¿Será cierto esta vez?¿Ya está, ya fue, ya se acabó?  Supuestamente el último capítulo de nuestro vínculo con el cuarteto enmascarado tuvo lugar el pasado 28 de abril en el festival “Masters Of Rock”. La relación de Kiss con Argentina fue siempre muy particular, y si bien es difícil creerle a las bandas de rock con respecto a las “giras de despedida”, todo indicaría qué es así. Tan especial fue el fenómeno Kiss en estas tierras, con detalles tan singulares, que ameritó ser documentado. Alejandro Rizzotti, puso toda su pasión de fan en la tarea editando el libro “Kiss En Argentina”, y en MADHOUSE consideramos que era la oportunidad ideal para mantener esta amena y kissera charla que les ofrecemos a continuación.

Hay un montón de bibliografía en todo el mundo sobre Kiss, pero un libro como este dedicado al fenómeno kissero en  un sólo país, creo que es algo inédito. 

En realidad se han hecho algunos muy específicos. Hay uno de Suecia y otro de Japón, pero concretamente en América Latina sí es el primero que habla de la relación de la banda con un país y realmente el caso argentino como bien decís, es muy particular 

Me permito hacer una corrección. Diría que es al revés. Lo particular fue la relación de nuestro país con Kiss, porque las bizarreadas vinieron de nuestro lado, no de parte de ellos. (risas). Contame cómo surgió la idea de hacer el libro.

Soy un gran fan desde que tengo 12 años. En el ’96  los conocí gracias a la reunión de la formación original y desde que empecé a escucharlos tuve siempre dando vueltas en mi cabeza la idea de hacer un libro sobre ellos. Hubo varios intentos frustrados antes del mío. Me considero un coleccionista de la banda, Kiss es un grupo que tiene ítems y merchandising como ninguna otro. Tengo una colección amplia, pero sobre todo mucha bibliografía, revistas especializadas, recortes de diarios, etc.

Siempre me había llamado mucho la atención lo que se decía acá en relación con la banda, sobre todo en los 80. El catálogo de barbaridades como el mito de los pollitos, la condición de satanistas, drogadictos, nazis, la que viniera bien según el caso (risas). En fin, una sarta de mentiras realmente increíbles. Todo eso en la mayoría de los diarios de la época, revistas como Gente, que eran de interés general. Los medios que supuestamente eran serios y tenían la misión de “informar” a la población. Como no lo viví por una cuestión generacional, es un capítulo que siempre me apasionó y me di cuenta que no había nada escrito al respecto, más allá de algunas publicaciones en algunas revistas especializadas hechas por otros fans como la revista Kiss o la Kissfever, en las que cada tanto salía un artículo dedicado a eso. Pero no  había un libro que abarcara la historia de la banda en nuestro país de manera global, que tiene muchas viñetas particulares. Las figuritas, que venían con fotos de Eric Carr y no de Peter Criss como se editó la colección originalmente en EEUU. El estreno de “Kiss Meets The Phantom of The Park” en cine, cuando originalmente fue un telefilm. La frustrada visita del ’83, con la estafa de la “productora” Demorcs Producciones, la cual informada de la cancelación de los shows por parte de la banda, siguió vendiendo entradas para después fugarse con la guita. Había mucho para contar.

¿Cómo fue el proceso de armado del libro y cuánto tiempo te llevó?

La idea se me ocurrió en 2016, y hacerlo me llevó en total seis años. Fui trazando en mi mente una línea de tiempo con todos los sucesos relevantes que fueron pasando. En algunos casos tuve que recurrir a amigos u otras fuentes para que me cuenten ciertos aspectos que por edad o situación geográfica, no pude vivir. Por ejemplo, el fenómeno del Parque Rivadavia donde se juntaban los kisseros todos los domingos a mediados de los 80 y en los 90, porque yo soy de Córdoba Capital, y si bien conocí el Parque, no viví esa etapa, ese fenómeno. Por suerte quedó bastante completo y muchos como vos, que sí lo vivieron, me agradecen de alguna forma haber revivido parte de su adolescencia cuando lo leyeron. Finalmente el libro salió el año pasado, y estoy muy feliz con los resultados.

¿Cómo contactaste a Bruce Kulick para que haga uno de los prólogos del libro? 

Es el miembro de Kiss con el que más veces estuve. Lo conocí en 2007, una de las veces que vino a tocar y a hacer una clínica de guitarra. Seguimos en contacto, cada tanto le escribiría por mail. En un momento le comenté que estaba trabajando en el libro. Bruce es un tipo muy dado con los fans, muy humilde. No tiene la típica pose de rockstar. Es muy abierto al diálogo. Siempre recordaba la primera visita de la banda en el 94, sus visitas posteriores como solista y también con Union, la banda que formó con John Corabi, luego de su salida de Kiss. Me pareció buenísimo que un ex miembro participe prologando el libro.

