Todo lo que rodea a los suecos Opeth es singular. Estamos en Hamberg, un minúsculo pueblo de la municipalidad de Neuhausen a las afueras de Stuttgart, rodeado de perfectos y bucólicos campos otoñales y con un restaurante con estrella Michelin y una destilería de cerveza como únicos reclamos. La invitación a la prensa a esta clase de eventos promocionales es hoy algo excepcional, eco de una época pasada. Es evidente que Reigning Phoenix Music (sello de la banda oriunda de Estocolmo) quiere hacer las cosas al máximo nivel: un tratamiento con clase, de vieja escuela. Es lo mismo que hicieron los Opeth en el monumental «The Last Will and Testament»: grabación en los Rockfield Studios en Gales (Rush, Queen, Black Sabbath), mezcla en los Atlantis Studios de Estocolmo (ABBA), y masterizado en Abbey Road, colaboraciones estelares de Ian Anderson de Jethro Tull y de Joey Tempest de Europe… Cotas altas para un grupo que siempre disparó a la elevada diana de la excelencia.
«The Last Will and Testament» presenta dos grandes novedades. Es el primer álbum conceptual de Opeth en 25 años, una historia de oscuros secretos familiares y sorprendentes revelaciones. La otra es el regreso de las voces guturales por parte de Mikael Åkerfeldt, algo que siempre estuvo allí, incluso en directo en los últimos años, cuando Opeth se convirtió en una sobresaliente banda de rock progresivo con su pedigrí metálico siempre respetado. Este álbum se presenta como un guión casi operístico. Los elementos death metal se alternan con los progresivos y psicodélicos a la perfección, vetas de grasa en un sangrante trozo de Kobe beef… toda una delicatessen sonora, como pudimos comprobar en la audición privada del test pressing del vinilo. En la charla que podrán leer a continuación, Åkerfeldt, líder y cerebro de Opeth, enfundado en su camiseta de «Rising» de Rainbow, desgrana el concepto musical y lírico mientras el bajista Martin Mendez agrega perlas de sentido común. Ambos nos ayudan a escalar una exigente obra cumbre, tanto para las músicas extremas y como las progresivas.
«The Last Will And Testament» es una imponente pieza de trabajo, muy complejo, que requiere de toda la atención del oyente. No es trabajo instantáneo.
Mikael Ånkerfeldt: No creo que ninguno de nuestros álbumes sea de ese tipo de discos. Se necesitan un par de escuchas para comprender lo que estamos haciendo, especialmente en éste. El concepto lírico, por supuesto, estaba ahí, y eso fue cuando comencé a escribir la música… ya sabés, es como reunir los contornos de la historia del concepto. Sabía lo podría ser, que sería un disco oscuro, la pesadez era algo que habíamos hablado. Para ver qué salía, me obligué deliberadamente al principio a escribir música más pesada y me sentí como un fraude. No me gustó.
¿No estabas contento con vos mismo o con el resultado?
MÅ: Al principio sentí que no era fiel a mí mismo. Empecé con una canción que se llama «Paragraph One», que es la primera canción. Y pensé, no está bien, algo anda mal. No me gusta. Lo dejé por un tiempo y comencé con otra, «Paragraph Seven», que esta vez sí me gustó.
Es una de mis favoritas del álbum.
MÅ: Estaba muy contento con esta. Fue genial y se sintió nuevo y fresco. Se sintió relevante. Era pesada pero también futurista y un poco nostálgica, todo lo que busco, así que terminé esa canción y se la envié a los chicos de la banda. Y les encantó. Luego volví a esa primera canción y la toqué, y entonces me gustó.
¿Sin cambiar nada?
