El domingo 22 tuvimos la suerte de estar presentes en la Edición Primavera del Tocadak, festival que se ha convertido en uno de los favoritos del público por aglutinar varias bandas de primer nivel en una sola tarde (o noche, porque estos eventos suelen terminar cuando ya es el día posterior). Si queres saber cómo la pasó este humilde cronista junto a su coequiper fotógrafa, no dudes en sumergirte en las aguas de esta nota. ¡Pasen y lean!
Domingo post primavera, post superclásico (todos tenemos nuestro corazoncito futbolero, ¿no?), post almuerzo familiar, y había que encarar para el Complejo C Art Media (hermoso lugar) a cubrir el Tocadak. Nombres de peso se daban cita y había mucha expectativa por ver lo que se traían las bandas. El lugar estaba lleno de locales de todo lo que te puedas imaginar (mención especial para el amigo Pepe Chuelo, alma mater de Báez Records, todo un referente del punk recién llegado desde su Rosario natal) y de gente de todo tipo.
No, no llegamos a ver a las primeras dos bandas. No porque seamos irresponsables sino todo lo contrario: somos seres humanos y tenemos otras obligaciones aparte de vivir del rock n roll (?). Así que iremos contando lo que pasó delante de nuestros privilegiados ojos en orden cronológico y de acuerdo al grado de emoción que nos despertaron las bandas.
NADA CAMBIÓ MI AMOR: La primera banda que vimos fue Expulsados, los paladines banfileños del punk ramonero. ¿Se acuerdan cuando los Expulsados decían que no eran una copia de Ramones? Mmmm creo que eran muy jóvenes aún… Adeptos a la velocidad y a las melodías bubble gum, dieron lo mejor de sí ante un recinto que se comenzaba a poblar de gente ansiosa por bailar con sus canciones. Claro, los pibes tienen temazos como “Mi novia es una zombie”, “Lo sé, no lo sé”, “Enfermera vudú”, “Sombras chinas”, “Quién soñó en tu almohada”, “Tarde de sol”… y si encima meten “She’s a sensation” de Ramones, es inevitable adoptar la posición Johnny Ramone y tocar una guitarra imaginaria. Pocas palabras, mucha música. Dale que vamos bien.
LA FIESTA DEL INFIERNO: mira que uno ha sabido patear antros en los 90s, plenos de festivales de toda índole. Y aunque vi a muchas bandas, nunca me había dado el gusto de ver a Los Brujos, otros gigantes de la zona sur (si en el oeste está el agite, en el sur vive la vanguardia).
Sabido es que los tipos dan shows tan energéticos como para cargar una central eléctrica, pero verlos ahí delante de tus narices es otra cosa. Ya desde la intro con “Gagarin” te dabas cuenta de que son una banda distinta, mucho ruidito loco, mucha imagen estrafalaria, muchas ganas de que se metan en tu cabeza y desordenen los cromosomas de tu cuerpo.
Y hubo de todo: temas clásicos de todas las épocas (dale, no conoces “Canción del Cronopio”, “Atlánticos” ni “Venganza Canibal”, ¿no?), gemas como “Sasquatch”, “Azul lucero”, temas “nuevos” como “Buen Humor” y “Beat Hit”. Y la psicosis fue total (se sabe que Los Brujos no tienen problema porque vienen de otro planeta) cuando subió Fermín Rúa a ocupar el lugar de su padre Ricky en las voces. Ahí, el desmadre fue completo: “La Bomba Musical”, “Fin de semana salvaje” (volví a tener 15 años por un rato), ”Aguaviva” (el descontrol de la gente fue tremendo, todos gritando que había que bracear y patalear), el inmortal “Kanishka” (¡hola Cobain!), “Mi papi no te quiere” (aunque el hijo de Ricky nos aclaró que su papi sí que nos quiere) y el cierre con “Piso liso” con Fermín y Ale Alaci rebotando como poseídos. ¿Los Devo argentinos? ¿La modernidad olvidada? No, señores: Los Brujos y un show para patear culos.
