La pandemia mundial sigue su curso y nadie está exento de contagiarse. Tal es el caso de Mark Mothersbaugh de Devo, quien ha compartido su experiencia con el coronavirus destacando el hecho de que casi muere a causa de la enfermedad. Compartimos los detalles de su escalofriante relato al LA Times tanto para creyentes como para escépticos, subrayando un mensaje importante: hay que tomarse este asunto MUY en serio.

Mark, en épocas despreocupadas, tocando en Devo

El músico contrajo el virus a principios de este verano y pasó 10 días con un ventilador en un hospital de Los Ángeles en junio. Se había estado tomando el coronavirus en serio, y a medida que se difundían las noticias sobre sus peligros, había cancelado las sesiones de grabación en Mutato, el estudio de las cuatro películas animadas para las que había estado componiendo música, optando por hacer videoconferencias. Pero aún así, al menos en una ocasión a fines de mayo, mientras trabajaba en el estudio, involuntariamente se encontró en compañía de varias personas que no conocía.

Todo pasó y el artista se relaja en su casa de Hollywood. De vez en cuando se transforma en zombie, claro.

TEMPERATURA EN AUMENTO. Cuando los síntomas llegaron unos días después, pensó que su agotamiento se debía a hacer demasiadas cosas a la vez. Luego tomó su temperatura. Decía 103º F (39,5º C). Al principio pensó que estaba leyendo mal el termómetro. Le avisó a su esposa Anita Greenspan, y ella inmediatamente comenzó a hacer llamadas. “Una enfermera se acercó a la mañana siguiente y dijo: ‘Deberías estar en una UCI’ (N. Unidad de terapia intensiva)”, le dijo al LA Times. “Le dije: ‘Eso es ridículo’. Ella respondió que había sido enfermera durante tres décadas y sabía lo que decía: ‘Necesitás una ambulancia ahora mismo’”. El pronóstico de la enfermera se cumplió y el frontman de Devo pasó de no sentirse muy bien que digamos un martes a estar en una ambulancia camino al hospital el sábado: «Fue aterrador». Mothersbaugh pasó gran parte de los siguientes 18 días boca arriba en su cama de hospital en la unidad de terapia intensiva. Aislado del mundo como todos los infectados con el virus, excepto del personal médico esencial, perdió toda noción del tiempo y el espacio. Tubos y máquinas lo mantenían en su lugar. En un momento, trató de liberarse de todas las cosas que tenía adheridas y tuvieron que asegurarle los brazos y las piernas.

Anita y Mark: por suerte siguen juntos

DELIRIOS SIN GRANDEZA. El hoy hombre de 70 años también sufrió vívidos delirios mientras padecía la enfermedad. «Hay una librería que me encanta, donde compro material de papelería y en mi mente había estado allí», dijo. “Estuve convencido durante dos semanas de que alguien en el barrio de Little Tokyo me había golpeado con un ladrillo” (!). Y la alucinación no se detuvo allí: “Sentía correr la sangre por el golpe. Me esposaron a un estacionamiento en el centro. Tenía toda esta historia elaborada de cómo unos chicos me vendieron a una empresa de ambulancias que luego recibió algún tipo de pago por llevar a los pacientes de COVID a sus UCI. Lo creía totalmente«. Mothersbaugh reconoce que “Algunos de los delirios eran muy oscuros, onda, ‘Oh no, tengo que salir de este lugar'». A medida que perdía la conciencia y la recuperaba, recuerda «mucha gente entrando en camillas y otra gente saliendo en camillas».

Devo y los domos de poder: también fueron unos visionarios del tapabocas

OH NO, ITS DEVO! Otra desviación de la realidad involucró a Devo, la banda que cofundó en Kent State después de que cuatro estudiantes fueran asesinados por miembros de la Guardia Nacional en 1970. Mientras estaba conectado al respirador artificial, «Escribí un álbum completamente nuevo de Devo y armé un show en vivo completo». En su alucinación, el grupo tocó en las calles de Hollywood, mediante el uso de la realidad aumentada: “Estábamos parados sobre esas pantallas, que de alguna manera estaban creciendo”, explicó… En la real realidad, Devo estaba de vuelta en boga ya que sus conocidos domos de poder se volvieron un meme muy popular en este año, además de un producto de prevención para el Covid-19 como contamos oportunamente en MADHOUSE.

Hoy, por suerte, Mark la puede contar. Aunque con el tapabocas cuesta entenderlo.

