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Con una trayectoria de más de 30 años y doce discos de estudio, La Mississippi se convirtió en el referente vernáculo obligado en lo que a blues y música negra se refiere. Anticipando lo que será su primer show en modalidad streaming como celebración de su concierto número 90 en La Trastienda de San Telmo, charlamos vía Zoom con su cantante y guitarrista Ricardo Tapia, acerca de la trayectoria del grupo, los próximos pasos y lo que nos depara el mundo post pandemia. El muy reflexivo -e interesante- resultado… a continuación

Arranquemos con la pregunta obligada: ¿Como vienen sobrellevando la pandemia?

Nosotros somos muy viajeros, nunca nos detuvimos por tanto tiempo. Y parar tanto implica reorganizar tus días. Pero igual seguimos generando contenido: estamos preparando un streaming y armamos “Adentro”, que fue una idea de hacer temas acústicos, cada uno desde su casa, y que se convirtió en un disco. Ya para diciembre pensamos grabar temas nuevos en estudio. Pero es raro, después de tanto tiempo juntos, no vernos por tantos meses…

¿Cómo fueron armando “Adentro?

La idea fue no contaminar los audios. Cada uno se grabó lo mejor posible, sin contaminar previamente el sonido, sin comprimirlo, logrando la mayor fidelidad, y lo fuimos subiendo todo a un drive. Fueron interpretaciones simples, de forma más acústica y casera, de temas que ya todos conocemos. Después el resultado  final es de Mariano Bilinkis, que en su estudio lleva adelante el concepto de producción que le decimos nosotros. Ya trabajó en varios de nuestros discos y nos conoce. También está Uriel Tordó, el hijo del Negro (N: Juan Carlos, baterista de la banda) en la parte de imagen, y el resultado lo compaginan juntos.

¿Y en lo personal como te pegó?

Estoy terminando de escribir un libro sobre La Mississippi que ya tiene el OK de una editorial y también pinté mucho acá en casa, eso es lo que estudié y pude retomar. ¡No me quedé quieto!. Y musicalmente estuve tocando mucho con Los López Tapia, un trio que tengo con Fede López en armónica y mi hijo Iván en cajón y percusión. Hacemos una mezcla muy particular, con diversos colores en la guitarra, Iván toca el cajón como si fuese una batería y Fede toca armónica eléctrica. ¡Suena poderoso! Y también tengo un proyecto que voy a retomar más adelante, que es hacer un disco solo con un micrófono y una guitarra. Se va a llamar “Ricardo Tapia y Lo Mínimo Posible”

LA TRASTIENDA DE LA TRASTIENDA

¿Cómo se preparan para el show en streaming?

El show coincide también con el fin de la experiencia de “Adentro”, así que vamos a incluir tema en formato electroacústico. Cambiando dos o tres instrumentos ya se le cambia el color a las canciones, así que va a tener pasajes diferentes: guitarra eléctrica y acústica, dobro, batería con escobilla, piano Hammond… en base a eso armamos una lista de temas acorde. También vamos a hacer algunos clásicos del blues, porque va a ser un streaming internacional y cuando salimos de gira, los hacemos. ¡Va a ser variado y lindo!

La Trastienda es como una segunda casa para ustedes…

SI, y eso nos da un plus de comodidad y facilidad, porque ya sabemos cómo funciona todo ahí. Tenemos un equipo fuerte de trabajo formado. Y los extrañamos mucho ¡Con nuestro sonidista estamos hace 25 años!

SI bien La Trastienda es un lugar grande, hay que seguir protocolos, ¿no es cierto?

El protocolo no es muy complicado: aparte del distanciamiento entre todos los músicos y el uso de tapabocas para todos los que no canten, hay cuestiones de higiene con los equipos e instrumentos… y no mucho más.

¿Pensabas al principio de la pandemia que la salida artística iba a ser el streaming?

