran Las Flores”. Cosas así, pero Eterna Inocencia trata a veces también de interpelar un poco, y creo que se trató de eso, de no quedarnos un poquito en lo que ya sabemos que va a funcionar y llamar un poco a nuestros interlocutores a que se animen un poco a más y a acompañarnos. Después también la celeridad de las nuevas tecnologías hace que quizás no tengas una reflexión acabada de la obra y tengas a tiro dispositivos para poder comentar un disco cinco minutos después de que salió. 

¿Creés que el ambiente del rock es más resistivo que antes?

Yo creo que hay resistencia, pero en el caso de Eterna quizás hay un colchón donde la gente tiene buena predisposición a recibir lo que la banda le acerca. Eso hace que de alguna forma, como dice una de las canciones del último disco, “seamos una galaxia” que va al margen de lo que es la gran industria cultural y el rock. Por eso la gente que no conoce la banda cuando viene un concierto reconoce que hay un muy buen ambiente y se lleva esa energía. Es muy interesante la gente que no conoce la banda, porque vos la llevás al concierto y capta que está en un lugar donde suceden cosas buenas, y me parece que eso es un montón, porque hoy no se puede cruzar la calle por la senda peatonal porque los autos te pisan. En este contexto, encontrarte contenido, escuchado, valorado, hace que de repente se transforme en una especie de micromundo, en el que vos traés propuestas nuevas y siempre tenés un público bien predispuesto. Pero bueno, eso no sale de la nada, es producto de mucho tiempo y muchos años de trabajo.

A mí me parece que tanto «No Bien Abran…» como «Las Palabras…» tienen una sensación como de adultez.

Coincido, porque nosotros somos muy cuidadosos con lo que queremos comunicar y eso siempre ha sido así con la banda. Es como te decía más temprano, es como la canción que dice “qué es lo que buscan decir tus guitarras”, o sea qué es lo que uno trata de mantener y acercar a la gente, qué es lo que uno quiere manifestar. Quizás eso hace que no editemos discos cada dos años y que de hecho lo hagamos de manera cada vez más intermitente, porque entre nuestro anteúltimo disco y este hubo ocho años, que es quizás demasiado tiempo, pero hay que ser realistas, parte de ese tiempo tiene que ver con que nos cuesta mucho componer las letras de las canciones y que queremos llegar al corazón cuando comunicamos, entonces eso nos lleva a un trabajo arduo que quizás genera esto que vos bien manifestás.

¿Por qué creés que las letras te cuestan mucho o quizás más que antes?

Primero porque son veinticinco años escribiendo letras y uno no quiere repetirse. Uno asume la responsabilidad y sabe que la gente está esperando de alguna manera qué es lo que uno va a decir, cómo lo va a decir, y eso de alguna manera te llena de responsabilidad. Y tampoco querés defraudar, querés que la gente siga escuchando y sintiéndose identificada con lo que decís. Después de 25 años, 8 discos y más de 100 temas, es todo un desafío poder continuar haciendo las líricas de la banda.

También tienen un público fiel que fue creciendo a la par de la banda.

Exacto, la gente yo creo que acompaña también. De hecho te lo manifiesta, te dicen “Eterna es la banda de mi vida”, u “Otro disco que sacó y ya me siento identificado con mi presente”. Entonces uno va creciendo y la gente va creciendo con uno, las dos cosas.

Parafraseando un poco la canción “Cuando Salgo A Tocar”, quiero preguntarte cuáles son tus cantores prohibidos y los libros que esculpieron tu corazón.

Es una muy buena pregunta, mirá, entre los libros te nombraría “Un Elefante Ocupa Mucho Espacio”, de Elsa Bornemann, que es fundamental y que también está una canción nuestra. La canción “A Elsa y Juan” está dedicada a ella y a Juan Marchesi, un ilustrador de una de las ediciones de este libro. Y en música, Alfredo Zitarrosa, Victor Jara… los grandes cantautores latinoamericanos creo que fueron muy importantes para nosotros en un momento determinado, donde por ejemplo dejamos de cantar en inglés para pasar a cantar en castellano, para ver lo bello, lo rico y lo florido de la lengua española y también por una cuestión identitaria. Eso también creo que refleja un poquito el alma de Eterna Inocencia, y también lo que dice la canción: los amaneceres lejos de Buenos Aires. Amanecer en una ciudad lejos de casa después de una noche habiendo cantado nuestras canciones realmente no tiene precio.

AMIGOS, ALGORITMOS Y VERDADERAS PROPUESTAS DE ROCK

Después de escuchar algún disco de Eterna en Spotify, el algoritmo sigue con Flema.

Para mí que Spotify capta el algoritmo de buena onda que hay con Flema, porque son bandas paralelas, pero incluso las cuentas de Instagram interactúan si las ves. Así como pasa con Loquero, yo ya veo que en cualquier momento hacemos un concierto juntos. Así que no está tan errado en un punto. Es muy lindo estar compartiendo con bandas que hace mucho tiempo están tocando y hay que darse la oportunidad también de compartir de compartir esos proyectos en conjuntos. Ya es una dicha que todos estemos tocando a esta altura de nuestras vidas, entonces no podemos darnos el lujo de hacer las cosas por separado. Así que tan errado no está Spotify, y a mí mismo me ha pasado esto que vos decís, de estar escuchando Eterna y después empiece a sonar Flema o Sin Ley.

Sin Ley es una banda vecina de Quilmes también.

Claro, pero no nos conocemos personalmente, lo cual es una atrocidad, siendo dos bandas de Quilmes. Pero por eso te digo, hay un montón de cosas muy lindas por hacer. A nosotros tocar con Loquero nos marcó bastante el camino en ese sentido, porque como muchas otras bandas lo transitás en soledad, tocando todos los fines de semana, lo cual es lógico para cada proyecto que tiene que continuar, pero también está bueno de vez en cuando compartir momentos como músicos y creo que no podemos desperdiciar lo que queda de nuestro tiempo activos y posible de estar tocando sin compartir este tipo de experiencias, tenemos que lograr eso.

Igual no te pongas fecha de vencimiento.

¡Es muy bueno eh! (Risas) No, pero ¿sabes qué? Hay cierta finitud, en los amigos y en compañeros que ya no están con nosotros… yo me refiero a eso quizá, y nos ha pasado. Hay una canción que se llama “Danilo”, que cuenta la historia de un amigo nuestro que tocaba en una banda increíble de mediados de los 90s llamada Os Mocos, que era del centro de la provincia de Buenos Aires. Un tipo muy querido por los punks en general y que falleció en Junín, tocando hace algunos años. Era muy amigo nuestro y eso fue una especie de despertar y casi como la muerte de un profeta, porque tenés que morir en un escenario, viste… y tocando en el underground, tan a conciencia. Es como mucho, y a partir de ahí me planteé eso. Hay algo entre los músicos que sería bueno compartir. El punto sería disfrutar el poder compartir y hacer música. Lo que fue con tocar Loquero en Santiago de Chile no tiene precio, es una banda que puntualmente admiramos mucho, desde que éramos realmente niños tocando en los primeros años con Eterna Inocencia, así que compartir escenario con ellos es también algo que nos llena de vida y esperanza. Son bandas que consideramos verdaderas, transparentes y vigentes: verdaderas propuestas de rock.

ETERNA INOCENCIA– SÁBADO 24 DE JUNIO, 19HS, EN TEATRO VORTERIXAV. FEDERICO LACROZE 3455, CABA.

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