ESPIRITU SETENTAISIETE: Cuando Attaque 77 se tomó vacaciones permanentes y cada uno de sus miembros empezó sus proyectos, varios miraron de mala manera a Mariano Martínez por motivos de toda índole (algunos más ligados a cuestiones de la vida privada que a la cuestión musical). Por eso, no fue de extrañarse que antes de que el guitarrista y (¿ex?) cantante de los 77 subiera al escenario, se escucharan ciertos murmullos y comentarios despectivos. Que se acallaron cuando Martínez nos revoleó con el peso de la historia:
Attaque tiene canciones de sobra para pararse delante de quien sea, y el tipo es un sobreviviente de aquella primera y lejana formación ‘87 de la banda. Cuando empezó a sonar “Espadas y serpientes” sabíamos que iba a ser una noche de clásicos, que se puso más pop cuando desde aquél “Otras canciones” recordó las épocas en las que se cagaban en todos los prejuicios y nos trajo el hermoso “A Little Respect” de Erasure.
Después, una de “Karmagedón”: ¿se acuerdan del video muy en la onda “Policías en acción” de “Buenos Aires en llamas”? La letra, un resumen fiel de la realidad de hoy en día (“Y en las elecciones siempre vamos a votar, somos su negocio nos están matando, y les damos de comer igual”). “Plaza de perros” es una de las canciones más bellas de su (¿ex?) banda, y todos lagrimeamos un poquito ahí.
El medley “América/El Cielo Puede Esperar” fue volver a 1992, y claro que lo hicimos con todas las ganas (“La paciencia no es eterna, con un pueblo no se juega”). Hubo espacio para temas más “nuevos” como “Sin tierra”, “Como salvajes” o “Estallar”. Pero estallar lo que se dice estallar fue con ese mix entre “Setentistas” y “Ojos de perro” que puso a gritar a todos. Antes de un tema más nuevo que los temas nuevos anteriores (?) llamado “Retazos de mi vida”, Mariano recordó los tiempos en los que tocaban con Todos Tus Muertos en Cemento. Así, dio pie a la catarata de hits uno atrás del otro: “Chance”, “Amigo”, “Arrancacorazones”, “María/Hacelo por mí”, y el cover de Gilda en versión Bad Religion “No me arrepiento de este amor”.
Martínez tiene una banda sólida y versátil, con buenos músicos como Martín Locarnini (¿ex? Bôas Teitas, todo un baluarte del under, más que merecido el lugar que se ganó). Está en él saber para dónde irá su carrera, veremos qué depara su primer disco solista.
HARDCORE INCONDICIONAL: La siguiente banda en subir fue Shaila, que despertó la algarabía de sus fans que están de parabienes con el regreso más esperado del HC nacional.
El grupo siempre sonó aceitado, y esta vez no fue la excepción. Se notaba la felicidad de los integrantes por volver a verse con sus seguidores, se los veía felices como niños. Sobre todo al cantante Joaquín, que no paró de hacer morisquetas en todo el show (amén de haber cantado todo el set descalzo).
Pasaron temas como “Incondicional”, “Libertad”, el cover de Bad Religion “American Jesus” mientras la gente volaba por los aires. Felicidad feliz para los amantes del hardcore.
LA ORQUESTA DEL TERROR Y EL BAILE: Todos Tus Muertos debe ser una de las bandas más versátiles de la escena. Pueden pasar del reggae al punk, del hardcore al tex mex, del dub a… bueno, se entiende la idea. Y tienen muchísimos temas para abordar el género que se les cante.
Imaginate que abrieron sin respiro con “Diez Segundos De Masacre” pegada con “Dale Aborigen”, parecía que estábamos en Estados Unidos al 1200 pero no. El grupo tiene oficio de sobra, pero el guitarrista tiene la nefasta suerte de tener que llenar unos zapatos enormes como son los del difunto Horacio “Gamexane” Villafañe, toda una institución del punk rock tanto a nivel sonido como a nivel actitud. Y el baterista es excelente tocando ritmos negros, pero a la hora de darle velocidad a la cosa pareciera que le cuesta.
Entonces, disfrutamos de temazos como “Mate”, “No te la vas a acabar” o esa oda a Edgar Allan Poe como lo es “El féretro”, mientras Fidel avisaba que tenían poco tiempo para su set y que iban a tocar pocas canciones. Pero no se iban, y Nadal preguntaba si la gente quería más temas. Así, aparecieron “Hijo nuestro” (los que esperábamos el enganche con “Lehenbiziko Bala” de Negu Gorriak, nos quedamos con las ganas), “Incomunicado”, “Sé que no”, “Tu alma mía” (el pogo amenazó con acabar con todo), una versión muy R.A.T.M. de “Trece”, y para el final tuvimos un “Mandela” tremendamente dub, “Andate”, “Gente que no” y “El espejo”. La gente bailó, pogueó, se rió (Fidel y su histrionismo a prueba de balas lo vuelven un gran frontman), hubo de todo y fuimos felices por un largo rato. ¿No fue a eso a lo que fuimos?
