Quien haya vivido en el año 1991, al menos a nivel musical, puede considerarse una persona afortunada y no es muy difícil entender los motivos. Quizás producto del cosmos debido al cambio de década o fruto de la oposición de varias personas que utilizaron la estética de los años 80 como catapulta creativa, muchas de los últimas grandes obras del rock fueron paridas en ese año: Guns N’ Roses y sus «Use Your Illusion», el «Black Album» de Metallica, Red Hot Chili Peppers y su magistral «BloodSugarSexMagik», Ozzy Osbourne con «No More Tears», el «Ten» de Pearl Jam, Michael Jackson con “Dangerous» y U2 con «Achtung Baby», por citar solo algunos. Todos ellos multiventas y favoritos del público durante ese año y también los siguientes, llevando a esos artistas a cimentar y redefinir sus carreras como así también marcar a fuego sus picos creativos. Si toda esa lista ya deja por satisfecho hasta al más exigente, añadir el “Nevermind” de Nirvana supone un despropósito que ronda lo increíble. El trío de Seattle parió, sin lugar a dudas, el disco que pateó todo el tablero de la escena musical de la época y lideró la última gran revolución del rock, la cual implicó un cachetazo de realidad para cientos de músicos que vieron en esa obra y en la figura de su líder Kurt Cobain a dos pilares imposibles de ignorar.

Tras un disco debut para la discográfica independiente Sub Pop (el corrosivo “Bleach”) el grupo se ganó, a base de giras y buenas críticas, una buena legión de seguidores y logró captar el interés de los grandes sellos que aún trataban de entender esa estética desgreñada y esa apatía mezclada con enojo que apiñaba al público adolescente. “Nevermind” fue grabado, en su mayoría, en los estudios Sound City de Los Angeles bajo la producción del ascendente Butch Vig y editado en septiembre de 1991, pero la producción del álbum comenzó bastante antes, en la primavera de 1990, cuando la banda (aún con el baterista Chad Channing) viajó a Winscosin para registrar con el productor algunas demos con los que ya venían trabajando: «Immodium» (más tarde rebautizada «Breed»), «Dive» (lanzada posteriormente como lado B del single «Sliver»), «In Bloom», «Pay To Play» (renombrada y modificada finalmente como «Stay Away»), «Sappy» (inédita en ese momento y registrada en grabaciones piratas en los años venideros), «Lithium», una versión de «Here She Comes Now» de The Velvet Underground y «Polly».

Tras las sesiones, el demo de las pistas circuló dentro de la escena y llamó la atención de varias discográficas, principalmente Geffen Records, que literalmente acosaron a la banda para editarles el disco a terminar. Tras idas y vueltas que incluyeron el reemplazo de Channing por el potente Dave Grohl -y la consiguiente regrabación de todas las pistas de batería- y la participación del productor Andy Wallace para ayudar con la mezcla ya que el grupo quería que el disco sonara “crudo como ‘Seasons in the Abyss’, de Slayer”, una vez superadas las diferencias y los estados de ánimo cambiantes de Cobain (quien no tenía dos días iguales e incluso mostraba variaciones abruptas de carácter con horas de diferencia) la placa quedó oficialmente lista para ser la bomba que modificó el panorama musical de principios de los 90. A partir de ese día, nada volvió a ser igual.

Incluso hoy, 30 años más tarde, el corazón se acelera al escuchar el rasgueo sincopado de “Smells like Teen Spirit” y los brazos se mueven automáticamente junto al redoble de la intro, haciéndonos viajar a otra época -tan cercana y lejana a la vez- y entender, a posteriori, todo lo que «Nevermind» representó para la Generación X y lo que vendría después. Poco resta por decir de tamaña obra que no haya sido dicho por musicólogos, periodistas, críticos y hasta analistas políticos (?), pero hoy en MADHOUSE te contamos algunas anécdotas asociadas a la grabación de, quizás, las doce canciones más icónicas de los últimos 30 años, una por una y sin escatimar detalles.

“SMELLS LIKE TEEN SPIRIT”: El grito primal del disco y el himno generacional de los años 90 por varios cuerpos de diferencia. Nada más que agregar aparte del sonido patentado de la guitarra de Cobain, la batería bestial de Grohl y un estribillo que canalizó la furia y la melancolía como pocas veces se haya escuchado. Una oda al minimalismo como expresión artística, despojada de toda pretensión más que la de conectar el mundo interno del cantante con lo que en ese momento vivían un sinfín de jóvenes alrededor del mundo. Si bien Cobain llegó a odiarla al punto de no querer tocarla en vivo (recuerden el accidentado show de 1992 en Argentina y los innumerables amagues con el tema que todo el público esperaba) y de pensar que otros temas del álbum eran mejores como cortes de difusión («Drain You», por citar alguno). Influenciada en la composición por los Pixies en lo referido a la dinámica y al equilibrio entre partes suaves y potentes, la canción pasó a formar parte del inconsciente colectivo para siempre y cimentó la fama del grupo -de la que tanto renegó Kurt y que sería motivo de la gran mayoría de de su desequilibrios de conducta hasta su suicidio en 1994- hasta nuestros días.

