Los B-52’s en sus inicios. Keith Strickland luce preocupado mirando el copete de esta nota.

Un 14 de febrero como este, The B-52’s daban su primer concierto en una fiesta celebrada en casa de unos amigos. Pero en vez de contarles cómo fue esa historia -para lo cual no faltará ocasión- preferimos homenajear a esta gran banda de la new wave de los 80 que influyó a tantas otras y despertó tanta inspiración (el mismo John Lennon admitió que gracias a su debut autotitulado de 1979 decidió volver a tocar y grabar), a través de ocho temas que posiblemente los ayuden a descubrirlos (o recordarlos, según el caso) e introducirse en su salvaje, delirante mundo.

Entre los primeros grupos de la new wave que se abrieron paso a la fama grande, los B-52 protagonizaron una de las historias de mayor éxito que emergieron del underground estadounidense a fines de los 70. Ellos fueron punks de los años 70 moldeados no a partir de las jeringas y el cuero de la ciudad de Nueva York, sino de los desechos camp que podían encontrarse en las tiendas de segunda mano y las ventas de garaje de su hogar en Athens, Georgia: ropa brillante, pianos de juguete, viejas revistas Vogue, pelucas altas y vinilos desechados. La banda fue una película de John Waters que cobró vida: alegres fans de lo retro que estaban orgullosamente fuera de sintonía con los tiempos.

La banda en una colorida muestra de blanco y negro

Con una música llena de peculiaridades pero que también sonaba amigable y divertida para bailar, los B-52 filtraron surf music, pop femenino de los 60, soul vintage, garage rock y bandas sonoras de ciencia ficción de clase B a través de un caleidoscopio de cultura pop, agregando al coctel las más bizarras afinaciones de guitarra y ritmos fuera de lugar, a cargo del guitarrista Ricky Wilson y el batero Keith Strickland. Fue su interacción vocal única lo que los distinguió, con los ladridos súper cursis de Fred Schneider rebotando a menudo entre las hermosas, celestiales, armónicas voces de Kate Pierson y Cindy Wilson. Con su entusiasta adopción de la moda kitsch y el humor excéntrico, los B-52 hicieron música festiva y energética para el público de trajes con zapatillas y corbatas finitas y también aportaron una sensibilidad queer a su música justo cuando el punk rock se estaba volviendo cada vez más machista y misógino (Cuatro de los cinco miembros fundadores pertenecían al espectro LGBTQ + y apoyaban abiertamente la investigación sobre el SIDA y el matrimonio igualitario).

La foto no puede ser más 60’s. Y eso que se tomó dos décadas más tarde

Al mismo tiempo, la energía melodiosa de canciones como «Rock Lobster», «Private Idaho» y «Legal Tender» les ayudó a pasar al público general. Si bien la trágica muerte del guitarrista Ricky Wilson casi acabó con la banda en 1985, regresaron con el álbum «Cosmic Thing» de 1989, un esfuerzo más pulido pero aún atractivo que fue multiplatino y produjo su mayor éxito, «Love Shack», que se convirtió en una supernova y elevó a la banda al olimpo de la música bailable y fiestera, apta tanto para una fiesta punk como para un casamiento… En ocasión del 43º aniversario del primer show de la banda, que tuvo lugar el 14 de febrero de 1977, les trajimos una introducción al maravilloso y salvaje mundo de los B-52. Cada canción ha sido cuidadosamente escogida de cada uno de sus álbumes de estudio (y no, «Love Shack» no está aquí: podés escucharla la próxima vez que uno de tus primos se case).

