SONS OF APOLLO. TEATRO FLORES. 18/08/2022

Sons Of Apollo, el supergrupo de metal progresivo finalmente recaló en Buenos Aires tras una demora de más de dos años, para un esperado show en el Teatro Flores. MADHOUSE se hizo presente en el lugar para contarte todos los detalles, a continuación.

El riesgo que se corre al titular un álbum con su año de salida –como en los casos de “1984” de Van Halen o “1987” de Whitesnake– es quedar anclado a un momento especifico en el tiempo y no poder desligar el hecho artístico del devenir histórico. Y eso fue justamente lo que le pasó a Sons Of Apollo con su segundo disco titulado “MMXX” (o “2020” para simplificar las cosas); aunque lejos estaba la banda de saber que, dos años y medio después y pandemia mediante, el álbum todavía estuviese en etapa de presentación a la hora de finalmente visitar nuevamente el país tras un par de postergaciones que hicieron tambalear la fecha.

Y fue precisamente esa demora en el reencuentro con el público local la que funcionó como hilo conductor del show, con una banda ávida de presentar sus nuevas canciones antes de que queden viejas, y una concurrencia ansiosa por ver de nuevo al dream team de músicos que hicieron de sus carreras un sinónimo de virtuosismo y calidad.

DE ENTRADA: PESCADO DE PRIMERA CALIDAD

La velada la abrió Fughu, quienes luego de la salida de su recomendable “Lost Connection” dejaron de ser la sorpresa mejor guardada del metal argentino para convertirse en una de las bandas más interesantes del país, más allá de los rótulos. Es que etiquetar al quinteto ahora liderado por el cantante Renzo Favaro no es fácil: hay elementos industriales, texturas ambient y climas góticos dentro de un contexto de metal progresivo donde el virtuosismo siempre está a favor de las composiciones, que a la vez están envueltas en una escena teatral. Tras siete canciones (“seis patadas en la frente y una caricia” según comentó Renzo) y con la presencia invitada de Santiago Burgi -su anterior vocalista que hace carrera en la elite de la ópera mundial- la banda se retiró ante una lluvia de aplausos y la idea general de no perdérselos en su próximo show.

EL MARTILLO DE LOS DIOSES

Con puntualidad progresiva, “Goodbye Divinity” marcó el inicio del show con un sonido que, salvo el micrófono de Jeff Scott Soto en algunos momentos, siempre estuvo a la altura de las expectativas. A continuación, “Fail To Ascend” dejó a las claras las intenciones de los descendientes del mítico dios griego de las artes: el siempre protagonista Mike Portnoy conformando una base eficaz junto al bajista Felipe Andreoli (reemplazante del siempre extrañado Billy Sheehan que a último momento se bajó de la gira latinoamericana), Derek Sherinian imperturbable en los teclados, ya sea acompañando o tomando el liderazgo, además de los dos encargados de despegar a la banda del mundo progresivo y bajarla a la realidad a puro feeling: Bumblefoot con su guitarra doble mástil copando la parada en todo momento, y un Soto haciendo gala de su versatilidad, su dominio de escena y su conexión con el público.

Y es precisamente ese alejamiento de la solemnidad lo que diferencia a la banda de otros megaproyectos progresivos, sobre todo cuando se ponen más rockeros y no tan técnicos como en “Wither To Black” o se sumergen en una vorágine metalera como en el tándem “Asphyxiation” y “Lost in Oblivion” que les hizo mover los pelos (a aquellos que todavía tienen) a un público muy entusiasta que no paraba de agitar coreando el nombre de cada músico (aunque por razones fonéticas, en el caso de Sherinian se complicó bastante)

Luego de un par de momentos reflexivos – “Alive”, presentado por Soto como un tema que hace hincapié en la lucha contra las adicciones, y la hermosa balada “Desolate July” dedicada al recientemente fallecido papá de Jeff- solo quedaba lugar para el tour de force “New World Today” con un Bumblefoot en plan Steve Vai, el ya tradicional solo de teclados de Sheridian y el cierre con los dos platos fuertes que faltaban del debut “Psychotic Symphony”-teniendo en cuenta que ya sabíamos que no iban a haber versiones de Dream Theater ni de ningún otro proyecto paralelo en la lista- “Coming Home” y el único bis “God Of The Sun”.

De a poco los dioses rockeros van saldando las cuentas que dejó pendientes la pandemia, y nos dieron la posibilidad de disfrutar un show de primer nivel que dejó conformes a todos. En este caso, de un grupo que de a poco logra despegar de su glorioso pasado individual, para meterse de lleno en un presente igual de luminoso.

Fotos: Florencia Giuliana Fotografía

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