THE CULT, ESTADIO OBRAS, 02/03/2025
Desde el post punk gotico de “Dreamtime” hasta el rock metálico de “Electric”, desde el anhelo de satisfacción por la lluvia (aunque afuera del estadio diluviara) en “Rain” hasta los desvelos lujuriosos por una mujer en llamas en “Fire Woman”, todo en la carrera de The Cult resulta ambivalente, y a la vez indescifrable.
Como la expectativa por la movida de un ajedrecista avezado que puede definir una partida en un segundo, cada presentaciòn de la dupla Duffy /Astbury no se define hasta el mismo momento en que se produce el desplazamiento de piezas esperado. Y en la segunda de las finalmente tres noches en escenarios porteños (las dos sold out en Obras, más la obligada velada intima en Vorterix el dìa posterior) las expectativas estaban puestas en el presente de los oriundos de Bratford y sobre todo en el desempeño de su frontman. Y los primeros acordes de “In The Clouds” rápidamente disiparon todas las dudas: un sonido perfecto, una química intacta y la certeza de que íbamos a vivir una de esas noches muy difíciles de olvidar.

La humeda noche la abrieron lxs Dum Chica, recibidxs en un principio con frialdad, la cual con el correr de los temas (y del consecuente aumento de la temperatura en el recinto) irían transformando en respetuosos aplausos, quizás teniendo en cuenta que, en definitiva el sonido del trìo no está tan lejos de la etapa experimental de los Cult en su autotitulado disco de 1993. Un aprobado emtonces para Rama, Lucy y Juana, en una parada a priori difícil, pero necesaria para su consolidación.
BIENVENIDOS AL RITUAL
Magnetismo que le dicen. Hay una base sólida (mérito del ex White Zombie John Tempesta en batería y del ex Page/Plant Charlie Jones en el bajo) y hay un guitarrista (el nunca suficientemente reconocido Billy Duffy) que se luce en cada arpegio, cada riff y cada solo… pero todas las miradas están puestas en el señor de vincha y pantalones de bambula que parece haberse tomado un descanso de su clase de meditación para cumplir con el trámite de entretener a 5 mil almas que no se pierden ni un detalle de sus movimientos.

Es que en el carisma de Ian Astbury descansa gran parte del legado de The Cult. Aunque, tal como es su costumbre, cambie las letras de las canciones, por momentos las recite o tan solo remarque algunas palabras, el charme de Ian, pandereta en mano, produce un hipnotismo en la audiencia que es, en gran parte chamánico.

UN BAÑO DE LAVA ELÉCTRICA
El ritual incluyó un repaso por gran parte de su rica discografía: desde gemas de la primera época como “Spiritwalker” y “Ressurection Joe” , hasta “Mirror” de su ultimo disco de estudio “Under The Midnight Sun”. Pero como toda banda clásica, The Cult sabe que hay canciones que no pueden faltar, y se hacen cargo: himnos como “Edie”, “Revolution”, “Rain” “Sweet Soul Sister” (con un fragmento de “Riders On The Storm” para invocar el espiritu de Jim Morrison) o “She Sells Sanctuary” (se extrañó “Li´l Devil” que la tocaron en Vorterix) sonaron mechadas con referencias a Carlos Tevez y Federico Garcia Lorca (¿?), antes de la despedida pre bises.
Quedaba solo nuestro unico amigo el final, con los infaltables bises, los cuales se hicieron presente con la etérea “Brother Wolf, Sister Moon”, la potente “Fire Woman” en plan zapada y el cierre definitivo con “Love Removal Machine” que removió todo rasgo de incertidumbre y dejó a Astbury arrodillado, casi en trance, ante un público hipnotizado, para darnos la bendición final. Esa que algunas veces necesitamos para poder seguir creyendo en el poder sagrado del rock. Amén.
Fotos: gentileza DF Producciones

Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.