45 años después de su lanzamiento, no queda duda alguna de que el primer -y único- álbum de estudio de los Sex Pistols es uno de los mejores y más influyentes discos de punk rock de todos los tiempos, cuya influencia no culminó con el punk: el álbum también fue y es amado por muchos miembros de la comunidad metalera y tuvo un impacto innegable en el género. Lanzado el 28 de octubre de 1977, «Never Mind The Bollocks – Here’s The Sex Pistols» concentró no solo el testimonio de una época, de un lugar y de una generación sino que combinó inefablemente energía, agresión y actitud canalizándolas a través de guitarras ardientes, base machacante y voces sardónicas que inspiraron a Motorhead, Metallica, Megadeth, Guns N’ Roses e innumerables otros. Hay varios factores que le dan a «Never Mind…» carácter de excepcional: en este nuevo aniversario los recordamos, explicamos… y sobre todo, celebramos.
NEVER. Existe una frase dentro del mundo del rock (o del punk rock, si quieren) que asevera que el “Never Mind The Bollocks” de los Sex Pistols es el mejor disco de la historia de la música. ¿Y quiénes somos nosotros para oponernos a semejante sentencia popular? Más teniendo en cuenta que tan sacrílego long play está cumpliendo la misma edad que este cronista, que tuvo la suerte de venir al mundo el mismo día en que la banda de Johnny Rotten editaba el single de “Pretty Vacant” (o “Vai-cunt”, según el juego de palabras que Don John Lydon utilizaba amparándose en su acento cockney).
NEVER MIND. ¿Y por qué es tan importante y valorado este trabajo? Motivos hay de sobra, pasemos a enumerarlos. Los Pistols eran 4 gamberros sin gracia, sin mayores conocimientos musicales más allá de su obvia pasión por la música. El cantante Johnny Rotten jamás había agarrado un micrófono en su vida hasta que le ofrecieron el puesto de vocalista, el guitarrista Steve Jones no pasaba de ser un ratero aficionado cuyo mayor logro había sido robar un set completo de instrumentos de David Bowie. Los únicos que contaban con un poco de sabiduría musical eran el baterista Paul Cook y el bajista Glen Matlock, quienes serían más que importantes a la hora de componer las canciones.
NEVER MIND THE. Recordemos el contexto soporífero del ambiente musical de los 70. Explosión del rock sinfónico, temas de 20 minutos de duración, artistas encumbrados como dioses sobre el escenario, músicos con un tecnicismo tan fuerte que para ser como ellos debías empezar a tocar tu instrumento apenas luego de nacer, entradas excesivamente caras, música con cero conexión con los jóvenes de ese entonces. Y claro, también el contexto social de ese momento, particularmente en Inglaterra: conservadores en el poder, desempleo, nulas oportunidades laborales, marginación, aburrimiento; sólo el UB40 (el cheque de desempleo del cual la famosa banda obtendría su nombre) mantenía a los jóvenes con algo de dinero en el bolsillo. Solamente bandas como Eddie & The Hot Rods o Dr. Feelgood (representantes de lo que se denominaba “pub rock”) ofrecían acción y emoción a los chicos.
NEVER MIND THE BOLLOCKS. En ese contexto, es cuando aquellos pibes que admiraban a bandas tan disímiles como Small Faces, The Who, Can, o el incipiente movimiento reggae, dieron vida a quizás la mejor expresión de la clase proletaria británica que las islas hayan visto. Su primer show fue en un colegio secundario, y fue tan impactante que les cortaron la luz debido a la reacción del público (entre los que se encontraban los futuros miembros de bandas como Joy Division, por ejemplo).
NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE. Y ya que hablábamos de canciones, podríamos afirmar que TODO el primer y único disco de Sex Pistols es una verdadera joya. Ante todo, ¿cuántas bandas conoces que hayan partido en 2 la historia del rock con UN SÓLO disco? Que abre a todo vapor con esa intro inconfundible de “Holidays in the sun”, ya sabes aquello de “vacaciones baratas en la miseria ajena” y su riff tan similar al de “In the City” de los mods The Jam (¿inspiración dijeron?). En “Bodies”, mister Rotten afina su pluma y jamás sabemos si es un tema a favor o en contra del aborto, sólo sabemos que es un cañonazo que te deja tirado en el piso. Y si hablamos de declaraciones de principios, “No Feelings” deja en claro que “no tengo emociones más que para mí bello yo”, un rock n roll punk por excelencia. El tema 4 es “Liar”, toda una toma de postura contra los mentirosos de este mundo, sean quienes sean. Si no te pones a mover la patita y revolear la cabeza con ese temazo que es “Problems”, chequea si estás vivo.
NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE’S: ¿Querés himnos? Fijate si la apertura del lado B “God Save The Queen” no es eso y más, de hecho fue el simple que más vendió ese año ya que los turistas lo llevaban pensando que era el himno inglés (tremenda decepción cuando escuchaban eso de que “la reina no es un ser humano”). Le sigue “Seventeen” y todo su descaro adolescente describiendo que son eso y nada más, vagos perezosos, y a eso le cantan. La blasfemia y el caos se hacen presentes en otro himno: cuando Rotten dice “Right!! Now….” se condensan en una sola canción (“Anarchy In The U.K.”, por si no sabés de qué estamos hablando) todas las imágenes contraculturales de Elvis, Stones, Doors, Hendrix y más.
NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE’S THE: La idea de “Submission” y su riff arrastrado y climático surgió del manager Malcolm McLaren, ideólogo del grupo y quizás responsable principal de su destrucción. Si bien la letra originalmente pensaba hablar acerca del bondage, termina siendo una referencia irónica -juego de palabras mediante- una “misión submarina”. Luego, el riff más contagioso e infeccioso de todo el punk 77: claro, hablamos de esa obra de arte llamada “Pretty Vacant”, alegato sexpistolero acerca de estar sin trabajo y no importarles. “New York” es una bravuconada de la banda hacia los Dolls, la banda de David Johansen. Cierra el disco la hilarante “E.M.I.”, dedicada a todas y cada una de las discográficas que firmaron contrato y luego los echaron, teniendo que pagar el total del acuerdo, aunque ni siquiera hayan llegado a grabar nada.
NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE’S THE SEX: Nos quedan afuera canciones editadas en singles, como la rockera “Did You no Wrong” (luego versionada por el enfant terrible Steve Jones en su época solista de rock duro, pelos largos, cuero y motos), la seminal “I Wanna Be Me” (quizás el tema más esquizofrénico del grupo), “Satellite” y su retrato de la vida familiar atada a la rutina y al consumismo (Los Violadores tomaron prestada la base para una iniciática versión de su clásico “Represión”), y los covers de “Stepping Stone”, “No Lip”, la fantástica “Substitute” de The Who y la increíble reinterpretación del clásico de los Stooges “No Fun”, donde transforman el aburrimiento que transmitía la voz de Iggy Pop en plena desesperación ante el hastío imperante de esos años.
NEVER MIND THE BOLLOCKS, HERE’S THE SEX PISTOLS. Se completa así lo que serían todas las canciones editadas por la banda, que tranquilamente podrían integrar el disco como extras o bonus track. Disco que al salir a la venta fue censurado, dejando en blanco el casillero que ocupaban en las listas de éxitos del U.K., disco que los llevó a tocar en el Támesis durante el desfile de la reina ya que tenían prohibido tocar en territorio británico, disco cuyos posters promocionales derivaron en un juicio ya que una mujer policía se sintió ofendida al ver la palabra “Bollocks” (no necesita traducción, ¿verdad?) en tamaño gigante en una tienda de discos y precisamente en defensa de la banda actuó ni más ni menos que un clérigo de la Iglesia Anglicana que era a la vez profesor de lengua inglesa de la universidad de Nottingham (¿los anticristos del suburbio defendidos por un miembro de la iglesia? ¡Vaya paradoja!).
BONUS TRACK. “Never Mind the Bollocks” termina siendo no sólo la representación cabal de cómo cuatro pendejos irreverentes le retorcieron el cuello al rock n roll aburguesado de aquel entonces, sino también la bitácora de viaje de toda una generación que los vio erigirse en los enemigos públicos del poder representado por la reina, que durante un largo verano de fines de los 70 llevó como toda bijouterie un hermoso alfiler de gancho atravesando su boca. Si los jóvenes tenían vetada toda opinión, ¿qué mejor que cuatro hermosos perdedores levantando la voz y haciendo callar a la reina con parafernalia punk? Dios salve a los Sex Pistols: aquí nadie es inocente.
Cosecha 1977, como el buen punk rock. Nacido y criado en zona sur. Periodista desde 2011, enfermo de la música desde los 90. Eterno buscador de respuestas y amaneceres. Dog friendly, beer friendly. No me busquen en las barricadas, aún creo en el poder de las palabras.