PACIENTE: BOB MOULD “Blue Hearts” (Merge Records, 2020)

HISTORIA CLÍNICA: ¿Alguna vez nos detenemos a pensar el o los motivos por el cual o los cuales nos gusta un artista? Sin lugar a duda habrá tantas respuestas como opiniones y no vamos a discutirlas. Pero al menos podemos coincidir en aquello que hace diferente a un artista de otro, su sello distintivo o marca de agua. El ADN musical de Bob Mould ha estado constituido por la justa mezcla entre melodía y distorsión o en una suerte de equilibrio entre el caos sónico y el equilibrio armonioso. Desde sus inicios como frontman de los influyentes Hüsker Dü se encargó de maridar lo punk y lo alternativo como una nueva categoría de un modo que pocas bandas lograron sintetizar tan bien. Tras la separación del trío y proyectos varios en su historia, viene entregando material solista de buena calidad a paso cansino pero firme. No obstante, si bien todos sus trabajos tienen puntos altos a nivel compositivo y varias canciones redondas en su haber, no hubo (al menos para quien escribe) un disco que recupere la energía y yeites por los que fue reconocido a nivel mundial. Y quizás el bueno de Bob se sentía a gusto editando música que lo pusiera contento y exorcizar a la vez varios de sus demonios.

Pero 2020 llegó, pateó el tablero en casi todas las facetas conocidas de la civilización actual y como toda crisis que se precie de tal, suele sacar lo mejor/peor de cada uno. No sabemos qué estante se movió en la cabeza de Mr. Mould pero podemos decir con decoro que lo impulsó a sacar su mejor disco solista hasta la fecha… ¿Y por qué atinamos una declaración tan vehemente? Simple: porque logró condensar su mejor armamento cancionero y el sonido más sincero que solo él puede sacar de su Stratocaster y su voz tan particular. Sencillamente, no hay en “Blue Hearts” una sola canción que no esté en el lugar que deba estar. Mould maneja a gusto los climas de la placa inclinándose por su vertiente más cañeray pariendo una bomba tras otra. El inicio intimista de “Heart In Your Sleeve” nos engaña hábilmente haciéndonos poner esa cara de ojos entrecerrados y ceño fruncido que denota sospecha al pensar que se trataría de “otro disco más”. Pero nada es lo que parece y tras la calma aparece el binomio de “Next Generation” y “American Crisis” que nos acomoda las ideas a guantazo limpio. Impecables tanto en lo musical como en lo lírico, la segunda califica directamente como el tema más directo, frontal y enojado de toda su carrera, y en la línea que dice “Eres uno de nosotros/ O uno de ellos/ Si eres uno de ellos/ No te acerques a mí” nos deja claro que no se anda con vueltas: reparte a todos por igual y llama casi a la rebelión: su “América” está en llamas y esto no le hace demasiada gracia. Muchas  verdades se ven reflejadas en esta canción por lo que vale la pena pensar y detenerse en cada línea.

Aunque si hay lugar para la furia también lo hay para las canciones pop de adhesión instantánea como “Siberian Butterfly”, con estrofas que funcionan como un estribillo perfecto, la calidez de “Everything To You”, el ritmo imparable de “Racing To The End”, el viaje en el tiempo a “Flip Your Wig” en “Little Pieces” y el final con “The Ocean” –el tema más largo del disco y diferente a todo lo anterior- por citar sólo unos pocos. Los temas se suceden y nuestra cara de satisfacción permanece hasta que todo termina de repente… ¿Cuánto tiempo pasó? Poco más de 30 minutos, cosa que agrega valor a la obra en vez de quitárselo. Nos viene a la mente aquél refrán que dice “lo bueno, si breve, dos veces bueno” y asentimos, satisfechos, nuevamente.

DIAGNÓSTICO: El 2020 sigue firme en la misión de desconcertarnos, pero al menos nos deja muy buena música para utilizar como banda de sonido. Bob Mould y “Blue Hearts” lo reafirman y se anota cómodo como firme candidato a ser uno de los discos del año. Muy en la suya, sin pretensiones pero con oficio y talento, este señor nos da una clase de cómo plasmar lo que mejor sabe y que unas líneas arriba anticipamos: la justa mezcla entre melodía y distorsión en un caos sónico de equilibrio armonioso. Creo que a partir de hoy definiré así a su música. ¡Te queremos, Bob!

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