“IN BLOOM”: El tema más pop del álbum, originalmente concebido como una “desprolija versión de los Bad Brains” según palabras de Krist Novoselic, terminó siendo una canción totalmente radiable con un estribillo irónicamente alegre. Pese a haber sido una tortura para el productor Butch Vig, quien refirió infinitos cambios en los arreglos por parte de Cobain y aspectos técnicos que no derivaron en ideas concretas, se las arregló para lograr que la canción tuviera las sobregrabaciones de voz necesarias para mejorar las armonias mediante argucias como la de apelar a que el cantante lo hiciera básicamente porque “John Lennon lo hizo”. Grohl registró sus partes en una sola toma y mejoró el trabajo hecho por Channing en los demos, hecho que motivó a Vig a poner mucho énfasis en la dinámica de la batería para lograr su objetivo de obtener diversidad y climas en toda la placa. Fue el cuarto corte de difusión y contó con dos videos promocionales, uno dirigido por Kevin Kerslake parodiando a los espectáculos musicales de la década de 1960, como «The Ed Sullivan Show» y otro grabado de forma más casera en las calles de Manhattan aún con Chad Channing como miembro estable. La idea original de Cobain era contar la historia de una mujer nacida dentro de la sociedad del Ku Klux Klan y que luego tomaba conciencia de la perversidad de sus integrantes, pero resultaba muy costosa y difícil de plasmar en un videoclip, por lo que se decidió darle un tono de parodia ya que, según el cantante, estaban «cansados de que la gente nos tomara tan en serio […] Quise demostrarles que también tenemos un lado divertido».

“COME AS YOU ARE”. El segundo corte de difusión del álbum baja un poco las revoluciones después de una seguidilla brutal y abre el lado más intimista de la banda que sería explotado en esta y en las placas posteriores. Cobain se sentía dubitativo acerca de la canción por el parecido del riff principal con el del tema “Eighties” de los británicos Killing Joke, quienes decidieron no presentar cargos debido a la honestidad de la banda al confesarles abiertamente que habían tomado el riff “prestado”. Cuenta la leyenda que tampoco lo hicieron debido a que otra canción -«Life Goes On», de los también británicos The Damned, de 1985- se parecía bastante. Muchos años más tarde, Dave Grohl tocó la batería en el decimotercer álbum de Killing Joke y grabó con su propio grupo, Foo Fighters, una versión de la canción «Requiem», e incluso ha llegado a interpretarla en vivo con el propio Jaz Coleman en un concierto en Nueva Zelanda.

“BREED”. Originalmente denominada “Imodium” debido a la medicación gástrica que tomaba Tad Doyle, miembro de la banda TAD (que influenció a Nirvana y giraron juntos en numerosas oportunidades), esta canción tuvo que ser rebautizada por infringir derechos de autor y representó la tormenta después de la calma, donde el trío sacó a relucir un tema de ceño fruncido y dientes apretados que cabalga en un riff repetitivo pero serpenteante sobre un ritmo de batería poderosísimo. De gran presencia en los shows, quedó plasmada en la maravillosa presentación del “Live At The Paramount” con una icónica coreografía de una porrista durante la filmación.

“LITHIUM”. Originalmente grabada para las primeras sesiones de «Nevermind» -cuando todavía el disco tentativo de la placa era «Sheep» (oveja)- fue re-hecha por Grohl y re-arreglada por la banda con sugerencias de Butch Vig.  La sesión de grabación de «Lithium» fue una de las más arduas para el productor y el grupo en Sound City. La banda repetidamente aceleró el tempo durante la grabación, por lo que Vig recurrió a usar un metrónomo para mantener un pulso adecuado; además, sugirió que Grohl usara rellenos y patrones más sencillos para la canción, lo que resultó en una toma instrumental satisfactoria. La pista de guitarra de Cobain fue más difícil de grabar ya que el cantante necesitaba un “espacio” poco metódico para poder entrar en sintonía con lo que quería ejecutar y dejarse llevar por ese impulso. Durante el primer día de grabación del tema, Cobain se sintió tan frustrado por el lento progreso que en su lugar, la banda comenzó a tocar una improvisación instrumental que había estado trabajando. Vig grabó la improvisación, más tarde titulada «Endless, Nameless», y fue insertada como pista oculta al final de la placa en las primeras 50.000 copias.

“POLLY”. La canción explora la veta pop de Cobain en formato acústico, con una letra verídica acerca de la violación de una niña en Tacoma, Washington. En la historia se narra un vínculo que refleja un aparente Síndrome de Estocolmo en el cual la niña ve al secuestrador como una persona y se gana su confianza, aprovechando un descuido de éste para escapar. Kurt leyó la historia en un diario y le impactó tanto que decidió inmortalizarla en una canción. Lo notable de este tema es que Cobain se pone en el papel del secuestrador y narra la secuencia desde su punto de vista. Otro dato es que si bien Chad Channing toca los platillos en la versión final del disco, no apareció en los créditos del álbum pero eventualmente recibió algún dinero por su participación. En el disco «Incesticide» de 1992 la banda grabó una versión electrica del tema llamada “Polly (New Wave) ya con Grohl en la batería. De acuerdo a la biografía de Cobain escrita por Charles Cross y titulada «Heavier Than Heaven», Bob Dylan se sintió conmovido cuando escuchó «Polly» en concierto, y dijo sobre Cobain: «Ese chico tiene corazón».

