«Ch-ch-ch-ch-changes!»… Tal el estribillo de «Changes» (¡claro!), una de las canciones de Bowie más memorables y adoradas, que hoy 7 de enero cumplió nada menos que 52 años: qué mejor ocasión, momento y excusa para viajar en el tiempo hasta el eléctrico momento en que el White Duke la creó y descubrir los misterios que la rodearon… bueno, no, máquina del tiempo no tenemos (es carísima y posiblemente aún no se haya inventado), pero sí este informe que ya mismo comienza y ofrece resultados parecidos.

HISTORIAL DE CAMBIOS. A través de una carrera de 50 años de incesante metamorfosis creativa, David Bowie creó un legado que no tiene parangón en la música popular. Mucho antes de su etapa experimental en Berlín con el cerebro creativo Brian Eno, o de su humildemente admitida «era Phil Collins» de mediados de los ochenta, Bowie fue un joven audaz que recorría las calles de Londres, que parecían explotar con la energía creativa de los años sesenta. A lo largo de esa década, Bowie hizo serios intentos para lograr el reconocimiento público, empezando por shows pequeños con su primera banda, los Konrads, de la que pronto se cansó y separó (tenía más ambiciones que todos sus compañeros de banda juntos, hay que decirlo) para formar los King Bees. Tras abandonar la escuela al final de su adolescencia, Bowie comunicó a sus padres su ambición de convertirse en una estrella del rock de fama mundial.

El posterior ascenso de Bowie al estrellato tuvo un despegue similar al de una avioneta de la primera guerra en comparación con los vuelos supersónicos a la fama experimentados por la mayoría de las otras estrellas emergentes de los 60’s, como Marc Bolan o Elton John. Quienes se interesen en la astrología podrán aducir que dada su naturaleza capricorniana estaba destinado a que todo le cueste (trepar montañas es laborioso hasta para las cabras), pero lo cierto es que Bowie se veía limitado por la naturaleza de su material inicial, algo alejado de los límites normales del rock and roll, con un sonido irónico que a menudo parecía pertenecer a una extraña producción teatral de canciones infantiles. Por desgracia, el álbum debut autotitulado de Bowie en 1967 fue una decepción para la crítica y marcó el comienzo de dos años más bien tranquilos (por no decir aburridos) para el frustrado artista.

Bowie en 1972: «¿Así que algún día harán una nota sobre mí en MADHOUSE? Bueno… podría ser peor. No sé cómo, claro»

UNA ODISEA DE ÉXITOS. Decidido a no quedarse atrás, aunó sus fuerzas creativas y comenzó a escribir canciones «más inmediatas… A principios de los setenta, empecé a darme cuenta de lo que me gustaba hacer», declaró en un reportaje de 2003; «Cuando volví de mi primer viaje a América, tuve una nueva percepción de la composición de canciones, y se trataba de una colisión de estilos musicales. Descubrí que no podía adoptar fácilmente la lealtad a un estilo o a un género; no era un artista de R&B, no era un artista folk, y ya no le veía sentido a seguir siendo tan purista al respecto… Mi verdadero estilo era que me encantaba la idea de juntar a Little Richard con Jacques Brel y que Velvet Underground fueran la banda de apoyo. ¿Cómo hubiera sonado eso? Nadie lo hacía. Al menos no de la misma manera».

Como para reafirmar este concepto -y su destino de constante esfuerzo- el primer éxito comercial de Bowie llegó con «Space Oddity», un álbum que no fue mayormente aclamado por la crítica, pero cuyo single homónimo coincidió a la perfección con el alunizaje estadounidense y se convirtió en su primer gran hit. El nombre de Bowie empezó a circular antes de su siguiente álbum, «The Man Who Sold the World» (El hombre que vendió el mundo), editado en 1970. Sin embargo, no fue hasta diciembre de 1971 con la publicación de su cuarto álbum, «Hunky Dory», cuando Bowie emprendió realmente el vuelo hacia el superestrellato. Este fue el primer disco suyo que contenía una sólida selección de temas escuchables; si bien a Bowie la buena voluntad -y sobre todo la creatividad- siempre le sobraron, su ojo para complacer al público por fin se había puesto al día… Por otro lado, «Changes» marcó el comienzo de un nuevo capítulo para nuestro héroe, que empezó a escribir canciones con el teclado en lugar de con la guitarra. Esto supuso un cambio significativo en la composición de su música, ya que diversificó las posibilidades de los temas; ahora podía ser más creativo con las melodías y la estructura. Pero sigamos viajando (o leyendo)

