PACIENTE: MICHAEL MONROE – “I Live Too Fast to Die Old” (Silver Lining Music, 2002)
HISTORIA CLÍNICA: No es común encontrar músicos que fueron parte de una banda más icónica que exitosa con la cual lograron reconocimiento artístico e influenciaron a miles de bandas venideras y que, en formato solista, tengan una carrera sólida con grandes álbumes y canciones geniales, más allá de cambios de formaciones y épocas. Esto da cuenta del buen tino que posee el blondo para seleccionar a los músicos que lo acompañan, quienes además de ser grandes ejecutantes, también son grandes compositores. Cuatro años después de su última obra (“One Man Gang”), Monroe presenta su más reciente esfuerzo “I Live Too Fast to Die Young” con once nuevas canciones de ese rock que tanto nos gusta. En una etapa de la vida en la que algunas personas tienen los ojos puestos en una jubilación apacible, el amigo Michael encara un nuevo comienzo y nos regala -figurativamente, porque el disco lo vende en euros 😉 – un álbum vertiginoso que combina décadas de experiencia con el enfoque «joven de corazón» que atraviesa el título y toda la placa.
Desde el comienzo certero con “Murder The Summer Of Love” hasta el maravilloso final nostálgico con “Dearly Departed” MM trabaja a la perfección las melodías marca registrada de su (aún) vigente voz. La letra fuerte y directa de “Young Drunks – Old Alcoholics” y la melancolía de “Derelict Palace” presentan una trilogía maravillosa que muestra otro lado del rango musical de Monroe con esas variantes de canción que desbordan sentimiento y evocan infinidad de imágenes,
“Antisocialite”, otro track, un poco más tranquilo y sostenido en un arreglo de piano finísimo -exijo y demando mayor preponderancia de este instrumento a partir de hoy: he dicho(?)- transforma una balada que evita los clichés de oficio, con el agregado de la voz de Monroe que dibuja magias y yeites con maestría para otorgarle una impronta sentida y diferente. El octanaje rockero acelera fuerte de la mano de “Can’t Stop Falling Apart” y “Pagan Prayer” con guiños claros a ese soberbio proyecto que fue Demolition 23, con una melodía rápida y sucia y una línea de bajo exquisita de Sami Yaffa es uno de los puntos más destacados del álbum, una pieza musical que va directo al hueso sin anestesia. Como dato de color, el track que da título al CD cuenta con la participación de Saul “Slash” Hudson desplegando esos licks inconfundibles hasta para un sordo, logrando aportar aún más emoción a la placa.
Como se anticipó al principio, ”Dearly Departed» es la pista final del álbum y nos ponemos de pie para aplaudir no sólo por ser EL tema del año sino por convertirse quizás en uno de los mejores temas de toda la carrera solista de Monroe. Llena de emoción, con una justa tensión que parece no explotar nunca pero que te mantiene en vilo durante los 4:42 que dura la canción, la voz del blondo al frente, un ambiente oscuro, una letra impecable y un tufillo a Johnny Thunders que retrata la esencia de años vividos y su sensibilidad para plasmarlos en canciones. Un gran final para un gran álbum.
DIAGNÓSTICO: Rock enérgico, melodías bien trabajadas y el feeling de un crooner rockero es lo que llega a nuestros oídos después de dejar caer la púa sobre su décimo disco de estudio. “I Live Too Fast to Die Young”, por decoro, es uno de los discos más destacados del 2022 hasta la fecha, donde Michael Monroe deja toda su experiencia sobre la mesa y la maestría que le permite crear un álbum crudo y eficaz que refleja el aspecto emocional de una vida que le ha enseñado bien las reglas del género. Nosotros… agradecidos.
Categoría 80. Psicólogo, amante de la música y los juegos de palabras. Padre de Ciro y Amancay. Baterista e hincha de Ferro. Fanático de los libros, del helado y el café. Escritor perseverante. Hombre de mar en busca del sentido de la vida.