
Poseidótica es sinónimo de rock instrumental de calidad y alto vuelo. Con ya un cuarto de siglo sobre sus espaldas, y un excelente último disco, ahora el cuarteto argentino se apresta a llevar adelante una nueva fecha de un festival creado por la propia banda y que en abril va por su quinta edición

Poseidótica se va a presentar el próximo 5 de abril en el Festival de Agua, que los tiene no sólo como cabeza de cartel sino también como mentores. Contame de qué se trata el festival, cómo surgió la idea, cuántas ediciones tiene y con qué se puede encontrar el público que asista al mismo
El Festival Viaje de Agua es una especie de celebración que hacemos ya hace varios años. Esta es la quinta edición y se va a realizar en el CC Konex junto a bandas amigas muy copadas. El espíritu del festival es básicamente compartir escenario con grupos que nos gustan, con grupos que están emergiendo para darle otra oferta a la gente y que no sean todos festivales tan pochocleros. Nos parece que el festival reúne esas características, es algo que apunta más al under, queremos poner el foco ahí
Tengo entendido que además de música hay otras propuestas.
Sí, en todas las ediciones metemos lo que podemos en ese sentido. Por lo general van artistas de otras disciplinas o ramas, ilustradores, artistas plásticos, etc. Además convocamos a coleccionistas de discos que van a mostrar y vender también. Va a haber de todo. Este año estamos todavía cerrando toda esa parte, inclusive va a haber una feria de libros también. Estamos viendo si se suma alguna otra actividad fuera de la música, nos parece interesante ese aporte también.
¿La curaduría y más concretamente, la elección de las bandas también corre por cuenta de ustedes?
Sí, íntegramente todo está organizado por nosotros y también elegimos los grupos por sus momentos, porque nos gustan. Es básicamente así como funciona. No hay mucho más secreto que eso, es tratar de armar algo no tan homogéneo, porque nos gusta que lo que ofrecemos sea diverso. Que te puedas encontrar con distintos tipos de estilos musicales. Nos parece que es bastante atractiva esa variedad para ir y descubrir grupos nuevos. Nos ha pasado eso, hay gente que nos dice “a esta banda no la escuché nunca, qué buena que está”. Y capaz que no son bandas con las que tocamos siempre, a eso me refiero.

Están cumpliendo 25 años de carrera y lo están festejando con el tour Alquimia. Sé que el año pasado estuvieron muy activos en vivo y quería preguntarte si en este 2025 van a continuar con ese ritmo de trabajo
Sí. 25 años es una bocha, de sólo pensarlo siento que es algo muy grande. En todo este tiempo tuvimos años de tocar mucho y otros de tocar un poco menos. Como bien decís, el año pasado hicimos alrededor de 20 shows. Este año también vamos por eso, siempre tratamos de tocar lo máximo posible. Lógicamente estamos atravesados por el país que nos cobija, ¿no? Y a veces es un poco más difícil realizar todos los shows e ir a los lugares que queremos ir. Nos gusta darle bola también al interior, tocar en otras ciudades, entonces a veces se hace más difícil, pero tratamos de hacerlo de todos modos.
¿Ya tienen fechas confirmadas en otras partes del país para este año?
Sí, creo que más para el segundo semestre es dónde hay más fechas. Córdoba, Mar de Plata y Rosario, por ejemplo. Después por ahí anunciamos algo en La Plata para dentro un par de meses, estamos trabajando para seguir viajando y tocando en la mayor cantidad de lugares posibles.
Tienen una fecha con Mudhoney también en estos días.
-¡Esas fechas son lindas también, cuando nos invitan para compartir con una banda de afuera. Y Mudhoney para nosotros que somos gente de 40 y pico, curtimos esa onda cuando éramos bastante más jóvenes. Entonces está bueno, es algo que nos gusta mucho hacer

