MANIC EDEN – «Manic Eden» (Victor 1994/ Reedición MLG 2024)

La llegada del grunge a principios de los ’90 resultó una necesaria bocanada de aire fresco a nivel sonoro, que prácticamente borró del mapa musical a la mayoría de las bandas de la escena hard rockera que había dominado la década anterior. Y si bien hubo algunos sobrevivientes que permanecieron con éxito sin traicionar su identidad (Bon Jovi y Def Leppard por ejemplo), varias bandas quedaron en el camino o bien sus integrantes debieron tomar nuevos rumbos, incluso formando supergrupos con otros caídos en desgracia.

Dentro de este último ejemplo, podemos mencionar a Manic Eden, grupo que surge como desprendimiento del último Whitesnake de los ’80 (el de «Slip Of The Tongue») con -salvo Steve Vai- los músicos que acompañaban a David Coverdale: el baterista Tommy Aldrigde, el bajista Rudy Sarzo y el guitarrista Adrian Vandenberg. Y para la difícil tarea de cantante, el elegido (luego de algunos ensayos con James Christian de House Of Lords) fue Ron Young de la banda Little Caesar.

Y el que esperaba un «Slip of the Tongue Vol. 2″ seguramente quedó decepcionado, porque este Edén Maníatico se aleja de sonido -ya por entonces trillado- del hair metal, para adentrarse en los terrenos del blues rock. Pero ahi está precisamente el punto fuerte del disco, cambiando spray y delineador por sombreros de cowboy y botas texanas. Ya desde la apertura con «Can You Feel It», el espiritu setentoso se hace presente, destacándose los dos puntos fuertes de la banda, el tono de Ron Young -un cantante que definitivamente mereció mejor suerte- muy en la vena de Paul Rodgers y la versatilidad de Vandenberg en las seis cuerdas que deja del lado el shredding para adentrarse en solos a puro feeling, como en «Pushing Me» y la hendrixiana (y único corte del disco) «Do Angels Die»).

Obviamente que editar un disco de hard blues con toques funk en pleno auge grunge fue un suicidio comercial, lo que hizo que el álbum pasara sin pena ni gloria y obligara a los músicos a buscar nuevos horizontes, sin siquiera poder lograr un pequeño tour presentación. Pero el tiempo finalmente hizo justicia con la calidad del material, gracias al sello neerlandés especializado Mascot, que lanzó recientemente el álbum no sólo nuevamente en CD, sino también por primera vez en vinilo y plataformas digitales, permitiendo descubrir uno de los secretos mejor guardados del hard rock, que cometió el gran pecado de salir fuera de época.

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