COME BACK MARKEE. A medida que avanzaban tanto el meme como el virus, Greenspan y sus dos hijas mantuvieron una vigilia constante del enfermo a través de videollamadas. Mothersbaugh cree que lo ayudaron a mantenerse atado al presente en un momento crucial: «Me sentía agotado. Pensé que me moría. Onda, ‘podría dejarme flotar río abajo en este momento, y sería realmente pacífico. No sería una sorpresa. No sería algo que me asustara. Realmente podría hacerlo’. Realmente lo pensé. Y entonces sucedió que mi esposa me llamó, y ella y las chicas estaban en el teléfono, diciendo: ‘Te vas de allí pronto. Bajate de esa máquina’… No sé si todos tienen la suerte de que alguien haga eso por uno».

TikTok star Bryce Hall's neighbors complain of 'party warzone' | Daily Mail  Online
Dos de los influencers fiesteros y el aviso de que el castigo se les venia encima. De todos modos, parece que no saben leer

DE-EVOLUCIÓN E INFLUENCERS. Hablando de la respuesta del mundo al coronavirus, dijo: “Todo se ha vuelto más descentralizado de lo que hubiera imaginado posible. Para cualquiera que dude acerca de si el coronavirus y el Covid-19 son reales, es realmente real». Es que Mothersbaugh ha visto a los escépticos de primera mano. Mientras se recuperaba ya en su hogar, frente a su casa los influencers Bryce Hall (21), Noah Beck (19) y Blake Gray (19) del colectivo Sway House de TikTok organizaron fiestas masivas, ruidosas y plenas de excesos en su mansión de U$8 millones a pesar de las prohibiciones y fueron noticia cuando el alcalde Eric Garcetti cortó la electricidad de la propiedad ante las airadísimas quejas de los vecinos. En declaraciones al Daily Mail, Greenspan dijo: “Me volvieron loca, desconsideración pura. Seguían de fiesta todo el día. Gente en la piscina gritando, música a todo volumen y docenas de autos estacionados al voleo en toda la calle». Tras estos incidentes, a Mothersbaugh el mensaje que más le importa transmitir es: “Si conocés a alguien que esté en terapia intensiva con COVID, contactalo y mantenelo en contacto con el mundo exterior, porque es fácil perder de vista dónde estás y por qué estás. No tenía idea de que había estado conectado a un respirador durante 10 días. El tiempo no significa nada». Greenspan dijo que cuando las enfermeras finalmente quitaron el tubo del ventilador de la boca de su esposo, lo primero que este dijo fue: «¿Alguien ha visto mis lentes?»

Mark, sus postales y sus ruegos a la gente: tómense esto en serio

HOY SOLO SOY OTRO SOBREVIVIENTE. Casi dos meses después de ser dado de alta, los TikTokkers se han ido y Mothersbaugh está de vuelta en el trabajo. Dice que todavía siente algunas secuelas que se desvanecen; extendiendo su mano izquierda, que tiembla levemente, describe «me quedó una cosita con mis nervios». Sin embargo, lo peor es el costo físico general, que describió como «escalofriante». Y amplía: “Antes del COVID, pensaba, ‘Sí, ahora estoy empezando a sentirme como cuando tenía 50 y tengo 70’. Cuando estaba en el hospital, me sentía como si tuviera 90 años. Y ahora he vuelto a los 70, y estoy tratando de volver a los 50. Ese es mi objetivo». El músico y artista afirma que se está recuperando al completar un proyecto de arte visual en el que ha trabajado durante décadas, uno que involucra su larga trayectoria en el arte de las postales. En colaboración con el artista Beatie Wolfe, Mothersbaugh ha lanzado «Postcards For Democracy», que los dos describen como «una demostración para apoyar al Servicio Postal de los Estados Unidos de 225 años de antigüedad y el derecho al voto». El objetivo es ayudar a financiar el Servicio Postal antes de las elecciones estadounidenses de noviembre.

«¿Que qué espero para 2021? Bueno, creo que va a ser un año grandios… eh… que va a ser un año impar, mejor dicho»

¿FELIZ AÑO? TE LA DEVO. Suspirando a través de su máscara facial, Mothersbaugh finaliza su duro relato con una pequeña reflexión: «Recuerdo que a fines de 2019 hablé con alguien y le dije: ‘Sabés, creo que 2020 va a ser mucho mejor’. Me hace reír pensar en eso ahora…» y agrega, con una pizca de entusiasmo fingido: “Todos vamos a atravesar una pandemia. ¿Quien lo hubiera pensado?»

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