Muchos músicos pensábamos que la situación no iba a durar tanto. Hubo mucho desorden, mucho ida y vuelta… en algún momento todo se descoordinó. Creo que fue un error ceder demasiado rápido en algunas cosas. Cuando volvés atrás con alguna medida ya no es lo mismo… nos confiamos demasiado en el orden interno de los ciudadanos y en Argentina se nos complica bastante acatar cosas. ¡Nos pinta muy bien!

UN ÚNICO EQUIPAJE DE BLUES

¿Cómo te llega el blues? Porque primero me imagino que debe haber sido el rock, más allá de Manal y Pappo que se autodefinían como blues…

Cuando yo era pibe casi no existía la brecha entre el rock y el blues, porque las bandas de esa época provenían de alguna manera del blues o el rhythm and blues. Ahora cuando le preguntás a alguien de 35 años cuál es el origen de la música que escucha, te habla desde otro lugar: del punk, de la new wave, pero no de tan atrás, porque los parámetros son otros. Nosotros a fines de los 60 y principios de los 70 escuchábamos rock clásico, que tenía mucho de blues: Cream, Grateful Dead, Rolling Stones, Doobie Brothers… hasta Los Beatles dentro del pop tenían elementos del blues y de la música negra; en el rock argentino pasaba lo mismo con La Pesada, Manal y Vox Dei. Y esa fue nuestra formación; quizás no conocíamos al blues como un género tan específico…

Eso empieza a pasar después…

Después empieza a entrar más discografía, llegando ya a los 80: John Mayall, las London Sessions de los Rolling Stones con los músicos de Chicago, Muddy Waters. En esa época todos íbamos a grabar cassettes a las disquerías, porque esos discos eran incomprables. Y toda esa gente nos ayudó mucho a  conocer el género. En el servicio militar tenía un amigo que me adentró mucho más en la música negra, me dio data, me recomendó disquerías; ahí me empecé a interesar más por la música negra

¿En qué momento decidiste llevar adelante un proyecto que abarque ese tipo de música?

El origen de La Mississippi fue en una tarde de mates con el Negro Moreno, que sería el primer bajista, con la idea de hacer blues acústico en una vieja vinería de Florencio Varela para ir fogueándonos, allá por 1987. Después se suma Gustavo (N: Ginoi, actual guitarrista) al que conocíamos del barrio. Y a partir de ahí tuvimos varias etapas hasta 1989 donde arrancamos con los primeros shows.

UN LARGO VIAJE

¿Cómo consiguieron un contrato para grabar? Porque ahora hay miles de bandas y es fácil grabar, en esa época era distinto…

No había programas de grabación caseros y los músicos tampoco tenían acceso a los estudios; salvo que tuvieses un estudio propio, pero para eso tenías que tener mucha plata porque el equipamiento era carísimo. Había pocos músicos con estudios de grabación: Alejandro Lerner empezaba, Charly tenía su mini estudio… los grandes estudios eran monopólicos, y para ir ahí necesitabas un contrato. Legalmente un particular no podía grabar un disco sin un sello de por medio. ¡Ser dueño de tu propia música fue un cambio revolucionario!

Ya con el primer disco, “Mbugi” empiezan a vivir el “revival del blues” en Argentina. Algo que era inesperado porque el blues nunca fue masivo...

Con “Mbugi” fuimos Disco De Oro, vendimos treinta mil copias. Ahora eso no lo vende ni una banda de estadios. Y la venta anticipada de “Bagayo”, el segundo disco, fue de veinte mil. Era otro mundo y la comunicación era diferente.

¿Cómo surge ese nuevo furor por el blues?

El revival del blues lo genera Stevie Ray Vaughan que impuso un estilo muy particular, también a nivel vestuario, porque tenía un look muy particular. Y junto con Albert Collins generan un boom del blues moderno, al cual nosotros nos subimos y también nos ayudó que  tocábamos de otra forma. “Mbugi” es un disco que me cuesta escuchar porque está grabado con un sonido muy 80/90, pero por eso también gustó mucho, porque era diferente a lo que se venía haciendo acá en Argentina. Era algo mucho más sofisticado, con letras diferentes… entonces tuvimos la atención de gente que escuchaba otro género, pero también a nosotros.

