
El grupo creado por Leif Edling volvía a Buenos Aires, pero en varios puntos, era una primera visita. La banda se encuentra de gira celebrando sus cuarenta años de historia. Y no es poca cosa. Luego de lanzar discos influyentes y ser una de las bandas que cementó el doom (Algunos dirán que el género empieza con ellos), el grupo sueco ha tenido incontables altas y bajas, salidas y entradas, discos importantes e intrascendentes. Podemos decir que Candlemass es el heavy metal encarnizado. Por eso era menester hacerse presente en el Roxy Live.

CON EL PESO DE LA HISTORIA
La noche empezó con Ararat, el proyecto mutante de Sergio Ch. El guitarrista empezó con esta banda durante sus años con los Natas, y con el tiempo se ha mantenido, a veces más activo, a veces menos. En esta oportunidad, el grupo vuelve a su versión de dúo de bajo y batería, con Gaston Gullo haciéndose cargo de los parches. La dupla nos entrega un set bien denso, en concordancia con el espíritu doom de la noche en el que lo mejor que uno puede hacer es cerrar los ojos y entregarse al trance.

COMO LA PRIMERA VEZ
Si bien no era la primera vez que el grupo se presentaba en el país, la sensación que se palpaba entre el público parecía indicar lo contrario. Es que la versión de Candlemass que nos visitó en el 2016, contaba con Mats Levén en las voces. Un cantante que, técnicamente, sin duda estaba a la altura de la carrera del grupo, pero que no contaba con la presencia que la banda requería. Sumado a eso, en esa oportunidad el bajista y líder del grupo, Leif Edling no fue de la partida ya que, por problemas médicos, no podía girar durante esa época. Si bien podemos decir que en esa ocasión el grupo dio un buen show, la sensación de que el cuadro estaba incompleto era latente. Por eso, nueve años después de esa noche, pudimos tener revancha, esta vez sí con Leif en el bajo y la presencia de Johan Längqvist, el cantante original.

A las 21:20 la canción “Bewitched” da el golpe inicial y desde el primer momento el sonido sería excelente; fuerte, nítido y consistente. Con un público entregado desde el comienzo, la sorpresa y el disfrute de los músicos era palpable. Hay una sensación de que este parece ser un segundo aire para el grupo (o tercero, o cuarto, quien sabe). Tal como nos comentaba su cantante en una entrevista, la banda parece estar recibiendo el reconocimiento que tanto merecen. Y no es difícil adivinar por qué. Después de tantos años de una puerta giratoria de miembros, la banda pareciera haber encontrado la estabilidad necesaria. Sumado a la vuelta de su cantante original, cosa que siempre es un factor importante. A eso hay que agregarle un presente discográfico sólido. En esta oportunidad solo interpretaron la canción “Sweet Evil Sun” del último disco de estudio de 2022, pero bien podrían haber hecho una o dos canciones recientes más y la gente hubiese respondido de forma efusiva, porque no desentonan con el catalogo viejo.

Finalmente, el respeto por interpretar un repertorio histórico como si fuese nuevo. Johan Längqvist solo fue parte del primer disco, “Epicus Doomicus Metalicus”, que obviamente es la columna vertebral del show. Canciones como “Crystal Ball” o “Demon´s Gate” muestran la verdadera esencia del grupo y suenan realmente imponentes. Pero lo interesante también es escuchar las canciones de las que Johan no fue parte. Längqvist puede ser el cantante original, el de seminal primer disco, pero quien lo sucedió, Messiah Marcolin, quizás sea la voz más reconocida de Candlemass, de un tono más agudo y operístico. Lo que hace el cantante actual es llevar estas canciones a un terreno más pesado, mas setentoso, mas heavy metal y más Doom. Hablamos de canciones como “The Bells of Acheron” o “The Well of Souls”, que dan lugar para que el vocalista nos lleve de paseo a través de su interpretación.

La banda de una actuación tremendamente sólida, manejando los climas a gusto. Podrán ser el emblema del doom, genero asociado a la lentitud, pero Candlemass puede ser épico, climático o rápido según la ocasión lo requiera. Y todo a través de una interpretación quirúrgica. Y en vivo, podemos darnos cuenta del buen gusto de las líneas de bajo de Leif o la exquisitez en los solos del guitarrista Lars Johansson.

Luego de la final “Solitude” la sensación es la de haber visto un grupo agradecido y disfrutando de haber llegado hasta acá. Sin duda Candlemass es una banda pionera, fundadora de un estilo, pero que no siempre ha tenido el camino fácil. Luego de años difíciles, finalmente podemos ver a un grupo a la altura de su leyenda.
Txt: Facundo Llano
Ph: Holy Smoke

Periodista especializado en música desde 2007 para medios como El Acople, Jedbangers, Rocktambulos, WYWH. Coautor del libro «Stoner Argentino» (2022). Cofundador de la productora «Convergen». Conductor del podcast «Literatura Rockera». Fan antes que todo eso.