Bienvenidos a Terapia De Grupo, la sección de MADHOUSE en donde te contamos las novedades de la movida emergente. Julen Giménez Sarasqueta es un cantautor vasco que por cuestiones del amor terminó recalando en Argentina. Con nuevo material disponible en las plataformas digitales, charlamos con Julen sobre su relación con Argentina, los planes a futuro y la generación dorada del básquet argentino (¡!). Los resultados… a continuación.
Es un momento muy difícil para los artistas en general, pero pudiste sacar nuevo material a pesar de las circunstancias. ¿Qué enseñanzas te dejó todo este proceso?
Llámalo premonición, pero en 2019 ya habíamos trabajado a distancia con Carlos Abriola en la producción de “La Pesca De Hoy”, primer EP que saqué como Sarasqueta. Él vive cerca de Mercedes, en provincia de Buenos Aires y yo en Capital. Cuando arrancó la cuarentena ya habíamos empezado la producción de «Otra Vuelta En La Montaña Suiza» LP que terminó saliendo en diciembre de 2020. Lo que sí cambió respecto al disco anterior es que para lograr el mejor sonido posible y trabajar más concentrado, mi mujer, Gabi me sugirió trabajar en su vestidor, que es una pequeña habitación al fondo de la casa, para estar más tranquilo. Así que armé ahí mi pequeño estudio al que bautizamos Gabi Road. Tiene una acústica increíble, apretado entre zapatos, carteras, abrigos, percheros…
“Gabi Road” fue tu refugio artístico familiar…
Allí grabé todas las voces, sintetizadores, guitarras y bajos. También las grabé a Gabi ya nuestra hija Isabella que cantan en varios temas. Carlos recibió las sesiones que yo prearmé, re amplificó guitarras y bajos, grabó varios sintetizadores, tocó y grabó todas las baterías y también se encargó de las mezclas en su estudio. Pude comprobar que puedo lograr resultados con gran calidad de audio grabando desde aquí. Si bien grabar en un buen estudio es maravilloso y tiene mucha mística, el hecho de grabar con tiempo muy limitado puede hacer que la interpretación no siempre sea la mejor. Grabando en casa también aprendí que no solo está bueno grabar sin miedo a cometer errores, sino que estos mismos errores a veces abren puertas a arreglos o melodías que no hubieras encontrado intencionalmente. El pifie te hace ver donde no estabas mirando, te cambia la perspectiva y eso siempre es bueno.
¿Quedaron cosas pendientes?
Lo que peor llevé en este tiempo es que había logrado formar una linda banda para shows y veníamos de actuar en salas hermosas como Clásico Fernández o Borges 1975. Teníamos un montón de fechas agendadas para 2020 cuando se decretó la cuarenta. Hace poco que retomé los ensayos y fue una sensación preciosa volver a tocar con otras personas, que encima son grandes amigos. Me encanta componer, grabar y producir. Es algo que disfruto de hacer yo solo en gran parte del proceso, pero la conexión que se experimenta tocando en vivo con otros músicos es inigualable. Había pasado un año y medio desde la última vez y ese primer momento de contar 4 y arrancar, fue mágico. Se me pusieron los pelos de punta. Espero que pronto podamos estar en los escenarios de nuevo.
¿Cómo definís al nuevo single “Sencillo”?
En este momento estoy trabajando en nuevas canciones que serán parte de mi próximo disco. Y en medio de este proceso apareció «Sencillo». Un buen día me vi en el espejo y me costó reconocer al señor que me miraba en el reflejo. Me dio un poco de espanto. Así que salí a andar en bici para airearme y por el camino ya empecé a tararear algo que me iba calmando y sacando una sonrisa. Al volver a casa me metí al estudio y en un par de horas ya tenía listo el demo de «Sencillo», que si lo escuchas, más allá de detalles de mezcla y producción es bastante cercano al resultado final. Ni siquiera llegué a escribir la letra en un papel. Surgió de manera espontánea en un par de tomas. Se lo mostré a varios amigos y sin excepción me decían «Esta canción habla de mí». Ahí pude comprobar la fuerza que tenía el tema. Por un lado me pareció que la canción tenía una dirección distinta a las otras que van apareciendo y me gusto la idea de que salgo sola, como single. ¡Si hasta se llama «Sencillo»! Casi que lo pedía. Aunque participó en el mastering y estando siempre presente, es la primera vez que Carlos Abriola no mezcla y coproduce conmigo. Esta vez el mix estuvo a cargo de Diego Vimana, con quien ya habíamos tenido colaboraciones anteriormente. Yo quería que la canción tuviera un aire totalmente ligero, pero a la vez muy contundente. Estoy muy contento con el resultado logrado y Diego tiene muchísimo que ver en ello.
También decidiste hacer un clip con el tema: ¿cuál fue la idea detrás del video?