LOS TIEMPOS DIFÍCILES

Como bien dice Frank Blumetti (fundador de la revista Madhouse y de esta versión en formato web) en el prólogo del libro, ser kissero en la Argentina de principios de los 80s era casi ser un paria. Hasta el ambiente del rock era cruel con la banda y sus fans

Frank fue pionero absoluto en eso de armar una publicación que defendiera la posición de la banda (el fanzine «Kissmania») y cantara la posta entre tanta mentira. pero bueno. Como ya lo mencioné, no fui testigo directo de ese período por una cuestión generacional, pero no quería dejar de pasar todas las particularidades que mencionás. Siempre escuché hablar sobre la difamación de la que era objeto la banda. Que eran nazis por las SS del logo, cuando en realidad la mitad de la banda era judía, el supuesto satanismo del grupo, las manos de mujer injertadas de Ace Frehley, la lengua de vaca de Gene Simmons, y por supuesto el mito autóctono, la matanza de pollitos sobre el escenario, un invento argentino como el colectivo o la birome (risas). Pero eso por suerte se fue cayendo por su propio peso y finalmente se supo la verdad con respecto a todas esas bizarreadas que decía la prensa local. Lo más importante es que también hemos cambiado bastante como sociedad, aquellos eran tiempos de mucho autoritarismo y oscurantismo.

Siempre digo que para mí Kiss no sólo fue la puerta de ingreso al rock, también gracias a la banda aprendí a los diez años que los medios y los adultos eran capaces de hablar cualquier tipo de pavadas (risas)

Es por eso que en ese capítulo de la kisstoria quise ser muy minucioso por respeto o si querés como un tributo a esos fans que vivieron esa etapa. Tengo muchos amigos mayores que yo que me fueron narrando cómo fue la explosión de Kiss allá por el ‘79-’80, con la edición de “Dinasty”. Eran tiempos difíciles. En la escuela, por ejemplo, no sólo los maestros, también tus propios compañeros te hacían bullying. Después ibas a tu casa y lo mismo ocurría con tus padres, hermanos. También era complicado acceder a material de la banda, todo quedaba muy lejos. Decidí convocar a otros fans, algunos bastante conocidos, a periodistas ligados al rock y a músicos de la escena local para que den testimonio en el libro.

Recién mencionaste a “Dinasty” como el inicio de la kissmania en el país, pero no es el comienzo de la historia de la banda en Argentina. Fuiste más atrás en el tiempo aún

Exactamente. Todo arranca en 1976 cuando el sello Microfón edita el primer disco de edición nacional, que fue “Alive”, el cual se lanzó en dos partes y no como disco doble bajo el título de «En Vivo, Parte 1» y «En Vivo, Parte 2». Es una de las varias rarezas que tiene la discografía de la banda en el país, volviéndose un ítem muy buscado por coleccionistas extranjeros. Yo también soy coleccionista por lo tanto siempre me interesó el tema. Lamentablemente de Microfón no hay mucha información dando vueltas. Pero buscando por distintos lados  llegué a tener el dato de cómo llegaron a editarse acá los discos de Kiss. En realidad fue por casualidad, gracias a Donna Summer. El sello pertenecía a los hermanos Kaminsky. En los 70s uno viaja a Alemania y ve un show de Donna Summer y queda fascinado. Decide entonces negociar con su manager para  distribuir en Argentina sus discos. En el medio,  un single de ella, “Love to Love You Baby”, llega a las manos de Neil Bogart, nada menos que el presidente de Casablanca Récords y también quiso ficharla como artista del sello. Cuando se enteró que en Sudamérica la tenía Microfón, tuvo que negociar con ellos y llegar a un acuerdo. Bogart ya tenía trato con los hermanos Kaminsky desde la época de Buddha Records, su anterior sello discográfico. Cuando se enteró que ellos tenían a Donna Summer les propuso a cambio de Donna, manejar todo el catálogo de Casablanca acá, que incluía a Kiss. Digamos que llegaron medio de rebote.

¿Pudiste ver “Spinning Gold”, la película que narra la historia de Casablanca?

Todavía no la pude ver pero tengo entendido que se va a estrenar acá en salas de cine, en estos días. Ojalá así sea. Siempre me apasiona la historia del sello, saber sobre la relación de Neil no sólo con Kiss, sino también con su manager Bill Aucoin. En realidad los kisseros queremos saber todo aspecto que esté vinculado a la banda. Somos insaciables en ese aspecto.

Kiss estaba destinado a llegar de la mano de la música disco sí o sí a Argentina, parece…

(Risas) Es verdad. Kiss fue la primera banda que fichó Casablanca pero era un sello disco, tal cual. Donna Summer y Village People por ejemplo. Y Kiss llegó dentro de la movida disco, era la tendencia del momento. Los Stones, Rod Stewart, infinidad de bandas y solistas se volcaron hacia ese lado.