Esa primera etapa tiene un cierre en 2000, cuando vuelven a tener mucho éxito con “Yo Estuve Ahí”, el disco en vivo. Ahí la banda ya estaba más madura…

“Yo Estuve…” fue un disco bien pensado junto a Mario Pergolini para su sello, con mucha gente involucrada… y todo fluyó. ¡Cuando vendés discos todo fluye! Teníamos todo lo que queríamos a disposición. Y se pudo hacer un DVD hermoso que fue filmado como una película, de hecho se iba a estrenar en cines. Fue una buena época a nivel público y también a  nivel interno, y eso nos ayudó a que el disco tuviese la energía que tiene.

A 2000 POR HORA

La década del 2000 fue una época de cambios en la industria: caen las ventas, surge el MP3, hay una terrible crisis económica en Argentina: ¿Cómo vivieron esa etapa?

Nos llevó un par de discos adaptarnos, porque los resultados se empezaron a medir de otra forma, no ya a nivel numérico, sino que las mediciones se diseminan en diferente lugares. Entonces hay que trabajar sobre la continuidad y la renovación de ideas. Y en ese proceso llegamos, ya como quinteto, a un disco como “Búfalo”, con un sonido de rock clásico más visceral, sin vientos, que tuvo una aceptación inmensa.

En épocas más recientes, ya como quinteto Foto: Guadalupe Lombardo

Fue un cambio importante en lo sonoro…

Para “Bufalo” tomé como referencia sonora a “Mojo” de Tom Petty. Nos dijimos: “somos tipos que estamos juntos hace mucho tiempo, ¡toquemos en base a eso!»… Y eso lo tomamos para los discos que vinieron como “Criollo”, los discos en vivo y el de la noche del festejo de nuestros 30 años en el Luna Park.

Un festejo importantísimo para ustedes…

¡Fue a cara o cruz! Estás frente a 7500 personas, y las cosas te tienen que salir perfectas. Tuvimos muchos invitados, así que hubo que ensayar mucho. ¡Pero los resultados fueron muy buenos!

CUANDO EL RÍO SUENA

Después de tanto tiempo juntos, ¿cómo hacen para convivir con las vidas personales de cada uno?

El grupo funciona porque la vida de cada uno es algo muy privado. No invadimos el espacio del otro. Cada uno tiene su vida, con sus hijos o incluso nietos. Logramos tener un grupo que funciona como una familia, pero sin los vicios de una familia. Con distancia y respeto, porque hacemos cosas diferentes, en muchas cosas pensamos diferente… una banda funciona con buen humor, buena predisposición y proyectos

Musicalmente, ¿por dónde vienen las ideas que están trabajando?

Es interesante ver cómo ha cambiado el blues; ya no es tan eléctrico. A mí me gusta mucho Keb’ Mo’, Taj Mahal, toda esa línea que tiene algo de acústico y algo de eléctrico, así que el próximo disco va a ser electroacústico y muy rítmico. Nos debemos un disco así. ¡Va a estar muy interesante!

Última pregunta: ¿te dejó algún aprendizaje toda esta época de pandemia?

Rescato que hice un montón de cosas buenas que me sirven, pese a que toda esta situación es un desastre a nivel mundial. Un desastre algo previsible en este planeta, donde a nadie parece importarle nada: la transgenia, los cambios genéticos en los animales… ¡La parte más importante del mundo está en manos de dementes! Es muy difícil pensar en un mundo coherente, cuando tipos psiquiátricos están a la cabeza de Rusia y EE.UU. ¡Da vergüenza que gente así tenga tanto poder!

La Mississippi presenta «La Trastienda Nro 90» el próximo 10/10 a las 18 hs (Argentina, Uruguay y Brasil). Entradas a la venta acá

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