Hoy 19 de mayo el inolvidable Joey Ramone hubiera cumplido nada menos que 70 años. Cuesta imaginar al frontman de los míticos Ramones con esa edad, tanto como cuesta imaginar el mundo del rock sin su presencia y como asimismo cuesta encontrar una manera diferente de recordarlo que vaya más allá de la simple mención del aniversario. Pero el que busca encuentra, y lo que encuentra a veces resulta una historia inesperada. Prepárense para celebrar el cumple de Joey recordando a este auténtico ídolo no sólo con música, sino con una anécdota que comienza, paradójicamente, con el más absoluto, monumental y ruidoso de los… silencios.

1952: David Tudor se prepara para el famoso concierto, quizá ignorante de la que se venía.

El 29 de agosto de 1952, el joven pero ya famoso compositor David Tudor se acercó al piano puesto en el escenario del Maverick Concert Hall, sito en una zona del estado de Nueva York posteriormente célebre para el rock: hablamos de Woodstock, claro… Tudor sentó y, cuando todo el mundo esperaba la primera nota, cerró la tapa del piano y permaneció en silencio durante 30 segundos. Después volvió a abrir y cerrar la tapa, como señal de inicio del segundo movimiento, y volvió a quedarse inmóvil otros 2 minutos y 23 segundos, ante el asombro de los asistentes, muchos de los cuales comenzaron a abandonar la sala. Y repitió el gesto por última vez, permaneciendo en silencio 1 minuto y 20 segundos más, mientras leía la partitura en blanco que tenía ante sus ojos.

¿Si Cage se animó a componer una pieza para ser tocada en piano de juguete? Así es y la foto no miente.

El shock que provocó en los oyentes aquel concierto carente de todo sonido provocado por el pianista, y que muchos asistentes y críticos consideraron una alevosa tomadura de pelo, fue a causa del estreno de la inefable «4’33′». Una obra conocida también como la «pieza silenciosa» y que, con el paso del tiempo, ha alcanzando un estatus legendario no solo en la carrera musical del compositor estadounidense, sino también en el arte del siglo XX. La extraña creación, a través de las décadas, se volvió fuente de inspiración para músicos y bandas tan dispares como Frank Zappa, Brian Eno, Aphex Twins o Sonic Youth, algunas de las cuales han llegado a afirmar que el origen de su estilo estaba en «4’33»»… Ahora bien, ¿quién fue el que pergeñó semejante pieza, se preguntarán ustedes?

Cage, con las manos en la masa. O en el interior de un piano, no estamos seguros.

El músico estadounidense -y artista, filósofo y cosechador de hongos- Milton Cage Jr.  (Los Ángeles, 1912 – Nueva York, 1992) fue un revolucionario, guste o no su revolución. Creó un arte controvertido que algunos tildaron -y todavía tildan- de bazofia neo-dadaísta (o directamente de estafa) y otros de obra maestra; posiblemente resulte ambas cosas, ya que los matices de su creación son tantos que tras un tiempo permiten comprobar que sí, que pueden existir sonidos en el silencio… justamente la pieza era o pretendía ser una reflexión sobre el silencio, sobre el vacío, sobre la nada.

La historia que nos convoca es tan rara como esta foto de Joey sin anteojos

Dejemos estas reflexiones (y la historia completa de Mr. Cage) para otro momento y comencemos a dirigirnos al tema que hoy nos convoca. Lejos de ser expertos en Cage, podemos decir sin equivocarnos que «The Wonderful Widow of Eighteen Springs» («La maravillosa viuda de dieciocho primaveras») se encuentra entre sus obras más hermosas. Dado que es breve, fácil de interpretar y su inquietante melodía es más fácil de aprehender para el oyente que mucha otra música clásica del siglo XX, también es una de sus obras más interpretadas, y YouTube está lleno de versiones fantásticas. Cage la compuso en 1942, limitando al vocalista a tres notas e instruyéndolo a cantar de manera plana, evitando el vibrato. El acompañamiento musical fue escrito para un piano con la tapa cerrada sobre sus teclas; el pianista es instruido para hacer percusión golpeando con la punta de los dedos y los nudillos en varios lugares del exterior del piano, incluido el fondo. Este video muestra ese proceso con bastante claridad:

Y así es como se ve la notación:

