La calma de los cementerios es un susurro silente que envuelve forzosamente a quienes pasean entre las tumbas. Por eso, pensar una obra de teatro en esa quietud es una forma de detener el tiempo. Tras un primer encuentro de asistentes y actrices y actores, «Nada De Carne Sobre Nosotras» da comienzo con una caminata donde el eco apagado de los pasos quienes ya no caminan, acompañan y dan la bienvenida al cementerio de la Chacarita.

(Foto: ©Valeria Sestua)

QUERIDO CEMENTERIO. «Nada De Carne…» es un proyecto site specific basados en cuentos de la escritora argentina Mariana Enriquez, a quien ya no puede atribuírsele adjetivación alguna que no haya sido proclamada. Sus textos (novelas, cuentos, ensayos, notas periodísticas) hablan por ella, ella habla por ella, la gente habla por ella. Una fenómena única de la cultura pop. Con dirección de Analía Couceyro, esta experiencia performática se desarrolla con cinco unipersonales.

Mariana Enriquez (Foto: ©Sebastián Freire)

QUIÉNES SON Y QUÉ HACEN

Ariel Farace comienza relatando “El Desentierro De La Angelita”, un cuento ya clásico de la autora 

Susana Pampín interpreta magistralmente “El Chico Sucio”, otro hit, sin dudas. (A Pampín la vemos estos días en «Envidiosa», es la mamá de la envidiosa, justamente)

Lisandro Outeda nos deja sin palabras en “Fin De Curso”.

La misma Couceyro relata y se mete en “La Casa de Adela”

Y finalmente Rocío Domínguez remata estupendamente el relato que da título a la obra: “Nada De Carne Sobre Nosotras”.

Lisandro Outeda (Foto: ©Valeria Sestua)

EN LA CHACARITA. El sábado 16 de noviembre ahí estuvimos un considerable grupo de personas (tiene cupo limitado) y ahí estábamos, bajo un sol recalcitrante, haciendo el recorrido, rodeados de esas tumbas, como si el tiempo se detuviera en su marcha. En este santuario de sombras y memorias, mientras descendíamos a los nichos -vaya laberinto infinito esos túneles- el aire se vuelve denso, por los cuerpos que reposan, por los recuerdos, y a la vez liviano, como un sueño suspendido en la eternidad.

(Foto: ©Valeria Sestua)

Bajamos esas escaleras brutalistas mientras los pasos propios y ajenos y ajenos acompañan el  latido solemne de este reino de quietud sólo interrumpido por la actuación de estas actrices y actores que han llevado adelante un proyecto único, donde la actuación teatral resulta un cuento en movimiento, una sinfonía de cuerpos y voces que tejen en el aire la magia efímera de la ficción. Actuaciones que transmutan emociones en carne (la poca que queda sobre nosotras) y aire, un aliento pesado, un perfume terroso mientras recorremos el escenario que huele a despedida, a tiempo en descomposición.

Analía Couceyro (Foto: ©Valeria Sestua)

EL AROMA DE LA AUSENCIA. Nos dice Analía Couceyro: “La experiencia -no la llamaría obra de teatro- es muy fuerte para todo el equipo, nos hermana de una forma muy particular. Empezamos a hacerla en pandemia, para cuatro espectadores; la hicimos con mucho frío, mucho calor, bajo la lluvia, con la vegetación loca y el olor intenso de estos días y con todo seco. Lo hicimos también en los cementerios de Rafaela, Azul (que tiene esa arquitectura maravillosa de Salamone) y Olivos, pero nuestro lugar de pertenencia es Chacarita, es donde conocemos a los cuidadores, que nos prestan sus banquitos para que algunas personas puedan sentarse, y donde también conocemos los nichos cercanos a cada lugar donde nos detenemos. Siempre le pedimos permiso y le agradecemos a los muertos entre los que actuamos. El espacio nos obliga a estar más atentas y permeables que nunca”. Esto es verdaderamente lo que se transmite.

(Foto: ©Valeria Sestua)

Couceyro es actriz, por supuesto, además de directora de teatro; también es docente en la carrera de Actuación en la Universidad Nacional de las Artes y escritora. Ha publicado los libros «La Edad Justa» con la bellísima editorial DocumentA/Escénicas y «Dientes De Lata», con Chirimbote. Acaba de lanzar «Yendo», su primera novela con Emecé. Además ha participado en decenas de proyectos de teatro, ópera, performance, cine y televisión. En sus obras como directora suele también actuar y encargarse de la dramaturgia. Muchos son trabajos que vinculan materiales provenientes de la literatura o las artes visuales con espacios no convencionales como claramente es “Nada De Carne…” sobre la obra de la Enriquez.

Rocío Domínguez (Foto: ©Valeria Sestua)

Y qué mejor que el material de esta autora argentina, pionera del weird fiction local, rodeada de un misticismo donde su ficción se aleja y se acerca al horror en loca cabalgata mientras que ensayos como «Alguien Camina Sobre Tu Tumba» nos acerca su fascinación por tantos cementerios recorridos por todo el mundo. Y aquí nos encontramos, entonces, en esta quietud de Chacarita donde no es la ausencia sino la presencia de un silencio profundo y deseado, donde la vida y la muerte se entrelazan en un sueño sereno, fuera del alcance del bullicio del mundo. Entre cuento y cuento paseamos nuestros propios huesos en el vasto océano de mármol y sombra que es este camposanto, un bosque de estatuas congeladas en luto, un libro de piedra y flores marchitas que susurra historias olvidadas bajo un cielo brillante.

(Foto: ©Valeria Sestua)

LAS TRES ACTRICES TIENEN A SUS MADRES ENTERRADAS AQUÍ. El cementerio no es sólo morada de huesos, sino un espejo del alma colectiva: los que yacen en sus entrañas son testigos eternos del paso implacable del tiempo y del susurro de los vivos, en este caso Ariel Farace, Susana Pampín, Lisandro Outeda, Analía Couceyro y Rocío Domínguez, que los invocan con cuentos, flores y silencios.

Ariel Farace (Foto: ©Valeria Sestua)

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here