HECHOS Y DESECHOS. Volviendo a nuestra historia, Bowie escribió «Changes» en su casa de Haddon Hall, en la zona londinense de Beckenham, después de terminar su gira promocional de 1971 por EE.UU. a principios de ese año. De hecho escribió más de tres docenas de canciones en esa casa, muchas de las cuales acabaron en «Hunky Dory», así como en el posterior «The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars». En cuanto a «Changes» esta empezó, según dijo Bowie una vez, como «la parodia de una canción de club nocturno», un tema que nunca fue realmente pensado como un serio candidato para su lanzamiento público; es más, para su autor era una «especie de desecho», como él mismo lo describió. Sin embargo, la música terminó calando profundo en el artista y su banda y su colorido optimismo brilló a pleno cuando decidieron grabarla para «Hunky Dory», convirtiéndose pronto en uno de sus grandes híbridos al fusionar cocktail jazz, boogie woogie y poesía beat con un estribillo Beatlesco. La letra de «Changes» es especialmente interesante, ya que por un lado parece presagiar el constante cambio de imagen que Bowie presentaría a lo largo de su carrera y por el otro describe la confianza de la juventud, ese particular sentimiento de esperanza en el futuro y la sensación de inmortalidad. En la biografía de Nicholas Pegg,«The Complete David Bowie» (editada en 2011) Bowie expresó sus propios pensamientos sobre este tema: «Supongo que era yo siendo un poco arrogante […]. Es decir: ‘Mirá, voy a ser tan rápido que no vas a poder seguirme el ritmo’. Es ese tipo de arrogancia alegre de la juventud. Creés que siempre podés salirte con la tuya cuando sos joven».

Angie y David Bowie en su casa de Haddon Hall, 1971, junto a una amiga Cuesta decir quién es quién, pero les damos una pista: David usa el vestido de la tapa de The Man Who Sold The World, obra del diseñador Michael Fish.

PIANO PIANO SE COMPONE LONTANO. Bowie aparece tocando el saxo por primera vez en su carrera en la grabación final de la canción; al respecto, Pegg cuenta en su libro que Bowie había dicho que el saxo era todavía un elemento experimental en su forma de hacer música «cuando todavía estaba encontrándole la vuelta a la idea de usar el saxofón melódico». Es significativo que, mientras Bowie trabajaba en la canción -y en todo el material de «Hunky Dory»-, a menudo cambiaba su instrumento habitual, una guitarra acústica Harptone de 12 cuerdas, por el antiguo piano de cola de la casa de Haddon Hall. «Le encantaba ese piano», contó su ex esposa Angie Bowie. «David era un músico fantástico, porque su enfoque no era estudiado, era de oído. Tenía la habilidad de arrancar una canción desde los primeros momentos en los que tocaba con un instrumento. Escribir en el piano abría sus posibilidades, por su asociación con tantos tipos de música: clásica, cabaret, todos los estilos.»

Escuchando el demo casero de «Changes», la canción está toda ahí, aunque Bowie la toca pesadamente. Por eso contrató a Rick Wakeman para que tocara el piano y aportara más matices a la grabación. «David sabía lo que quería hacer», explicó Wakeman a la web Classic Rock. «Sabía cómo tenía que ser la música y elegía a los músicos que creía que podían conseguir lo que buscaba. Fui a su casa y él tenía su guitarra y tocó todas las canciones, y cada una era mejor que la otra. Tomé un papel y me puse a escribir,y al toque paré y le dije: ‘¿Sabés lo que tenés acá? Esta es la mejor colección de canciones, y te digo una cosa, no tengo dinero pero si lo tuviera lo pondría todo para decir que este disco -que ya me había dicho que se iba a llamar ‘Hunky Dory’- seguirá existiendo y será importante mucho después de que vos y yo nos hayamos ido’. David se rió. Pero le insistí: ‘Hablo en serio’. Me dio total libertad para interpretar lo que quisiera. La parte vampírica de ‘Changes’ fue idea suya porque así es como escribió la canción, de modo que así quedó. A veces, cuando hay algo simple, si funciona, andá con eso».

Wakeman se envanece: «Ah sí, viejo – le dije a David que este disco sería un éxito y como siempre, estoy seguro de haber dado en la tecla»

