Miguel Roldán es indudablemente uno de los músicos representativos de la música pesada nacional. El guitarrista formó parte de V8, junto a Alberto Zamarbide y Adrián Cenci fundó Logos y finalmente Cruel Adicción, banda y proyecto de los cuales editó el LP “Resurgir” en 2003 y se encuentra actualmente activo con varias fechas y la inminente salida de un próximo álbum. MADHOUSE se acercó al departamento del músico y tuvimos una extensa charla sobre esta nueva versión de este proyecto grupal; por supuesto, no perdimos la oportunidad de preguntarle por la separación de Logos y sus días en V8, en una charla que no tuvo desperdicio. Pasen, lean, revuelvan.

Miguel, releyendo algunas notas viejas tuyas, recordé que cuando formaste esta banda la bautizaste con ese nombre porque para vos hacer música pesada en este país es -o era- una “cruel adicción”… Veinte años después, ¿lo sentís de la misma manera?

Un poco sí por un lado, lo que pasa es que este país es muy cambiante, va cambiando todo el tiempo pero también tiene que ver el momento en el que uno se encuentra, ¿no? Pasaron algunos años, yo estoy con otras historias en la cabeza y tal vez no me sienta tan identificado con el nombre, pero tampoco valía la pena formar una nueva agrupación, no tenía mucho sentido hacer otro grupo porque la gente había quedado un poco colgada con el disco “Resurgir” y en cierta forma Cruel Adicción fue una banda que me dio la oportunidad de hacer una música un poco más personalizada y podía hablar de cosas que sintiera, que tenían que ver conmigo, y como el proyecto musical actual viene muy emparentado con la misma idea no tenía sentido ponerle otro nombre. Por eso continúo con Cruel Adicción.

La banda tuvo varios cambios de integrantes, los músicos que te acompañan actualmente no son los que grabaron el disco…

No, no, tres veces cambió la formación.

Personalmente,  después de la separación de Logos en 2006 tengo la sensación de haberte perdido el rastro dentro de la escena. Sin embargo, el año pasado volviste a estar activo en las redes sociales. ¿Te tomaste un tiempo? ¿Estabas rearmando la banda?

No, realmente no. Después de que dejé Logos me tomé como una impasse y no tenía realmente muchas ganas de volver a formar un grupo, tenía ganas de salir a tocar ocasionalmente con amigos y armar algo más informal, que si un día no podía venir el bajista que venga otro…

…Y no perder el contacto con el instrumento.

Con el instrumento, con la gente, mostrar canciones nuevas; yo venía componiendo para lo último de Logos, tenía un puñado de canciones, pero no quería el compromiso de una band. Fijate como son las cosas, con la primer formación de Cruel Adicción me costó mucho trabajo, cambié tres veces de formación completa y esta vez me pasó todo lo contrario porque no tenía la idea de formar una banda y la banda se armó sola cuando conocí a los chicos con quienes toco ahora, que son Germán Cañete en batería, Adrián Di Francesco en voz y Diego Mansilla en el bajo. Nos cruzamos en el Facebook, hablamos y armamos la banda que yo pensé que era algo de ese momento. Sin embargo pasaron dos, tres años y nos encontramos con que estábamos muy consolidados como banda y entonces pensé “no tiene sentido hacer esto de manera informal”, y ahí fue donde consideré la idea de reformar Cruel Adicción con estos chicos.

¿Ellos te alentaron para hacer esto de forma seria nuevamente?

(Se ríe) No, creo que mis hijos fueron los que más me alentaron para que continúe con Cruel Adicción, ellos se habían quedado con las ganas de que yo desarrollara este proyecto. En un principio con los chicos que me acompañan actualmente salíamos a tocar con mi nombre, tampoco la idea era salir como solista, yo no soy tan amigo de eso; creo que los grupos y los proyectos no funcionan de ese modo.

MEJOR ACOMPAÑADO QUE MAL SOLO

Justo te quería preguntar eso; algunos colegas tuyos como Gustavo Rowek o Claudio O’Connor -aunque este último ya tiene más años como solista- actualmente salen a tocar amparados en sus nombres. Siendo vos también uno de los referentes de la música pesada argentina, ¿por qué pensaste que salir a tocar como Miguel Roldán es una mala idea?

