DIE TOTEN HOSEN, CLUB UNIÓN Y PROGRESO DE TANDIL, 28/10/2022

En un contexto íntimo y relajado, los teutones cerraron con un emotivo show su última excursión por tierras argentinas.  

Fenómeno: Toda manifestación que se hace presente a la consciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción. 2. m. Cosa extraordinaria y sorprendente.

En base a la definición de la RAE podemos decir que DTH son un fenómeno. Todas las personas presentes dentro de los límites de nuestro país que asisten a alguno de sus shows pueden atestiguarlo. ¿Y por qué? Básicamente, porque son la banda extranjera más local que existe o viceversa. Quizá sean sus canciones, quizá su sencillez o su falta de pretensiones, pero el quinteto de Düsseldorf se las apaña para que todos sus shows sean una fiesta o un Oktoberfest (irónicamente está gira lo fue) en el que se logra que la gente baile, beba y se hermane con amigos y/o desconocidos. El show de Tandil será difícil de olvidar para sus espectadores (y para este cronista) en primer lugar por las perlas de su setlist y por la locación particular en dónde se realizó. Como muchas de las instalaciones del interior de nuestro país, el Club Unión Y Progreso mantiene su fachada y mística a la vieja usanza, un espacio social y deportivo que alberga deportes y eventos locales, además de una gala como la que se merecían estos cinco locos que caminan por nuestras tierras como cualquier argentino más. El encanto de observar la dinámica de una banda convocante en un ámbito alejado de la urbe capitalino tiene un aire artesanal, inocente, mezcla de festejo y vodevil.

TRAJE DE TELONERO: Desde antes que comenzaran Juanse Paponetti y sus Traje Desastre, se respiraba un clima festivo en un marco que parecía extraído de los bailes de graduación de los años 70. El escenario bajo, las gradas locales y visitantes que se iban llenando lentamente por hordas de argentinos y alemanes (puedo asegurar que de las varias veces que los vi en vivo es la primera donde el porcentaje de nacionalidad estuvo casi empatado) que se refrescaban el calor del cuerpo a base de cerveza -y lo harían durante TODO el show- expectantes de recibir a su banda favorita. Minutos antes de las 21 hs, los Traje Desastre calentaron motores con ese punk rock fino y british que sonó de maravillas jugando de locales gracias a que su líder y vocalista forma parte de Katarro Vandaliko -banda insignia de la ciudad,- y de la cual ejecutaron «Castillo De Naipes» para delirio de los presentes. Hubo tiempo para una decena de temas, una canción nueva («Heridas Del Ayer») y una seguidilla de versiones (Buzzcocks, Chelsea, The Boys) que dejaron los oídos contentos y la ansiedad a tope a la espera de «Lojosen».

NUNCA CAMINARÁS SOLO EN TANDIL: Con la clásica polka tradicional como intro y el mazazo de «Ström» comenzó el carnaval teutón que durante dos horas haría gritar, bailar, llorar y entregarse totalmente al encanto del quinteto. Campino, con la voz castigada por los shows previos pero con el espíritu intacto como a sus 20 años, animó y se movió sin parar apoyado en sus guitarristas: Kuddel, su eterno ladero vocal, y Breiti, su eterno intérprete. Vom Ritchie y Andi, como siempre, repartieron solvencia y sobriedad logrando que todo encaje en su lugar.

Así se sucedieron temas de una lista para fans only con algunas gemas tales como «Armee Der Verlierer», rareza poco ejecutada en estas latitudes, se intercalaron con esos himnos -¿hace falta aclarar cuáles a esta altura?- para corear con la mirada apuntando al cielo. El regreso triunfal de esa perla llamada «Tage We Diese» y las versiones de «First time» de The Boys, «Whole Wild World» de Wreckless Eric y «Carnival in Río», sumado los homenajes a Pil Trafa con tres temas de Violadores («1, 2 Ultraviolento», «Represión» y «Más Allá del Bien y del Mal») junto a esa nueva adquisición de los muchachos de Valentín Alsina con «Ya No Sos Igual» que mostró a Campino con un ayuda memoria, pero que no hizo falta porque todos los presentes se encargaron de corear y berrear en plan Mosca style. Tras momentos épicos con «Azzurro», “Verschwende deine Zeit», el infaltable bailecito de «Schönen Gruß, auf Wiederseh’n» y «Halbstark», llegó el final con «You’ll Never Walk Alone» que tuvo como dato de color a una emotiva horda de fans alemanes (no menos de 20) abrazados y llorando mientras cantaban las líneas del estribillo como cierre triunfal de su decimotercera visita a nuestro país.

CARNIVAL IN TANDIL: Aunque me he ganado algunos detractores en el pasado (?) y seguramente lo haga en el futuro (??), no me canso de decir que si DTH hubieran cantado sus temas en inglés, hoy serían los Beatles del punk rock, por calidad compositiva, innovación y carisma. Esta aseveración no les quita el mérito -sino más bien se lo agrega – por haber logrado que su música en su idioma natal sea cantada y adoptada por miles de fans en nuestro país y alrededor del mundo. De más está decir que el hueco generado tras la separación de Ramones dejó acéfala a la liturgia punk argentina y que los Hosen lograron llenar gran parte de ese vacío, quizás por comulgar con esa honestidad que tan bien cala en el inconsciente colectivo rockero de nuestro país. Seguramente ellos se sonrojen ante la sola idea de ocupar interinamente ese puesto, pero en el fondo saben que la conexión con su público aquí tenga que ser más aceptada que analizada. A esta altura, son un fenómeno vernáculo, uniendo generaciones y ratificando una comunión pocas veces vista tras años y años de shows. Quizás, tras tres décadas de visitas frecuentes, ya son un sentimiento y no lo puedan parar, y así quedará (parafraseando la reseña de mi amigo/cronista Rodrigo Cardozo) escrito hasta el amargo final.

Fotos: Matías Sosa y Mariano Forconi

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