A pesar de ser unos de los géneros con más proyectos locales (documentales como «Global Metal» de Sam Dunn se encargaron de comprobar esta información yendo a países inauditos o inesperados), hay una curiosidad que atraviesa al heavy metal y sus infinitas variantes. Es claro que son casos contados los de las bandas que llegan al éxito internacional sin pertenecer a Estados Unidos o a ciertos países europeos donde el heavy metal es parte de la política cultural, lo que de alguna manera da la pauta de quienes han marcado históricamente el pulso musical.

Soil, el embrión de System Of A Down: David aparece de musculosa celeste grisácea, al lado del ya barbudo (y medio dormido) Serj Tankian. Malakian asoma ahí debajo, bastante bronceadito.

También es claro que a lo largo del tiempo el heavy metal ha sabido encontrar en culturas, costumbre y tradiciones folklóricas locales, una interesante vertiente para que afloren nuevos sonidos que van más allá de lo esperado. Algo de esto sucedió con System Of A Down a mediados de los noventa. Hijos de una importantísima comunidad armenia radicada en Los Ángeles California en los Estados Unidos, el cuarteto rompió esquemas con una interesante mezcla de nu metal, metal alternativo, ritmos folklóricos armenios y un activismo político que los definió rápidamente como una banda que tenía algo que decir y sabía cómo. La carrera de SOAD fue meteórica, al punto de que rápidamente pasaron a tocar en grandes estadios con el imprescindible “Toxicity” (2001), para luego romper records de ventas con “Mezmerize E Hypnotize” (2005) y más tarde lanzar varios proyectos solistas sin perder nunca cierta visibilidad dentro del ambiente del metal alternativo y de contenido político estadounidense.

Apex Theory: de izq. a der., Art Karamian, Andy Khachaturian, Sammy Watson (¡un infiltrado!) y David Hakopyan

2020 significó una reunión especial para la banda con el objetivo de colaborar con causa que los interpela. A partir de la guerra de Nagorno-Karabaj que enfrentó a finales del año pasado a Armenia y Azerbaiyán por el territorio Alto Karabaj y por la autoproclamada república de Artaj reconocida solo por armenia, el grupo tuvo una reunión especial que incluyó el lanzamiento de dos canciones, «Protect The Land» y «Genocidal Humanoidz» (como ya comentáramos oportunamente en MADHOUSE) con el objetivo de ayudar a civiles y soldados armenios afectados por la guerra, en lo que fue una explícita declaración de principios para una banda que en 2015 había tocado gratis en Armenia conmemorando el centésimo aniversario de lo que se conoce como genocidio armenio… El músico y productor David Hakopyan fue y es protagonista de esta historia casi desde el primer momento. Compañero de escuela de los integrantes de SOAD, fue parte de una proto versión de la banda llamada Soil, de la que luego emigró para armar su propio proyecto, Aphex Theory, que el año pasado también tuvo una reedición en vinilo para financiar la misma causa que reunió a los System a finales del año pasado. Con él hablamos y esta es su historia.

Apex Theory estaba virtualmente separada pero sin embargo decidieron reeditar el álbum «Topsy-Turvy» este año en formato vinilo. ¿Cómo se siente escuchar esas canciones en el 2020?

Todo se retrotrae a 2017 cuando decidimos hacer algunos shows benéficos celebrando el aniversario número quince del disco. Lo loco es que había pasado esos quince años sin escuchar las canciones, por lo que fue una especie de reencuentro con esa faceta de mi vida… Obvio que la primera sensación fue de extrañeza. Me sorprendieron las letras, la melodías, el sonido que logramos en la producción, incluso mis propias líneas de bajo. Algunas de ellas me cautivaron, algunas me hicieron estremecer. Escucharlo el mes pasado, para el lanzamiento del vinilo, fue un poco diferente, lo disfruté mucho más y lo creas o no, parte de la música se siente muy moderna, algo que me parece re-importante teniendo en cuenta que pasó mucho tiempo.

Algo de esa “modernidad” se escucha en las canciones; uno puede observar cierta influencia de bandas como Faith No More (con relación a la variedad musical), música electrónica, hardcore, heavy metal y folklore armenio. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué escuchaban en esa época?