Será porque a mí me gusta más la idea del grupo, yo vengo de la época cuando escuchaba a los Beatles y pensábamos en aquel momento que Los Beatles vivían todos juntos… (Risas) Entonces hay como una magia detrás de una agrupación, quizás hay una persona que compone más pero detrás de cada músico hay un elemento muy importante que está conformando un sonido, una idea musical y a la gente le encanta. Creo que el argentino es muy individualista, nos pasa en el fútbol donde siempre estamos pensando en uno o dos jugadores que son los importantes y que sin esos jugadores el equipo no funciona y yo pienso de forma totalmente contraria, ya que para mí funciona mejor la idea grupal; por más que haya una persona que dirija el proyecto o un mentor, hay que darle el lugar que corresponde a los chicos, ellos tomaron un compromiso tan grande con lo que estamos haciendo que se merecen estar en una banda y si el día de mañana ya no tocamos juntos, que se vayan con un nombre porque se lo merecen. No solo son buenos músicos, también son muy buenos amigos

¿Entonces a vos no te molesta que un músico utilice tu nombre para su curriculum personal?

(Se ríe) Nooo, es un honor que ellos crean que eso es importante… yo también utilicé curriculum pero hoy no me apoyo tanto en las bandas que toqué y mirá que toqué en bandas que tienen nombre para apoyarse, pero mi curriculum es la música que actualmente hago, ese es el punto clave.

Sin entrar en detalles, ¿qué pasó con Logos? Les estaba yendo bien y de un momento a otro la banda se separó; Beto dio una especie de comunicado en las redes sociales y me gustaría conocer tu versión…

Los proyectos indefectiblemente siempre llegan a un final. Hay que considerar también que Beto y yo hoy somos personas muy diferentes, que vivimos en realidades muy distintas, yo vivo acá y padezco lo que se vive acá y esa forma de ver las cosas produce una manera diferente de pensar, entonces los intereses comienzan a ser distintos, el enfoque también cambia. Cuando una banda funciona hay mucha gente alrededor que está tratando de involucrarse y a mí no me gustaba la gente que en ese momento teníamos alrededor, entonces preferí que Logos se mantenga como la banda que fue y no que terminara siendo cualquier cosa: separarnos fue una buena decisión para no ensuciar lo bueno que habíamos hecho.

Personalmente siempre sentí que Logos fue la banda que mantuvo el espíritu de V8. No sé si vos lo ves igual.

Creo que fundamentalmente tiene mucho que ver la voz de Beto, más allá de que era el cantante de V8; él tiene una voz muy especial, no es una voz con la cual te vas a confundir o vas a tener que pensar dos veces para saber quién es, entonces vaya donde vaya va a transmitir eso, su identidad, su forma de cantar, su interpretación y es justamente lo bueno que tiene Beto. Después de “El Fin De Los Inicuos” (N.: el último disco de V8) la banda continuó con las mismas personas pero con otro bajista y esa continuidad generó un traspaso musical muy fluido, aunque igual considero que hay mucha diferencia entre el último disco de V8 y el primero de Logos, tiene que ver con la maduración de cada uno de nosotros como personas, como músicos, que nos obligó a tomar otro tipo de decisiones artísticas. Creo que tranquilamente Logos podría haber sido la continuación del último V8, al menos.

Vos compusiste en “El Fin De Los Inicuos”…

Hay una sola canción que es “Salmo 58”. Ricardo (Iorio) componía todas las canciones y el 90% de las letras, Beto colaboraba en algunas y yo hacía lo mío colaborando con partes y arreglos pero no son canciones mías. En Logos fue todo lo contrario: al no estar el compositor principal, agarré esa posta y para mí fue algo natural, ya que antes de entrar a V8 tenía mi banda -que no era heavy- donde componía.

¿Tiene un peso especial para vos ser un ex V8?

Sí… (se ríe) pero la verdad no me pesa, el pasado lo uso para impulsarme, no para quedarme aferrado a él. Creo que por más cartel que tengas, ya sea por trayectoria o historia, lo tenés que mantener día a día con algo, si no es como mostrar un papiro viejo de alguna batalla que ganaste hace mil años y ahora no sos capaz de ganarle a nadie. Yo me apoyo en el presente, no me gusta eso del ex, hay bandas que salen con el título del ex este, ex lo otro…

¿Pero eso no es una estrategia del promotor para darle jerarquía a la fecha?