1. DANCE THIS MESS AROUND» (The B-52’s, 1979). Elegir una canción representativa aquí resulta una tarea casi imposible. Su álbum de 1979 es uno de esos raros debuts donde una banda emerge en su forma perfecta; suena diferente a cualquier otra cosa. Los B-52 no necesitaban encontrar su sonido, aclaremos: eran completa y absolutamente ellos mismos desde la primera nota de «Planet Claire». Todos los ingredientes de su esencia están aquí: las voces de los girl groups de los 60, las arengas cursis de Fred Schneider, las guitarras de fiesta en la playa y los ritmos surf rockeros pasados por ácido. Si bien «Rock Lobster» y «52 Girls» van con los tapones de punta, «Dance This Mess Around» puede considerarse su mejor «primera» canción. Su sonido esquelético y nervioso conectó a la banda con las escenas experimentales que explotaban en los EE.UU. en ese momento (pónganle algunos sintetizadores y voces nasales, y esta es básicamente una canción de Devo), al tiempo que lanzan muchos guiños al buen viejo rock ‘n’ roll, la música que en el fondo aman. La canción es un puente de soga tipo peli de Indiana Jones que une el pasado y el futuro, y los B-52’s la cruzan bailando el Batusi para salvar sus vidas…

2. «GIVE ME BACK MY MAN» («Wild Planet», 1980). «Wild Planet» tuvo la desgracia de tener que estar a la altura de un debut icónico casi impecable. Quizá no lo logró del todo, pero merece ser considerado en la misma clase de grandeza que el disco homónimo del grupo. Sin vueltas, este disco toma el sonido característico de la banda y lo refuerza, con la banda tocando y sonando más rápido y más fuerte. Si bien nada en «Wild Planet» es tan trascendentalmente extraño como «Rock Lobster», los B-52 siguen lanzando una sabrosa zapada tras otra: «Private Idaho», «Dirty Back Road», «Quiche Lorraine» y «Party Out Of Bounds», todas exquisitas. Pero «Give Me Back My Man» sin dudas se lleva la palma como la mejor canción de este disco gracias a una SOBERBIA interpretación vocal de Cindy Wilson, una de las mejores de su carrera (si no la mejor). Ronronea, gime, se burla y se recrea en la apuesta alta de la canción, rogando y regateando por su hombre con puñados de pescado y dulces mientras la banda la respalda con ritmos llenos de energía cafeínica, una guitarra hipnótica, teclados climáticos y un gancho irresistible. Como todas las mejores canciones de B-52’s, es tontita, pero la banda la toca con garra y con un 100% de sinceridad.

3. «BUTTERBEAN» (Whammy!, 1983) «Whammy!» es quizá el álbum más subestimado de los B-52s. El equipo aplica una capa extra de kitsch de película de ciencia ficción a su delirante sonido fiestero. Mientras que «Whammy!» tiene sus puntos destacados (el ganchero instrumental «Work That Skirt» y la elástica, newwavera «Legal Tender»), «Butterbean» es el pico bailable del álbum. Combina gritos de nivel «Rock Lobster», metrónomo a la velocidad de la batería, ruidos electrónicos que suenan como ranas que saltan de un edificio de tres pisos y una receta para preparar los porotos mantecosos que dan título al tema (!)… ¡No todos los días te encontrás con una canción que al mismo tiempo te ayuda a iniciar una fiesta y a resolver qué cazzo cenar esta noche!

4. «WIG» («Bouncing Off Satellites», 1986). Dos años después de «Whammy!», la banda sufrió un durísimo golpe: el guitarrista Ricky Wilson falleció de SIDA, justo mientras estaban grabando «Bouncing Off the Satellites». Reagrupada para terminar el disco después de darle el último adiós al hermano de Cindy, la banda aquí suena claramente atormentada por su ausencia en el álbum. A pesar de contar con experimentados sesionistas y el adorno de instrumentos aún más electrónicos y sonoros New Wave, el disco no deja de sonar escaso y a medio terminar, vamos. Pero incluso cuando los B-52’s están caídos, nunca los podés dar por derrotados: cualquier disco con una canción llamada «Theme For A Nude Beach» tiene esperanzas de redención. Uno de los temas que suenan más alegres en este oscuro disco es «Wig». Comienza con una memorable llamada entre Fred y la chica («¿Qué es eso en tu cabeza?», «Una pelucaaaaa»). Lo impulsa un rasgueo de guitarra contagioso y los extraños ruidos de foca de las chicas. Kate y Cindy cantan «neon neon» como si fueran dos pequeñas princesas isleñas intentando sacar a Mothra de su letargo.