MÅ: No toqué nada. No sé realmente qué pasó allí, tal vez solo tuve cruzar esa barrera, ya que no escucho música heavy como esa. Ya no forma parte de mis influencias. Cuando escucho musica extrema, son cosas antiguas. No tenía nada moderno o referencias contemporáneas para este tipo de música. Escucho Thelonious Monk en casa, si entendés lo que quiero decir. Al principio me pareció exagerado, pero me di cuenta de que la mayor influencia en el lado pesado de nuestra música, es nuestro propio lado pesado. No sé qué más podría ser. Lo único que influyó en la pesadez de este disco, por así decirlo, fuimos nosotros. Con Méndez siempre hemos mantenido la línea, siempre en la misma página y emocionados al mismo tiempo por algo. Por alguna razón él sabe cuándo es el momento de un cambio o algo así. Lo hizo de manera famosa en nuestro pequeño mundo con el disco «Heritage». Le puse canciones nuevas en ese momento, esto fue hará 15 años o algo así, y él dijo “hmm… tal vez debería probar algo más”. Mendez es uno de esos tipos que entre tragos de cerveza, te puede decir, “tal vez deberías escribir intentar escribir algo realmente pesado la próxima vez… algunas voces de death metal”.
Mensaje entregado.
MÅ: Sí.. y yo pensé…”hmmm, quizás debería intentarlo”.
UN TESTAMENTO CONCEPTUAL
¿Para «The Last Will And Testament» fuiste trabajando letras y música a la vez?
MÅ: Algunos elementos básicos, esquemas, cómo lo que va a suceder y el tipo de historia general. Ese concepto podría haber funcionado para otro disco también a nivel musical. Incluso, aunque me gusta pensar que nuestros discos son diferentes entre sí, sigue habiendo un sonido que me gusta y me da espacio para experimentar. Confío en mi instinto al escribir. Y tomo decisiones rápido. Las seis o siete canciones restantes las escribí muy rápido, pero pasé mucho tiempo con los demos, que eran muy buenos. Todo estaba ahí y quería enviárselo a los chicos para que lo comprendieran.
¿Cómo fue cuándo le explicaste el concepto a la banda?
MÅ: Había dicho desde el principio que creía que iba a ser un disco conceptual. Estoy más interesado en la dirección musical que en el concepto. Las letras para mí siempre han sido una especie de mal necesario. Expliqué el concepto, etc., etc. y la única respuesta que obtuve fue “suena bien” (Risas)
¡Es fantástico!
MÅ: Todos son muy buenos con su instrumento. En el momento en que presenté la primera canción, supuse que dirían, “está bien, esto es como algo nuevo, ¿qué voy a tocar? ¿qué puedo hacer con la parte del bajo?” Su foco principal es la música. Como los demos eran muy buenos, quería que sintieran algo onda “tengo que superar esto”. En el caso de Méndez, el es fantástico, constantemente adorna la música con sus arreglos.
Adornar, esa es una buena palabra...
MÅ: Es lo que ha hecho desde que se unió a la banda. Quiero decir, en perspectiva, en las canciones, si escuchás la versión demo, el bajo suena bien, pero si la descomponés, es una mierda. Es muy malo. Y Méndez dice, “no, no, está bien”. Pero él hace tantas cosas que nunca se me hubieran ocurrido hacer, que creo que él es quien obtuvo más libertad, dibujando en ese marco tonal, viste, como flotando por encima, esa es su fortaleza. O al menos una de ellas.
A CADA OPETH LE LLEGA SU (SAN) MARTÍN
Martín, ¿qué sentiste al escuchar por primera vez los demos de «The Last Will…»?
Martín Méndez: Me encantaron. Se sintió bien. Era la dirección correcta a tomar. Fresca, en cierto modo.
Tu primer trabajo con Opeth fue «Still Life» de 1999. 25 años y 10 álbumes después vuelven a tener otro disco conceptual… ¿Cambia algo tu acercamiento a la música de Mikael dependiendo si se trata de una colección de canciones o de un concepto?
MM: A la hora de componer la música, creo que no cambia nada, por lo menos para mí. Mikael se ocupa de escribir las canciones y tampoco creo que cuando escribe tenga en la cabeza el orden de los temas. Quizás cuando tiene las letras listas sí empieza a pensar un poco en el orden, si necesita una canción más dura o más suave para contar la historia. Para mis líneas de bajo, me concentro en la canción y toco lo que me pide el cuerpo y lo que creo que la canción pide. Es mi manera de componer, desde siempre. Nunca intento meter las últimas técnicas que he estado practicando o cosas llamativas para impresionar. Esto es muy importante como músico: respetar la canción.
