PACIENTE: AVERNAL «Tzompantli»  (Independiente, 2020)

 HISTORIA CLÍNICA: Con casi 30 años de carrera y como una de las bandas fundamentales de la movida extrema argentina, Avernal editó discos de buen nivel tratando siempre de marcar ciertos cambios compositivos, desde sus comienzos abrazando de lleno el death metal en discos como «No Hope» (2001) o «Ill» (2004) hasta el coqueteo con el death and roll y hasta con el stoner más pesado con “Miss Mesías” (2009) a la cabeza. En todos estos trabajos, siempre mantuvo a rajatabla la brutalidad que los caracterizó y que los convirtió en una banda que en vivo no defrauda.

El año pasado, cuando charlamos con Cristian Rodríguez (vocalista) y Fede Averno (guitarra), nos comentaron que el nuevo disco venia en una onda similar al excelente “La Quimera De La Perfección” (2016) y no lo vamos a poner en duda ya que «Tzompantli» suena como la continuación de aquella placa, por eso tras escucharlo una docena de veces creo que ninguna de las canciones que lo componen desentonarían para nada en «La Quimera…». Al parecer la banda de Quilmes fijó cierto rumbo compositivo y encontró su maduración en ambos discos, pero en este caso le sumaron una cuota extra de oscuridad que puede apreciarse desde la portada a cargo de Pablo Aschei. Grabado en estudios Estudio Urizen por Horacio Medina y en el homestudio de Fede Averno, mezclado por Martin Furia en su estudio en Amberes, Bélgica, y masterizado por Yarne Heylen en Project Zero Studio (también en Bélgica), «Tzompantli» divide la formula en dos partes: por un lado están las canciones de puro death rápido, lacerante, con algunos guiños al thrash directo al hueso; por el otro, aquellas que marchan a medio tempo.

El inicio, con “Hilera De Cráneos» seguida de “Kraken”, es una doble patada sónica a los dientes. La batería de Germán Rodríguez y los berreos de Cristian Rodríguez desatan una tormenta de velocidad gracias a  la excelente producción; de hecho, los primeros minutos de la placa no dan respiro. A partir del  tercer track “Arquitectura Pestilente”, la banda baja revoluciones, el groove se hace presente y se mete de lleno en un terreno pantanoso que siempre les calzó perfecto. Los riff de “El Ungido” marcan un camino recto, compacto, sin fisuras, con un machaque filoso como navaja  y un final a puro doble bombo que será la delicia del oyente. A continuación “La Densidad” hace honor a su nombre, con mucho gusto a doom; los riffs y los gritos desgarradores parecen arrastrar cadenas y la canción emana un aura de angustia en su estribillo («Ahogándome  con el veneno que lentamente nos corroe sin dejar otra salida que materializar la destrucción«), que conmueve y la transforma sin dudas en uno de los puntos altos de la placa. “Los Desesperados” retoma la velocidad del comienzo, con una lírica que se acomoda a los tiempos que vivimos. Llegando al final de la placa (dura un poquito más de media hora), “Frío Despertar Apocalíptico” es una especie de interludio con guitarras limpias, mientras de fondo se escucha el famoso monólogo de Peter Finch en la película «Network» («Poder Que Mata» de 1976) para dar paso al cierre con la violenta “Carne Para la Bestia”; en ella, Avernal vuelve a pisar a fondo el acelerador hasta llegar al punto final a puro blast beast, riffs corrosivos y un festín de voces guturales.

DIAGNÓSTICO: Esta octava placa reafirma una vez más que casi tres décadas sobre la espalda no han sido en vano. Como dijimos al comienzo, no es casualidad encontrar cierta similitud entre este disco y el anterior. Avernal parece tener claros sus objetivos, saben bien hacia dónde quieren ir y los resultados son satisfactorios. En vista a los hechos, «Tzompantli» muestra una banda con el norte bien definido y que en este negro 2020 se posiciona como uno de los discos del año.

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