5. «TOPAZ» («Cosmic Thing», 1989) Este es el clásico de regreso de los B-52. Todo el mundo conoce «Love Shack», como ya dijimos, pero la verdadera razón para tener «Cosmic Thing» en tu nueva/vieja discoteca de vinilos es para poder escuchar «Topaz» cuando quieras. Una de las mejores canciones que jamás hayan grabado los B-52’s, la canción que le hace bien a lo cósmico en el título del álbum. Al cantar «el universo se está expandiendo», las chicas suenan como si ellas mismas se estuvieran expandiendo, musical y artísticamente. Esta melodía es el Big Bang de todo un universo musical el grupo. Los saxofones, las guitarras, las suaves interjecciones de Fred, y la forma en que todo llega a un clímax y se rompe solo para levitar de nuevo a los cielos en ese divino coro: pura perfección. «Topaz» es, en pocas palabras, la esencia sónica de esta hermosa banda de inadaptados.

6. «IS THAT YOU MO- DEAN?» («Good Stuff», 1992) Al igual que pasó con «Wild Planet», a «Good Stuff» también le tocó la tarea de continuar a un álbum exitoso. El tema que da nombre al disco, analizado y escuchado y masticado y vuelto a analizar definitivamente se siente como un intento consciente o inconsciente de hacer otra «Love Shack», pero incluso una «Love Shack» a medias es algo que vale la pena visitar (y volver a visitar). ¿El mejor corte en «Good Stuff»? La canción pop interestelar «Is That You Mo-Dean?», plena de garra, voces formidables de las chicas y un gancho incontrolable. Si alguna vez te abducen extraterrestres, casi da para pensar que en el plato volador vas a estar escuchando este temazo.

7. «PUMP» («Funplex», 2008) ¿Cómo hace una banda fiestera de los 80 para entrar en el nuevo milenio? Conectándose con el productor de «Get Ready» de New Order, por ejemplo… «Funplex» es posiblemente el álbum pop más brillante del grupo. Las texturas brillantes y la producción inmaculada encajan de forma extraña con su música: temas como «Eyes Wide Open» suenan como si intentaran (y fracasaran) suplantar a LCD Soundsystem. Pero otras canciones de «Funplex» muestran a la banda sacando algunos trucos nuevos de su bolsita mágica de cotillón. «Pump» es casi un canto del cisne (porque aunque al día de la fecha hayan anunciado una especie de semi-retiro, con esta banda nunca se sabe) del grupo en su última etapa. Es insistente como «Peter Gunn» conducido por un ritmo motorik (el ritmo 4/4 tan típico del krautrock). ¿Quién podría haber imaginado que sonar como Stereolab resultaría algún día un recurso válido para la mayor exportación cultural de Georgia?

BONUS TRACK: «XXX» («Mesopotamia», 1982): Con carácter de bonus porque a diferencia del resto pertenece a un EP y no a un LP, fue producido por David Byrne de Talking Heads y originalmente se planeó que fuera el tercer álbum de estudio del grupo. Peeeero… hubo conflictos con Byrne y con el sello que presionaba, de modo que las sesiones de grabación terminaron prematuramente y solamente seis de los diez temas previstos alcanzaron a estar en el álbum. A la fecha se lo considera un paso más allá del habitual estilo de la banda; aquí se agregaron múltiples instrumentos adicionales, sobregrabaciones vocales, vientos, sintetizadores y capas de percusión, logrando un sonido más rico. Otro detalle no menor es que este trabajo no tiene las interacciones vocales tan típicas del grupo, lo cual permitió que Fred, Kate y Cindy se lucieran por separado… El EP tuvo un éxito… moderado, digamos, y de este se lanzaron tres singles: “Deep Sleep”/”Nip It In The Bud,” “Cake”/”Loveland” y “Mesopotamia”/”Throw That Beat In The Garbage Can”. Entre estos se destaca el tema que da nombre al EP, con un groove enfermizo. Resulta divertido cómo esta canción donde solo cantan Fred y Kate aparenta ser sobre la Mesopotamia, pero no hay viso alguno de seriedad: solo una canción funky que habla sobre retroceder el reloj y encontrarnos en la tercera pirámide.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here