Me empezó a rondar la idea en la cabeza de hacer un videoclip en el que mis amigos que andan alrededor de los 40 y yo nos filmáramos en acciones un tanto ridículas propias de la inmadurez, o del no querer desprenderse, con un toque de disparate pero siempre con un pie del lado de la ternura. Y así fui convocando a amigos queridos de la infancia, como Josu, que es el primer amigo que tuve en mi vida y con quien sigo teniendo una hermosa relación. Él sale al final del video sosteniendo una foto en la que nos ve a los dos juntos de niños. Juantxo y Raúl, que aparecen tanto en la actualidad como también en el VHS de 1996 que da inicio al video. Todos los que salen son gente que aprecio profundamente y a muchos no los veo hace tiempo porque vivimos en distintos lugares del planeta. Así es que terminó habiendo tomas filmadas en San Sebastián, Bilbao, Barcelona, Madrid, Lisboa, Berlín, Mexico DF, Ciudad de San Luis, Buenos Aires, capital y varios lugares en la provincia. Así que en general funcionó como una manera de amigarme con la idea de ir haciéndome más grande de la mano de mis amigos y abrazar esas malas costumbres un poco más ligero y desprejuiciado.
¿Cómo definís tu relación con Argentina?
Desde chiquito, Argentina estuvo presente en mi vida de una manera u otra. A mi papá le gustaban mucho Les Luthiers y recuerdo escucharlo reír a carcajadas escuchando sus discos y videos. Por supuesto Maradona era una figura omnipresente, no sólo en el fútbol. ¡Hasta recuerdo una edición del festival de música electrónica Sonar donde el Diego era la imagen del festival! También soy muy fan del básquet, hinchaba por el Baskonia, club por el que pasaron jugadores legendarios como Espil, Sconochini, Nicola, Oberto, Palladino, Scola, Nocioni, Prigioni… así que me hice hincha de la selección Argentina también. En el ‘99 me mudé a Barcelona. A partir del 2002 llegaron muchos argentinos allá. Compartí banda varios años con Carlos Falanga, grandísimo baterista porteño, que me hizo conocer mucha música de aquí.
¿Y cómo fue que te viniste?
En 2004 conocí una chica argentina en un bar en San Sebastián que estaba allí de vacaciones. Nos vimos tres días y nos enamoramos. Al año y medio vine a visitarla y aquí sigo 15 años después de visita. Gabi es el amor de mi vida. Vivimos juntos y con nuestra hija Isabella, que va cumplir 14 años en diciembre. Hay muchísimas cosas que me gustan de vivir en Buenos Aires. Primero que es una ciudad interminable y siempre hay algo nuevo para descubrir. Creo que hay pocos lugares en el mundo donde el arte y la cultura tengan tanta fuerza como en esta ciudad. Me gustaría viajar más por el país porque hay mucho que no conozco aún. Gabi es chubutense y hemos ido varias veces al sur. Para que veas que tan argentinizado estoy, vengo tirando esta máxima músico sindical últimamente: Tenemos que parar de robar con «este tema lo compuse en pandemia» por lo menos dos años.
Los artistas del País Vasco tienen una impronta muy particular que conecta muy bien con la audiencia argentina. ¿Por qué pensás que pasa eso?
Creo que hay ciertos elementos de lo que se llamó Rock Radikal Vasco que encajan bien con lo que le gusta al fan de rock porteño. Por lo combativo de las letras y la entrega en el escenario, me parece lógico que bandas como La Polla Records tengan muchos fans aquí. Me quedé con muchas ganas de ir al último show que hicieron en La Plata. Los vi un montón de veces entre los 14 y los 25 años. Tenían un vivo brutal enganchando un tema tras otro sin descanso prácticamente durante todo el show. Al que sí que vi aquí y pude comprobar cómo conectaba con el público es a Fermín Muguruza. Pese a tener letras en euskera, la ida y vuelta con el público era muy potente. Supongo que a partir de la versión de «Lehenbiziko bala» de Todos Tus Muertos en la que el mismo Fermín participa ayudó a crear ese vínculo entre la música de Negu Gorriak y el público argentino. Sin embargo, lo que me sorprendió más es que otra corriente menos combativa, más pop y de arreglos sofisticados conocida como «Donosti Sound» también tiene una porción de público aquí, no muy grande pero sí muy fiel. Me he encontrado con seguidores de bandas como Family, La Buena Vida o Le Mans. Un disco que me encanta es el EP “29:09:00” en el que la banda Suarez hizo 5 covers de canciones de Le Mans. Esos temas jamás sonaron ni volverán a sonar tan bien como en la voz de Rosario Bléfari.
¿Cuáles son los planes para la última parte del año?
Mis planes son seguir componiendo y grabando demos hasta tener una colección de canciones que me cierren y sienta que están relacionadas entre sí para ser parte de un disco y comenzar con las grabaciones finales de este. Por otro lado tener un lindo repertorio listo para volver a los escenarios con todo y darle a «Otra vuelta en la Montaña Suiza» la presentación en vivo que no pudo tener, de la mano de «Sencillo».
Por último ¿por qué los lectores de MADHOUSE deberían escuchar tu música?
¡Por que no van a parar de flipar con cada canción!
¡Descubrilo acá!
Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.