RED FANG, UNICLUB, 09/05/2023

Tener noción de las propias limitaciones no deja de ser una gran virtud. Creo que si hay algo que define a Red Fang como banda, es justamente esa característica. Los tipos saben que no tienen una gran imagen, no son músicos que sobresalgan por su desempeño, ni son una banda que pueda aspirar a algo más que ser un grupo de culto. Viéndolos tocar sobre el escenario de Uniclub, es claro que de no estar uno avisado, esos cuatro tipos que están tocando no se diferencian ni en sus actitudes, ni en su aspecto con los que los miran desde abajo. Lucen como gente común. Lo saben, lo transmiten, y no se la creen. Son cuatro amigos que les gusta chupar birra, fumar porro y tocar rock directo y simple. Como los penales: fuerte y al medio. Y creo que ese es el secreto de la conexión que la banda tiene con su fiel público, el motivo por el cual son capaces de con muy pocos elementos, dar un show de hora y media intenso, disfrutable y divertido. La gente que los sigue capta ese mensaje y lo devuelve agradecida. Y eso fue ni más ni menos, lo que hizo la numerosa fauna stoner que acudió a la cita en la noche del Abasto.

Ya había mucho humo dulzón flotando en el ambiente y la cerveza corría copiosamente ayudando a armar el clima festivo que teñiría la noche. El arranque fue con la seguidilla “Hank is Dead”(con Bryan Gilles pelando un solo con slide) y “Throw Up”, sonando muy ajustada y contundente. John Sherman demostró lo duro que puede pegarle a los parches de su Pearl negra, siendo el sostén del cuarteto de Portland durante todo el set. Gilles y David Sullivan desde sus violas aportaron los riffs pantanosos como toda banda stoner de bien debe tener, aunque es justo decir que Red Fang no es ese stoner más volado o psicodélico  a lo Kyuss o Nebula. Lo suyo tiene un filo más rockero, sucio y directo, casi un “stoner de garage”. Aaron Beam por su parte es sin dudas el miembro más limitado del grupo, mostrándose bastante tosco en su desempeño como bajista, pero lo suple derrochando sonrisas y buena onda. Porque en eso son fieles a lo que muestran en sus videos, son cuatro tipos que disfrutan de lo que hacen y que que además tienen la lucidez de no tomarse demasiado en serio.

Ante esa actitud, “el mejor público del mundo” respondió con un júbilo que hace mucho no veía en un show chico como este. Lo dicho incluyó lluvia de cerveza (pese a que está cara parece que algunos prefieren lanzarla para arriba y que derrame), algunos aventureros subiendo al escenario para hacer stage diving y un pogo que tuvo como frutilla sobre el postre a un muchacho en andas por un lado y sus muletas también en andas pero de forma separada. Los Red Fang contemplando la escena, no pudieron más que sonreír azorados y hacer reverencias ante tanta locura. La pregunta clave es que pasaría si en lugar de los fieles seguidores del estilo o de la banda, tuviesen que presentarse ante una audiencia un tanto más «neutral». Probablemente a ese público el show se les hubiese hecho un tanto largo o tomarían nota de algunas carencias que el grupo sin dudas tiene (repetitivos en las composiciones, falta de matices, etc). Tal vez sea esa la razón por la cuál los Red Fang son una banda de nicho y pese a su larga trayectoria, no han logrado ser atractivos para un número de oyentes más amplio.

Volviendo al setlist, la banda apenas interpretó el tema homónimo de “Arrows”, su último trabajo . “Murder The Mountains” en cambio casi que fue la columna vertebral del show. Además de los dos temas que abrieron el mismo, se agregaron “Dirt Wizard”, “Into The Eye”, “Wires” y “Malverde”. El cierre tuvo como protagonista a “Prehistoric Dog”, aquel tema cuyo clip hizo que gracias a YouTube muchos posáramos nuestra atención en la banda. Nos referimos a ese en el cual los Red Fang se topan en medio de la ruta con un grupo de nerds que disfrazados de caballeros medievales simulan entrar en combate. El grupo regresa a su base para confeccionar armaduras hechas a base de la innumerable cantidad de cervezas que llevan bebidas y entrar en feroz batalla. Un retrato fidedigno de la propuesta artística de estos cuatro muchachos sin muchas pretensiones, pero que tan bien nos la hicieron pasar en esta, en su última visita a Buenos Aires.

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