Es la tercera vez que graban en los míticos Rockfield Studios. Obras esenciales de los 70s fueron grabadas allí. Si había un lugar para grabar un álbum conceptual, era ese y no otro… ¿Creés que este ambiente icónico influyó en la atmósfera de «The Last Will…»?
MM: Es un sitio legendario, por lo menos fantaseás con todo eso que está en el aire; la inspiración, la magia que ha habido allí, es como que se puede percibir. Estos estudios están prácticamente intactos en muchos sentidos, tanto en aparatos como estructuralmente. Paredes, micrófonos, compresores, todo es de aquella época. Hay una habitación con varias grabadoras de cinta, y nos decían “con esta grabó Queen”, etc. Estos aparatos tiene historias brutales. En este último disco usamos el piano que usó Freddy Mercury para «Killer Queen» y alguna más. Es un lugar increíble, nos venía muy bien estar allí, apartados, donde se vive todo esto, la historia de la música.
DE TAL OPETH, TAL ASTILLA
Previamente, Martin me había dicho que este era si no el mejor, uno de los mejores trabajos del grupo. ¿Cómo se sienten después de haberlo terminado?
MÅ: Me tomó algo de tiempo entender lo que íbamos a hacer. Tenía mis propias barreras que cruzar. Pero una vez que la primera canción estuvo terminada y que a todos en la banda les encantó, fue casi como abrir las compuertas.
Imagino que también hay un bagaje autobiográfico en todo esto...
MÅ: Por supuesto. Quiero decir, tengo mi propia familia y tanto mi madre como mi padre siguen vivos. Mi familia nunca ha sido rica. No ha habido mucho que heredar, para ser honesto, de parte de nadie. Mi padre vino a visitarme hace unos días así de la nada y hablamos sobre nuestro apellido y del hecho de que mi abuelo, su padre, había hecho una búsqueda en el árbol genealógico y dijo algo acerca de que nuestra familia viene de la nobleza polaca. Mi padre dijo: “Creo que nuestro apellido tiene origen noble”. Y pensé que tenía que buscarlo en Google, por supuesto. Y encontré un escudo familiar para Åkerfeldt. No hablaba de Polonia, pero decía que fue una familia noble allá por el año 1600, y aparentemente esa familia se extinguió.Fue algo nuevo para mí, no estaba seguro de que estaríamos conectados.
Es increíble cómo se abren las cosas.
MÅ: Si, eso fue fantástico. Por supuesto, no pensé demasiado. Lo único que pude poner en la historia fue reflexionar sobre mis propios sentimientos. sobre mis propias relaciones con mis padres y yo como padre con mis hijas, ese tipo de cosas es personal en ese sentido, aunque la historia en sí es puramente ficticia. Pero no puedo separarme al 100% cuando escribo letras. Siempre hay algo mío. De todos modos estaba más interesado en lo que pasó con esa familia, secretos que en la historia el patriarca básicamente confiesa a través de su testamento -es una especie de confesión- y ahí conocés sus secretos, sus dudas, su paranoia, y sus secretos afectarán directamente a sus hijos y aprenderán cosas sobre sí mismos que no sabían antes. Por ejemplo, esta historia culmina… en la historia de que tiene tres hijos.
Los gemelos y la niña.
MÅ: La hija pequeña. Y a través del testamento confiesa que los gemelos son fruto de un arreglo. Un sirviente dejó embarazada a su esposa porque ellos mismos no podían tener hijos. Y querían hijos. ¿Cómo lo vamos a hacer? Entonces tenían algo así como un donante. Y eso resultó en los gemelos. Pero obviamente ellos no saben nada de eso. Siempre pensaron que él era el padre. En el testamento se revela, “no son de su mi sangre. Ustedes no son mis hijos”. Y además, confiesa una historia de amor fuera del matrimonio con una criada. Eso resultó en la hija menor. Y ella es su sangre. Por eso ella hereda todo. Luego, por supuesto, viene el giro en la balada…
…«A Story Never Told».
