¿Cuál es la primera imagen que te viene a la mente cuando escuchás el nombre de David Bowie? Para millones de fans, es un músico delgado con el cabello rojizo, el torso desnudo, un audaz rayo rojo grabado en su rostro etéreamente blanco y un místico charco de agua anidado en su clavícula. La imagen es real y fue realizada por el fotógrafo Brian Duffy, para la tapa del álbum «Aladdin Sane» en la segunda de las cinco sesiones que la pareja realizó en conjunto, y se ha convertido en una de las fotografías más famosas de toda la historia del rock. Hoy, a 48 años del lanzamiento de ese memorable álbum, recordamos la historia de su portada a través de una mirada distinta pero cercana, la de Chris Duffy, hijo del fotógrafo.

Chris recuerda bien la era de «Aladdin Sane» de Bowie. “Tenía 17 años en ese momento, así que todavía vivía en casa”, recordó en un reportaje para la web Anothermag.com. “Un domingo por la mañana, Duffy tenía este disco a todo volumen en la sala de estar, y bajé las escaleras y dije: ‘Guau, eso es genial, ¿quién es ese?’ Y me dijo: ‘Es este tipo llamado David Bowie, que está tocando como Ziggy Stardust. Estoy haciendo la tapa de su álbum, ¿querés conocerlo?»

El mismo Chris era un fotógrafo en ciernes -de hecho se convertiría en el asistente de su padre más tarde ese año, antes de desarrollar una carrera profesional por su cuenta- y como tal, no pudo resistir la oportunidad. «Bajé alrededor de las siete y llamé a la puerta de Trident Studios», continúa Chris. «Bowie abrió la puerta, me miró de arriba abajo y dijo: ‘¿Quién sos?’ Y yo, onda, eh, soy Chris, el hijo de Duffy, le dije… Él respondió: ‘Dios mío, tu padre es un loco. Pasá, pasá, pasá. Sentate, sentate'». El relato de Chris continúa: «En el escritorio estaba Ken Scott, que estaba grabando la sesión, y Mick Rock estaba haciendo los doblajes de ‘Let’s Spend The Night Together’. Así que me senté a mis anchas en un gran sofá de cuero y me quedé piola. Siempre que escucho ‘Let’s Spend…’ es como si estuviera de vuelta en esa habitación».

Hora de mencionar que Duffy (1933-2010) captó con su cámara a la realeza de Hollywood como Michael Caine, Brigitte Bardot, Julie Andress o Sidney Poitier y a otras grandes estrellas del rock como John Lennon, Black Sabbath y Debbie Harry o a personalidades como William Burroughs o Amanda Lear, entre muchos otros. Experto en moda y habitual de revistas del ramo como Vogue, Glamour o Esquire, el fotógrafo ayudó a Bowie a modelar su imagen durante los años 70 coincidiendo con el ascenso de su carrera musical, convirtiéndolo en todo un icono al que imitar.

Pierre comenzó a aplicar lo que se veía como un rayito en la cara de David y cuando Duffy lo vio, dijo: ‘No, no, qué carajo hacen, así’. Literalmente se lo dibujó en la cara y le dijo a Pierre: ‘Ahora, rellenalo’

Francis Newman

El fotógrafo y la estrella pop colaboraron en otros cuatro proyectos: «Ziggy Stardust», «The Man Who Fell To Earth», «Scary Monsters (and Super Creeps)» y «Lodger». Juntos trabajaron durante los años cruciales de la carrera de Bowie; Duffy tuvo un papel de suma influencia en la creación de la imagen camaleónica del músico, «cuando el rey del glam fue asumiendo y descartando extraordinarios personajes, Duffy estuvo ahí capturándolos todos». Pero en 1979 se cansó de la fotografía y quemó gran parte de sus negativos; no obstante, una gran parte de su trabajo fue salvado. Tras este incidente, Duffy se puso a hacer comerciales de televisión. En 2008 su hijo fundó The Duffy Archive, y en 2014, junto con el biógrafo de Bowie, Kevin Cann, publicó el libro «Duffy/Bowie – 5 Sessions», sobre el cual se basa la exposición y en el cual hace una crónica de aquellos años de colaboración entre ambas figuras.

Volviendo a la histórica tapa, la decisión de conseguir que Duffy fotografiara la tapa del álbum «Aladdin Sane» fue tomada por el entonces manager de Bowie, Tony Defries. «Estaba buscando una imagen icónica para la portada del disco y al mismo tiempo una obra de arte que me ayudara a persuadir a RCA de que Bowie era lo suficientemente importante como para justificar el tratamiento y la financiación de una megaestrella, a fin de impulsarlo exactamente a ese estado», recuerda Defries en el libro «Duffy / Bowie», y amplía los detalles de su elección. Contratar a un fotógrafo experto de clase mundial para fotografiar el producto/marca y diseñar la obra de arte fue la mejor manera de enviar ese mensaje. Brian tenía la capacidad de hacer que la imagen mundana fuera interesante y la imagen interesante, fascinante».

Bowie abrió la puerta, me miró de arriba abajo y dijo: ‘¿Quién sos?’ Y yo, onda, eh, soy Chris, el hijo de Duffy, le dije… Él respondió: ‘Dios mío, tu padre es un loco. Pasá, pasá»

Chris Duffy

El famoso rayo rojo y azul pintado en la cara de Bowie fue, de hecho, inspirado por el logo de una olla arrocera en la cocina del estudio. “En el estudio teníamos una especie de mesa de maquillaje móvil con espejos y ruedas”, recuerda el director del estudio de Duffy, Francis Newman. “Recuerdo a David sentado frente a eso con Pierre Laroche, y obviamente habían hablado sobre usar ese rayo… Bueno, Pierre comenzó a aplicar lo que se veía como un rayito en la cara de David y cuando Duffy lo vio, dijo: ‘No, no, qué carajo hacen, así’. Literalmente se lo dibujó en la cara y le dijo a Pierre: ‘Ahora, rellenalo’… En realidad, fue Duffy quien hizo la forma inicial,no estoy diciendo que él mismo lo maquilló. Luego a Pierre le tomó alrededor de una hora terminarlo correctamente. El destello rojo se veía tan brillante porque en realidad era lápiz labial».

En los años transcurridos desde la muerte de Brian, Chris Duffy ha dedicado gran parte de su tiempo libre a archivar el asombroso catálogo de obras de su padre, desde la creación de libros y la curaduría de exposiciones hasta la contribución de imágenes a la exposición récord que tuvo lugar en el museo londinense Victoria & Albert en 2013 – donde Bowie es un nombre que aparece a menudo. “Mi padre se hizo muy amigo de David, ya que lo había fotografiado en cinco sesiones con él”, dice. «Se volvió una especie de invitado habitual en la mesa de la cena de mi madre».

Aún así, es muy consciente del impacto cultural que siguen teniendo las sesiones que llevaron a cabo juntos. «Las fotos de David tomadas por Duffy son tan icónicas», dice Chris. “Al final, todos tenemos que seguir adelante, pero supongo que el legado de David será la imagen de ‘Aladdin Sane’. Se ha convertido en un ícono cultural. Hace varios años comencé a llamar a esa foto la Mona Lisa del Pop. Creo que es bastante apropiado, realmente no hay una imagen que sea tan omnipresente. Ha estado en imanes de heladera, gorras, calendarios, camisetas, encendedores, tapetes de cerveza y es bastante extraordinario, ¿sabés? Podés ir a algún lugar como un mercado en Goa y encontrarás gente vendiendo camisetas falsificadas de ‘Aladdin Sane’…».

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