PRIMAL, EL TEATRITO, 6 DE ABRIL DE 2024
Una figura como Beto Zamarbide no necesita presentación, salvo que estés iniciándote en tu melomanía metalera, y entonces quizás sea oportuno hacer alguna referencia sobre el personaje. El ex V8 y Logos, radicado en Miami desde hace tiempo, volvió al país después de cinco años de ausencia con Primal, cuarteto norteamericano que cuenta con otro argentino con largo recorrido en la música, como es el baterista Jorge Iacobellis (Todos Tus Muertos, Hirax). La visita de Primal contó con una agenda apretada tocando en días consecutivos en Rosario, CABA, Córdoba y el Gran Buenos Aires. MADHOUSE estuvo presente en la fecha del pasado 6 de abril en El Teatrito, y acá abajo te contamos todos los pormenores.
VENGAN TODOS ACÁ HAY UN LUGAR. Al llegar al recinto de Sarmiento al 1700 se percibía inmediatamente que la fecha porteña de Primal iba a contar con un buen marco de público. Muchas remeras negras de bandas de metal argento entre los asistentes, con predominio de V8 y la dinastía de proyectos posteriores con alguno de sus ex miembros (Logos,Hermética, Horcas, Almafuerte, Iorio).Una vez adentro de El Teatrito, un telón cubría de la vista de los presentes, a la banda y asistentes dando los toques finales a la puesta a punto del sonido, el cual a poco de andar empezaría a tener algunos inconvenientes en el primer tramo del show. La cosa arrancó con “The Cage”, el mismo tema que abre “Humachine”, el nuevo trabajo de Primal y ya desde el vamos se pudo percibir a Zamarbide molesto por cómo estaba sonando la banda, haciendo reiteradamente señas al sonidista. Concluida la segunda canción, el ex V8 hizo parar la pelota para pedir que bajaran el volumen de los monitores y detectar un molesto acople. A la solicitud se sumó Phil González (sí, el cantante de Perfectos Extraños más conocido como el “Chavo Metalero”), quien a viva voz dio un par de instrucciones que permitieron subsanar el inconveniente.
Un espectador aficionado a encontrarle el pelo al huevo podría tranquilamente describir la situación con calificativos como “improvisación” o “falta de profesionalismo”. Pero si dejamos de lado el negativismo, ese incidente inicial sirvió de adelanto del tono intimista y descontracturado que iba a tener la noche. Lejos del hiper calculado y archi ensayado profesionalismo que prevalece en el show business musical, donde no hay lugar para el más mínimo atisbo de espontaneidad, lo del sábado pasado transitó por la vereda de enfrente de lo citado. Primal encaró su show como lo que era: el regreso a casa de un hijo pródigo, que se reencontraba con su tierra y su público. Como si la banda hubiese abierto la puerta del estudio, dejando pasar a los presentes para celebrar en un ambiente íntimo y familiar. Tan familiar fue todo que Esteban Zamarbide, hermano de Beto, empuñando su guitarra se sumó a una movilizante versión de ese clásico imperecedero que es “Cautivos De Un Sistema”. También hizo su aporte Javier Barrozo (ex Lorihen, Imperio, Walter Giardino Temple) en voces. Como era de esperar, el repertorio veochista fue el que mayor pasión generó en el público, y “Cautivos…” fue sólo una gragea, un anticipo de lo que vendría más tarde.En el primer tramo de la presentación de Primal, los temas de “Humachine” predominaron (“End Times”, “Warriors Code”, “Firefight”) con ese filo más thrashero que supo imprimirle al disco Glenn Rogers, el responsable de la composición y ejecución de los riffs del álbum. César Ceregatti en las cuatro cuerdas aportó solidez al sonido de Primal, apoyando la labor de Rogers.
Una mención aparte merece Jorge Iacobellis, y su labor en batería. No será un prodigio de técnica ¡pero que manera de pegarle a la bata, hermano! Pura potencia para apuntalar el sonido del cuarteto. El estreno del material de “Humachine” por estas pampas contó en un momento con un detalle teatral al que el metal suele ser tan adepto. Beto sorprendió al público luciendo una máscara de látex que reproducía el rostro del hombre-máquina de la portada de “Humachine”, para no quitársela hasta que terminaron de sonar las canciones del LP que vinieron a presentar.
Para cuando Beto se la quitó, fue para volver a escena acompañado otra vez por su hermano, munidos ambos con guitarras acústicas. Juntos hicieron “Parcas Sangrientas”, “Justo Que Te Vas” de Ricardo Iorio a modo de homenaje, “Ángeles De Las Tinieblas” y “Ciega Ambición” del “El Fin De Los Inicuos”, la perla negra dentro de la discografía de V8. Novedoso fue escuchar aquellos clásicos firmados por Civile-Iorio-Zamarbide-Rowek en formato acústico y con otros arreglos. Ya para el cierre de su presentación, Primal se reservó el único e ineludible final posible. Ni más ni menos que el himno imperecedero del metal argentino, “Destrucción”, que sonó rabioso con su lírica lamentablemente tan vigente pese a los años transcurridos.
Imágenes de V8 aportaban desde la pantalla más emoción aún, a un cierre que fue sin dudas, el punto más alto de la noche. Después vino el saludo del respetable cargado del cariño de siempre para un grande como es el querido Beto Zamarbide, quien retribuyó ese cariño desde el escenario. ¡Bienvenido a casa Beto, esperamos verte pronto otra vez!
Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.