PACIENTE: ME AND THAT MAN «New Man, New Songs, Same Shit, Vol. 1» (Napalm Records, 2020)

HISTORIA CLÍNICA: OK, quizá un poco tarde, pero antes de que este álbum que salió allá por marzo (cuando nuestras vidas eran «normales») se convierta en historia, hace falta un comentario que lo rescate del olvido. Y hablando de historia, a través de los siglos los villanos más destacados no han sido aquellos con la cara pintada de blanco y negro que traen consigo el fuego infernal, sino aquellos que vienen de un desierto cruel y soleado,c on sombreros de ala ancha y colts bien aceitados en sus cinturones. Aunque los amantes del black metal no lo crean, el diablo también puede ser encontrado en el árido paisaje del oeste, resonando a través de las cuerdas de una vieja guitarra o avisando su presencia en la música chillona de una armónica. Y hay un experto en combinar el universo infernal con el infierno desértico, y ese es el hereje conocido como Adam «Nergal» Darski. Más conocido por su rol de frontman de Behemoth, Nergal es tal vez mejor conocido por su entusiasta rechazo de la iglesia y todos sus principios. Tras haberse enfrentado al gobierno polaco por sus constantes demostraciones diabólicas, pareciera que para él no hay mejor lugar que sentado a la derecha de Satanás, maquillado en blanco y negro. Pero no: en lo que resulta una saludable expansión de horizontes, ha emprendido este proyecto blusero-folk-rocker conocido como Me And That Man, que le permite diversificar su creatividad sin por ello tener que chocar con la visión de Behemoth. Tras su debut «Songs Of Love And Death», este nuevo «New Man, New Songs, Same Shit Vol. 1» representa una mayor expansión incluso de todo lo que había prometido aquel cautivante primer álbum.

¿Y qué tenemos en este, se preguntarán? Un crisol de estilos en el cual se funden el gothic folk, el blues, algo de rock clásico y toques de hard rock para lograr una aleación con el inconfundible brillo de la épica del western; el álbum pasa de baladas oscuras a rocks electrizantes, sorprendiendo a cada tema. Si bien atraer a los metaleros más siniestros e irredentos a una exploración del lado más dark del sonido country, Nergal se ha asegurado el apoyo de un equipo estelar para que aporte sus talentos vocales e instrumentales: nada menos que 14 invitados se cuentan en este trabajo, varios de ellos caras conocidas de la escena metálica como Matt Heafy (Trivium), Brent Hinds (Mastodon) y Corey Taylor (Slipknot, Stone Sour), por nombrar algunos, cuyas voces se mezclan naturalmente con el telón de fondo folk-diabólico concebido por el cantante. En tal panorama, la apertura con la eléctrica «Run With The Devil» resulta ideal, más aún gracias al saxo de Jørgen Munkeby (de los noruegos Shining) en un tema que abiertamente invita a la tentación del mal. El ritmo ágil y estimulante del tema podría encajar perfectamente en una sala de conciertos tanto como en un barcito country, dándole al oyente una acabada muestra de lo que está por venir. «Coming Home» tiene un toque más ominoso, con voces que van del dolor a la súplica subrayadas por una melodía directa que resalta aún más el trabajo de Silvert Høyem (Madrugada), en un tema tan rico en matices que da una impresión diferente cada vez que se lo escucha.

El álbum avanza y ya en un giro más definido hacia el country llega «Deep Down South», con todo y cuerdas acústicas y armónica pesada; el folk reaparece con la balada «Confession», a la cual la voz de Niklas Kvartfort (cantante de Shining) le da una atmósfera de pueblo fantasma del far west, antes de pasar a ritmos más pesados y alaridos escalofriantes. «Męstwo» incluso sirve como una especie de intermedio, quedando justo en el centro de los procedimientos siendo además la única pista que presenta a Nergal en voz. «Burning Churches» trae a Mat McNerney de Grave Pleasures y el vocalista blackmetalero Ihsahn de Emperor aporta lo suyo en «By The River», como para no dejar dudas de que Me And That Man puede ser igual de satánico que Behemoth. Y si esta última banda refleja el mal bíblico y sus horrores pesadillescos, este proyecto muestra al diablo en su faceta más engañosa y seductora, con una sonrisa falsa y un guiño comprador.

DIAGNÓSTICO: Quizá uno de los puntos más altos de este trabajo es la clase con la cual los invitados supieron encajar en este experimento de Nergal, cantando con pasión y calidad en un estilo distinto al de sus habituales bandas y proyectos. A veces esto se siente como una mirada prohibida al potencial artístico oculto de cada invitado, un espejo donde el maquillaje y las tachas se ven como sombreros de cowboy y pistolas. El resultado es una pequeña gran obra maestra, un osado muestrario de variados estilos que asimismo resulta una invitación a degustar todos los sabores del sonido gótico; en tal sentido, «New Songs…» justifica -largamente- el pecado de la gula.

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