BAJO PRESIÓN. Las sesiones de grabación en los Trident Studios de Londres se prolongaron durante junio y julio de 1971. Bowie, sus músicos y el productor Ken Scott trabajaban de dos de la tarde a medianoche, de lunes a sábado, con rápidos descansos para tomar el té, comer sandwiches y tomarse alguna que otra botella de vino. En las sesiones se respiraba entusiasmo, alimentado por el nuevo material. «Sinceramente, no creía que hubiera sacado esas canciones», recuerda el batería Woody Woodmansey. «Eran más estructuradas. Obviamente se había centrado más como escritor, pero había conseguido mantener su toque único, sobre todo líricamente, al tiempo que racionalizaba todo». El fallecido bajista Trevor Bolder (QEPD) también aportó lo suyo al recuerdo: «La de ‘Hunky Dory’ fue la primera sesión de grabación que hice en mi vida, y el mero hecho de estar en un estudio fue increíble. Nuestro enfoque era muy fuera de lo común. Entrábamos, David nos tocaba una canción -usualmente una que no habíamos oído-, la repasábamos una vez y nos quedábamos con ella. No había tiempo para pensar lo que ibas a tocar, tenías que hacerlo allí mismo. En algunos aspectos era desesperante, pero te daba cierta sensación. Si tocás una canción en el estudio demasiadas veces puede volverse rancia, y creo que David quería capturar la energía de estar al límite». Woodmansey coincide: «Había una presión increíble a la hora de grabar bien un tema. A David no le gustaba hacer más de tres tomas para conseguirlo. Casi todos los temas que grabé con él eran la primera, la segunda o la tercera toma, normalmente la segunda. David simplemente sabía cuándo una toma era la correcta».

CAMBIOS, CAMBIOS, NECESITAMOS CAMBIOS. «Changes», el primer single de Bowie editado por el sello RCA (con «Andy Warhol» en el lado B) se editó finalmente el 7 de enero de 1972, pero no llegó a las listas de éxitos en el Reino Unido, y en Estados Unidos sólo alcanzó el número 66. Sin embargo, en poco tiempo se convirtió en un elemento básico de la radio FM y de los shows de Bowie, evolucionando a través de diferentes arreglos como su tarjeta de visita estilística. Como dice la letra, el tema siempre fue «demasiado rápido para someterse a la prueba» de ser encasillado… La canción, que se ha convertido en un himno de la libertad juvenil, aparece en numerosos compilados y playlists, así como fue versionada por distintos artistas, quizás de forma más creativa por Seu Jorge en la película de Wes Anderson «The Life Aquatic», de forma más alegre por las Bananarama en 1993 y de forma más exitosa por la cantante australiana Butterfly Boucher en 2004, para la película «Shrek 2» (versión en la que Bowie también puso su voz). También fue el preámbulo de la célebre película adolescente «The Breakfast Club», dirigida por John Hughes, y hasta la canta el mismísimo Homero en un episodio de Los Simpson (!)

EL HOMBRE QUE CAMBIÓ AL MUNDO. ¿Sabía Bowie en 1971 que estaba creando un single que marcaría a fuego el resto de su carrera? Poniéndolo en el contexto del álbum, el artista británico admitió lo siguiente: «‘Hunky Dory’ me dio un fabuloso impulso. Primero con esa sensación de: ‘caramba, podés hacer cualquier cosa’. Podés tomar prestado el equipaje del pasado, podés amalgamarlo con cosas que has concebido que podrían pasar en el futuro, y podés situar todo en el ahora. El disco me proporcionó, por primera vez en mi vida, un público real, es decir gente que se me acercaba y me decía: ‘Buen disco, buenas canciones’. Eso no me había pasado antes. Fue como: ‘Ah, lo estoy entendiendo. Me estoy haciendo un hueco. Empiezo a comunicar lo que quiero hacer. Ahora… ¿qué es lo que quiero hacer?'». Sea cual fuere la respuesta a esta interesante pregunta, la importancia de «Hunky Dory» y, en particular, de «Changes» (tanto en la obra de Bowie como en la historia del rock y de la música popular toda) es digna de tenerse en cuenta y, claro está, de escucharse y disfrutarse, hoy en su quincuagésimo segundo aniversario o bien cuando se tengan ganas. Les dejamos entonces un par de covers, el lyric video y la letra para que la canten a coro y una versión en vivo de 1973 para que cambien e intercambien a gusto… y cuando terminen, vuelvan y nos cuentan qué piensan de esta canción y su historia. Ahora, ¡a volver al presente y disfrutarla!

Oh, yeah

Still don’t know what I was waitin’ for
And my time was runnin’ wild
A million dead end streets and
Every time I thought I’d got it made
It seemed the taste was not so sweet
So I turned myself to face me
But I’ve never caught a glimpse
How the others must see the faker
I’m much too fast to take that test

Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Don’t want to be a richer man
Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
There’s gonna have to be a different man
Time may change me
But I can’t trace time

Mmm, yeah

I watch the ripples change their size
But never leave the stream
Of warm impermanence
And so the days float through my eyes
But still the days seem the same
And these children that you spit on
As they try to change their worlds
Are immune to your consultations
They’re quite aware of what they’re goin’ through

Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Don’t tell them to grow up and out of it
Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Where’s your shame?
You’ve left us up to our necks in it
Time may change me
But you can’t trace time

Strange fascinations fascinate me
Ah, changes are taking
The pace I’m goin’ through

Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Ooh, look out, you rock ‘n’ rollers
Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Pretty soon now you’re gonna get older
Time may change me
But I can’t trace time
I said that time may change me
But I can’t trace time

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