MANDARINA MANDARINA MANDARINA: Y si, somos todos de Massacre Palestina. ¿Cómo no serlo si los tipos son los reyes del skate rock y la cultura under?
Autorreferencialmente, “Sol Lucet Onmibus” fue uno de mis primeros casetes, y los vi por primera vez en Obras con Ramones allá por junio de 1993. Cuando Massacre pasa a recuperar su antiguo apellido (hoy en día, más significativo que nunca), se sabe que los viejos fans vamos a estar ahí en la primera fila de la barricada. Y la cosa largó con “Armas” enganchada con el hermoso instrumental “Mirando al pacífico”, como para ponerse bien old school.
Seguidamente, el himno del skate: “Diferentes maneras” es esa clase de temas que los escuchaste mil veces, y mil veces se te pone la piel de gallina (esos coros, por favor…). La vieja versión punk de “Tres paredes” con todo el mundo cantando, “Cae el muro” tal cual como abría el primer disco, y “Canción de las muñecas” para el pogo en la parte rápida. Había muchos que esperaban el Massacre más experimental, más space rock, y les veías las caras de “¿qué son todos estos temas en inglés?”. Pero era una noche para los viejos fans, que estaban (estábamos) cantando a voz en cuello. “Nuevo día” para ir otra vez al “Lucet” pegada a un tema de los más melodiosos al estilo San Francisco: ¿podes escuchar “From your lips” sin que se te dibuje una sonrisa en la cara? Es una canción demasiado perfecta. Siguió “Try to Hide” con el público aportando coros (la parte de “Don’t believe it, no desires, gotta show me how to you take me higher” es excelente). La banda es un auto de fórmula uno, sabes que acá no hay pifies. El Tordo (Pablo M, para los viejos) tiene un buen gusto tremendo para los arreglos, ya sea para la cosa más rockera o la más tranquila. Casi que nos vamos a la cárcel de Olmos con Ramón Rapaez con el clásico “Stepping Stone” de Paul Revere and the Raiders (aunque seguramente muchos conocemos más la versión de Minor Threat), y encima después Walas dice que van a tocar el primer tema que compusieron siendo adolescentes. Claro, desde los parlantes brotó aquel “Papel floreado” que parece que a los yanquis no les gustó, ¿verdad? Ya casi nos íbamos yendo (mucho más tarde de lo esperado, porque se retrasó todo más de una hora) y tuvimos nuestra cuota de “Violence” para que luego Walas preguntara “¿traemos a los Clash un rato a Buenos Aires”? ¿Y quién iba a decir que no? ¡Si los Clash son todo lo que está bien! “Complete Control” nos alegró la noche a los que amamos a la banda de Strummer/Jones justo cuando se están cumpliendo 47 años de la salida del single. Y encima el final del tema fue enganchado con el outro de “Madamme X”, que es ni más ni menos que el famoso “Hawaii Five-0” que tan bien versionaron los Venture y también los Radio Birdman en su inmortal “Aloha Steve & Danno”. Fin de la primera parte, y a tomar agua y aire que faltaba el gran final. Walas saludó a Félix Gutiérrez (bajista de TTM) y recordó cuando compartían noches agitadas a fines de los 80s. Los bises abrieron con “Te leo al revés”, y al revés quedamos todos con ese sprint que incluyó “Sembrar sembrar”, “Plan B” y “MI mami no lo hará” con su final a toda orquesta. Nos fuimos a las apuradas, porque ya era la 1am y al otro día había que cumplir obligaciones.
CONCLUSIONES FINALES: El Tocadak se está posicionando más que bien entre la gente, es un lujazo ver a tantas buenas bandas. Y las bandas son de primera línea, dan todo y nos hacen recordar cuando éramos jóvenes, idealistas y bastante suicidas. Domingos como este son una burbuja en el tiempo, y en tiempos de Mileicismo explícito es genial tener un refugio cultural donde cobijarse. ¡Que se repita!
FOTOS: Natalia Sbert
RESEÑA: Rodrigo Cardozo
Cosecha 1977, como el buen punk rock. Nacido y criado en zona sur. Periodista desde 2011, enfermo de la música desde los 90. Eterno buscador de respuestas y amaneceres. Dog friendly, beer friendly. No me busquen en las barricadas, aún creo en el poder de las palabras.