PACIENTE: TURNSTILE “Glow On” (Roadrunner 2021)
HISTORIA CLÍNICA: Toda categoría que tenga el prefijo “post” tiende a confundir al principio. Quizás por representar muchos aspectos no tan definidos o por no reunir la totalidad de cualidades para poder ser categorizado y dejarnos dormir tranquilos. Toda década trae una especie de renovación y funciona casi como un movimiento reaccionario a las tendencias instaladas previamente. Incluso se observan saltos temporales que comulgan y reivindican modas que una vez fueron tildadas de obsoletas (el revival setentista durante los noventa, la influencia de la década del ochenta presente en la sociedad actual) A veces como homenaje, a veces como influencia indirecta de una generación a otra, el espectro artístico y, obviamente la música, reproduce estos patrones e, increíblemente, termina funcionando.
Pero basta ya de cháchara sociológica y vayamos al grano: hay géneros musicales que parecen haber alcanzado su cenit y no nos queda más que resignarnos ante la idea. Son contados los casos de bandas que marcaron un quiebre perdurable o patentan un sonido; en el ámbito del hardcore lo último que se recuerda fueron los suecos Refused y su ambicioso “The Shape of The Punk to Come” de 1998 y los At The Drive In con su potente “Relationship of Command” del 2000 que abrieron la puerta a posibilidades sonoras novedosas para el estilo y cristalizaron la odiosa categoría de “post Hardcore” además formar un séquito de imitadores que perduran hasta el día de hoy.
Pero (siempre hay un pero) en 2010 cinco muchachos de Baltimore comenzaron a dar sus primeros pasos quizá sin saber que tomarían la posta de esas bandas diez años más tarde. Ya desde 2018 con su brutal “Time & Space” se alejaron del mote de banda promesa y se ganaron un merecido lugar con canciones geniales que maridaban con mucha clase la escuela hardcore con sensiblería pop y sonidos “raros” que de alguna forma no desentonaban. A base de trabajo y buenas canciones se ganaron a la crítica especializada y también algún que otro desprevenido que anotó a la banda en la lista de favoritos. Con la vara alta y una pandemia de por medio, se juntaron a componer lo que en el 2021 se conoció como “Glow On” y terminaron de confirmar que su calidad no fue suerte y elevaron aún más el estándar de calidad. ¿Cómo lo hicieron? A SU forma. Personalizando influencias tan disímiles como Fugazi, Deftones, el Drum N’ Bass, el synth pop, Trap, Bad Brains, Black Flag, pinceladas de funk, percusiones latinas, palmas y hasta cadencia shoegaze, todo en un cóctel sólido y creíble. Para muestra no hace falta más que pegarle una oída a “New Heart Design” que emula a unos The Cure con speed, a “Don`t Play” con su caterva de riffs salpicados sobre una base de reggaeton (¡!) habilitando un nuevo paso que involucra perreo y headbanging(!), sin olvidar “Alien Love Call” que simula al The Police de “Synchronicity” y devuelve la calma entre tanto alboroto. Si a esto le sumamos hitazos a granel, el producto cierra por todos
A caballo de riffs endemoniados -2 o 3 por tema, y que cualquier banda mataría por tener-, el quinteto llega al nocaut con perlas cultivadas del calibre de “Holiday”, la explosiva “Fly Again”, “Blackout” (atenti al final), “Underwater” y su melodía clubber, la intrépida ‘T.L.C (Turnstile Love Connection)’ con su guitarrazo efectivo, sin dejar de lado el inicio con “Mystery” y su base de sintetizadores que explotan en un estribillo pegadizo a más no poder. Mención aparte para las letras, reflexivas y certeras, que afrontan los dilemas de la adultez y no hacen más que confirmar la dura pero necesaria sentencia de pensar que los Turnstile han madurado de la mejor forma.
DIAGNÓSTICO: Cuando una banda es buena no hay muchas vueltas que darle. Cuando un disco es bueno, menos aún. Se pueden buscar estructuras armónicas, melodías y patrones rítmicos novedosos tanto como explicaciones estéticas y artísticas, pero si no hay “canciones” ni una cohesión interna en la obra cualquier atisbo de talento se desvanece como un espejismo en la ruta durante una jornada calurosa. No hay duda alguna que para fans y curiosos “Glow On” representa uno de los mejores discos del año y el tiempo seguramente les dará la razón. Si al terminar de escucharlo les das repeat y no sabes si cabecear la pared, tirarte unos pasos prohibidos, empezar a hacer crossfit, sumirte en la reflexión profunda o simplemente ponerte cómodo y dejarte llevar por estas melodías de ayer y hoy, seguro entendiste el objetivo de la banda con este disco. No hay mucho más para decir: dale play y fijate que te pinta.
Categoría 80. Psicólogo, amante de la música y los juegos de palabras. Padre de Ciro y Amancay. Baterista e hincha de Ferro. Fanático de los libros, del helado y el café. Escritor perseverante. Hombre de mar en busca del sentido de la vida.