¿Y tocar en una arena grande con Ghost, por ejemplo, cómo lo vivieron?
Esa fue otra oportunidad bastante buena. A mí me gusta Ghost y fue toda una movida buenísima, tocar en el Movistar Arena o en cualquier estadio de ese estilo. Está buenísimo, son experiencias que no se dan muy seguido y están buenas. Son como un mimo, un regalo para tantos años de escenarios pequeños y de rutas. Son buenas experiencias.
Cuando tenés que preparar un show para un lugar más grande como ese, ¿lo pensás de otra manera o hacés lo mismo que en un lugar por ahí más chico?
Son shows distintos. Por lo general, en ese tipo de show donde acompañás a una banda que es la headliner, tenés menos tiempo para tocar. Vamos ahí a hacer la apertura del concierto y por lo general armamos un set list más palo y a la bolsa. Cuando es un show nuestro, al cual preparamos con el tiempo que necesitamos, la lista cambia, es otro clima. También influye si es al aire libre o no. Ahora para el Konex, que es un show al aire libre, vamos a tener un tiempo prudente como para desarrollarlo como nos gusta a nosotros. Cuando vamos de invitados, vamos palo y a la bolsa tratando de acompañar un poco la onda de la banda que nos invita, para dejar caliente a la gente y que den un buen concierto básicamente.
¡PRODUCTORES, VENGAN A MÍ!
El año pasado editaron “Las Palabras y La Realidad”. Un disco en el que encontré un Poseidótica más maduro
-Debe ser porque ya somos gente un poco más grande, digamos (risas).
Más allá del chiste, me refiero a lo musical. Hay una madurez, una consolidación del estilo y me llamó la atención el dato de que cada tema lo mezcla un productor distinto. ¿Qué era lo que buscaban con esa decisión?
¡Darnos la cabeza contra la pared, básicamente (risas)! Comparto con vos esto de que es un disco más maduro, creo que le dimos un montón de vueltas a la composición después de varios discos. Siempre tratamos de cambiar la manera en que grabamos, cómo la forma que componemos. Este disco también fue encarado de otra manera, fue más trabajar en la sala antes de ir al estudio, no dejar nada librado al azar. En uno de esos delirios por hacer algo que nunca hicimos fue que busquemos cosas diferentes y empezamos por los productores. Dijimos, “que cada canción la mezcle uno distinto”. Teníamos un montón de ganas de trabajar con un montón de productores que conocíamos y no podíamos grabar ocho discos diferentes. Entonces le dimos un tema a cada uno. Fue un desafío grande, con una logística interesante. No creo que lo repitamos. Nos dimos un gusto y sacamos cosas buenas de eso también, que otra persona vea y escuche la música nuestra y nos dé una devolución diferente. Imagínate eso repetido en ocho o nueve canciones, fue interesante cómo nos devolvían los temas. Aprendimos mucho de nosotros con la mirada del otro
¿Eligieron al productor según la onda del tema?
Un poco sí, para que no sea tan delirante. Fue un trabajo bastante difícil en ese sentido, nos costó mucho, fue mucho esfuerzo, pero estuvo bueno al final. Ahora que lo veo a la distancia, estoy bastante conforme.
Pese a el hecho de que hubiese tanta gente participando en la producción, creo que el disco mantiene una cohesión, no es un divague. ¿No temían en algún momento que pasara eso?
Claro, ese era el gran miedo, que nos quede algo parecido a un cocoliche de canciones, ¿viste? Que suene todo muy distinto. Entonces había que empezar a trabajar por una canción y empezamos con Maxi Leiva que fue quien también grabó todas las guitarras. Le dijimos: “mezclate vos el primer tema” y ese fue el puntapié inicial. Al segundo que le dimos alguna canción, ya tenía la primera mezcla para que más o menos entienda por dónde iba la mano, Entonces hubo un hilo conductor, pero siempre estuvimos al borde de que todo se nos vaya a la mierda (risas). Tratábamos de ir encauzando la cosa y creo que lo que logramos es algo bastante homogéneo pero con matices.
Es interesante eso de que cada productor tenía que escuchar el trabajo del otro.
Algunos nos dijeron que no querían escuchar nada, y lo respetamos. Algunos dijeron, «mándame algo a ver qué onda, por dónde va la cosa para no irme tan al carajo”. A otro le mandamos algo para que escuche y dijo “no, al final no escuché nada, me mandé así.» Y después se masterizó todo y se terminó de cerrar el círculo. Esa fue la tarea más difícil, que esté todo más o menos relacionado y que no sea un divague.
¿Cómo fue trabajar con un productor con una carrera tan importante como Billy Anderson?.
Estuvo buenísimo. A Billy ya lo conocíamos de su etapa con Los Natas, un personaje espectacular. Trabajamos con él estando en Estados Unidos y nosotros acá, esa fue la mezcla más realmente a distancia que hicimos. Bill siempre está de gira o laburando con algún grupo, entonces era muy difícil engancharlo. En su caso con tres o cuatro mezclas que mandó quedó listo el tema. Tiene el toque de Billy. Cuando recibimos la primera mezcla vimos que era lo que estábamos buscando, con su toque mágico y característico. Esa fue una mezcla muy interesante, que jamás se nos hubiese ocurrido a nosotros, mezclar un tema nuestro así como lo mezcló él.
Les aportó una mirada nueva...
Claro, eso es en realidad lo que buscábamos, el objetivo de esto era eso. Ver qué nos devolvían, qué escuchaban de nuestra música, para dónde les tiraba hacer la mezcla. Nos pasó también con Santi Desimone, que le tiramos un muerto por la cabeza y volvió con algo relindo. Cada uno tiene su toque y se agarraba de cositas, colores de las canciones que nosotros por ahí no pescábamos por estar para metidos adentro del material. Y los tipos agarraron y rescataron esas cosas. Cada uno leía cosas que nosotros no y eso fue lo más interesante de todo.
¿Si no hubiera habido química con alguno lo hubiesen descartado como productor?
Sí, nos pasó en un caso que no hubo match. No caminó y cambiamos, no pasa nada, tampoco es la muerte de nadie, hay gente que puede o quiere hacerlo y gente que no lo quiere hacer y está todo bien, no nos enojamos por eso.
¿El disco está grabado en estudio o también grabaron cada uno en su casa, en su propio estudio personal?.
No, somos tradicionalistas. Fuimos a los estudios Monsterland, a grabar con Gonzalo Villagra (ex Los Natas), que es nuestro operador en vivo también. Todas las baterías y los bajos se grabaron ahí en El Abasto, en General Rodríguez. Y después todas las guitarras las hicimos en el Centro Cultural Richards. Ahí tienen un estudio muy lindo y las grabó Maxi Leiva. Así, todo crudo como estaba le mandábamos los paquetes a los productores para que mezclen y nada más. Él era bajista de Los Natas y ahora también es nuestro operador en vivo.

