OPETH, TEATRO FLORES, 12/02/2023
La pandemia cambió todo, ya lo sabemos, aunque a veces para bien. El recital originalmente estaba pactado para el 2020 como parte de la gira presentación del disco “In Cauda Venenum”, un buen trabajo, pero que pasó sin pena ni gloria. Durante el 2021 y 2022 el show sufriría la misma suerte hasta llegar a la fecha definitiva de 2023, la diferencia es que Opeth ya había dejado de lado la presentación de este álbum para entrar en su faceta de celebración por su treinta aniversario, recorriendo toda su carrera con una lista especial para la ocasión. La duda de todos radicaba en que la banda fue contratada para la gira presentación del ultimo disco y el diseño de los flyers tenía que ver con el arte de este ultimo trabajo. Entonces: ¿qué show íbamos a ver? ¿La banda volvería a modo “In Cauda…” o nos regalarían el setlist soñado?
Si sos de los que no buscan la lista de temas para no “spoilearte”, el comienzo con “Ghost of Perdition” indica que hoy será una noche de festejo. Está claro, después de forjar una relación cercana con la región y luego de llevar casi 10.000 personas en sus shows en Chile, es obvio que Sudamérica no podía quedarse afuera de esta gira; un recorrido de dos horas y cuarto por cada uno de los trece discos de estudio, con una canción representando cada trabajo.
Opeth es una banda para fans. Cada uno de los asistentes conoce a la perfección el catalogo del grupo. Seria raro que alguien, sin tener demasiada idea de música de Opeth, se convirtiera en creyente luego de ver un show como este. Es que el quinteto exige mucho de vos; son canciones muy largas, muy intensas, con muchos pasajes musicales. No es que Opeth sea música para eruditos; es más, creo que uno de los grandes aciertos es la accesibilidad que tienen con géneros que repelen tanto como el death metal y el rock progresivo, pero demanda mucho de vos. Para el de afuera, quizás es una canción sola de dos horas, para el de adentro, se puede apreciar la paleta de colores del grupo y como lograr crear un show dinámico, cuando pasan de momentos prog setentosos como en “Eternal Rains Will Come” a lo abrasivo de “Under the Weeping Moon” a la intimidad de “Windowpane”. Una detrás de la otra. A eso hay que sumarle el humor de su líder Mikael Åkerfeldt, que podríamos catalogar como un show aparte -aunque hoy está mas controlado que en ocasiones anteriores- el shows es muy largo y hay mucha música para dar.
La perlita de la noche es “Black Rose Immortal”; la canción mas larga de su catalogo (marcando los veinte minutos) y que, hasta esta gira, nunca había sido interpretada en vivo. Sin duda un momento muy esperado porque es el que, en los momentos mas sutiles, mas silencios genera en el público. Decimos que es un publico fan porque, en su mayoría, sabe cuándo apartarse y prestar atención a lo que sucede arriba del escenario sin interrupciones.
El cierre es como siempre con “Deliverance”, pero no por obvio deja de ser efectivo. Es un buen resumen de todas las emociones por las que te pasea el show. Cuando termina el espectáculo, queda la certeza de quizás haber visto el mejor show de la banda en este país. No solo por lista de canciones, sino también porque musicalmente están en un punto muy alto. Incluso con la incorporación del reciente baterista Waltteri Väyrynen. En recientes entrevistas, el bajista Martín Méndez comentaba como parecía que llevaba tocando con ellos décadas, y no apenas un año. No mentía. También debe tener que ver con la satisfacción de haber logrado una carrera de treinta años con mucho éxito, sin concesiones y aun estando en lo mas alto.
Si bien la música requiere cierta concentración para interpretarla, en ningún momento vemos una banda aburrida o en piloto automático. Opeth es una banda que siempre mira para adelante, más allá de lo que quieran sus fanáticos. No es un grupo que suela traer su pasado mas antiguo al escenario con frecuencia, sino que se presenta siempre haciendo foco en el presente. Es por eso que, sin duda, la efusividad del publico fue mayor que en cualquier otro show de la banda en el pasado. Los fans finalmente tuvieron el show de Opeth para saltar y transpirar que tanto anhelaban.
Dicho esto, ya siendo la quinta visita de los suecos, creo que publico y banda merecemos verlos en un teatro y así disfrutar todo su potencial. Los días exclusivos de death metal quedaron atrás. Y si no fuese así, se puede disfrutar un show “del palo” en un lugar con butacas. Recordemos a Paradise Lost, Anathema, Amorphis o The Gathering tocando en el ND Ateneo dando conciertos increibles. Hay que sacarse de la cabeza que, si no saltamos, no podemos disfrutar el show. Hoy Opeth es una banda de rock progresivo que alcanza también a un público mayor que quizás no quiera -ni pueda- aguantar un show de dos horas y cuarto de pie, la semana de mayor calor en la historia de este país, en un recinto que, históricamente, ha sido amarrete con la ventilación. Durante el show, fueron incontables la cantidad de personas que se vieron afectadas por el calor. Ya es hora de exigir como publico cierto respeto. No pedimos alfombra roja, pedimos un mínimo de dignidad
Periodista especializado en música desde 2007 para medios como El Acople, Jedbangers, Rocktambulos, WYWH. Coautor del libro «Stoner Argentino» (2022). Cofundador de la productora «Convergen». Conductor del podcast «Literatura Rockera». Fan antes que todo eso.