MÅ: …esa misma. En ese momento la hija menor es feliz, es rica, tiene dinero, tiene un gran negocio, tiene la propiedad y todo. Entonces llega una carta a la mansión de su madre -la criada- diciendo que su padre no era su padre. La esencia de la historia es que el patriarca mismo, al estar tan concentrado en encontrar un heredero o heredera, no pudo procrear, no tuvo hijos. Así que ese es el giro.
Se de lo que hablás. En mi familia ha habido todo tipo de dramas y de hecho, hasta hubo un testamento.
MÅ: ¿Testamento de tu padre?
Sí. Mi padre.
MÅ: ¡Eso es muy interesante!
Cuando leí el concepto de «The Last Will…», eso inmediatamente resonó en mí.
MÅ: Me alegra escuchar eso, porque cuando la gente piensa en testamentos y en un documento legal donde está muy claro que mi hijo recibirá el 15% de esto, etc, en cierto modo es algo mecánico. No quería, no estaba interesado en escribir una historia con solo cosas regaladas a niños o a lo que sea, o negocios. Estaba más interesado en ese aspecto existencial, tenía una explicación del personaje mismo, como, “este soy yo”, en ese testamento.
¿Por qué ambientaste «The Last Will…» en la década de 1920? ¿No podía haber sido la década de 1930 o los tiempos de guerra?
MÅ: Sí, podría haber sido. Sólo quería que hubiera lugar para un patriarca de esa época religiosa conservadora. Hoy día en Suecia la igualdad de género está muy extendida. Creo que somos de los países más igualitarios en cuestión de género del mundo: no hay lugar para un patriarca, sería expulsado de la sociedad. Así que quería escribir sobre esos viejos líderes conservadores, un severo líder de una familia religiosa. En Suecia las mujeres no pudieron votar sino hasta 1921, por lo que ocupaban un lugar más bajo en la sociedad… En última instancia, no tengo gran interés en la historia. Pero necesitaba una salida con el contenido lírico y esta vez decidí hacerlo un poco más interesante. No tengo, para ser honesto, una fascinación específica por la década de 1920. Es una época interesante, por supuesto, después de la Primera Guerra Mundial: es decadente y la gente está de fiesta y ese tipo de cosas. Pero no voy a mentir y decir que tengo este interés increíble en la década de 1920 porque no es así, simplemente fue un buen momento para establecer la historia.
UNA BATERÍA DE RECURSOS
Volviendo a la música, creo que un elemento clave para el endurecimiento de la propuesta de este álbum fue el ingreso de Waltteri Väyrynen en batería.
MÅ: Por supuesto, Walt (N.: ex Paradise Lost y Bodom After Midnight) es más joven, es un baterista de metal extremo que tiene esta increíble habilidad para tocar cualquier tipo de batería que puedas imaginar, en una combinación perfecta, porque también está familiarizado con los últimos cuatro discos, que son oscuros pero no son extremos en ese sentido de metal extremo. Así que cuando escuchó las nuevas canciones, se entusiasmó y le gustó. Quizás no le ha gustado descubrir todo el asunto psicodélico tanto como a nosotros en última instancia, pero en todo caso, con él a bordo, tenemos a un increíble instrumentista que puede tocar cualquier cosa. Y eso me inspiró a escribir algo que fuera un poco más complejo, un poco más rápido y un poco más extremo.
Martin, ¿cómo es para vos tener a Walt como compañero en la sección rítmica? Los vi en Varsovia a una semana de su ingreso en la banda, y él sonó simplemente perfecto.
MM: Como bajista es mucho más fácil, porque no necesitás aprender. Porque a veces, cuando tocás con bateristas, tenés que aprender la forma en la que tocan. Puede que se apresuren un poco y aprendés que después de un tiempo sólo necesitás concentrarte en hacerlo bien, porque eso va a estar ahí. Sí, su actuación ha sido excepcional. Es mucho más fácil con un tipo así.
En mi opinión, el haber hecho la gira de los 30 años y los festivales influyeron en la nueva dirección. Tocaron canciones más duras, que de otra manera no hubieran tocado.