Se ve que tenés un gran oído porque FNM es literalmente una de nuestras bandas favoritas. Me asombra que los hayas captado. Lo cierto es que todos crecimos escuchando una variedad de música infernal que va desde el rock n’ roll estadounidense hasta el folklore étnico, disco y electrónica. Si encontrábamos que era honesto e inspirado, nos encantaba. En el momento de hacer el disco «Topsy Turvy», me recuerdo enganchado con Beastie Boys, Jeff Buckley, Bjork y Peter Gabriel… Casualmente hace poco armamos una lista de Spotify que tiene un poco de todo lo que nos sirvió de alimento para ser lo que somos. ¡Literalmente hay de todo! (Risas). Me acuerdo que a finales de los noventa compartimos escena con bandas de nü metal superpesado. Como siempre sucede en estos casos, algunas eran increíbles, otras eran una broma. Lo cierto es que definitivamente había una escena. Sunset Strip estaba lleno todos los fines de semana y tocamos en todos los clubes de Los Angeles: The Roxy, The Whisky, The Troubadour, Viper Room. Fue una época muy vibrante donde la gente se preocupaba por ir a escuchar nueva música. La recuerdo con mucho cariño.

Desafortunadamente es una época difícil para la comunidad armenia, lo que incluso incentivó a System Of A Down para que grabara canciones a fin de levantar recursos en apoyo de la causa de quienes resisten en lo que se conoce como Alto Karabaj y en tu caso, donar las ganancias que genera la reedición de disco… ¿Cómo les impacta a ustedes -como comunidad- estos conflictos?

Gran pregunta. Nos impacta mucho, espiritual y existencialmente a la diáspora de Armenia, quienes tenemos la posibilidad de vivir en democracia pero siempre estamos pendientes de lo que sucede allá. Todos estamos haciendo lo posible para ayudar a la gente y los soldados de Armenia. Nuestros corazones y nuestros espíritus están en Armenia y tratamos de hacer lo posible para dar una mano.

Desde fuera, parece que la comunidad armenia tiene una postura política que busca resistir y criticar el sistema en el que vivimos. ¿Cómo lo ves vos?

Los armenios son un pueblo que siempre ha sido perseguido, algo que se remonta a cientos de años. Esto ha creado una postura clara contra la opresión; incluso una de las primeras veces que se habló de genocidio fue para definir el genocidio armenio, que incluyó la matanza sistemática de 1,5 millones de armenios por parte del imperio otomano en manos del partido de los Jóvenes Turcos. La triste verdad es que los gobiernos de Azerbaiyán y Turquía elogian estas atrocidades, ¡que sucedieron en 1915! Eso para nosotros es muy doloroso. Si a esto le sumamos que en 2020 hubo ataques de los azeríes a hospitales civiles, escuelas, centros civiles, hogares, no nos queda otra que hacernos cargo de nuestra historia. Por eso mucha de las canciones que se escuchan proponen que la gente despierte y luche contra los sistemas y líderes corruptos. Viene en nuestro ADN.

Los Ángeles es un lugar donde hay una importante comunidad armenia. ¿Cómo fue crecer allí? ¿Qué vínculos tenés con Armenia y sus tradiciones?

Crecer como inmigrante en Los Ángeles fue realmente una gran experiencia desde que mi familia se mudó allí en 1979. La mayoría de los estadounidenses no sabían lo que era un armenio. Había mucha confusión en cuanto a nuestro origen y nuestra cultura.  Pensaban que éramos árabes o persas, así que todo el tiempo tuvimos que hacer el esfuerzo de contar nuestra historia. A lo largo del tiempo la comunidad se fue asentando, a fuerza de trabajar muchísimo. Un punto clave fue en 1983, cuando California eligió a su primer gobernador armenio, George Deukmejian, hijo de sobrevivientes del genocidio. Este fue un gran logro para los armenios en Los Ángeles, específicamente en la zona de East Hollywood, que hoy se conoce como «Pequeña Armenia». En cuanto a las tradiciones, hubo un esfuerzo consciente de nuestros padres para mantenerlas. Nos enviaron al menos dos o tres años a la escuela armenia y ahí es donde conservamos nuestro idioma y aprendimos nuestra historia. Allí es donde todos nos conocimos.