LA GRAN ESTAFA DEL ROCK & ROLL

Uno de los sucesos más curiosos de todos los que contás en el libro, es el verdadero origen del tristemente célebre “Comando Giacchino”, los autores de la famosa amenaza de bomba en la Bombonera. 

Te lo resumo. El ex combatiente Jorge Omar Vázquez estaba tomando un café con un amigo en un bar de Av. Corrientes y en un momento entra la madre de un caído de Malvinas, que se llamaba Marta Vasallo. Estaba indignada porque se había enterado que venían “ esos locos ingleses que pisan pollitos, orinan al público, y son satanistas”. Para tranquilizarla y que volviese tranquila a su casa, Vázquez se levantó de la mesa, se dirigió al teléfono público que estaba en el local y llamó al diario Crónica. Cuando lo atendieron se identificó como miembro de un supuesto “Comando 2 de Abril, Capitán Giacchino”, Dijo muy escuetamente que iban a dinamitar la cancha de Boca si la banda se presentaba ahí y cortó. Fue un acting para que la señora se calmara, nada más .Al otro día sale la amenaza en la tapa del diario con letras catástrofe y ahí se armó una bola impresionante.

¿Cómo accediste a hablar con Chris Lendt, el manager de la banda por aquellos años?

Por las redes sociales. Él escribió un libro muy bueno, “Kiss & Sell”, en el que dedica un capítulo a la parte de esa gira latinoamericana. Lo contacté, le conté la idea del libro que estaba escribiendo y que quería hablar de la frustrada visita a  Argentina en el 83. La venida consistía en hacerr tres fechas, el 19, 20 y 21 de agosto en La Bombonera. Es realmente un tipo muy accesible. Chris fue el sucesor de Bill Aucoin en el  manejo de los negocios. Vino acá en persona a negociar los shows en Boca, aunque sin muchas ganas. Eran tiempos duros para la banda. “The Elder” había sido un fracaso estrepitoso y “Creatures Of The Night” si bien es un gran disco, no funcionó bien en cuanto a ventas y el tour fue bastante penoso. Necesitaban generar dinero de manera urgente. Fue sincero, me decía que no estaban muy convencidos. Salvo Queen en el 81, no había shows en grandes estadios en el país, y sentían que los estándares mínimos para tener un show como los de USA o Europa, acá no estaban. Tampoco le generaron mucha confianza los promotores locales. Más allá de lo económico, no parecían preparados para superar los inconvenientes que se pueden presentar en una producción de semejante envergadura. El tiempo demostró que además eran unos chantas, estafando a miles de personas.

Además estaba la coyuntura social y política de la cual veníamos hablando

Cuando el Washington Post se hace eco de la amenaza de bomba fue la gota que derramó el vaso. ”Bueno, ya está, no hay una chance de que vayamos” fueron las textuales palabras que la banda le dijo a Lendt. Usaron como excusa algunos problemas técnicos, como que habían quedado algunos equipos retenidos en Brasil y demás. Lendt le envió a Demorcs Producciones una nota informándoles que se cancelaban las fechas, pero los tipos se hicieron los boludos. Siguieron vendiendo los shows para después rajarse con la guita. Se devolvió una mínima parte del dinero a unos pocos fans. Los de Demorcs desaparecieron de la faz de la tierra con la recaudación generada por decena de miles de tickets vendidos

-Lo que no todos saben es que hubo otras visitas frustradas de Kiss al país

-Justamente, Chris se confundía en algunos detalles con el primer intento de traer a Kiss que estuvo manejado por Carlos Spadone, un par de años antes. Spadone era un empresario importante en el ambiente del espectáculo acá, dueño del Teatro de La Comedia . La noticia llegó a ser tapa de la revista Pelo. “ En enero viene Kiss a la Argentina”, recuerdo que era el titular, ilustrado por una foto del grupo tocando “Black Diamond” en la época del Unmasked Tour.

Otra cancelación que vos recoges en el libro y de la que casi nadie se acuerda, es que exactamente un año antes del 94,iban a tocar en Vélez

Sí, se habían hecho unas negociaciones, esta vez con Daniel Grinbank. Llegó a haber un spot publicitario que se pasaba por Rock & Pop, que en ese momento era la FM de su propiedad. Incluso el Ruso Verea, en el show de Metallica en Vélez 92, salió a anunciar las próximas visitas, y entre esas estaba la de Kiss. En el medio la banda encontró en las Kiss Konventions (exposiciones de memorabilia que incluían la presentación de los neoyorquinos en formato acústico), una fuente muy rentable económicamente, lo que los llevó a posponer los planes de las giras.