MÅ: Fue más por las voces guturales, en realidad. Porque cuando comencé a pensar en el siguiente álbum, todavía teníamos muchos de esos shows por hacer. Y algunos de ellos eran aquellos programas bajo pedido, donde los fans votaban. Si dejás que eso suceda, votarán por canciones viejas. Lo hacen, y está bien. Cada álbum es igualmente importante, pero fue más porque disfruté, sentí libertad con las voces de death metal, con las voces guturales sentí que en algunos shows no había fin de cuánto tiempo podría estirarlo, en profundidad o simplemente ir a donde quisiera con eso. Me sonó muy bien, eso me dio algo de confianza, y como sabrás, puedo utilizar este instrumento. El único problema que tuve es si iba a escribir música que se ajustara a ese tipo de voces, porque esa es, en última instancia, la razón por la que no hay ninguna de esas voces en los últimos cuatro discos. Pero ahora había un lugar y pensé: ¿va a funcionar? Así que lo intenté y sí, suena fantástico.
ENTREVISTA Y ÚLTIMAS PALABRAS
Sea como fuere, ha funcionado. Ya hubo un millón de reproducciones del primer single «Paragraph One« en Spotify.
MÅ: Sí. Funcionó. Hemos generado un gran interés en la banda, independientemente de la música death metal o las voces. La gente nos ve y luego se queja y es como, “esperamos que vuelvan a gritar”, viste, todo ese tipo de cosas. Pero es bueno tener esa tensión. Y luego jugás por izquierda, pero han pasado 15 años desde que hice eso y la gente durante ese tiempo la ha tenido ganas de volver a gritar abiertamente…. Nunca pensé que para mí fuera tan alentador como lo fue. Molesto, también. ¿Por qué es tan importante? Creo que ahora me doy cuenta de que pensaban que esa combinación es importante para lo que ellos consideran su sonido favorito de esta banda. Pero también es porque que soy bastante bueno haciéndolo… Muy interesante lo que dijiste sobre el testamento de tu padre. Lamento tu pérdida.
Gracias, fue hace mucho, el testamento apareció varios años después. Se trataba del significado de la vida. Algo muy filosófico. Pero conozco la sensación de abrirlo y esperar lo que va a venir.
MÅ: De hecho, también recibí un testamento de mi padre. Y también fue algo muy extraño. Se sintió casi como un sueño. Porque se volvió a casar después de que él y mi madre se divorciaran. Él conoció muchas mujeres. Pero finalmente encontró a una con la que se mudaron juntos y se casaron. Y de repente mi hermana me llama, “¿recibiste este papel por correo?”. Le dije que sí, es su testamento o más bien el testamento de su nueva esposa, porque no tuvo ningún hijo con ella, y fue realmente extraño, como sin previo aviso, solamente este trozo de papel que tenemos aquí. Pero a fin de cuentas, eso no incluía realmente sus bienes. Eran los bienes de ella, su nueva esposa. A ella no le gustábamos, no tenía hijos propios. Así que todavía tenemos eso. Yo no estoy seguro de si es legal o no, porque desde entonces estaban divorciados.
Bueno, el padre de un amigo músico falleció, y en el funeral se presentó otra mujer con sus hijos… El tipo tenía otra familia. Estas cosas pasan.
MÅ: ¡Sí que pasan!
Nació en Montevideo, 1968. Periodista, manager, agente, promotor y productor. Comenzó en el periodismo musical en 1988, escribiendo para Rock de Primera- Rolling Stone (Uruguay), Madhouse, Generación X y Epopeya (Argentina), AC/DC Resource Centre (Inglaterra), Lado Oscuro (Uruguay) y Slammin’ (Brasil). En España, ha sido redactor de las revistas Zombi, Popular 1 y actualmente de Ruta 66. En más de 30 años de carrera, entrevistó a artistas como AC/DC, The Yardbirds, Deep Purple, Pantera, Slayer, Black Sabbath, Ozzy Osbourne, Pappo, Barón Rojo, Korn, Motorhead, Mastodon, Sepultura, Judas Priest, Iron Maiden y decenas más. Vive en Barcelona desde 1995. Es miembro honorario del Roisin Dubh Trust, institución dedicada a promover la memoria de Phil Lynott.