La palabra “todos” incluye a Soil donde fuiste compañero de banda con Serj Tankian y Daron Malakian quienes posteriormente formarían System Of A Down. ¿Qué recordás de esa época? ¿Cómo fue ver el éxito que estaban logrando desde fuera?

Conocí a Serj cuando tenía quince años mientras hacía una audición para una banda, él era el tecladista. A ellos les gustó mi forma de tocar el bajo a pesar de que literalmente me lo había comprado hacía dos meses y me contrataron para ser el bajista de esta nueva banda, una especie de “orquesta revolucionaria armenia”. El mensaje era claro, hablábamos en contra del de gobierno turco y todas las dictaduras y regímenes autoritarios similares… Tocamos en eventos y reuniones locales en East Hollywood. Tanto Serj como yo queríamos hacer algo más grande. Casi al mismo tiempo que conocí a Daron, él y yo comenzamos a tocar para otra banda. Andy Khachaturian (System of a Down & Apex Theory) era el baterista de esa banda. Después de estar insatisfechos con ambas bandas, Daron, Serj y yo comenzamos a hablar sobre hacer algo juntos. Eso terminó siendo Soil. Tocamos en un festival lleno de bandas en un club de Los Ángeles y la multitud se volvió loca. Daron se cayó del escenario en la primera canción, ¡estábamos destinados a ser grandes! (Risas). Lo cierto es que después de este show, era evidente que yo no era la mejor opción para esta banda: yo amaba a Zappa y al hip hop mientras que ellos amaban a Slayer. Así que decidieron pedirme que dejara la banda. Seguimos siendo amigos, ¡y el resto es historia! Lo loco es que después toqué en una banda  llamada Middle Earth y el baterista de la banda fue John Dolmayan que se convirtió más tarde en el baterista de… System Of A Down. Tantas historias divertidas e increíbles, ¡tal vez podamos guardarlas para otra entrevista!

Actualmente estás dirigiendo un sello llamado Toy Of The Masses que apunta a editar grupos de todo el mundo. ¿Te interesa que Estados Unidos se abra a otras músicas?

Sí, me encantaría traer bandas de Sudamérica, Estonia, Armenia o Japón a la escena musical de Los Ángeles. Vivimos en una comunidad global y necesitamos empezar a actuar como tal. La cultura es un regalo, necesitamos apreciar y abrazar a cada uno incluyendo sus diferencias. La música es el común denominador más sorprendente. La verdad es que ya comenzamos a rascar la superficie para unir a esta comunidad internacional.

Azerbaijan military releases heavy metal song amid clash with Armenia

EL HEAVY METAL VA A LA GUERRA. Así como SOAD dejó en clara su postura frente al conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, del otro lado hubo una respuesta… ¡heavy metalera! Así es, más precisamente a través de la banda azerbaiyana Nur Group en colaboración con los cantantes Ceyhun Zeynalov y Narmin Karimbayova. Desde ya lamentamos que los conflictos no puedan resolverse por la vía de la paz.

SYSTEM OF A DOWN – «Protect The Land»: “Intentarán alejarte de tu tierra/ ¿Te quedarás y defenderás tu posición? ¿Te quedarás con un arma en la mano?” dice la letra y se acompaña con una declaración bien explicita: «Los actuales regímenes corruptos de Aliyev en Azerbaiyán y Erdogan en Turquía no solo quieren reclamar a Artsaj y Armenia como propios, sino que están cometiendo actos genocidas con impunidad sobre la humanidad y la vida silvestre para lograr su misión. Confían en que el mundo está demasiado distraído como para gritar sus atrocidades. Estamos aquí para proteger nuestra tierra, proteger nuestra cultura y proteger nuestra nación”. Cabe aclarar que la banda es responsable de Hayastan All Armenian Fund, una fundación establecida en Los Angeles que financia distintas causas relacionadas con Armenia.

NERMIN KERIMBEYOVA & CHEYHUN ZEYNALOV – “Atəş”. Más allá de las dificultades de identificar de qué se trata literalmente la canción (no hay ninguna transcripción de la letra; si bien en youtube hay un lyric video en azerí, desconocemos el idioma), el título literalmente significa «fuego», cantantes y músicos aparecen con uniformes de combate y actitud agresiva y las imágenes son bastante explícitas y bélicas, con un sonido que encaja dentro de lo que podría considerarse metal industrial.

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