Sean bienvenidos a Terapia de Grupo, la sección de MADHOUSE en donde te contamos las novedades de la movida emergente. JOHNNY P es un proyecto fundado por Ale Estayno en 2013 que se caracterizó por su eclecticismo, su espíritu bailable y su groove a toda prueba. Mientras se ponen a punto para ponerle música y color a La Trastienda el próximo 4 de mayo, charlamos vía correo electrónico con Ale sobre el regreso al vivo, la difícil tarea de hacer mover al público y los planes a futuro. Los resultados… a continuación.

¿Cómo arrancaron este 2022 después de dos años muy difíciles para los artistas?

El arranque de este año es muy especial, quizás demasiado, dejamos de grabar y tocar a fines de 2019. Después entramos en un tobogán disfrazado de pandemia que magnificó todas las experiencias personales. No quisimos actuar más, hasta que no se pasara la tormenta. Todo estuvo muy quieto y contradictoriamente intenso. De todos modos se diseñaron nuevas propuestas, nuevos temas, nuevas letras y tomamos la decisión de dar un salto con la única red que nos da la confianza en lo que hacemos. Arrancamos el año planificando como vamos a bajar lo hecho en la computadora al estudio, al escenario y a las redes. Tenemos un proyecto más atrevido, más impertinente.

Se viene un show muy importante, nada menos que en un escenario como el de La Trastienda: ¿cómo se vienen preparando para este desafío?

Trabajamos mucho en la planificación, en los ensayos, producimos los enlaces entre los bloques de temas, el show, las visuales, la imagen y muchos ítems más que seguramente sería aburrido enumerar. Además, los ensayos se convierten en un espacio de producción donde los temas se reconstruyen especialmente para un show en vivo, obviamente que son esencialmente los mismos, pero se apela a la característica más importante de un show, la experiencia de la cercanía y la vivencia del momento de contacto, donde la idealización se desvanece y la perfección cede ante la emoción. Por eso se potencian los efectos, el groove, se navega distinto con las voces y nos preparamos para una performance más entusiasta (nuestra) que técnica. Trabajamos mucho en los desenlaces y el audio. El audio cambia la sutileza del balance de un disco por impacto sonoro. Todo esto lleva en consecuencia que tenemos que ensayar muchas horas, con mucho entusiasmo y deconstruyendo tema a tema.

Están preparando nuevo material: ¿cómo definirían el proceso de composición para este nuevo disco?

¡SI! (espero que se lea un ¨¡SI!¨ con mucho entusiasmo). Tanto la composición, como la producción y los vivos, son momentos que ejercen una fascinación especial. El disco nuevo es un desafío, en tanto que nos vamos poniendo (ojo que no nos estoy tirando flores ¿eh? J) la vara cada vez más alta. No somos una banda que caretea con el arte, decididamente queremos gustar, sin tranzar, pero queremos gustar al público. Que canten algún estribillo, que bailen, que un pedacito de letra los acompañe cuando se bañan, cuando abren y cierran una puerta, cuando caminan, cuando trabajan, cuando toman un café, cuando se miran al espejo…  Por eso y porque queremos hacer mejores temas cada vez, siempre hacer algo nuevo es un desafío. Más allá de lo obvio, el proceso de composición o el de escritura de cada letra son lo único que no se planifica, porque por más que tengas una disciplina de hierro, es algo que sucede, que te transcurre, pero que no depende de tu voluntad. De todos modos, antes, hay un proceso de escucha donde aparece (en esta parte pueden reírse) la música clásica, la ópera, el jazz, el tango, la world music y, obviamente, la electrónica, el rock y muchas variantes del pop actual. A veces no te viene absolutamente nada y otras se te ocurren mil ideas que la autocrítica poda con una crueldad autoinfligida que hace que te quede un poquito, un sustrato, y ése es el verdadero origen de un disco. Los temas los concebimos en capas, aunque siempre hay algo que los dispara: un leitmotiv, una frase con una melodía inicial, un ritmo obstinado al que se le pega un fraseo de un instrumento, o algo por el estilo. La primera capa es parte de la melodía y, normalmente, viene acompañada del groove, después viene algo de la armonía, ahí es cuando se empieza a meter la letra por sí misma, quizás en el momento donde se construyen los puentes que unen las partes de la canción, de a poco. Cuando eso sucede, el resto es un proceso casi natural. Después de eso, nos toca ponernos el overol de productor.

¿Qué importancia le dan a la imagen en JOHNNY P?

Es parte de un aprendizaje. La imagen define identidades y cuidarla, crearla o que simplemente aparezca es parte de un proceso decisivo, estamos en la era de la dictadura estética. En nuestro caso, está tomando un papel más que importante y vamos rumbo a sofisticarlo. A pesar de ello, sin dudas la estética general de JOHNNY P siempre deviene de la música y la poesía.

El groove y lo bailable son marca registrada de la banda. ¿Cuán difícil es hacer mover al público que los va a ver?

Primero: ¡gracias! Genial que me digas eso. Somos una banda que escribe letras que te dicen muchas cosas, pero para que las escuches moviendo el cuerpo. Hacemos downtempo, disco, electropop o funky, pero queremos que te muevas. Aprendimos que si te comprometés con este concepto, sucede. No es fácil, pero lo estamos logrando, y es genial.

La ultima: ¿por qué los lectores de MADHOUSE los tienen que ir a ver a La Trastienda?

¡Porque les vamos a volar la cabeza!

¡ESCUCHALOS ACÁ!

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