NO SOY DE AQUÍ NI SOY DE ALLÁ
Ya que mencionaste a Los Natas, a ustedes al principio se los vinculaba mucho a la escena stoner en un principio. Sin embargo me parece que Poseidótica tiene una paleta de estilos mucho más amplia.
Sí, es interesante lo que pasa con el stoner, creo que en su momento, al principio de los 2000 cuando empezamos, éramos un poco más stoner si se quiere por el sonido, los tipos de equipo que usábamos. En términos de géneros musicales para mí no somos stoner. Por ahí estamos más vinculados al progresivo. Nos han catalogado de mil maneras. Y también lo que me parece es que hay un montón de bandas a las que le decís que son stoner y te contestan que no lo son. Pero me parece un buen término que le sirve al periodismo musical. Como para hablar de algo, ¿no?. Entonces hablamos de la “escena stoner”. Obviamente dentro de la escena stoner hay metaleros a full y chabones que hacen rock a secas, ¿entendés? Como que es muy amplio el término. No nos disgusta que nos digan que hacemos stoner y es un género que escuchamos además. Pero en términos de definir a qué género musical pertenecemos creo que se vuelve difícil definirlo.
Pareciera que la prensa musical necesita siempre poner todo en cajitas separadas
-Sí, exacto. Lo entiendo como un modo de hacer un relato en el cual de alguna manera tenés que llamar a las cosas por cierto nombre, entonces en ese sentido lo entiendo y está bien.
¿Cómo se dio la colaboración de Nico Bereciartua en el disco?
Nico es un pan de dios. Lo habíamos invitado hace unos años a tocar un tema de rock and roll, más pesadito. Teníamos un tema al que le faltaba algo, y se nos cruzó la idea de llamarlo para que venga a tirar esa magia que tira con el slide. Le pasamos el tema una semana antes. Le dijimos que no lo escuché demasiado, que lo que nos servía era que nos aporte frescura. Y la rompió mal. En un par de horas metió todo lo que está en el disco. Un fenómeno. Después de eso se fue con los Black Crowes (risas)
Si bien salió el año pasado el disco, ¿están pensando en un sucesor?
Estamos como en una revolución sonora. O sea este disco lo venimos laburando desde 2022. Para nosotros es algo recontra masticado y por ahí para la gente que nos sigue, esto es lo nuevo. Pero para nosotros que estuvimos encima de ese material por tanto tiempo, venimos con ese sonido del disco muy encima, muy incorporado. Ahora estamos en la sala buscando nuevas sonoridades, que es por ahí donde empieza lo nuevo siempre. Estamos en ese proceso en el que empiezan a salir cosas nuevas, por ahí empieza la construcción de lo que está por venir
¿Sienten que el hecho de no tener voces los limitó en algún momento?
Después de 25 años de vida como banda, ya no. En su momento, cuando empezamos era muy difícil, había que explicar mucho que queríamos ser una banda instrumental. ¿Pero cómo, no canta nadie?. Y no, venís a ver al show, te dejás llevar y listo, pero no canta nadie. En algún momento buscamos cantante, nos enroscamos con eso, pero se desactivó medio temprano esa idea. Después hicimos de lo instrumental parte de nuestro ADN, nos dio el pie también para invitar cantantes para participar con nosotros. Eso estuvo muy bueno, lo hacemos habitualmente también.
Santi, para cerrar la nota, un mensaje que quieras dejarle a la gente que va a estar leyendo esta entrevista
Los quiero invitar formalmente a nuestro Festival Viaje de Agua que se va a celebrar el próximo sábado 5 de abril en el Centro Cultural Konex. Nos van a acompañar las PIBA, que son una banda de chicas espectacular, muy poderosa, que la rompen. También van a estar los Ayer Mañana, con su rock psicodélico de gran porte y los LMDG también para patear un poco de cabezas. Esto arranca temprano, 18hs, así que vengan a apoyar a la escena, que ese apoyo nos hace falta a todos.

Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.