«TERRITORIAL PISSINGS». La canción más rabiosa del álbum. Puro punk rock hecho y derecho donde la banda daba rienda suelta al enojo hacia el machismo imperante de la época y al cual Cobain se oponía fuertemente, tal como lo demostraron en el estadio de Vélez Sarsfield cuando “castigaron” al público argentino al no tocar «Smells…» tras el repudio y abucheo que la multitud ejerció sobre la banda femenina soporte Calamity Jane. Las voces desafinadas de la introducción (a cargo de Novoselic) son tomadas del tema de The Youngbloods «Get Together» y se reúnen al final con un Cobain totalmente disfónico tras la sesión de gritos que implicó la canción. En 1991 la banda se presentó en el programa de la BBC «Friday Night with Jonathan Ross», y teniendo pautado tocar “Lithium”, Kurt Cobain realizó un cambio de último momento y tocó «Territorial Pissings» ante una asombrada audiencia, después de lo cual destruyeron el escenario. Geffen, posteriormente, debió pagar por los daños ocasionados.

 “DRAIN YOU”. La canción favorita de Cobain de toda la placa y la que más disfrutaba de tocar en vivo. Aquí se reflejan los vínculos de pareja tóxicos y “parasitarios” inspirados en la relación del cantante con la vocalista de Bikini Kill, Tobi Vail. De acuerdo a Butch Vig, «Drain You» fue la canción que más pistas de guitarra usó -una limpia y cinco distorsionadas-, volviendo a engañar mediante argucias a un obstinado Cobain que se oponia a re-grabar tomas. Muchas de las guitarras que grabó fueron editadas y superpuestas a espaldas del rubio frontman, que solo escuchaba el producto casi terminado al día siguiente. Varios de los extraños ruidos durante el puente de la canción son causados por los juguetes infantiles que el cantante llevó al estudio.

“LOUNGE ACT”. Otra canción fruto del convulsionado vínculo con Tobi Vail, inspirada en una carta que Cobain nunca envió donde manifestaba todo su enojo y desconsuelo por lo vivido en pareja. Tan emocional y personal resultaba que a Courtney Love le molestaba escucharla y, según narran las malas lenguas, solo se ejecutaba en vivo cuando la blonda no se encontraba de gira con ellos. Como dato de color, la banda brasileña de rock progresivo Macaco Bong grabÓ en 2017  su versión completa de “Nevermind” bajo el nombre “Deixa Quieto”, una relectura tanto a nivel musical como lírico por demás interesante.

«STAY AWAY». Originalmente grabada durante las sesiones de 1990 y titulada “Pay To Play”, la canción hace referencia a la crítica conformista y la “bajeza” que un músico sentía por tener que pagar para tocar en vivo. No obstante, la multinacional por la cual sería editado «Nevermind» consideró que el nombre no era apropiado y decidieron suavizarlo. Al final de la canción se escucha un grito de Cobain con la frase “God is Gay» (Dios es gay) que fue difundida por el cantante a través de grafittis en su ciudad natal durante su adolescencia.

«ON A PLAIN». Una de las últimas pistas del álbum, fue también la última en ser registrada en la grabación, pese a haber sido trabajada desde 1990. De corte pop y coros armónicos provistos por Grohl -que a partir del disco se encargó de las segundas voces tanto en vivo como en estudio- también fue elegida como repertorio obligado en los setlists de la banda. Fue el quinto corte de difusión de un disco donde todas sus pistas se posicionarían como posibles hits.

«SOMETHING IN THE WAY». El cierre de un disco perfecto vino de la mano de una “balada” oscura e intimista, por momentos desoladora. El tema ya había sido ejecutado en vivo desde mediados de 1990 en formato eléctrico. Según Vig, los planes originales de Cobain consistían en que toda la banda grabara la canción, pero cuando los primeros intentos fracasaron, el guitarrista -terriblemente frustrado, como de costumbre- interpretó la canción para Vig acostado en el sillón del estudio para darle una referencia de cómo debía sonar. Vig se sintió tan impresionado con la forma “desganada” de la interpretación que decidió grabar la voz de la misma manera que Cobain se la mostró. Posteriormente Grohl y Novoselic aportaron su granito de arena pese a que ambos tuvieron dificultades por el ritmo más lento del que fue concebida originalmente. La guitarra acústica que quedó plasmada pertenece a la misma toma y no se encontraba del todo afinada, lo que complicó al resto de la banda y al violoncellista Kirk Canning para lograr el tono adecuado.

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