Hace 35 años, Skid Row lanzaba su salvaje disco debut, irrumpiendo en la ya anquilosada escena glam metal de la mano de una imagen impactante y un sonido guarro y callejero. Buen momento entonces para que en MADHOUSE, exploremos el poder crudo y el impacto de este lanzamiento seminal.

ABRIÉNDOSE CAMINO. Nacido en la ciudad de Perth Amboy en el estado norteamericano de New Jersey, el joven Dave Sabo trataba de paliar una infancia difícil a través de su gran pasión: el beisbol, deporte en el que estuvo cerca de profesionalizarse hasta que el demonio (personificado en el mismísimo Gene Simmons) lo hizo cambiar de planes. Es que ver a KISS a los 14 años hizo que el joven Dave -.a quien en el barrio apodaban “Snake” (serpiente)- cambie el bate por la guitarra, pasión que también compartía con su vecino, un tal Johnny Bongiovi. Entre charla y charla, ambos amigos hicieron un pacto: el primero que la pegara en el mundo de la música, ayudaría al otro a lograrlo también. Y mientras soñaba con ser el Ace Frehley de su cuadra, Dave trabajaba en un local de música en el que un día llegó un muchacho de pelo largo enfundado en cuero que tocaba el bajo: Rachel Bolan, con el cual hizo buenas migas y de inmediato quedaron en juntarse a zapar: Skid Row haba nacido

AMIGOS SON LOS AMIGOS. Jon y Snake en una postal de época

El resto del grupo se conformó a la vieja usanza, a través del boca a boca y de anuncios en los periódicos de la zona, Fue asi que fueron llegando el guitarrista Scotti Hill, el baterista Rob Affuso y el cantante Matt Fallon (que habia pasado brevemente por Anthrax), con quienes el grupo empezó a presentarse en vivo. Con la banda ya afianzada, solo faltaba lograr un contrato discográfico, para lo cual Dave le recordó a su viejo amigo Johnny (ya convertido en la superestrella Jon Bon Jovi) que lo ayudara, para lo cual el blondo lo puso en contacto con su manager Doc Mc Ghee quien quedó impresionado con el grupo, pero no así con el cantante. Si Skid Row quería grabar, primero tenía que deshacerse de Matt Fallon.

Matt Fallon viendo entrar a Sebastian Bach a la sala de ensayo

ESA RUBIA DEBILIDAD. Decididos a convertirse en estrellas, la banda probó diversos vocalistas (entre ellos el futuro Motley Crue John Corabi) pero ninguno los convencía, hasta que en la fiesta de casamiento del fotógrafo Mark Weiss quedaron impresionados con el cantante de la banda invitada: un carismático canadiense longilíneo de tan solo 18 años que se hacía llamar Sebastian Bach. La pieza final del rompecabezas ya estaba en su lugar

Aviso publicitario de la época

La entrada de Bach a Skid Row en 1987 cambió la dinámica del grupo y contribuyó a su ascenso meteórico gracias a una presencia escénica magnética, una voz que fusionaba potencia y emotividad; y para que negarlo, una seducción a flor de piel que hizo que los shows de Skid Row comiencen a ser elegidos por las señoritas más deseadas de la escena.

«Acá estoy, mírenme» Una postal 100% Bach

Solamente quedaba por cerrar un solo detalle antes de firmar contrato: del otro lado del océano, más precisamente en Irlanda, ya había existido una banda llamada Skid Row que incluyó entre sus filas nada más y nada menos que a Phil Lynott y a Gary Moore que formarían posteriormente parte de Thin Lizzy. Los derechos del uso del nombre quedaron saldados gracias a un pago de 35 000 dólares, hecho que Bach recordaría más adelante: “tuvimos que comprarle el nombre a Gary Moore. Estabamos muy contentos de poder hacerlo porque Skid Row (‘Barrio Bajo’) es un gran nombre para una banda. Tiene muchas ‘S’ pero igual sirve”

PONIENDO PRIMERA. A fines de 1988 la banda finalmente logró firmar con Atlantic y comenzó las sesiones de grabación de su álbum debut al mando del reconocido productor Michael Wagener, cuya labor era darle prolijidad al sonido del grupo (afianzado ya por la cantidad de shows que habían dado durante el año) y sobre todo mantenerlos enfocados, lejos de las tentaciones de la escena californiana de entonces. Las canciones estaban bien pulidas y mostraban una vertiente distinta a las del resto de las bandas de la movida hair metal en la que la banda había sido incluida, sobre todo por la imagen de Bach. Es que, a diferencia de bandas como Warrant o Poison, Skid Row contaba con temas como “18 And Life” y “Youth Gone Wild” que, lejos de revisitar los cliches de fines de los ‘80, lidiaban con temáticas sociales y la identidad de la juventud norteamericana en tiempos de gobiernos republicanos. A su vez, tracks como “Piece Of Me”, “Makin’ A Mess” y “Here I Am” reflejaban el toque duro y sleazy que los terminaría diferenciando de otros colegas; aunque en pleno 1989 había que tener una power ballad para llamar la atención de las radios y MTV, y ahí estaba “I Remember You” para satisfacer todos los requerimientos comerciales.

35 Y ANDANDO: Si bien en un principio las criticas no los acompañaron (en parte por el agotamiento que el sonido californiano estaba empezando a causar en los medios en las vísperas de la movida grunge), el salir de gira junto a Bon Jovi (¡quien otro!) y la rotación de «I Remember You” en las cadenas de videos, hicieron que el álbum escale en los rankings llegando al puesto 6 en Billboard y al 30 en el Reino Unido, logrando vender más de cinco millones de copias.

En el panteón del hard rock de esa complicada época de transición entre la salida de los ya anquilosados ‘80 y la llegada de algo nuevo, el debut de Skid Row se erige como un testimonio del poder de una banda sin miedo a desafiar las normas que logró capturar la intensidad y la energía de una era.

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