La musicóloga Lauriejean Reinhardt tuvo mucho que decir en su esclarecedor ensayo sobre la historia y el significado de la pieza (ojo: si toda esta explicación no te despierta el más mínimo interés y solamente querés escuchar la interpretación de Joey, saltá sin culpas hasta el final, no se lo vamos a buchonear a nadie). Según sus dichos, que a decir verdad no están demasiado lejos de alguna de las historias de Johann Sebastian Mastropiero que solían contar Les Luthiers, «Cage compuso ‘The Wonderful…’ en respuesta a un encargo de la soprano Janet Fairbank (1903-1947), a quien había conocido durante su breve nombramiento en el Instituto de Diseño de Chicago en 1941-1942. La Fairbank era una cantante aficionada y ambiciosa, proveniente de una familia adinerada con estrechos vínculos con la comunidad artística de Chicago… Dotada de modestas habilidades vocales, Fairbank, sin embargo, se hizo querer por los críticos y defensores de la música moderna por sus interpretaciones elegantes e inteligentes y su incansable promoción de la música contemporánea. Su interés por Cage demostró ser profético, ya que el recital del Carnegie Hall que dio lugar al escenario de ‘The Wonderful…’, coincidió con el hoy famoso concierto del compositor en el Museo de Arte Moderno, un evento que colocó a la joven Cage a la vanguardia de la música moderna».

Joey en su casa, buscando la creatividad en medio del caos

Evidentemente dotado de carta blanca para preparar la letra de la canción, Cage seleccionó el peán o himno a Isobel de la novela cómica «Finnegan’s Wake» del célebre escritor irlandés James Joyce (famosa por su estilo experimental y por ser una de las novelas más difíciles de comprender de toda la literatura inglesa), un pasaje que no solo le dio un tema y algunas líneas para levantar directamente, sino también el título de la pieza (la despojada interpretación de Cage, dicho sea de paso, resulta un alivio de la difícil densidad de Joyce; se tenía que decir y se dijo). Volvemos entonces a la explicación de Reinhardt: «El texto de la canción de Cage, condensado y reordenado del original de Joyce, solo intensifica la dimensión lírica del pasaje, ya que resalta tanto la imaginería selvática con la que se describe al niño («ojos de bosque salvaje y cabello primaroso», «como una hoja feliz perdida», «como una flor que sopla paralizada «) y una serie de frases clave aliteradas («en malvas de musgo y rocíodedafne»,» gáname, cortejame, cásate conmigo, ¡ah, agátame! «) que dan lugar al lirismo cadencioso del pasaje»… Si dominan el inglés lo suficiente para animársele a la letra de Cage, aquí la tienen:

night by silent sailing night,
Isobel,
wildwoods eyes and primarose hair,
quietly,
all the woods so wild
in mauves of moss and daphne dews
how all so still she lay
‘neath of the white thorn,
child of tree
like some lost happy leaf
like blowing flower stilled
as fain would she anon
for soon again ‘twill be,
win me, woo me, wed me,
ah! weary me
deeply,
now even calm lay sleeping
night,
Isobel,
Sister Isobel,
Saintette Isobel,
Madame Isa Veuve La Belle

(Para mayor comodidad, aquí tienen la letra traducida -como mejor pudimos- al castellano)

Noche por noche de vela silenciosa,
Isobel,
ojos de bosques silvestres y cabello primaroso,
en silencio,
todos los bosques tan salvajes
en malvas de musgo y rocío de dafne
cómo todo tan quieto ella yacía
Bajo la espina blanca,
hijo del árbol
como una hoja feliz perdida
como soplar flores paralizadas
como ella quisiera pronto
porque pronto otra vez será,
Gáname, cortejame, cásate conmigo,
¡ah! cansarme
profundamente,
ahora incluso la calma yacía durmiendo
noche,
Isobel,
Hermana Isobel,
Saintette Isobel,
Madame Isa Veuve La Belle.

Volviendo al planeta tierra, digamos que el álbum «Caged / Uncaged – A Rock / Experimental Homage To John Cage» de 1993, que pueden escuchar aquí arriba, presenta contribuciones de figuras del punk y el art rock como Lee Ranaldo, Jello Biafra, Debbie Harry, Lou Reed, John Zorn, Richard Hell, Elliot Sharp, David Byrne y Ann Magnuson, entre otros. Y la composición que mencionamos al principio de esta historia, «The Wonderful Widow Of Eighteen Springs» fue interpretada, asombrosamente, por Joey Ramone. Los timbres de su voz son de alguna manera perfectos para esta canción. Puede ser que encuentren reconfortante la familiaridad de su voz y de su canto, pero posiblemente esta versión sacuda claramente a otras hechas por auténticos cantantes de ópera… Parece que la percusión se realiza aquí con una batería normal en lugar de un piano cerrado; como fuera, si llegaron hasta aquí con o sin explicación de por medio, escuchen al inolvidable Joey en otra faceta musical muy distinta a lo que nos ha tenido acostumbrados… y, en sus corazones, en silencio, cántenle el feliz cumpleaños, para que lo escuche esté donde esté.

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