Red Hot Chili Peppers: Return of the Dream Canteen Album Review | Pitchfork

PACIENTE: RED HOT CHILI PEPPERS – «Return Of The Dream Canteen» (Warner Records, 2022)

HISTORIA CLÍNICA: 2022. Post (?) pandemia e infinidad de bandas con un montón de ganas de recuperar el tiempo perdido y salir a tocar en vivo colecciones de grandes éxitos o «aniversarios» de discos clásicos. En una época dónde muchos grupos realizan giras de despedida o reuniones inesperadas, los Red Hot Chili Peppers se decantan por todo lo contrario: lanzar no uno sino dos discos con menos de 9 meses de diferencia. Si bien la ansiedad que se manejaba por cómo sonaría la banda con la vuelta del hijo pródigo John Frusciante era alta, con «Unlimited Love» quedó más que claro que el grupo gozaba (y goza) de muy buena salud compositiva y vincular.

Para poner esto en un contexto más amplio, no es un dato menor que “Unlimited…” contara con 17 canciones y una duración de 73 minutos -inesperada extensión de una obra en tiempos dónde los lanzamientos musicales se redujeron a singles o EP’s que requieren menos inversión y mayores ganancias-. Menos aún que su sucesor repitiera el formato con 18 pistas y 75 minutos de metraje. Haciendo números rápidos, los RHCP publicaron un equivalente a dos álbumes dobles en menos de un año. Calidad aparte, es una hazaña para aplaudir de pie.

Pero volviendo al lío de Monte Pío, o en este caso al lío de “Return Of The Dream Canteen” -su decimotercer lanzamiento-, genera una apreciación necesaria de lo que puede suceder cuando un grupo da rienda suelta a su creatividad y dónde, a veces, cantidad y calidad pueden complementarse adecuadamente. La buena noticia es que este trabajo  emparda a su predecesor en términos de calidad y ejecución, a la vez que deja totalmente en claro que Frusciante fue, es y será el motor creativo de la banda, funcionando como un catalizador para que el resto brille de forma fluida y natural.

Con Rick Rubin nuevamente tras las perillas, los Peppers lograron elaborar un álbum (no digas disco doble, no digas disco doble…) multifacético, que respeta su pasado mientras abraza el futuro. «Return Of…» posee una primera parte a prueba de balas: desde el arranque a pura onda con «Tippa My Tongue», el aire soft porn de «Peace & Love», el homenaje a Van Halen de la mano de «Eddie» -donde John se luce inspirado en su guitar hero-, la fuerza de «Reach Out» con ese tufillo a Captain Beefheart y ese pedazo de funk que es «Fake as Fu@k», desbordante de onda y groove al mejor estilo Maceo Parker.

Es recién a partir de la primera media hora la cosa cambia bruscamente hacia los recónditos rincones de los caprichos de Frusciante, lo cual, sin ser algo negativo, cambia mucho la consistencia interna del disco, llevándolo a terrenos más experimentales que, a primera escucha, quizás puedan sonar un tanto incómodos a lo que la banda nos tiene acostumbrados. Canciones como «Bella», «The Drummer», «My Cigarrette» -una canción hecha sobre una caja de ritmos, sintetizadores y un solo de saxo (?)-, «La la la la la la» y «Copperbelly» son cláusulas que Kiedis, Flea y Chad Smith seguramente debieron aceptar por parte del guitarrista para dejarlo canalizar dentro de la banda sus intereses e influencias.

Durante la última parte del álbum, la banda hace un avance deliberado hacia un territorio desconocido, con resultados dispares. Hay puntos altos como «The Pretty Handful» dónde Flea lidera la batuta con un riff de bajo marca registrada de gran carga emotiva y un ritmo sinuoso, también con «Bag of Grins» y ese aire nirvanesco, pero se observan tintes de dream pop y Mini Moogs inusuales en el sonido valvular del grupo que también dan lugar a temas de relleno con «In The Snow» a la cabeza.

Instrumentalmente la banda continúa sólida, con un Smith convertido en una pared monolítica y Flea adornando los licks de su guitarrista favorito. La labor vocal de Kiedis es correcta, aunque improbable de replicar en vivo debido a los giros melódicos que siempre le costaron y en este opus no resulta diferente. Al igual que en la última parte de UL con «The Heavy Wing», hay tiempo para que Frusciante se luzca con esa oda a Jimi Hendrix llamada «Carry Me Home» y la sonrisa que se nos dibuja en el rostro apela un poco a la nostalgia de ese sonido patentado que supieron recrear.

DIAGNÓSTICO: 2022, 40 años de banda y varias metamorfosis: cuatro tipos que tienen su ADN combinado y que de tanto en tanto producen una mutación que genera resultados raros y particulares. 35 canciones en un año (de las 50 que aseguran haber escrito), giras mundiales con una química fresquísima y proyectos urgentes a futuro. Si tenemos que pedir un deseo para nuestra (aún mayor) vejez, que sea llegar a los 60 años con el espíritu pepper, afianzados a la experiencia, pero riendo como niños. Por si no me creen, dejemos que la letra de “Tippa My Tongue” hable por sí misma: “¡Recién comenzamos/ los Funky Monks están en carrera!”.

¿Y el disco? Bien, gracias. «Return Of The Dream Canteen» es, en pocas palabras, el hijo menor de “Unlimited Love”. Igual, pero diferente. Excesivo, desfachatado, clásico y moderno. En definitiva, ¡muy Red Hot Chili Peppers!

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