CUANDO SOS KISSERO, NO PODÉS PARAR

¿Y tu historia con la banda cuándo arranca?

Fue allá por 1996, a los 12 años en coincidencia con la reunión en la que vuelven los miembros originales con el maquillaje. Había una movida mediática muy grande, el Reunion Tour fue todo un acontecimiento y los medios le dieron mucha bola. así fue que los enganché en un programa metalero que conducía Alfredo Lewin  en MTV. Al poco tiempo, un amigo me grabó “Dressed To Kill” y ahí me terminé de hacer fan incondicional.

¿Pudiste conocer a más miembros de la banda?

Por suerte pude conocer a los miembros actuales (Stanley, Simmons, Thayer y Singer) y a los cuatro ex miembros vivos ( Frehley, Criss, Vincent y Kulick). También tuve la oportunidad de ir a los Kiss Kruise del 2013, 2016 y 2018. Ahí, si tenés paciencia y te sabés mover te los cruzás. Obviamente mientras dura el crucero están en un área VIP, pero las chances son mucho mayores que las que tenés haciendo guardia en el hotel que eventualmente paran cuando vienen acá. Por ejemplo, en una de las paradas que hizo el barco en Bahamas, yo decidí bajar más tarde y quedarme a ver si aparecía algún miembro de la banda y efectivamente lo encontré a Eric en la pileta, y obviamente fui a hablarle y a sacarme fotos (risas). A veces te los cruzás en los shows que dan otras bandas, como pasó en el de Evan, el hijo de Paul, al cual asistió el Starchild y lo tenías ahí paradito. Estuve también en las pre party del crucero, y en una pude conocer a Vinnie Vincent. A Peter en cambio, lo fui a ver a una convención que se hacía también en Orlando. A Gene lo cruzamos bajando del barco, gracias a Sophie, su hija, que nos pasó el dato. ¡Una divina Sophie!.

Mencionaste las particularidades de la discografía nacional. Me gustaría que te explayes un poco más sobre el tema

Ese es un punto que me apasiona. Las ediciones nuestras tienen detalles muy jugosos. A los fans de otros países les llaman mucho la atención esas rarezas. Además de las tapas diferentes de las originales (“Alive”, “Hotter Than Hell”, “Rock & Roll Over”), las traducciones en castellano de los títulos de las canciones y de los discos también les resultan llamativas. Después están los discos que fueron lanzados sólo en el mercado argentino, como “Lo Mejor De Kiss” que se editó en 1978 Es un disco recopilatorio alternativo al “Double Platinum”, que se editó en todo el mundo oficialmente el mismo año. Otro es el “Paul, Peter, Ace y Gene”, un compilado de tres canciones de cada disco solista editado también en el 78. Son piezas raras que cotizan muy bien en el mercado del coleccionismo.

Estuviste incluso compartiendo material con un gran coleccionista como John 5 (White Zombie, Marilyn Manson, Mötley Crüe)

Cuando vino recientemente con Mötley Crüe, le escribí por Instagram sabiendo su pasión por la banda. Me contestó y me invitó a llevarle el material raro que tengo para que pueda verlo. Incluso había un par de discos que él no tenía. Con Sebastian Bach tuve un encuentro similar. Son dos enfermos de Kiss. Ahí dejan de ser las figuras que son, y vuelven a ser pibes ejerciendo su faceta de fans.

¿La banda sabe de la existencia del libro?

Tengo un amigo mexicano, Kiko Riojas que es un coleccionista de Kiss muy conocido, y es dueño de un museo y bar llamado Kiss Lounge. Es socio de Simmons en México, lo representa en la venta de merch en su país. Le mandé copias cuando estuvo listo y él se lo hizo llegar a la banda. Tengo fotos de Tommy Thayer y Eric Singer con el libro en mano. Además el año pasado un fan argentino que fue al crucero le hizo firmar un ejemplar a los cuatro y a Doc McGhee, su manager desde 1996 hasta la fecha. Conociendo lo celosos que son con todo lo que diga Kiss, ¡por suerte no me llegó ninguna carta documento todavía! (risas)

Para terminar, dos preguntas en una. ¿Fuiste al Masters Of Rock?. La segunda, ¿les crees que esta vez va en serio y fue la última?.

Fui, pero con un poco de recelo. Con la editorial habíamos esperado para editarlo después de que se anunciara que la fecha del End Of The Road iba a ser en el Campo Argentino De Polo. La espera se alargó, pandemia de por medio, hasta que tocaron acá en abril del año pasado. Dijimos,:“bueno, es ahora”, con el libro cerramos por escrito la historia de ellos con el público argentino. Y exactamente un año después los teníamos otra vez por acá. Es así, con Kiss, nunca se sabe.

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