Vámonos (para poder volver), acordes y discordias con Wilco, etc., por Jeff Tweedy (Traducción de Esther Villardón – Sexto Piso, 2019, 284 págs.)

En estas, sus memorias, Jeff Tweedy se muestra transparente, directo y divertido. Describe, con una calidez reconfortante, cómo fue crecer en el seno de una familia de clase media trabajadora, siendo el menor de cuatro hermanos — tan menor que, dice, casi fue hijo único. Cómo heredar la colección de discos de su hermano Steve le abrió las puertas al mundo de la música, que lo cobijó desde pequeño, cuando estaba enamorado de “Turn! Turn! Turn!” de The Byrds, hasta descubrir un universo musical que comenzó con «London Calling» de The Clash y, de ahí en adelante, se desencadenó su constante búsqueda.

Tweedy relata toda su historia sin disimular ni maquillar nada. Por momentos, la biografía es extremadamente divertida, como cuando cuenta cómo conoció a Susie Miller, su esposa, quien tenía un bar en Chicago llamado The Lounge Ax, lugar mítico donde solían tocar bandas como The Replacements y Smashing Pumpkins. En la parte de arriba del edificio, vivían Susie y su madre y al mismo tiempo hospedaban a músicos que no vivían en la ciudad. Jeff era uno de esos músicos – en ese momento, parte de Uncle Tupelo, pero como era bastante menor que Susie le costó lograr que el vínculo profesional se convierta en algo más. De hecho, la biografía incluye una historieta de tres páginas donde ilustran toda esta historia.

Deslumbra la habilidad con la que relata los momentos más trágicos de su vida personal, como su depresión crónica y la adicción al Vicodin, medicamento al que accedía sin problemas gracias a un fan de la banda que trabajaba en una farmacia; o cómo fue vivir la enfermedad de su esposa, que tuvo cáncer no una, sino dos veces (y las dos veces lo superó).

De Uncle Tupelo a Wilco, sin filtros. Quizás demasiado transparente, Tweedy relata toda su historia con Uncle Tupelo, banda que lideraba junto a Jay Farrar, con quien tuvo una relación de amistad e influencia musical tremendamente marcada por la pelea entre ambos egos, en la que Tweedy hacía lo que fuera por probarle a Farrar que era digno de su atención. Tanta tensión terminó en un desgaste inevitable que, para los fanáticos de Wilco, fue una buena noticia: gracias a eso, Jeff Tweedy se propuso avanzar en su carrera por nuevos rumbos, con nuevas personas y todo para probarle a Farrar que él podía.

Así nació Wilco, en 1994, atravesando varias formaciones y varias historias complejas, como su relación con el otro Jay (Bennet), quien entró como músico y se convirtió en parte importante de la arquitectura de la banda y de la grabación de un disco fundamental como «Yankee Hotel Foxtrot», pero con quien terminó todo mal. En palabras de Tweedy: “despedí a Bennet de Wilco porque si no lo hacía, yo hubiera muerto”, porque sus problemas con las drogas arrastraban a Jeff a hundirse aún más en el Vicodin. Para profundizar en esto, se puede ver el documental “I Am Trying To Break Your Heart”, dirigido por Sam Jones en el 2002.

Una historia de la cual sentirse parte. La calidez y gracia con la que Tweedy cuenta toda su historia, desde la infancia hasta la grabación de su primer disco solista, «Warm», hace que su lectura sea fluida y agradable. La sensación que queda, al final, es la de leer a un artista que tiene tanto para ofrecer y de una forma tan palpable que hace que uno se sienta parte de la historia. Y esto es algo característico de Wilco: la banda es una gran familia de la que sus fans son parte. Tienen una conexión con su público que traspasa los límites de la relación banda-público y eso es lo que los convierte en una banda a la que uno va… pero para no querer volver.

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