PACIENTE: KMFDM «In Dub» (Metropolis Records, 2020)
HISTORIA CLÍNICA: ¿Qué es el dub? ¿El sonido que hacemos al tragar agua? ¿La onomatopeya de Frank Sinatra, cantando «dubi dubi dub»? ¿Algún primo de Scooby Doo? Nada de eso: nacido en Jamaica, se trata de un género de música electrónica nacido de experimentos hechos con el reggae a fines de los 60 / comienzos de los 70. En wikipedia dicen que «está generalmente considerado como un subgénero del reggae, aunque su desarrollo supera ampliamente el espectro de este». ¿Y en qué consiste? Básicamente el dub es un género basado en remixes de temas ya existentes, con sonidos instrumentales saturados de efectos procesados (eco, reverberación, etc.) que se aplican en algunas partes de percusión o letra, con otros instrumentos apareciendo y desapareciendo del mix. La importancia del dub / reggae en el desarrollo y producción de la música industrial como fuerza artística revolucionaria simplemente no puede subestimarse a esta altura del partido, y pocos grupos del género han defendido la influencia del dub con tanta facilidad como los alemanes KMFDM. Solo hay que escuchar la producción de la banda durante los años formativos de los 80 para escuchar cuánto pesa el estilo en el ultra heavy beat de la banda, con los lanzamientos más recientes, «Hell Yeah» de 2017 y particularmente «Paradise» de 2019, mostrando un resurgimiento bastante abierto de elementos del dub en la música de KMFDM.
En «In Dub», el líder Sascha «Käpt’n K» Konietzko se zambulle directamente en ritmos chill out, elegantes líneas de bajo, frívolas trompetas y los típicos efectos psicodélicos del estilo mientras reinterpreta varios de los clásicos de toda la historia del grupo. Podrán quizá considerar que la transformación de mazazos rockero-industriales tan feroces como «Light», «A Drug Against War» o «Hau Ruck» suene un poco discordante, pero temas como estos, así como «Bumaye», «Up Uranus” y “Rebelz In Kontrol» logran retener su agresión y rebeldía; de hecho, es la pureza y la franqueza del veneno lírico de KMFDM -siempre dirigiéndose al zeitgeist sociopolítico con gran fervor, junto con la musicalidad inherente del grupo en todas sus encarnaciones- lo que permite que estas canciones se disfruten en estas re-versiones dub. Los tonos hip-hoperos de la voz de Andrew “Ocelot” Lindsley en “K • M • F” son tan destacados en esta versión como en la original de «Paradise», mientras que el equilibrio de la cantante yanqui Lucia Cifarelli entre melodía azucarada y furia femenina desenfrenada en temas como “Superhero”, “The Real Thing” y “Amnesia” no pierden nada de su potencia. A la conmoción sonora de «In Dub» también se suma el guitarrista Andee Blacksugar, que adorna numerosas canciones con su estilo único: no es un simple machacador de riffs tecno-metaleros solos frenéticos que los fans aman en la música de KMFDM; su interpretación es angular, atmosférica y muy funky, complementando la electrónica hasta tal punto que uno podría tener dificultades para distinguirlos entre sí.
Esto es especialmente cierto en una pista como «A Dub Against War», donde donde la distorsión de la guitarra, junto con la melodía y los estribillos de la trompeta crean un ambiente suave que eventualmente se hace a un lado para el ataque (breve) de los estridentes riffs de la versión original, mientras que sus melodías bluseras en “Rebelz Dub” se las ven mano a mano y cara a cara con los acerados sintetizadores de Konietzko, que a veces dan un paso más hacia el dubstep moderno que hacia el dub clásico. Hacia el final llegan “No God” (que también viene de «Paradise») y la culminación con “Para Dub”, que resulta poco más que la coda de la canción principal de aquel álbum, y aunque aquí su inclusión termine siendo algo superflua, cumple al combinar la ira y el desprecio del mencionado disco con la energía temática y estilística de «In Dub».
DIAGNÓSTICO: Este no es un mero álbum de remezclas para saciar el siempre presente deseo de los fans por material nuevo; «In Dub» ofrece una visión alternativa del espíritu radical e innovador que impulsó el ultra heavy beat y el género industrial en su conjunto y su consiguiente relevancia en tiempos de agitación social y política. ¿Necesaria, además de alternativa? Seguramente no es la pieza más esencial en la discografía de KMFDM, pero de todos modos es agradable y vale la pena escucharse.
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).