Mirá, yo no lo permitiría, porque parece que te estuvieras agarrando del pasado todo el tiempo y eso provoca que no puedas desarrollarte en lo que estás trabajando actualmente. Lo mejor es apoyarte en el presente para demostrar por qué estuviste en tal o cual banda; al menos a mí me gusta eso, mirar para adelante.

RECUERDOS DEL FUTURO

Pasaron 15 años de “Resurgir”. ¿Cómo lo ves después de tanto tiempo?

La verdad, es un disco que hoy puedo escuchar y me gusta mucho; obviamente hoy tengo otra cabeza y si lo tuviese que volver a grabar podría implementar otras cosas, creo que está muy bien hecho, además fue el primer disco que me tocó producir, fue difícil porque tenés que cumplir una doble función, componer, hacer las letras y al hacer la producción artística tenés que tomar cierta distancia de vos mismo para ser objetivo y eso se logró gracias a la colaboración de Martín Toledo (dueño del estudio La Nave De Osberg), yo trabajaba en el estudio y lo produjimos entre los dos. Para mi ese disco fue todo un aprendizaje.

¿Recordás cómo se dio la colaboración de JAF en el disco para la canción “No Serás Vencido”?

Juan estaba grabando su disco en La Nave, yo lo conocí por intermedio de Martín Toledo, nos hicimos amigos y fue Martín quien me sugirió que Juan cante una canción… Para mí JAF es uno de los mejores cantantes de rock de acá, accedió con muy buena onda y me pidió elegir él la canción, yo le di todos los temas y eligió ese, fue todo muy rápido, grabó casi todo en una sola toma, para mí JAF es un capo total.

¿Hay planes para un segundo disco?

Sí, estamos trabajando en eso con casi un pie en el estudio. El próximo disco va seguir una línea lógica a mi forma de componer pero que también va a tener cosas diferentes, va a ser un disco muy amplio. Hay una canción que armé con la gente que me sigue en Facebook, tengo tantos amigos en el Face que mi muro se convirtió en una especie de chat, publicaba algo y enseguida me empezaban a responder. Entonces una vez pedí que me pasaran cuatro notas, luego pedí que me pasaran un tempo, un ritmo: yo aprovechaba eso, grababa una pequeña introducción y la volvía a publicar para que la gente me diera una opinión de cómo debería seguir y así armé toda una canción. Tengo otra canción basada en el relato de un libro (N. «Las Intermitencias De La Muerte», de Saramago), hay temas más psicodélicos, otros más heavies… no sé si es el disco que está esperando el público de heavy metal, con el tiempo me convertí en una persona más amplia en cuanto a la música.

El público heavy de este país es bastante clásico y le suele costar aceptar que los músicos históricos cambien. ¿Le tenés miedo a eso?

¡Al contario! Yo si no hago cambios me muero, me excita la idea de cambiar y me genera una adrenalina que me lleva hacerlo de la forma más drástica posible. Si me critican me gusta también, el desafío que yo me planteé es torcerle el brazo a aquella persona que no le gusta lo que hago, obligarlo a que le guste (Risas). Eso me provoca mucha excitación a la hora de componer y hacer cosas nuevas.

¿El disco nuevo lo compusiste con los músicos actuales? ¿Compartís autoría de las letras con Adrián Di Francesco?

