“UNA OBRA REDONDA” EN EL TEATRO MARGARITA XIRGU

El pasado 9 de julio celebramos el día de la Independencia nada más y nada menos que viendo “Una obra redonda” en el teatro Xirgu, que homenajea (y con creces) a la vasta carrera de los Redonditos de Ricota. El ambiente se prestaba para las emociones intensas, ya que coincidía con la fecha patria y es un momento en donde los argentinos queremos compartir esas emociones que nos salen del pecho: honor, orgullo, satisfacción…

Yo particularmente estaba expectante. ¿De qué manera se puede llevar a cabo una obra redonda? No voy a spoilear nada, porque todos los que fuimos adolescentes en las décadas pasadas y éramos habitué de los eventos populares, tenemos que ir a verla; y si hay hijos, sobrinos, también tienen que llevarlos, para que vean, sientan y comprendan un poquito de la inmensidad de cosas que pasaron en ese momento.

Así, imperante, porque van a compartir un sinfín de emociones. La trama se va desmadejando sobre un hilo conductor que es la historia de Argentina y, paralelamente, ese tema de los Redondos que sonaba en ese momento. La obra comienza bastante tranquila, esperable, y cada etapa que sigue va aumentando su intensidad.

Te sumerge en aquellos años donde el underground reinaba, y las obras, eran reales, carnales, pasionales, desde aquellos años oscuros de la dictadura, pasando por el advenimiento de la democracia y su primavera alfonsinista, el todo vale, luego los vertiginosos noventas y ese trágico final de corridas del pavoroso 2001.

Cada momento va acompañado con su tema y su desarrollo. Cada vez, la trama se vuelve más palpitante y comenzás a prestar más y más atención. Las imágenes se te cruzan por la cabeza. En un momento, pareciera que el teatro se va desdibujando y resulta como si te estuvieras transportando otra vez esas épocas: la obra te va llevando por los distintos escenarios transcurridos.

Como en un sueño, volvés a vivir todo otra vez: la emoción tu primer recital, la novedad de tu primer cassette, el calor de tu primer amor. Está ahí, muy cerca tuyo. La obra comienza a girar más y más rápido. Salen personajes del lugar menos esperado, y en la pantalla, el recuerdo de las figuras más queridas. De pronto reís y también sentís la lágrima fría correr por tu cara. Cantás, reís y gritás, todo junto. Ya no tenés tiempo de extender la mano. No querés despertar del sueño, pero sabés que en un ratito, vas a estar otra vez en tu realidad.

Terminamos esa noche cantando el himno con el pecho explotado y un tema redondo de culto, y aún en la calle, los más fanáticos seguían entonando el final del mismo. Nadie quería dar el brazo a torcer, (no puede durar) querían seguir soñando un ratito más.

Para los que quieran sumergirse en un viaje en el tiempo inconmensurable y de paso cantarse todas las canciones de los Redonditos, se agregaron dos nuevas funciones el 2 y el 9 de septiembre en el histórico teatro Margarita Xirgú. ¡No se lo pierdan!

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