PACIENTE: JELLO BIAFRA AND THE GUANTANAMO SCHOOL OF MEDICINE “Tea Party Revenge Porn” (Alternative Tentacles. 2020)

HISTORIA CLÍNICA: Analizar un álbum de Jello Biafra no es simple. Su mente inquieta y su aguda forma de pensar siempre se caracterizaron por englobar temáticas contemporáneas a los tiempos que corren; criticando, ironizando y denunciando por igual a quien le resulte pertinente. Para sorpresa de todos, el anuncio del lanzamiento del nuevo disco por streaming y descarga el pasado 16 de octubre –y con edición física programada para enero de 2021- se haya debido a que, en medio de la elección presidencial estadounidense, el irreverente cantante tenía muchas cosas que decir. Parece raro encontrar en el mundo del rock otra personalidad que haya mantenido tal nivel de vigencia combativa y hambre por seguir manifestándose a viva voz.

De seguro si eras adolescente en 1979 y te topabas con el material inflamable de los Dead Kennedys y su “Fresh Fruit For Rotting Vegetables” podrías encontrar muchos paralelismos casi 41 años después. Y de verdad no es poco, si tenemos en cuenta que íconos coetáneos pasaron a otros planos: John Lydon se dedicó a agitar reaccionariamente y apoyar a aquellas ideologías que se supo oponer allá por el 76, los Ramones se convirtieron en una remera de moda fashionista y Joe Strummer dejó este mundo demasiado temprano y hoy se lo recuerda con nostalgia setentista, por nombrar sólo a unos pocos.

Algo que no se le puede negar a Biafra es su evolución. No solo en términos musicales -incluyendo variantes industriales, influencias eclécticas y música más pesada (aún)- sino que parece haber engrosado todo su bagaje cultural y político perfilándolo como su estandarte artístico. En el mundo posmoderno y anestesiado de hoy, todo aquel que crea que la música no debe mezclarse con la política sería bueno que se adentre en la diferencia necesaria entre política y partidismo para, al menos rever o ampliar su postura. Pero estamos aquí para hablar de su última producción y no podemos estar más satisfechos con la idea de que “Tea Party Revenge Porn” esté repleto de sonidos pesados, rápidos y agresivos. Si a esto le sumamos un puñado de buenas melodías y algún que otro riff interesante de guitarra, el resultado es, de movida, alentador. Si bien su sátira y mordacidad siempre estuvieron a la orden del día, no sabemos qué produjo el 2020 en los músicos gerontes (recordemos el batacazo del genial Bob Mould con su reciente “Blue Hearts”), dotando de enojo y revolución sonora a sus producciones.

La sinergia de los Guantanamo School of Medicine (Ralph Spight en guitarra, el bajista Larry Boothroyd y el baterista / percusionista Jason Willer, quien pasó por UK Subs, Nik Turner, Charger y The Mob) proporciona el sonido perfecto para que su líder suelte su timbre vocal reconocible al milisegundo y de la mano de “Satan’s Combover” generen un hibrido genial de sonidos industriales, música surf y quién sabe qué estilo más. ¡Y funciona! A partir de allí, los bombazos no paran: “A Boring Day Is What I Need”, con pulso hardcore musculoso y un riff que secciona como un cuchillo mellado; “We Created Putin” narra en poco más de cuatro minutos una lección de historia sobre la codicia y el engaño de EE.UU. en nombre de la libertad desplegando coros cosacos, un corte dub y riff balcánicos al mejor estilo Emir Kusturica; y “No More Selfies” rescata los sonidos más Dead Kennedys del disco con guitarras tan spaghetti western como llenas de distorsión. La apertura garagera de “The Last Big Gulp” encarama una letra sobre la codicia de las corporaciones estadounidenses y para la recta final las geniales “Taliban USA” y “Tea Party Revenge Porn” como una suerte de diálogo sobre las facetas más oscuras de los últimos gobiernos yanquis y por qué no, también de los venideros.

DIAGNOSTICO: Mr. Biafra siempre ha sido calificado como portavoz de una generación y resulta tan mordaz ahora como hace 40 años. Durante todo este tiempo no se contentó en disparar contra la clase dominante norteamericana, sino también contra el ciudadano de clase media que sostiene de forma cómplice el orden corrupto hegemónico. Su mensaje nos llega directo, elaborado y cínico a más no poder, y ha tenido el reparo de rodearse de gente talentosa que musicaliza sus ideas de forma más que solida. Hubiera sido interesante contar con una personalidad musical de su parangón en nuestro país, sin que haya caído en la tibieza, en un fascismo solapado o directamente en discursos New Age que toman a la rebeldía como una etapa evolutiva adolescente… Disfrutemos entonces de este incendiario “Tea Party Revenge Porn”, que solamente por haber sido editado por un sexagenario en plena pandemia ya es un hecho para aplaudir de pie. Y si a eso se le suma calidad compositiva y buenas canciones, tenemos otro de los grandes candidatos para subirse al peleado podio de los mejores discos de este año bizarro.

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