En realidad… no (Risas). No sé si es que ellos me respetan mucho y por eso les da cosa mostrarme algo, por ende no componen mucho, además gran parte de este disco estaba armado para lo que iba a ser lo próximo de Logos. Lógicamente tuve que seleccionar el material ya que Logos tenía otro perfil compositivo e incluso en el mensaje que era más universal, en Logos había muchas letras consensuadas con Zamarbide, esto es un proyecto más personal. Adrián es una persona a quien le gusta mucho trabajar, canta muy bien, se involucra mucho y no le molesta si le digo “mirá, esto lo podrías cantar de esta manera” o “no te estoy creyendo mucho lo que estás cantando”. Nos tomamos esto muy en serio, quizás en un ensayo estamos dos horas trabajando un arreglo o alguna parte musical, esto también se debe a que nos sentimos cuidados por un grupo de gente que trabaja con nosotros: están Claudia que es nuestra agente de prensa, Néstor Fernández que es el encargado de organizar las fechas, nuestro productor ejecutivo Nando de quien estamos recibiendo el apoyo para lanzar un adelanto del disco y además es quien nos va a dirigir el video, Osvaldo González que fue quien diseñó la tapa de “Generación Mutante” (N. el segundo disco de Logos) y si bien vive en EE.UU. se comprometió a diseñar la tapa, Gabriel Goñi que es el encargado de armar y manejar nuestra fan page de Facebook y además arma los sorteos de discos, etc. Son ideas que generan un equipo de trabajo que está detrás de nosotros debatiendo qué se puede hacer y qué es mejor para el proyecto. El disco lo vamos a grabar en La Nave De Osberg y voy a tratar de que Martín Toledo esté involucrado nuevamente en este proyecto, trabajé diez años en el estudio y quedé muy amigo con la gente del lugar, tenemos un cariño mutuo y cuando les comenté que iba a grabar me dijeron “venite, vamos a hacer el mejor disco” y me pone contento relacionarme con esta gente actualmente. La idea es grabarlo de a poco, mostrar dos temas, difundirlos en todos los medios y cuando la gente tenga incorporada esas dos canciones, paulatinamente incorporar el resto del material a los shows para que en septiembre, octubre aproximadamente, cuando se edite el disco, la gente conozca el 80% de las canciones.

¿Ya tenés el nombre del álbum, algún invitado, algún detalle…?  

Tenia un nombre pero medio como que Charly García me lo sopló (Risas) Tenía que ver con la máquina de algo… y me tiré para atrás finalmente. Con respecto a los invitados la mayoría van a ser músicos de la calle, nunca se me hubiera ocurrido invitar algún músico de renombre europeo, ya que me gusta ese costado bohemio de pensar que ese chico que toca en el subte puede hacerlo también en mi disco, tengo esos pires que quizá para componer una canción sobre alguien que vive en la calle yo mismo me voy a dormir a la calle. Eso es algo que me encanta y realmente no me importa mucho si a la gente le gusta o no, creo que se trata de eso, de arriesgar y que la gente te siga con lo que uno se siente a gusto.

MIGUEL ROLDÁN, CON TODAS LAS LETRAS

Después de tantos años de carrera y vivir diferentes épocas, ¿sentís que finalmente estás cosechando lo que sembraste durante tanto tiempo?

En cierto modo sí, siento el cariño de la gente cuando publico algo en el Facebook, cuando hago una nota o vamos a una radio, también hice y tengo muchos amigos en la música… hay un lado de todo esto que es muy lindo y se trata del reconocimiento, cuando uno compone lo hace para compartir con alguien y cuando te llega el reconocimiento por eso que compartiste es como una especie de premio. Actualmente siento ese reconocimiento quizá no al nivel económico aún (se ríe), pero sí de mucho afecto y cariño y eso me pone muy bien.

Llegamos al final Miguel, y antes que hacerte otra pregunta, me gustaría que me contaras alguna anécdota que te haya quedado colgada en la memoria sobre aquellos shows con V8 en formación quinteto en la biblioteca de Olivos, el 8 de septiembre de 1985.

Para mí fue muy loco, primero porque yo nunca había tocado en una banda que convocara esa cantidad de gente, esa fue la vez que más gente se acercó a vernos, hicimos dos funciones. Yo venía de tocar en una banda donde hacíamos una música elaborada y tocábamos en pequeños pubs para la gente que estaba ahí comiendo o tomando algo. En esa época comencé a consumir heavy metal y me convertí en un heavy más, en aquellos años ser heavy arrastraba una ideología muy fuerte, en ese inicio yo no sabía con qué me iba a encontrar… Para mí fue todo un desafío tocar en V8 , ellos ya habían grabado dos discos, además tocar al lado de un monstruo como Walter (Giardino)… Yo no hacía solos de guitarra y tampoco tocaba heavy metal, era un desconocido que cuando se fue Walter quedó como único guitarrista teniendo que remplazar a Osvaldo que era una persona muy querida. Fue todo muy difícil, pero lo que sí recuerdo de esa noche es que con todos mis temores dando vueltas sobre mi cabeza subí al escenario, fui a agarrar mi guitarra y desde el borde del escenario escucho claramente a una persona que dice “¿Y este quién es?” Entonces me di vuelta y le dije “Yo soy Miguel Roldán”.

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